Sería la hora del amanecer,
la hora en donde todo comienza nuevamente y un día más huía en busca del futuro,
quedando condenado solo a saber de su pasado, un día más pensó, mientras
alisaba su cabello y atenta al despertador, esperaba con bronca la señal para
levantarse. Esta no tardo en llegar, el estridente ruido la obligó a
incorporarse en la cama, tratando de apagar la campanilla, cuando lo consiguió
volvió a acostarse por un segundo más, buscando el acogedor calor de las
sábanas, luego se levanto y fue en busca de su ropa para vestirse cuando lo
hizo, se encamino al baño a darse una ducha, un rato más tarde la tenemos en la
cocina preparando su desayuno. Vivía sola, no por obligación sino porque le
gustaba, sentía placer en ello, era dueña de su vida y a nadie le debía
explicaciones, tomo el desayuno, dio una
vuelta por la casa a ver si todo estaba en orden y salió rumbo al trabajo, en la esquina se
subió a un taxi indicándole una dirección Córdoba y Azcuénaga, luego se puso a
mirar distraídamente la ciudad que pasaba ante sus ojos, tenía la mente en
blanco nada le importaba esa mañana, salvo su encuentro con Rafael al mediodía,
la había invitado a almorzar y había aceptado, más por curiosidad que por otra
cosa, ya que siempre le pareció un hombre raro Rafael y la entretenía con su
charla, medio filosófica medio de libro de autoayuda, ya estaban llegando a
destino y debía bajar en la próxima cuadra, así lo hizo y una vez en Avenida
Córdoba, se encamino a la oficina donde
trabajaba. El trabajo que hacía era tan raro como Rafael, secretaría de un
detective privado, dedicado a investigar situaciones de infidelidad para
casadas con afán de divorciarse, casi nada y ya estaba tomando el ascensor para
ir al cuarto B, de un edificio de oficinas muy moderno y vidriado que daba
sobre la avenida, con la llave de siempre abrió la puerta y entró, lo diferente
de ese día es que se encontró con su patrón, muerto de un tiro en la cabeza, un
gran desorden imperaba en la oficina, como si hubieran revuelto sin saber muy
bien dónde encontrar lo que buscaban, no dudo y llamó al novecientos once, un
rato después personal de la federal se hacía presente y un oficial la
interrogaba.
--¿Vio algo señorita?
--Laura oficial, me llamo
Laura, no, no vi nada, llegue y me encontré con lo mismo que usted cuando
llegó.
--No le conocía ningún
enemigo o en su defecto amigos muy cercanos.
--No solo las clientas que
venían a solicitarle les investigue a su pareja -no supo porque no quiso
decirle al oficial que conocía a su mejor amigo y que casualmente hoy iba a
almorzar con el-
--Alguna investigación
reciente que por sus circunstancias le hubiera llamado la atención.
--Ninguna oficial todas se
parecen las unas calcadas de las otras, parejas que se aburren, hombres con
amantes, divorcio y separación, eso en todos los casos con leves matices, nada
de otro mundo.
--Bueno avísele a los
familiares mientras nosotros tomamos las precauciones que el caso requiere.
--Es solo oficial no tiene a
nadie.
--¿Entonces?
--Entonces ¿A quién quiere
que le comunique? Yo personalmente nunca le conocí familiares y el jamás dijo
tenerlos, siempre hablo de su vida de solitario y decía que el día que el
desapareciera, desaparecería todo.
--¿Desaparecería todo?
Extraño verdad parece que se cumpliera el vaticinio.
--No se habrá querido decir
por todo, la agencia, estas oficinas, la empresa que manejaba.
--Puede ser señorita Laura
no la molesto más, déjele todos sus datos al sargento y donde podemos ubicarla
y puede retirarse.
--Gracias oficial.
Se dirigió al sargento y le
dejo todos sus datos, luego se retiro de las oficinas y ya en la calle miró la
hora, faltaban dos horas para el encuentro con Rafael, iría a dar una vuelta
por el Once pero antes se metió en un café, para hacer tiempo y pensar un poco
en todo lo que le había ocurrido esa mañana, tomo el café lentamente y tuvo un
suspiro para su jefe muerto ¿Qué había pasado? ¿Por qué lo mataron? ¿En qué
cosas andaría que ella nunca sospecho de nada? Para su entender los casos que
él llevaba eran inofensivos y siempre terminaban arreglándose de la mejor
manera posible. ¿Raro no? Pero algo fallo en esa aparente armonía y ese algo,
le costó la vida a su jefe ¿Qué sería? ¿Cómo saberlo? ¿Ahora que le decía a
Rafael? Por supuesto lo que pasó. Pagó y se fue a caminar por el Once ver
trapos le haría bien, anduvo recorriendo cuadras y negocios y cuando llegó la
hora del encuentro, fue al restaurante en donde habían decidido encontrarse
entró y pronto diviso a Rafael, sentado en una mesa leyendo el diario, fue a su
encuentro.
--Hola Rafael que tal
¿Llegaste temprano?
--¿Qué tal Laura? Si estaba
por la zona y me adelante un poco ¿Cómo va todo?
--¿Todo? Todo va mal Rafael
--¿Por?
--Tengo una muy mala noticia
que darte.
--¿Que noticia?
--Mataron al jefe.
--¡Que!!!!!!!!!!!!
--Si hoy cuando abrí la
oficina lo encontré muerto de un tiro, llamé a la policía, no sé que pudo haber
pasado -mientras hablaba miraba a Rafael, pero este parecía inmutable- solo preguntó.
--¿Qué hablaste con la
policía?
Nada solo respondí a sus
preguntas y mentí.
--¿Cuándo mentiste?
--Cuando les dije que no
conocía a ningún amigo del jefe y yo me iba a encontrar a almorzar con el mejor
de ellos.
