--¿Qué frase me cambiará la vida? Juegas con
las palabras y buscas en ellas, el significado, de todo lo que pasa, como otros
tiran las cartas, vos arrojas letras, que sobre el alma del otro, se convierten
en enigmas, que descifran sus miedos, que analizan sus deseos, que buscan, cual
faro de luz en las tinieblas, encontrar el sendero, que lo lleve, al final del
camino, que frase entonces, será, la que salga de tu mente y entre en mi, en
busca de mis sueños, haga realidad lo que deseo, me calme, de todo lo que sufro
y encuentre yo, en las letras que la forman, la paz, la tan ansiada paz, que
necesito. Se que vos gozas con ellas, que como jugador de dados, al igual que
él, tenes el cubilete, lleno de frases sueltas y te gusta, arrojarlas en el
tiempo de los otros, como el azar te indica, para enlazar destinos, para formar
historias, para crear imágenes, que luego sirvan, como breves relatos, que al
igual que las flores, los sueños o la dicha, ofrecerás a los otros. Algunos son
pintores, que pintan la figura, que ha través de sus ojos, al alma de ellos
llega, en cambio, vos solo pintas letras, palabras, frases, con tu pincel de
pluma, que atraviesan el alma y se quedan presas, de aquel ser desprevenido,
que por casualidad las lee. Yo he sido ese ser, yo un día como tantos, igual a
los demás, dirigí mis ojos a tus letras, las uní en palabras y descubrí tus
frases, desde entonces, vivo atada a ellas, del primer momento que leí tu
relato, pase a ser tu personaje y vos autor, de toda mi existencia, ha partir
del instante, como digo, te digo, que conocí tus frases, quede encerrada, en el
mundo circular, de tus cuentos y quise escapar, salir, huir de ellos,
desaparecer del universo de tus sueños, dejar el blanco papel, la tinta azul,
el enigma incomprensible, de que una historia, sea historia sin haber sucedido,
solo por el hecho, de que nuestra mirada, un día cualquiera, la halla leído. Te
pido por lo tanto, la libertad de ser, de pertenecer al reino de lo vivo,
convertirme en animal, tener sentido, ser hembra, de mis propias decisiones y
no estar, atada a vos, a tus preferencias y porque no, a tu posible olvido.
--¿Queres ser libre entonces? ¿Escapar del
cuento?
--Eso quiero.
--Es muy sencillo, no pensaré más en vos,
cuando lo escribo, entonces, no serás ya nunca personaje, puedes irte, tu sueño
se ha cumplido.
Hubo un movimiento de páginas, un desaparecer
de tinta azul, sobre el blanco papel, espacios que quedaron vacíos, frases que
volaron y de improviso, -sin que nadie lo advierta- porque en una gran ciudad,
las cosas pueden suceder, sin que nunca lo sepamos, apareció sentada, en un
banco, de alguna de las tantas plazas, una joven mujer, curiosa miró a su
alrededor, por primera vez, vio el mundo, por primera vez, sintió la mirada de
los hombres, sobre ella, fue una creación, una ilusión, algo a discutir
científicamente, jamás se sabrá, pero lo cierto, lo palpable por los sentidos,
es que esa joven, se levantó del banco donde estaba, comenzó a caminar y empezó
a vivir. Se mostró sorprendida, pero no extrañada, ella venía de un mundo
plano, su vida había transcurrido, en un espacio de dos dimensiones, la hoja de
papel, en ella, nunca había sido, un ser voluminoso, sino plano y extenso,
ahora, por la gracia del autor, que tuvo en cuenta sus ruegos, pasó al universo
de los lectores, ese extraño mundo, donde los seres ya no eran planos y
extensos, sino que además tenían volumen, observo su cuerpo, su agradable
voluminosidad y entendió, que esto no la incomodaba, para nada, el ingresar a
la tercera dimensión, no le resultaba incomodo, ya que moviéndose dentro de
ella, la tomaba como un hecho natural, al igual, que cuando le toco compartir
su vida, con otros seres, en la segunda dimensión, aquella superficie de papel,
en la cual había transcurrido su existencia, hasta el presente. Sabía todo lo
que conocían los seres, con los cuales se cruzaba por la calle, el miedo, la
muerte, la salud, la enfermedad, el sexo, el valor del dinero, los sentimientos
del odio y del amor, la alegría y la tristeza, por todo esto, había pasado, en
los distintos cuentos, que le tocó protagonizar, por lo tanto y gracias a ello,
su bagaje cultural era del mismo nivel, que los humanos, con los cuales ella
hoy, esperaba compartir, el espacio que de ellos, era propio. Del cuento junto
con ella, el autor retiró, una personalidad y sus atributos, se fue del mismo,
con un nombre, una identidad y una profesión, era la contadora Paula Jiménez,
de esta manera y no otra, era necesario que se integrara, a su nueva forma de
vivir, traía consigo dinero, en todos los cuentos, los personajes manejan
dinero y poder, de acuerdo a su protagonismo, en la trama del mismo, pobres,
ricos, de clase media, sea cual fuere su condición social, son provistos, de
los valores que necesitan, para moverse dentro del grupo social, al cual
pertenezcan, ella siempre había pertenecido a la clase media, en todos los
relatos, que le tocó interactuar, con el lector, por lo tanto sus atributos
eran esos, venia con condiciones ya, para formar parte, de la clase media, de
la tercera dimensión y a eso iba, su primer enfoque, sería buscar trabajo, lo
segundo, alquilar algo para vivir, lo demás, integrarse y esperar, cotejar la
ficción, con la realidad y acomodar las diferencias, que fuera encontrando.
