La carretera era todo el territorio, plana y uniforme parecía conducirlo
a la felicidad, tal el hermoso tiempo soleado, el celeste cielo y el verdor de
los campos que lo acompañaban, teniendo la mente despejada como la tenía,
gozaba tranquilo del paisaje mientras manejaba sin destino previo, solo lo
dirigía el azar y la casualidad de los acontecimientos que se fueran
presentando. Pronto dejó atrás el llano y se encontró con las primeras alturas
de los cerros, que poco a poco iban formando la cadena de futuras montañas,
esperaba no llegar a ellas, ya que estaba decidido a detenerse en el primer
pueblo que encontrara, para pernoctar en él y después ver lo que hacía, ya que
no llevaba ningún plan establecido. Pronto las señales del camino le indicaron
que su deseo se haría realidad, un pueblo se hallaba a veinte kilómetros de
donde se encontraba, prácticamente al alcance de su mano, aminoro un poco la
marcha y un rato después entraba en el. Le pareció igual a tantos que había
visto en sus frecuentes viajes, freno el auto frente al hotel y bajo a ver si
conseguía hospedaje, el lugar parecía concurrido y su vida comercial muy
activa. En el lobby del mismo, una empleada jugaba con un lápiz amarillo, mientras
distraída miraba el movimiento de algún que otro pasajero, que andaba por ahí,
se acerco a ella y le pregunto por el alojamiento.
--Buen día.
--Buen día señor ¿Hermoso día no?
--Así es muy lindo, quisiera una habitación con media pensión.
--Tenemos ¿Por cuánto tiempo?
--Una semana.
--Tome aquí tiene las llaves, la ciento diez y seis en el primer piso,
el desayuno es de ocho a diez de la mañana, si quiere que le acomoden la pieza
deje las llaves en el tablero.
--Como no gracias.
Dijo y se alejo escaleras arriba, poco tiempo después ya en su
habitación, empezó a observarla detenidamente, era pequeña pero cómoda, tenía
un baño en suite y un pequeño escritorio, debajo de una ventana que daba a la
calle, un placar, una cama y un espejo colgado en la pared, sobre la cabecera
de la cama, un juego de luces para leer y al costado de la misma, una mesita de
luz, perfecto pensó todo bien, tengo luz natural, artificial, un espejo para
mirarme y puedo dormir cómodo que más quiero, nada más por supuesto, ahora solo
me falta recorrer el pueblo y distraerme un poco, así de paso lo conozco
también. Dicho lo cual salió y una vez en la calle, comenzó a caminar sin rumbo
fijo, a ton y son como dicen, sin importarle para nada el tiempo, ni ninguna
actividad que pudiera entrometerse en su vida de holgazán, eso, solo disfrutar
del no hacer nada se decía, mientras caminaba por las calles y veía a su paso
negocios, gente apurada y oficinas, con empleados trabajando a pleno. Ya era
cerca del mediodía, razón por la cual decidió dejar de pasear e ir a comer algo,
para lo cual busco algún restaurante común y corriente, donde pensó no le
costaría mucho hacerlo, en la cuadra que había dejado atrás, le pareció haber
visto uno que respondía a esas condiciones, así que volvió sobre sus pasos y se
encamino al mismo. Se llamaba “Pastas al plato” y se animó a entrar, una vez
dentro como estaba casi lleno, tuvo que aguardar a que alguna mesa se
desocupara, no paso mucho tiempo sin que esto ocurra, por lo que se sentó y
pidió la lista del menú, eligió ñoquis con salsa, acompañados de un pedazo de
carne en estofado y una gaseosa. Ya servido se dedicó a comer, fue entonces
cuando se dio cuenta que tenía hambre y hacia un día exactamente, que no había
tenido frente suyo una comida como la gente, ahora sí y lo aprovecho. Mientras comía
se puso a observa a las personas de su alrededor, siempre le gustaba saber
quien andaba cerca, ya que nunca estaba de más enterarse frente suyo, un
matrimonio ya mayor que podían ser chacareros andaban por los postres, más
atrás, unos jóvenes comían con gran alboroto, parecían empleados, cerca de donde
el estaba dos mujeres hablaban reservadamente tratando de no ser oídas, dos
amigas pensó y no les prestó más atención dedicándose a lo suyo, llamó al mozo
y le pidió un flan con crema, cerró la mesa con un café, lo estaba terminando
de tomar, cuando se dio cuenta que de las dos mujeres una ya se había ido,
quedándose la otra tratando de que la vea el mozo para pagar la cuenta e irse,
de pronto sus miradas se cruzaron, de pronto ¿Existe la casualidad? ¿Aquello
que aparece cuando uno menos lo piensa? El levanto su tacita de café y
dirigiéndose a ella le dijo.