--Eso hiciste, no tiene
importancia a quien le importa con quien almorzas vos.
--A mí.
--¿Por?
--Porque no sé si estoy
almorzando con el asesino del jefe o que.
--Que me decis Laura,
pamplinas soy incapaz de matar una mosca, menos a una persona tan querida como
era el jefe.
--¿Qué se te ocurre puede
haber pasado? ¿Cuál es tu idea de todo esto?
--No sé, que yo sepa no
tenía enemigos, ningún caso en donde hubiera sido amenazado, nada.
--Últimamente me vienen a la
memoria palabras que él me dijo.
--¿Cuáles por ejemplo?
--El día que yo desaparezca
va a desaparecer todo.
--No entiendo Laura.
--Yo tampoco, pero pensa
Rafael que podía ser ese todo.
--La oficina
¿Te parece?
--No se me ocurre otra cosa.
--Yo creo que deberíamos
investigar que iría a desaparecer.
--¿Te vas a convertir en
detective?
--Creo que si, después de
todo fui unos cuatro años secretaría de uno así que creo ya me diplome.
--Puede ser pero tene cuidado
porque es un oficio muy peligroso.
--¿Vos crees?
--Al menos lo que le pasó al
jefe confirma que el oficio es peligroso.
--¿Podría pasarme a mí?
--¿Si investigarías?
--Si
--No sé, depende donde te
metas y que descubras.
--Entonces como soy media
tonta no voy a descubrir nada importante no te preocupes.
--Mejor así, cambiando de
tema ¿Cómo estás? Contame de vos que desde la última vez que te vi pasó mucho
tiempo.
--Yo como siempre trabajando
pero me apareció una novedad.
--¿Cuál?
--A partir de hoy me quede
sin trabajo.
--Cierto lo del jefe y que
vas a hacer entonces.
--No lo sé, agarrar el
diario, internet, preguntar, lo que pasa que secretaría de detective no es una
cosa común que la pidan todos los días.
--Seguro pero podes tirarte
a secretaría administrativa, o secretaría de alguien que se yo vale la
presencia Laura.
--Tenes razón vale la
presencia me voy a poner presentable entonces. Rafael, todavía no vino el mozo
y no tengo ganas de tomar nada, mejor nos vamos.
--Como quieras no hay
problema salgamos y listo.
Así lo hicieron y salieron a
la calle, estuvieron caminando un rato hasta que Rafael la acompaño a la parada
del colectivo, llegó este, Laura se subió a él y así se separaron, una vez en
su casa preparó un té, sentada a la mesa de la cocina frente a la taza humeante
dejo correr sus pensamientos, mañana temprano volvería a la oficina y de poder
entrar, revisaría los papeles del jefe, esos que solo él manipulaba y que
estaban en la pequeña caja fuerte detrás de su escritorio. ¿La llave de la
caja? Seguro todavía estaría en el hueco de la pared, el problema si la policía
ya la había abierto aunque no creía, porque la misma estaba bien disimulada
entre los libros de la biblioteca, otro inconveniente que seguro la puerta de
la oficina estaría clausurada con fajas del juzgado, probaría por la pequeña
puerta que daba a las escaleras, pero lo importante era ir y actuar, no le
quedaba otra, pensó por un segundo en Rafael y no supo qué hacer con él, pero
imaginó que en los papeles del jefe encontraría la respuesta a esta y otras
preguntas que le fueran apareciendo, con esta última idea en la cabeza decidió
ir a dormir un rato fue hacia su cuarto y se acostó… Sonó el despertador como
todas las mañanas, pero esa mañana no le
dio rabia al contrario, se incorporo de un salto y fue corriendo hacia la ducha
se dio un baño y luego preparó el desayuno, mientras lo tomaba repasaba los
últimos detalles del plan que iría a desarrollar, en cuanto pudiera ingresar a
la oficina, terminó el desayuno se arreglo como para ir a la guerra y ya en
pleno plan de batalla, salió de su casa, esta vez decidió ir en colectivo,
porque lo largo del viaje la haría pensar y analizar mejor lo que tenía que
hacer, es así que se dirigió a las barrancas donde tomó el sesenta y cuatro,
tuvo bastante tiempo para pensar hasta que llegó a Córdoba y Pueyrredon, se
bajo y camino las cuadras que le faltaban para llegar a su oficina, ya en la
puerta del edificio tuvo la rara sensación que no era ella quien entraba, sino
una mujer nueva, diferente, dispuesta a tratar de solucionar un enigma que sin
quererlo, se había cruzado en su camino, fue al ascensor y así al cuarto piso,
tal como había pensado la puerta de la oficina estaba clausurada por dos fajas
de papel que decían, juzgado número diez, dio la vuelta y fue hacia el sector
de las escaleras, tuvo suerte la pequeña puerta que allí había se encontraba
sin faja alguna, busco en su cartera una llave y la abrió, cerro suavemente y
se dio vuelta para encaminarse a la oficina del jefe, cuando lo vio se quedo
paralizada, Rafael estaba hurgando en la caja que ella venia a revisar, escucho
su voz irónica que le decía.
--Hola decidiste ser
detective desde muy temprano--¡Rafael! ¿Qué haces acá?
--La misma pregunta debería
hacerte yo a vos ¡Laura! ¿Qué haces acá?
--Es mi trabajo.
--Es la oficina de un gran
amigo a quien me lo han matado.
--Justamente yo venía a ver
esos papeles.
--Justamente pensé que había
mucha gente interesada en estos papeles y decidí verlos primero.
--¡Necesito verlos Rafael!
--Tene paciencia primero los
tengo yo, aunque te propongo algo.
--¿Qué? –Verlos juntos,
quizás sea lo mejor ya que vos eras su secretaría y estabas al tanto de todo lo
que pasaba.