Compró el diario, busco profesionales contadores, anotó, dos o tres ofertas,
que le parecieron interesantes, entró a un negocio, de ventas de celulares, ya
que sabía que lo importante, era estar conectada, le iban a pedir su celular y
ella, se vería obligada, a usarlo más de una ves, con el en la cartera, volvió
a salir y tomo un taxi, para dirigirse a la dirección, indicada en uno de los
avisos, que seleccionó. Pedían contadora, para una empresa de software de
computación, al rato, el chofer le informó, que habían llegado, se hallaba,
frente a un edificio de oficinas, aparentemente en una importante zona
comercial, pagó y bajó, el aviso decía, piso veinticuatro, oficina doscientos
cuarenta, hacia allí fue.
--Buenas tardes, es por el pedido de contadora.
--Un segundo por favor, tome asiento.
El lugar, era agradable y muy moderno, la
señorita que la atendiera, desapareció, detrás de una puerta que decía,
selección de personal, volvió al rato y le indicó, que la acompañe, la
introdujo en un despacho, con un enorme ventanal al exterior, paredes forradas
en madera y una alfombra clara, cubriendo todo el piso, en el ambiente había
dos únicos muebles, una biblioteca de grandes dimensiones y un escritorio, de
moderno diseño, en el mismo se hallaba sentado, un hombre joven, quizás de su
misma edad, pensó, mientras lo observaba, un cortinado hasta el piso, cubría el
ventanal y aminoraba, el fuerte resplandor de la luz solar, la señorita que la
acompañaba, se dirigió al joven del escritorio.
--Licenciado Gómez, la señorita viene por el
pedido de contadora.
--Gracias Alcira, déjanos solo, siéntese por
favor.
Paula se sentó frente a él, esperó que
terminara de acomodar un formulario, que tenía en su escritorio, donde imagino
volcaría todos los datos, que ella le dijera, de pronto él dejó de mirar el
formulario, sus ojos se encontraron y las preguntas, formales de esa
entrevista, comenzaron a fluir.
--¿Su nombre señorita?
--Paula Jiménez.
--¿Edad?
--Treinta y cinco años.
--¿Nacionalidad?
--La de este país.
--¿Argentina?
--Si por supuesto Argentina.
--¿Domicilio?
--En estos días lo resuelvo, cuando consiga
alquilar, le paso mi domicilio.
--¿Cómo en estos días? ¿Donde vive usted
ahora, señorita?
--Se asombrará usted, pero sabe, estuve mucho
tiempo fuera del país, viviendo en Europa, exactamente hoy volví, no tengo
familiares, todos se quedaron allá, por lo tanto debo solucionar dos cosas,
trabajo y lugar donde vivir, me decidí antes, por lo primero y vine a verle,
cuando salga de aquí, buscaré algo que alquilar, es entonces, cuando podré
darle mi domicilio, siempre y cuando le convengan, mis aptitudes para el
puesto.
--Esta bien, ponemos a su domicilio en un
compás de espera, pero le pregunto, ya que hablo de ello, ¿Cuáles son sus
aptitudes para el puesto?