--¿Un café?
--Como un café si ni siquiera me conoce.
--Por eso mismo, porque no la conozco y café por medio podríamos saber quiénes
somos.
--Está bien acepto pero solo una charla sin compromiso alguno.
--De acuerdo sin compromiso alguno, solo para pasar el rato que es lo
único que pretendo.
Dicho lo cual él se levanto y se sentó a su mesa, volvió a llamar al
mozo y esta vez fueron dos los cafés que pidió.
--Yo me llamo Luis -dijo-
--Y yo Carla -le contestaron-
--¿Es del pueblo Carla?
--Si vivo aquí hace años ¿Y usted?
--Yo soy un viajero, una visita, alguien que dentro de una semana se va
y quizás no vuelva.
--Ideal entonces para tenerlo como interlocutor.
--Exacto sin responsabilidad alguna para usted.
--También de igual manera para vos ¿Podemos tutearnos?
--Podes, es mejor que tratarnos de usted ¿Esa mujer que estaba con vos
era una amiga?
--Si lo es quizás mi mejor amiga.
--¿A que te dedicas Carla, sos casada?
--No divorciada ¿Y vos?
--Yo soltero y tranquilo ¿Tenes hijos?
--No, vivo para mi campo ¿Y vos que es lo que haces, a que viniste a
este pueblo?
--Soy viajante de comercio, visito clientes y tomo pedidos.
--¿A quien tenes de cliente en este pueblo?
--A ninguno, es la primera vez que vengo, voy a ver si en la semana que
estoy consigo hacerme de algunos, la verdad no me vendrían mal. Además es mi
trabajo ese.
--¿Que vendes?
--Todo lo referente a limpieza, pero mi fuerte son los jabones en polvo
para lavar, tengo buen precio en eso, muy bueno. Un amigo tiene una fábrica y
me hace un descuento especial.
--Que suerte. Corres con ventaja.
--En ese rubro si ¿Y vos que cosechas en tu campo?
--Que voy a plantar soja ¿O acaso hay una cosa que rinda más?
--No la verdad que no, asombrado veo que estoy hablando con una
terrateniente.
--No jodas ese término no es para mí, apenas tengo diez hectáreas no
más, lo que pasa que rinden mucho, porque están en una zona buena.
--Me parece bien diría que sos una persona inteligente, pero veo que me
quedo corto en mi apreciación.
--Gracias, me sigue dando vueltas esto del jabón y los artículos de
limpieza, por ahí podríamos poner un boliche aquí en el pueblo.
--¿Socios?
--Si por supuesto porque no ¿Tenes algún capital guardado?
--Algo tengo.
--Yo también, podríamos juntar nuestros ahorros, alquilar un boliche,
comprar mercadería y abrirlo. En estos tiempos se podría llamar la “Jabonería
de Vieytes”
--Se podría y es una buena idea.
--¿Lo hacemos señor Luis?
--En principio si pero déjame consultarlo con la almohada mañana te
contesto.
--Mientras tanto porque no salimos a dar vueltas y ver locales.
--Como quieras es una forma de adelantar tiempo, llamo al mozo y pago.
Un rato más tarde estaban caminando por las calles del pueblo buscando
un local, dentro de una buena zona para abrir su jabonería. No era fácil
encontrarlo y entraron y salieron de varios de ellos, hasta que uno en especial
les pareció el indicado. Lo señaron por las dudas y le dijeron al de la
inmobiliaria, que vendrían mañana para hacer el contrato de alquiler, se
despidieron de este y volvieron a la calle. El lugar elegido no estaba muy
lejos, ni del hotel ni de la casa de ella, el local ocupaba un vértice de un
triangulo, que unía las tres viviendas y escondía una estafa, Luis habló.