--Me parece razonable ¿Donde
los veremos?
--En tu casa haremos de ella
nuestra oficina provisoria.
--Una pregunta Rafael ¿Cómo
entraste a las oficinas, tenias llaves?
--No, solo deseos de entrar
vamos a tu casa Laura así trabajamos sobre esto.
Coloco todos los papeles que
había retirado de la caja en un maletín y antes de cerrar esta, la lleno de
documentos que viera arriba del escritorio, cerró la misma y la dejo en
idénticas condiciones en la que se encontraba antes, perfectamente disimulada
para una persona que no fuera del lugar, luego se dirigió a Laura.
--Vamos ya todo está en
orden.
Salieron y un rato más tarde
en el auto de él, iban hacia el domicilio de ella, cuando llegaron fueron
directamente al living mientras Rafael le decía hace un café, colocó sobre la
mesa el maletín y empezó a ordenar todos los papeles que trajera en el mismo,
apareció Laura con los dos cafés y se sentó frente a él.
--Bueno aquí estamos -dijo
Rafael- vamos a ver estos papelitos, tal vez nos ayuden a descubrir algo de lo
que pudo haber pasado.
--Espero que sí, comencemos
–dijo Laura-
--Aquí hay un cuaderno tipo
diario donde el anotaba todo lo que tenía que hacer día por día, justamente el
día que lo mataron dejó anotado que a la mañana siguiente, cerca del mediodía
tenía que encontrarse con la señora J. para almorzar y más a la tarde, con
Mario para arreglar unos asuntos, no dice cuales. ¿Conoces a estos personajes
Laura?
--No primera vez que oigo de
ellos, pero la señora J. puede ser una clienta y Mario, tal vez sea un amante
descubierto, al que se lo cita para arreglar esa situación, era cosa de todos
los días que él se reuniera con los tipos, a los cuales descubría como el
tercero en discordia.
--¿Y con mujeres era
frecuente que almorzara?
--Eso no lo sé pero veamos,
con sus clientas hablaba en la oficina de la situación de su caso y rara vez,
pienso que lo hiciera en otro lugar que no fuera ese, por lo tanto lo señora J.
debe ser un caso muy especial, tan especial que tal vez tenga alguna conexión
con Mario, pues si este fuera su amante e iba a hablar con el por la tarde, al
mediodía quiso cerrar detalles de la charla con ella.
--¿De los últimos casos de
infidelidad que el tomara no se te ocurre quien puede ser la señora J?
--No se, fíjate entre esos
papeles tiene que haber una lista de clientas, sobre todo de las últimas que el
atendió.
--Espera un poco
veamos…lista de gastos, honorarios cobrados, honorarios sin cobrar, aquí, aquí
hay una lista de las clientas y con una particularidad muy especial.
¿Cuál es ella?
--Cada clienta tiene
asignada una letra que la identifica.
--Y nuestra letra J. ¿A quién
corresponde?
--A una tal Ruth.
--¡Ruth!!
--¿La conoces?
--Si por supuesto que sí, de
la misma manera que conozco a todas las demás.
--¿Entonces?
--Déjame pensar un poco,
Ruth vino al estudio hará seis meses más o menos y dijo que su marido, tenía
relaciones con su secretaría y que estaba harta de esa infidelidad, quería
separarse y necesitaba evidencias de lo que le pasaba para el juicio de
divorcio que le había iniciado, lo raro que.
--¿Qué?
--Que el marido se llama
Mario.
--Entonces el Mario que nos
preocupa no era el amante, sino el marido.
--Es lo que parece no, el
jefe se citó al mediodía con Ruth y a la tarde pensaba hablar con el esposo de
ella.
--Pensaba –Laura- pero no
pudo alguien se lo impidió y ese alguien, podía estar interesado o bien que no
almuerce con Ruth, o bien, que no hable con Mario.
--¿Por qué estaría
interesado? ¿Qué se jugaba en esas conversaciones tan importante como para
matarlo?
--Es lo que debemos averiguar,
pero sigamos buscando en estos papeles, aquí hay una lista con importes de
dinero cobrado por el jefe y al lado de cada importe una letra y como titulo
tiene “Contribuciones al Estudio” ¿Sabes algo de esto Laura?
--¿Esta la J. de Ruth?
--No.
--Suena a extorsión verdad,
como si el jefe pidiera algo fuera de contrato por su trabajo.
--Exacto, por su trabajo y
lo que es más importante aún, por la información económica de los clientes que
conseguía a través de sus investigaciones.
--Como si él Rafael estaría
en condiciones de saber los ingresos de cada uno y de donde provenían los
mismos y cuan blanca o negra era su economía.
--Así es Laura se convertía
en una persona con amplio conocimiento de los movimientos de dinero, referente
a las personas que asesoraba, de ahí a pedir plata a cambio de silencio hay un
solo paso.
--Y él lo dio.
--Creo que sí, es más
imagino que su verdadero negocio era ese, las infidelidades eran usadas como
pantalla para conseguir información y justificar ingresos.
--¿Entonces Rafael?
--Es muy posible Laura que el
jefe estuviera extorsionando a J. y Mario y como decidieron no pagar se lo
sacaron de encima matándolo.
--¿Te parece?
--Es posible aunque a decir
verdad no creo que los dos se hallan puesto de acuerdo para ello, más lógico
sería pensar que uno de los dos fue al que se le ocurrió la idea y ejecuto el
plan.
¿Cuál Ruth, Mario?
--Mario, Ruth, hay que
averiguarlo Laura.
--Como hacemos Rafael, no
somos la policía y hablando de policía no sería mejor explicarles a ellos
nuestras conclusiones y dejar que sean quienes actúen.