--Bueno, por estar tanto tiempo en Europa, me
manejo bien con el ingles y el francés, allí en ese continente, estuve siempre
relacionada, al mercado del software, trabajando para firmas internacionales en
el rubro, por otro lado, está demás todo lo que le diga, sino me ve trabajar,
no puede valorar cuanto se, no tendría problemas, en hacer una prueba con
ustedes, de una semana, quince días, ahí usted verá, cuales son mis
habilidades, para el puesto de contadora, que piden para su compañía, si me ve
que sirvo para el mismo, según su criterio, sigo en la empresa, sino por
supuesto, tomaré otros rumbos.
--Razonamiento lógico y aceptable.
--Todo lo lógico, se termina por aceptar.
--Así es, señorita Paula, concuerdo con lo que
dice, vamos a tomarle una prueba, hoy es lunes. Le dejo el martes libre, para
que solucione su problema, de domicilio, ¿Empezamos el miércoles entonces? A
las nueve de la mañana.
--¿Me presento en este mismo lugar, o debo
dirigirme a otro sitio?
--No, aquí mismo, preséntese en esta oficina
que estamos hoy, yo después la acompaño, a su lugar de trabajo y le presento,
al personal, que estará a sus ordenes.
--¿A quien debo reportar? ¿Quién, sería mi
jefe?
--Yo señorita, mi nombre es Alfredo, mi cargo
en la empresa es el de gerente.
--Muchas gracias entonces, señor Alfredo, el
miércoles nos vemos.
Paula una ves en la calle, pensó que de los
dos problemas, tenía uno solucionado, el trabajo, ahora debía buscar
alojamiento, esto era más complicado, ya que no conocía a nadie, como para que
le firme una garantía, por lo tanto supuso, que debía recurrir, a esas
habitaciones para estudiante, o monoambiente amueblado, que se alquilaban por
tres o seis meses, con ellos funcionaría bien, el pasaporte de la comunidad,
que el autor le había transferido, cuando la dejo partir del cuento. Así
pensando, volvió a clasificados de su diario, pero no encontró nada, se le dio
por pensar que en esta dimensión, también se buscaría por Internet, para estos
casos, entró en un locutorio, donde ubicada frente a una compu, pronto halló el
rubro locaciones y anotó, dos o tres direcciones, que podían estar, dentro de
lo que ella necesitaba, hecho esto, salió a la calle y paró un taxi, eligió una
dirección al azar y le indicó, al chofer que la lleve, el taxi se detuvo en una
pequeña casa, en un barrio de la ciudad, allí era, le anunció el chofer, tocó
timbre y espero, al rato una mujer mayor abrió la puerta.
.
--Buenas tardes, vengo por el aviso de
albergue para estudiante.
--Si, pase señorita.
Entraron, por lo que vió Paula, la casa no era
muy grande, tendría un living, -donde estaban- dos dormitorios, un baño y una
cocina, más atrás, imaginó un pequeño jardín, la dueña se sentó en un sillón y
le pidió, que se siente a su lado, en otro que estaba cerca de ella, así lo
hizo Paula.
--Señorita mi nombre es María, las
jubilaciones mínimas, son muy bajas en este país, para poder vivir, necesito
alquilar, una de las dos habitaciones, que poseo, además de habitación, le
ofrezco cena y desayuno, si no quiere ir al lavadero, podemos compartir el
lavarropas, que tengo en el patio, por todo lo que le digo, pido doscientos
cincuenta pesos por semana, cuando se quiere ir se va, no hay contrato, el pago
es adelantado, si esta de acuerdo cerramos trato, me parece que nos vamos a
llevar bien, es usted una joven, que me cae simpática.
--Gracias María, en principio acepto, solo
quisiera ver el dormitorio y un poco la casa.
--Tutiemosno que será mejor, ¿Cuál es tu
nombre?
--Paula.
--Muy bien Paula, vamos a ver todo lo que
decís, me parece correcto, tu dormitorio va a ser el que da a la calle, la
cocina, el patio, el baño más o menos ya los estas viendo, entonces vení, te
muestro el dormitorio, si es de tu agrado, trae tus cosas y las guardas en el,
lo único que te pido, que me digas siempre, si te quedas a cenar o no, así
preparo la comida.
--Nos vamos a llevar bien María.
A Paula le gusto el dormitorio, pero más le
agrado, que tenía dos de sus principales problemas, resueltos, trabajo y casa,
ahora bien, el cuarto que le correspondía, para dormir y estar en un lugar
intimo, en este mundo, era de su agrado, pero en el había un placard vacío, que
debía llenar con algo, dado que en la casa vivía una mujer, María, a la cual le
parecería raro, que su inquilina, se venga solo con lo puesto, para vivir, por
consiguiente, lo urgente entonces, era salir y comprar ropa, para llenar ese
placar y no despertar interrogantes, en la dueña de casa.