--Hemos tenido suerte y el local que señamos me parece perfecto.
--A mi también lo raro de todo esto, que casi sin conocernos vamos a
compartir un emprendimiento comercial.
--Mira Carla, yo diría que a la par del emprendimiento nos estamos
conociendo y cuando este comience a funcionar, nosotros ya seremos amigos y
sabremos como es el otro y nuestra relación, será mucho más fluida.
--Eso creo Luis.
--Bueno Carla me vuelvo al hotel, casi es noche ya y pienso que vos
también tendrías que ir a tu casa.
--Si una cosa, cuando y en donde nos encontramos para ir a la
inmobiliaria.
--Yo diría que mañana por la mañana, en el mismo restaurante donde nos
encontramos hoy, y de allí vamos a concretar el alquiler del local.
--De acuerdo.
--Hasta mañana entonces.
Se separaron, Carla fue hacia su casa y Luis al hotel si vamos con el,
vemos que cuando llegó fue directamente a su cuarto y se encerró en el, se dio
una ducha y ya más relajado, comenzó a valorar lo que le había sucedido hasta
ese momento. Conoció a una mujer y le apareció una socia, en un negocio que en
su vida había hecho, le mintió, en realidad le dijo cualquier cosa y ahora le
quedaban dos caminos, o se dedicaba a poner el negocio, cosa que no le
interesaba en absoluto, o la estafaba y luego desaparecía del pueblo con
algunos mangos encima, cosa que le parecía más lógica, por lo pronto había que
cubrir las apariencias, era necesario comprar o al menos hacer que se compraba,
un primer stock de jabón en polvo y algo de artículos de limpieza ¿Pero a quien
llamar para esto? El único polvo blanco
que conocía y sabía dónde comprar no era el jabón precisamente, pero eso ahora
no venía al caso, se rio por lo bajo y se puso contento, cada pueblo pensó tiene
su negocito, la forma de ganarse unos mangos extras y este por lo que veo no es
la excepción, sigámosle la corriente a la divorciada, a ver de cuantos mangos
me puedo hacer, ahora lo interesante es saber dónde comprar la mercadería y a
crédito, así sumo unos pesos más con el paga dios, se acordó de un chanta amigo
de él, feriante municipal y lo llamo.
--Que tal Cacho te habla Luis.
--Hola Luis tanto tiempo ¿A quien queres cagar que te acordaste de
llamarme?
--Cacho siempre tan ocurrente te llamo por lo siguiente, se me presento
la posibilidad de abrir un boliche de venta de jabón en polvo y artículos de
limpieza y necesito saber a quién puedo comprarle.
--A un mexicano vende barato, la mercadería le quema y quiere largarla
rápido.
--¿Da boleta?
--De los colores que quieras, blanca, azul, verde, como te guste eso sí,
si no le pagas te hace boleta.
--Lo que sucede que a ese no puedo pasarlo es guita en mano ¿No conoces
otro al que pueda bicicletear?
--Otro hay, del mercado central pero es lo mismo, plata en mano o sino
en el once, más caro pero con documentos.
--Che Cacho pensándolo bien me quedo con el del once total yo no voy a
firmar los documentos.
--Correcto, te doy el número, llámalo y arréglate vos con el pero una
cosa.
--¿Si?
--Que carajo te importa firmar si a vos no te sacan ni una moneda dado
vuelta.
--Tenes razón Cacho, gracias ya lo llamo chau.