--No Laura, por el momento,
cuando estemos más seguros quizás sí, pero falta para eso.
--Correcto ¿Entonces qué?
--Debemos meternos en la
vida de Ruth y Mario y la que lo va a hacer sos vos.
--¡Yo!!
--Si no te asombres, te
conocen como su secretaría y no tendrán inconveniente en acudir a una cita con
vos, le dirás que las causas siguen igual porque hay un nuevo detective que se
hizo carga del estudio.
--¿Quién es ese detective?
--Yo, deciles que por el
momento abrimos oficinas provisorias y la citas en tu casa a Ruth, por ejemplo,
a Mario le informas de una nueva cena en donde me presento yo y en la cual
podemos hablar de lo que no hablo con el jefe ¿Entendiste?
--Correcto Rafael, entendí
perfecto ahora mismo llamo a la señora J. y la cito para mañana aquí, lo que
hable con ella no sé pero algo me va a salir, después llamo a Mario y le
propongo encontrarse a cenar con vos.
--Muy bien, eso haremos y
sobre la marcha veremos que pasa, ahora te dejo me voy que tengo que hacer.
--¿No queres almorzar?
--No gracias, mañana nos
vemos teneme al tanto.
Cuando se fue Rafael, Laura
preparo el living de la casa de forma tal que de la impresión que allí se
trabajaba, luego busco en los papeles del jefe que habían quedado arriba de la
mesa y marco el número de Ruth.
--Hola señora Ruth.
--Si ¿Quien habla?
--Mire soy Laura la
secretaria del detective.
--Así que tal Laura ¿Cómo le
va? Ciento mucho lo que le ocurrió a su jefe me entere por los diarios.
--Si fue todo muy
desagradable pero la llamo para informarle que la agencia sigue.
--No me diga.
--Si hay otro detective a
cargo y la nueva dirección es tome nota
--Ya esta Laura.
--Bien ¿Puede entonces venir
mañana a las diez y seis horas ¿ Es para hacer una nueva carpeta y ver como
continuamos con su asunto.
--Bueno a esa hora estaré.
--Gracias señora Ruth,
buenas tarde.
--Buenas tarde Laura.
Colgó y se fue a preparar
algo para almorzar, mientras dejamos a Laura almorzando, aprovechamos y vemos
que está haciendo Rafael, este se encuentra en un restaurante frente a un plato
de fideos y un vaso de vino, tiene todo el tiempo del mundo para pensar y
mientras come lentamente, se deja llevar por las ideas que en su mente le van
apareciendo. Así que el laburo del jefe era extorsionar, lindo laburo, pero hay
que tener cuidado si no se termina como él, aunque a decir verdad un golpe, uno
solo bien dado y después alejarse con precaución no estaría mal, se me ocurre
que mi amigo Mario puede hacerme ese favor, algo grande vio el jefe en él para
que lo matara y de ese valor, yo debería apoderarme, por supuesto con
precaución y metiendo en el medio a Laura, para que reciba todos los golpes si
el asunto se pone feo. En la entrevista veré quien es ese tal Mario y que se
puede sacar de él, pero primero vamos a ver que sale mañana de la señora Ruth y
entonces procederemos, llamó al mozo pagó y se fue.
El atardecer dio paso a la
noche y con ello el silencio del sueño, fue profundo en toda la ciudad, pese a
ello a Laura le costaba conciliarlo, la entrevista con la señora Ruth la tenía
molesta más que todo, porque no sabía que decirle y menos aun, sacarle
información de lo que había sucedido con el jefe, si en realidad había pasado
algo, o bien era paranoia de ella y de Rafael, o en realidad eran ciertas sus
conjeturas. Este último no terminaba de
convencerla del todo, había una máscara en el que hacía temerle como si de allí
podrían surgir situaciones que la afectaran, por las dudas en relación a él, trataría
de ser prudente y ver adonde quiere llegar, para no dejarse embarcar en algo
que a la larga la deje mal parada, dio una vuelta más en la cama y el sueño la
venció, el despertador fue el encargado de despertarla a la mañana siguiente,
se levantó y un rato después estaba desayunando, cuando sonó el teléfono.
--Hola -atendió-
--¿Señorita Laura?
--Sí ¿Quién habla?
--Soy yo la señora Ruth.
--¿Qué tal señora? ¿A qué
debo su llamada?
--Es por lo siguiente me
surgió un inconveniente y no voy a poder ir a las diez y seis horas ¿Podemos
hacer la reunión para las doce del mediodía?
--Si podemos, la espero a
esa hora entonces.
--Gracias a esa hora estaré
¡Adiós!
--Adiós señora Ruth la
espero.
Colgó término de desayunar y
fue a acomodar los últimos detalles en el living, luego llamó a Rafael.
--Hola Rafael ¿Qué tal?
--Bien ¿Vos?
--Bien te hablo para decirte
que la señora Ruth me llamó para cambiar de horario la entrevista, viene a las
doce.
--Fenómeno atendela bien, después te llamo.
--¿Alguna novedad?
--No ninguna, las novedades
las vas a tener vos después de hablar con J.
--Ojala, chau.
--Chau.
Miró el reloj eran las diez,
se fue a arreglar un poco y espero a la señora Ruth sentada en el living,
acomodando los papeles que dejara Rafael ayer por la tarde, abrió una carpeta
donde puso los más importantes, la lista de las clientas con sus letras y la
lista de las contribuciones hechas por los distintos clientes, en eso estaba
cuando de pronto le llamó la atención un papelito amarillo, doblado muy
prolijamente lo abrió, en el mismo estaba escrito “m” se niega a pagar lo que
le pedís, tene cuidado J”., o sea que J. estaba de acuerdo con el jefe para
extorsionar a su marido, vaya novedad, acomodo el papel y lo guardo en la
carpeta, siguió revolviendo en el montón segura que algo más encontraría, al
rato una nueva lista le llamó la atención y aumentó sus temores, como titulo
decía dinero entregado a Rafael y había una larga suma de cifras más bien
importantes ¡A titulo de que el jefe le pasaba dinero a Rafael? ¿Eran socios y
si eran socios de cual negocio el de las extorsiones o había otro más? Esta
lista se la guardo directamente ella, acomodo todo y solo le llamo la atención
viajes de Rafael a Miami y un nuevo listado, que también guardo en la carpeta,
en el se detallaba toda la vida comercial de “m” tanto blanca como negra y una
anotación del jefe que decía, porcentajes sobre los ingresos en negro cincuenta
por ciento, igual un millón, un millón pensó mucha plata, ella también quizás
lo hubiera matado al jefe por ese dinero, ya no quedaba ningún papel casi por
revisar , miró el reloj eran las once y cuarenta y cinco guardo todo y espero,
al rato sonó el timbre fue y abrió la puerta, frente a ella estaba la señora
Ruth, la hizo pasar y cerró.
--Que tal como esta señora
Ruth pase por aquí por favor, tome asiento.
Se sentó frente a ella y
mientras lo hacia, escucho que le contestaba.
--Bien señorita Laura, debo
decirle que siento mucho lo de su jefe.
--Si ha sido una desgracia
realmente, nadie esperaba esto, estamos desorientados, sin saber qué hacer y
quizás el llamarla a usted, fue producto de nuestra desorientación.
--Si no me diga y cómo es
eso.
--Mire resulta que la última
cita que anotó el jefe fue usted y una persona cuyo nombre comenzaba con “m”, o
al menos esto es lo que el jefe escribió.
--No tengo la menor idea.
--Ni nosotros tampoco,
aunque usted estaba invitada para almorzar con él.
--Almuerzo que nunca se
hizo.
--Si por las circunstancias
que todos sabemos. Pero dígame a que se debía ese almuerzo que yo sepa el jefe
no atendía sus asuntos fuera de la oficina.
--Eso es algo personal que
no se lo voy a decir a usted.
--Eso es algo personal que
también atañe a mi jefe y yo, en este momento soy su representante, cuido de
sus intereses y necesito saber qué es lo que paso señora Ruth, o mejor dicho
para que se citaron en ese almuerzo.
--El ya no está, no forma
parte de este mundo, por lo tanto me exime de cualquier comentario.
--Esta bien entonces
imaginemos señora Ruth “m” podría ser su esposo.
--¡No lo meta a él en esto!
--Estoy imaginando señora
Ruth, si “m” es su esposo, que luego se iba a reunir por la tarde con el jefe,
es lógico que ese almuerzo fue programado para aunar criterios de lo que se le
iba a pedir a “m”.
--Son todas suposiciones
suyas.
--Por supuesto que sí, pero
tienen fundamento señora Ruth.
--¿Qué fundamento?
--El existente en la caja
fuerte del jefe, allí hay una lista con todas las contribuciones que se les
cobró a las clientas y figura “m” con una aclaración comprometedora para usted.
--¿Cuál?
--Discutir antes con J.
letra asignada al nombre Ruth, según otra lista lo menciona. Por supuesto “m”
nunca contribuyo con nada, porque alguien se adelanto y evito que esto
sucediera ¿Estoy imaginando mal señora Ruth?
--Esta imaginando mucho ¿No
se a que quiere llegar con esto y que espera de mi?
--Quiero que me diga en
calidad de que iba a ir a ese almuerzo ¿Cómo amante del jefe? O ¿Cómo socia de
este en la contribución que le sacaría a “m”? ¿Fue a discutir un porcentaje o a
elaborar una estrategia?
--Ni lo uno ni lo otro ni
porcentaje ni estrategia, fui a encontrarme con la persona que me hizo ver que
el amor era posible todavía.
--Suena muy romántico señora
Ruth pero a esa misma persona le avisó días antes, que “m” no quería pagar lo
que le pedía ¿O me equivoco?
--No se dé que me habla.
--Le hablo de “m” su marido
el asesino del jefe.
--¡Que está diciendo! ¿Cómo
se atreve?
--No lo digo yo, lo dice la
caja fuerte del jefe, la lectura de sus papeles, el sentido común de una
secretaría o sea yo, es cierto al final lo digo yo, su marido mató al jefe
señora Ruth y mañana cuando termine de completar los papeles que estoy buscando,
lo denuncio a la policía.
--¡Esto es demasiado! ¿Puedo
retirarme?
--¡Puede!
--Hablare con mi marido y
usted se tendrá que hacer responsable de las calumnias que está diciendo.
--Yo me hago responsable de
todo pierda cuidado y si habla con el dígale que se cuide porque la cárcel le
queda cerca.
--¡Adiós!
--¡Buenas tardes!
La señora Ruth se retiro y Laura
se quedó sola, prendió el grabador y escucho nuevamente toda la conversación,
no cabía duda alguna que “m” intentaría sacarla de circulación y lo haría esa
noche a más tardar, entonces si era así como se presentaban las cosas, el plan
estaba dando resultados “m” se presentaría y ella lo estaría esperando con una
sorpresa, llamó a la sorpresa.
--Oficial que tal, no sé si
se acuerda de mí, soy la secretaría del detective que mataron los otros días.
¿Se acuerda si? ¿Qué tal como le va? Mire quisiera hablar con usted porque
tengo unos datos que pueden ser interesantes, no, no, tendría que ser ahora
antes de la noche ¿Puede? Bueno voy para allá entonces en una hora estoy.