Se metió el número del mayorista en el bolsillo, seguro de que no iba a
llamar a nadie nunca, pero por las dudas si no había más remedio, allí estaba
para sacarlo de algún problema fuera de lugar que se le presentara. Por otro
lado era hora de ir a cenar, bajo a la calle y decidió volver al restaurante
del mediodía ya que le había traído suerte, una vez sentado y bien ubicado,
pidió al mozo un menú y a continuación lo que comer en eso estaba, cuando vio
que en una mesa cercana, estaba la amiga de Carla sola cenando también, tal
circunstancia le alteró el ánimo y se dijo, que debía hablar con esa mujer pero
¿Cómo hacerlo? Lo del café no podía repetirlo ¿Entonces? No sabía cómo y esto
lo puso más ansioso todavía, termino de cenar y ella también, pidió café y ella
también, pidió la cuenta y lo mismo hizo ella, ambos pagaron y se dispusieron a
salir del local, fue en ese momento que él tuvo una idea, cuando estaban
saliendo se la llevó por delante bruscamente, tan bruscamente que casi la tira
al suelo, presuroso le tomo un brazo y le pidió mil disculpas, haciéndose
acreedor a las peores recriminaciones que a ella se le ocurran, por haber sido
el tan grosero, pero ella lo miro y tan solo le dijo.
--No, discúlpeme usted a mí, fui yo la atolondrada que lo llevó por
delante.
--Lamento decirle que no estoy de acuerdo el más atolondrado fui yo.
--No lo creo.
--Mire si me permite y para dirimir esta cuestión quisiera invitarla a
tomar una copa no aquí, sino en el boliche que usted decida.
--¿Le parece que sea necesario?
--Más que necesario yo diría imprescindible, no puedo dejar este asunto
así dando la sensación de que soy un total mal educado.
--Bueno, dada su insistencia y considerando que no tengo nada que hacer
acepto, vamos.
Salieron y ella conocedora del lugar en donde estaban, se dirigió a un
boliche no muy lejos de allí, buscaron un lugar discreto alejado de miradas
inquisidoras y ya ubicados pidieron según dijo el champan, como en los grandes
momentos, porque le explico a ella que ese encuentro le parecía uno de los
grandes momentos de su vida.
--No estás exagerando -dijo ella- apenas me conoces y te conozco, es más
no creo haberte visto nunca en mi vida.
--Así es nunca me viste, pero a partir de ahora tratare de que me veas
más seguido, me llamo Mario.
--Yo Claudia y la verdad que estoy empezando a pensar que sos un
desfachatado.
--No frio, frio, te estás equivocando no vas por el camino correcto no
soy de esos, por el contrario soy un tipo serio y reservado.
--¿Será verdad?
--Lo juro -risas- ¿A qué te dedicas Claudia?
--Soy profesora de ingles en el secundario del pueblo ¿Y vos?
--Yo químico especialista en polvos industriales, recorro el país
visitando a clientes de distintas provincias que necesitan asesoramiento y
llevo sus pedidos para futuras entregas.
--Lindo trabajo.
--No creas más o menos, a veces algo aburrido, aunque tiene una parte
muy interesante.
--¿Cuál?
--Cuando uno se encuentra con mujeres como vos.
--Empezamos con las mentiras.
--No que mentiras es la pura verdad, siempre que llegas a un pueblo
estas solo como un hongo y necesitas compañía.
--Entonces vas a un boliche y enganchas a la primera gila que anda
suelta. ¿Sería mi caso no?
--No, no sería tu caso primero porque no sos ninguna gila y segundo porque,
algo importante, no sé si estas suelta, no hay ningún cartel colgado de tu ropa
que lo diga.
--Pero si estoy cenando sola en un boliche da que pensar.
--Si pero que importa si estás sola o acompañada.
--¿Para el caso da lo mismo?
--A mí lo que me interesa que estemos juntos lo demás ni lo pienso.
--Está bien dejémoslo así entonces.
--¿Así como?
--Como que estoy sola.
--Bravo muy bien nos estamos entendiendo Claudia, yo estoy solo y vos ídem.
--Sí.
--Sería estúpido seguir en esta situación deberíamos estar juntos.
--Juntos ¿Cómo?
--Juntos yo y vos en tu casa o en mi hotel o donde se te ocurra, ya que
vos sos de este pueblo y estás jugando de local.
--¿Dónde se me ocurra? Que ocurrente que sos, mira ni en mi casa ni en
tu hotel, mejor en un hotel de la ruta.
--Ves sabía que eras inteligente pensas igual que yo ¿Pero como salimos
de aquí? Pueblo chico infierno grande.
--De la siguiente manera. Yo me levanto y me voy, vos te quedas solo
cinco minutos después salís, la otra calle paralela a esta sin cruzarla es
Independencia, cuando estás en ella, dedícate a caminar en el sentido que va el
transito, yo te levanto con el auto cuando lo crea conveniente.