Se arreglo y salió para la
calle, volvió sobre sus pasos a ver si la puerta estaba bien cerrada, estaba,
tomó un taxi y le dio la dirección. Media hora después se encontraba frente al
edificio de la federal, bajo y entró pidió hablar con el oficial que la estaba
esperando, ya frente a él, le explico todas las pruebas que tenía y le solicito
una custodia para esa noche, le dijo que tenía miedo que la maten, él le
contesto que no se preocupara, que a la noche le mandaba un oficial de la civil
a que la cuide. Volvió a su casa más tranquila y mientras esperaba la llegada
de la noche, repasó y acomodó todos los papeles del jefe, para que sean una
prueba excluyente luego vio un poco de televisión, más tarde se preparó algo de
cenar y ya entrada la noche sonó el timbre, fue a abrir
--¡Rafael que haces acá!
--Nada me mandó el oficial.
--¿Qué oficial?
--Soy cana -dijo- mirándola
a los ojos y esperando una aprobación.
--Policía vos ¿Por qué no me
lo dijiste?
--Por eso mismo soy de la
civil, no voy a ir pregonando por todas partes lo que soy, es un secreto, hasta
hoy, hasta hace un rato cuando no lo vas a creer el oficial me dijo vaya a y
anotó esta dirección.
--No te preocupes Rafael
empezamos los dos en esto y seguimos los dos ¿Qué te parece?
--Me gustaría saber ¿Cómo te
fue con la señora Ruth?
--Te explico.
--¿Crees que “m” vendrá para
matarte?
--Estoy casi segura, al
menos su señora sabe que yo sé todo sobre su marido y se lo contará a este,
entonces vendrá a buscarme para deshacerse de mí.
--Cuando eso ocurra estaré
yo aquí para impedirlo.
--Exacto y además habremos
resuelto el crimen del jefe que es lo más importante.
--Bueno si es así, vamos a
prepararnos, yo dormiré aquí en el living y vos en tu dormitorio ¿Tenes algún
arma?
--Un viejo veintidós que me
dio el jefe.
--Tenelo a mano por las
dudas, veni ayúdame que preparo todo.
Juntos corrieron el sillón y
lo acomodaron un poco, para que Rafael pudiera dormir en el, después se
acostaron y pronto se durmieron, la noche paso sin sobresaltos y al clarear de
esa mañana Laura se despertó, porque escucho que Rafael ya lo había hecho, se
levanto ella también y fue a su encuentro.
--Rafael no vino ¿Qué paso?
--Que las mejores ideas a
veces no se concretan, tu planteo es y era muy lógico, pero nuestro hombre ni
apareció. Aceme un café que lo tomo, llamo a la seccional y me voy para casa
porque no hay como dormir en la cama de uno, quede roto en el sofá Laura.
--Tenes razón voy a hacer el
café.
Mientras Laura calentaba el
agua Rafael llama a la seccional
--Hola.
--Si.
--Habla el oficial Rafael
¿Cual es mi destino?
--Oficial córrase hasta la
siguiente dirección, anote, ayer a la noche hubo un crimen ahí.
--¿A quién mataron?
--Al dueño de casa.
--Dentro de un rato estoy
por allí.
En el momento que colgaba
entró Laura con el café.
--Hice un descubrimiento
importante -le dijo-
--Referente a nuestro caso.
--Si.
--¿Qué descubriste?
--El motivo por el cual
anoche no vino “m”.
--Si ¿Cuál es?
--Anoche mismo lo mataron,
me acabo de enterar y ya tengo que ir a la escena del crimen, después te
cuento, por lo pronto te liberaste de un enemigo.
--¡Que lo mataron! No lo
puedo creer ¿Y en donde?
--En la casa, chau después
hablamos.
--¡¿El café?!
--Tómalo por mí, con esta
noticia dos cafés no te van a venir mal, chau.
Se alejo dejando a Laura en
medio del living toda desorientada, un muerto era pasable dos ya resultaba algo
pesado de asimilar. Decidió darse una ducha y fue al baño, se ducho y un rato más
tarde estaba desayunando, pensando que debía acomodar su vida y le resultaba
imperioso buscarse un trabajo, en el living tirado en el suelo, se hallaba el
diario del día, fue en su búsqueda y lo abrió en clasificados, si no había nada
allí iría a internet, recorrió la paginas de letra chiquitita y no encontró
nada, fue a la computadora y busco google y a continuación WWW, la página con las
distintas opciones apareció en su pantalla a medida que la hacía correr con el
maus, se iba fijando, de pronto le llamó la atención un aviso que decía,
“Detective busca secretaría temporaria para una sola investigación” dirigirse
después de diez y siete horas a y estaba el nombre de la calle, anoto este y se
decidió por ir a ver el aviso, total no se perdía nada y era referente a lo que
ella sabía hacer. Eligió comer afuera y se termino de arreglar, saliendo de su
casa tuvo la precaución de llevar la dirección con ella, ya que haría tiempo
hasta las diez y siete para después ir a ese empleo. Se dirigió a las cañitas
porque quería almorzar en uno de sus restaurantes
Sobre Chenaut encontró uno
que le gustaba y entró, hacia un costado un poco alejada del bullicio había una
mesa vacía que resulto de su agrado, una vez ubicada pidió la carta y leyó el
menú, le vinieron ganas de comer frutos de mar y se inclino por un buen plato
de arroz con mariscos y una cerveza en lata, como postre pidió un helado,
estaba terminando este cuando de pronto algo sorprendida, vio entrar al
restaurante al encargado del edificio donde ella trabajara antes ¿Qué hacía en
esta zona? Y a esta hora, tan alejado de sus obligaciones , aguardo a ver si
estaba solo o esperaba a alguien, por lo pronto este se sentó en el medio del
local dándole la espalda, llamó al mozo y pidió una gaseosa, por su actitud
seguro estaría esperando a alguien y este alguien no tardo en llegar, no era
otro que la señora Ruth, al verle Laura no sabía dónde meterse, pero segura que
desde la mesa en que ella estaba era imposible que le vean, decidió observarlos
y esperar los acontecimientos. Aparentemente la señora Ruth tomó la palabra y
estuvo hablando y gesticulando, a un encargado que solo respondía inclinando la
cabeza, como gesto de comprensión a lo que le decían, pero sin pronunciar
palabra. Cuando le toco el turno de hablar lo hizo dando la sensación, de que
se defendía de algo que le estarían reprochando, vino el mozo y a la señora
Ruth le sirvió un té, esta mientras lo tomaba saco de su cartera un sobre y se
lo dio al encargado, quien lo guardo de inmediato en su portafolio, siguieron
hablando pero ya la conversación era más distendida, como si el motivo de la
reunión fuera únicamente la entrega al encargado, por parte de la señora Ruth
de ese sobre, un rato después la señora se levanto y se fue, poco más tarde
hacia lo mismo el encargado.
Laura agarro su celular y
como una corazonada llamó al encargado, la vos de este se escucho a través del
aparato.
--Hola.
--¿José?
--Si.
--Te habla Laura ¿Qué haces
tanto tiempo
--Bien señorita aquí ando.
--Mira José quería hablar
con vos, puedo pasar por la portería.
--Estoy en la calle
señorita, hoy tuve que salir.
--Decime una cosa si nos
encontramos ya que estas en la calle, dentro de un rato en el café que hay al
lado de tu edificio, hablamos y listo ¿Puede ser?
--Si no hay problema cuando
llego paso por allí
--Gracias José nos vemos.
Pago y se tiro de cabeza en
el primer taxi que encontró libre
--Azcuénaga y Córdoba lo más
rápido que pueda por favor.
Llegó pago y tuvo tiempo de
acomodarse en una mesa, José todavía no había llegado, pensó que decirle y no
se le ocurrió nada, abrirle el portafolio sería imposible, de pronto recordó a
Rafael, hablaría con él a ver si se le iluminaba su cabecita, marcó y del otro
lado respondió Rafael.
--Hola.
--Soy Laura.
--Si Laura ¿Qué?
--Resulta que y le explico
los últimos acontecimientos.
--Hace esto y espérame.
Ok dijo ella apagando su
celular ya más tranquila, en ese momento entraba José quien al verla se dirigió
a su encuentro.
--Hola Laura ¿Qué tal?
--Bien José tanto tiempo
--Mucho si, ¿Que es lo que necesita de mi?
--Hablar un poco sobre la
muerte del jefe ¿Te acordas no?
--Si como me voy a olvidar
de eso, fue un hecho muy desgraciado pero de que quiere hablar yo no sé nada.
--Eso precisamente de lo
poco que sabes.
--No entiendo.
--Mira a veces uno sabe muy
poco de un asunto, pero justo lo que sabe es muy importante.
--No es mi caso señorita Laura, si me cito aquí para
hablar del jefe le digo que me voy por la sencilla razón que no sé nada de
nada.
--Voy a decirte algo José.
--Si.
--La policía te está siguiendo sospecha de vos y hoy
te vieron reunido con la señora Ruth y en esa reunión ella te entrego un sobre.
Piensan detenerte y culparte de la muerte.
--¿Del jefe?
--No de un tal señor “m”.
--¡Quien es ese señor? ¡Yo no conozco a ningún señor
“m”
--La policía sospecha que sí.
--¿En que se basan para ello?
--En que es el esposo de la señora Ruth.
--El esposo de la señora.
--Si y piensan que en el sobre que te entregaron esta
la plata que
cobraste por hacer eso.
--Están todos locos en el sobre hay.
--¿Que hay en el sobre José?
--La verdad que no se, la señora Ruth me lo dio para
que se lo entregue a Rafael cuando lo pase a buscar.
--Mira qué casualidad ahí viene Rafael seguro que querrá
ver el sobre.
En efecto en ese momento Rafael entraba en el boliche y
al verlos se dirigía a su mesa, porque corno -pensaba- siempre que recibía
información Laura se cruzaba en su camino, ahora no tendría más remedio que
compartirla con ella.
--Que tal como están qué casualidad verlos por aquí,
pasaba y tuve ganas de tomar un café, entró y me encuentro con ustedes que
increíble.
--Si y más increíble todavía que José tiene una carta
para vos casualmente estábamos hablando de eso ahora.
--¿Una carta para mi José y de quien?
--Mire Rafael me encontré con la señora Ruth y me pidió
mejor dicho me dijo , que cuando usted pase por el edificio le entregue este
sobre que saco de mi portafolio y se lo doy, tome Rafael aquí lo tiene.
--Gracias José.
--Sentate Rafael -dijo Laura-
--Si como no, un cortado mozo por favor.
--Bueno si ustedes no se enojan yo me voy es tarde ya
y mis obligaciones me llaman.
--Si José ándate tranquilo todo bien.
--Ok chau.
Laura y Rafael se quedaron solos sumidos en sus
pensamientos para Laura era muy raro lo que acababa de pasar, que la señora
Ruth llame al encargado para darle una carta dirigida a Rafael ¿Y qué diría esa
carta? Trataría de averiguarlo lo más rápido posible Rafael-
--¿Sí que?
--¡Abrí la carta!
--Es algo personal no viene al caso.
--Como que no viene al caso si hubiera sido yo la destinataria
de esa carta ¿No me la estarías reclamando leerla?
--No si no fuera tu deseo mostrarla.
--Aunque no fuera mi deseo seguro me la pedirías es de
manual en ella habrá cosas que te comprometen.
--No hay nada que me comprometa.
--Si es así ¿Por qué no la mostras?
--Está bien abrila y léela en vos alta así yo también
me entero del contenido.