--Caramba un plan de avanzada guerrilla urbana, la verdad no me esperaba
esta forma de encontrarnos pero la acepto, porque vos mandas estás en tu
territorio.
--De acuerdo chau me voy acordate cinco minutos y salí.
--Si.
Claudia se levanto y se fue, Mario se quedo haciéndose como el que nada
esperando se cumplan los cinco minutos y llegados estos, llamó al mozo pago y
también se fue. Una vez en la calle busco Independencia y entro a caminar
lentamente por ella tal como le dijera Claudia, haría media hora que estaba
caminando y ya las casas comenzaban a ser más espaciadas entre sí, siguió
avanzando y en soledad vio no muy lejos de donde estaba las luces de la ruta,
fue en ese instante en que un auto se le acerco y toco bocina, giro la cabeza y
miró al conductor era Claudia, rápido subió al mismo y está acelerando se
dirigió hacia la ruta, una vez en ella ambos se miraron y él le dijo.
--¿Dónde queda el telo?
--Aquí cerca.
Un rato después, hacían el ingreso al estacionamiento de un edificio de
planta baja y tejas rojas, era una larga sucesión de piezas, una al lado de la
otra, con una galería y la administración a comienzo de ellas. Les toco la
número diez, Mario arreglo con el conserje y llave en mano se encontró con
Claudia, tomados del brazo se encaminaron a la puerta que le correspondía, una vez
dentro hicieron lo que siempre se hace en esos casos, se desnudaron, besaron,
acariciaron, se penetraron y terminaron, todo ello con el énfasis y el calor
humano que cada uno quiera darle, si a ellos los deberíamos calificar, diríamos
que estuvieron en siete para ocho, nada del otro mundo lo que se dice normal,
si los oficios influenciaran en los juegos sexuales de los seres humanos, también
diríamos que fue el encuentro de una maestra de ingles con un viajante, en un
pueblo perdido entre los cerros. Ya duchados y previo a retirarse lo vemos a
Mario entregando las llaves y a Claudia, poniendo el auto en marcha. El auto se
encamino hacia el pueblo llegando a él, Claudia le dijo.
--Mira bájate en esta calle, caminando por ella vas a llegar al hotel
donde te alojas, mañana nos hablamos aquí tenes mi teléfono, llámame todo fue
muy lindo.
--Lo mismo digo la pase de diez, mañana te llamo chau.
Fue un chau con beso incluido, el auto desapareció y Mario en medio de
la noche, comenzó a transitar esa calle rumbo a su hotel, mientras lo hacía
pensaba lo siguiente, primero, que había trabado relación con dos amigas, a una
le ofreció un negocio para cagarla y a la otra sexo, tal vez para joderla
también. Segundo, que nunca podía con su genio y siempre terminaba metiéndose
en algún quilombo y tercero ¿Qué cuanto faltaba para este maldito hotel? Estaba
cansado y quería dormir, por suerte unas pocas cuadras más y ya estaba en su
cuarto, tirado vestido sobre la cama durmiendo plácidamente. Lo despertaron el
sol y los ruidos de la calle, se fijo la hora, le quedaba tiempo para
higienizarse y llegar al restaurante, donde se había encontrado por primera vez
con Carla, para hablar sobre el asunto del negocio, rato después se hallaba en
una de las mesas del boliche esperándola, no tuvo que hacerlo por mucho tiempo,
porque apenas comenzó a leer el diario ella apareció.
--Hola Luis ¿Qué tal?
--¿Qué tal Carla todo bien?
--Todo perfecto ¿Dormiste bien anoche?
--Como un tronco.
--Se te nota.
--Tengo ramas acaso en el cuerpo.
--No se te ve despejado y tranquilo, como si hubieras tenido un buen
dormir.
--Decime y volviendo a lo de ayer.
--Si Luis
--Ya tengo todo armado para la instalación del negocio, podemos
desayunar y después ir a alquilar el local, ¿Qué te parece?
-- Perfecto pero quisiera saber una cosa.
--¿Si?
--¿Cuanto tengo que invertir?
--Alrededor de un millón de pesos saldría todo, yo podría invertir el
treinta por ciento, el resto sería tuyo.
--¿Cómo habría que pagarlo?
--Contado, es la única forma de obtener precio, yo ya me conecte con los
mayoristas y si estas conforme hoy mismo hago el pedido, mientras tanto ganamos
tiempo acá, yendo a alquilar el local como arreglamos ¿Qué te parece?
--Me parece bien ¿En qué tiempo tengo que darte el dinero?
--¡Ya! Así hoy mismo lo giro y tenemos la mercadería lo más rápido
posible.
--Bueno está bien, vamos a cerrar trato con el local y después me
acompañas al banco y retiro la plata, así hoy mismo hacemos el pedido ¿Serían
setecientos mil pesos no?
--Tal cual, el resto lo pongo yo.
--Vamos entonces.
Salieron y se dirigieron a la inmobiliaria, allí Luis dejo un cheque a
cuenta por el alquiler del local y prometió volver al otro día para saldar la
operación, después partieron hacia el banco, Carla de ventanilla retiró setecientos
mil pesos y se los entregó a Luis, como su parte en la compra de la mercadería,
luego se fueron a almorzar en un restaurante cercano al banco, en el lugar se
encontraban pocos clientes, porque ya eran las tres de la tarde y la mayoría
había almorzado, lo mismo pidieron algo rápido y se sentaron a comer y a
charlar sobre su futuro comercial, Luis dijo que el jabón se vendería como agua
y ella le explico, que en el pueblo hacia falta un verdadero local de artículos
de limpieza y él le contesto, que no se preocupe, que él era un experto en eso
de limpiar, entre risas quedaron en encontrarse mañana para ir juntos a preparar
el local. Luis aduciendo compromisos comerciales la dejo y se fue a caminar por
el pueblo, en pos de la visita a imaginarios clientes inexistentes, mientras
esto hacia, estaba pensando en que momento debía tomarse el olivo de ese lugar,
con los setecientos mil pesos limpios y sin ninguna pérdida, ya que el cheque
de la inmobiliaria era de una cuenta cerrada, en eso estaba felicitándose a sí
mismo de su viveza, cuando vio que no otra que Claudia se acercaba por la
vereda, en dirección contraria a la que él llevaba, el encuentro sería
inevitable y así lo fue.
--Hola Mario qué casualidad.
--¡Claudia! Ni que hubieras caído del cielo
--¿Por?
--Estaba pensando en vos y justo te me apareces.
--No te creo ¿Qué haces por aquí?
--Nada, visitando clientes por eso de los polvos industriales ¿Vos?
--Recién salgo del colegio de dar clase, el establecimiento esta por
aquí cerca.
--Perfecto entonces te invito a tomar algo por el encuentro inesperado,
así charlamos un rato.
--Bueno vamos.
Caminaron una cuadra más y encontraron el boliche que a ella le gusto,
entraron entonces y tras humeantes cafés comenzaron la charla.
--Claudia pensaba llamarte para vernos, pero el destino quiso que nos
encontremos sin querer.
--Viste así son las cosas, a veces uno planea algo y no sale y otras de
golpe ¡Plaf! Sale perfecto.
--Seguro, hay que saber hacer planes.
--¿Pero si esta el destino como vos decís?
--Cierto Claudia, pero el destino es incierto, en cambio si vos planeas
algo hasta en los menores detalles es difícil fracasar.
--Eso es cierto…pero se te puede dar.
--¿Qué cosa?
--Por ejemplo, que por un golpe del destino lo mejor planeado fracase.
--No lo creo.
--¡Créelo!
--¿Por qué?
-- Porque en el reservado de este bar, esta Carla con un policía amigo,
esperando le devuelvas los setecientos mil pesos.
--¡Que estás diciendo!
--Digo lo que sabes lo que no podes saber, es que las mujeres hablamos
entre nosotras y la chica que te atendió en el hotel, nos aviso de la llegada
de un hombre solo al pueblo, es un deporte que tenemos, siempre nos gusta
conocerlos y saber quiénes son, que hacen pero la verdad.
--¿Qué?
--Vos resultaste un cretino.