Laura la abrió y comenzó a leerla, estaba escrita en
un papel blanco sin nada que lo identifique, solo la fecha y decía más o menos
algo parecido a esto, porque Laura leía muy rápido como tragando las palabras y
algunas pasaban de largo y no eran entendidas “Julio diez y ocho, querido
Rafael como vos me lo pidieras evito nuestros encuentros en público, pero no
puedo evitar pensar en vos siempre, te escribo esta y te la mando por José para
decirte lo siguiente ¿Era necesario matar a Mario también? Yo creo que dos
muertes es demasiado en otro orden de cosas quisiera que arregles para vernos
pronto personalmente, besos Ruth P:D: quiero estar con vos Mario era una molestia
que ya no está.” Laura dejo de leer y levantó los ojos, frente a ella tenía a
un despreocupado Rafael que la miraba socarronamente.
--“Era necesario matar a Mario” “Mario era una
molestia que ya no esta” y hay un “También” que liga a Mario con el jefe ¿Que
tienes que decir a esto Rafael? Por lo que a mí respecta no sabía que eras tan
amigo de Ruth, esta carta te compromete mucho, tanto que cualquiera te
detendría por ella ¡Habla te escucho!
--No seas melodramática Laura estás leyendo las
palabras de una mujer que sabe que lo nuestro terminó, que la use únicamente
para conseguir información y nada más, que seguro con esto trata de complicarme
en su propia trama, sabe o por lo menos lo presiente, que para la policía es
una de las principales sospechosas y busca embarrar la cancha nada más.
--¡Nada más!!!
--Si eso es todo Laura.
--Bueno puede ser que tengas razón, hoy pase un día
muy agitado lo empecé con Ruth y lo termino con vos.
--Lo estas terminando Laura todavía no lo terminaste
conmigo.
--¿Que falta para ello?
--Que me escuches un poco, resulta que averigüe en la
morgue de que arma salió el disparo que mato al jefe y me dijeron, de una
veintidós muy antigua, un modelo viejo, me quede pensando en quién de nosotros
pudiera tener un arma así y de pronto, me vino a la memoria que vos me dijiste
que el jefe te regalo un arma así.
--Si la que tengo en casa ¿Y qué hay con eso?
--Nada o mucho, tengo conmigo la bala que salió de esa
arma ¿Podemos ir ahora a tu casa y revisar tu revolver?
--Podemos.
--Vamos entonces.
Salieron del boliche y un rato más tarde arriba del
colectivo, veían pasar las calles hasta que les tocó el turno de bajar,
caminaron dos cuadras y se encontraron con la casa de ella abrió y entraron,
una vez dentro Laura preguntó.
--¿Queres ver el revólver ahora o antes comemos algo?
--No primero el revólver, anda a buscarlo.
Laura se introdujo en las habitaciones interiores y un
rato más tarde apareció con el revólver apuntándole a Rafael.
--Estas a mi merced -le dijo- puedo matarte cuando quiera.
--No lo harás porque en la seccional saben que estoy acá.
--Puedo decir que entraste sorpresivamente y te mate
porque te confundí con un ladrón.
--Podes.
--Puedo pero no quiero toma el arma tene cuidado que está
cargada.
--Ok.
Rafael tomo el arma y fue con ella al jardín, disparo
un tiro y recogió la bala comparándola con la que le habían dado en la morgue,
eran iguales, el disparo salió de ese revólver volvió al living y se enfrento a
Laura, Laura lo miró impasible al tiempo que le preguntaba.
--¿Y coinciden?
--Como dos gotas de agua -respondió el- algo perplejo
y sin saber bien qué hacer.
--Procede entonces.
--¿Qué proceda ¡Que!?
--Si, ¡Deteneme por el asesinato del jefe!
--¡Estás loca! A las evidencias hay que analizarlas,
ponerlas en el contexto más general de toda la causa.
--Palabras…si yo tuviera esa prueba te detendría.
--Vos si pero yo no, es más pienso que ha llegado el
momento de comer ¿Por qué no preparas algo y nos sentamos a cenar?
--Como quieras si ese es tu deseo halla voy.
Laura se quedo en la cocina y Rafael sacó de su
chaqueta un revolver calibre veintidós, que era casi una replica que el de
Laura, salvo en un detalle, las estrías del caño no dejaban las mismas huellas
en la bala que dejara aquel, pero si se pasaba por alto esto, nadie notaria que
uno no sería el otro. Raro no -dijo para sí- parece que el jefe regalo aquel
día dos revólveres idénticos, si no fuera por las estrías yo hubiera matado al
jefe pensó y a continuación, se guardo el revólver de Laura y dejo el suyo en
el lugar, donde aquel había quedado. Después se entretuvo rompiendo los papeles
que Laura había encarpetado, de aquellos que él hallara en la caja del jefe,
fue a la cocina y le pidió a Laura una bolsa para la basura en ella arrojó todos
los pedazos de papel y no contento con eso, terminó tirando el resto de los
documentos que quedaban de los que había encontrado, luego fue al jardín
nuevamente con la bolsa de residuos y le prendió fuego, cuando todo fue
inofensiva ceniza, volvió al living y se sentó a esperarla cena. Al rato vino
Laura con los platos y cubiertos y un pollo con papas que estaba muy bueno
mientras comían ella le pregunto.
--¿Qué vas a hacer conmigo?
--Nada -respondió él- yo no voy a hacer nada con vos,
el oficial no hará nada conmigo, podrías ir entendiendo que cuando no hay pruebas
todo llega a su fin y la investigación se deja de lado.
--¿Te parece?
--Seguro si soy yo quien investiga, otra cosa debes
saber.
--¿Cuál?
--Que el pollo esta rico, muy rico, tan rico que te
prometo venir más seguido a cenar a esta casa.