--¿Te gusta Paula?
--Si me encanta, todo correcto, lo que voy a
hacer ahora, es ir a retirar del deposito, mi valija de viaje, allí tengo mi
ropa, lo que pasa que llegue hoy de Europa, vine sola, mi familia quedo allá,
por lo tanto lo primero que hice, me largue a conseguir vivienda, como la
valija era un estorbo, la deje en deposito, ahora voy a buscarla, además de
eso, decime María, cuándo vine con el taxi, no me fije mucho en el barrio,
¿Dónde hay comercios, como para comprar ropa?
Porque a lo que traje, quiero agregarle algunas cosas más.
--Mira Paula, saliendo a tu derecha, la primer
cuadra, caminas diez cuadras, como aumenta la numeración, allí estas, en pleno
centro comercial.
--Gracias María, prepara la cena que hoy me
quedo a comer, el miércoles empiezo a trabajar, la compañía europea en la cual
trabajo, me dio este nuevo destino, otra cosa, ¿Queres que te deje el pasaporte,
así tomas mis datos?
--No hace falta Paula, te tengo confianza.
--De acuerdo, entonces voy a buscar la ropa y
vuelvo.
--Te espero, chau, ¡Ah!, toma las llaves de la
casa, esta con plastico azul, es la de la entrada de la reja, esta otra, de la
puerta de calle.
--Gracias, así no te molesto con el timbre,
cuando vuelvo, ¿La pieza tiene llave?
--Si, está colocada en la puerta.
--Ok, chau, ya vuelvo.
Paula salió, iba a conocer el barrio, el lugar
donde viviría esta nueva aventura, de novela si se quiere, pero dentro de un
espacio de tres dimensiones, -esto de la altura y el volumen- lo sorprendente
para ella, que sin embargo, lo tomaba con total naturalidad, algo así, como la
adaptación al medio ambiente, de los organismos vivos. Hizo tal cual le indicara
María, un rato después, se encontraba frente a una avenida, llena de cafés,
restaurantes, mucha gente caminando y comercios de todo tipo, efectuó las
compras necesarias, para más o menos, estar equipada, con la ropa adecuada,
para los distintos ambientes que debía frecuentar, se compró una notebook y una
valija de viaje, ya que María, la debería ver llegar, con la valija que
retiraría del deposito, metió todo en ella, incluida la notebook y paró un
taxi, , un poco después, por primera ves, usaba la llave de entrada, de lo que
sería su nuevo hogar, una ves en el living, la envolvió el olor de la comida,
que María preparaba, para la cena, al escucharla llegar, esta salió a su
encuentro.
--Llegaste Paula, ¿Cómo te fue con el
equipaje?
--Bien, aquí lo traigo María, ya que estamos,
quiero pagarte la primer semana.
--Gracias Paula, ¿Queres recibo?
--No para que, ambas nos tenemos confianza.
--Así es, acomoda tus cosas, comeremos dentro
de una hora, más o menos, si queres darte un baño, no hace falta que me digas,
a partir de hoy, estas en tu casa.
--Después veo, voy a guardar mis cosas, luego
nos vemos, chau María.
--Chau.
Paula entró a su habitación, comprobó que la
llave estaba en la puerta, cerró la misma y se dedico a acomodar, la ropa que
traía, en el cuarto había una mesita, con su silla, cerca de la conexión a
Internet, allí puso la notebook, una ves todo acomodado decidió darse un baño,
cosa que hizo y posteriormente volvió a su pieza, donde se vistió con un
camisón, para estar cómoda y fresca, fue en busca de María, para ayudarla si
era necesario.
--¿María te ayudo?
--Pone la mesa, comemos en el living, los
platos, los cubiertos, los vasos, el mantel, están en ese mueble, anda
llevando.
Paula, ubicó todo lo necesario, sobre la mesa
del living.
--María, ¿Tenes una jarra para el agua?
--Si, agarra esa, llénala y sentate, que yo ya
voy con la comida.
Se sentó a la mesa y espero, la casa, le
gustaba, María era una persona agradable, se respiraba un aire de tranquilidad,
algo parecido al comienzo, de una novela rosa, se sentía cómoda en ese lugar,
de pronto se le ocurrió pensar, como le iría, en el trabajo, imagino que bien,
en el mundo de papel, de donde venía, en muchas oportunidades, le tocó el
personaje de contadora, le resultaba grato hacerlo, por ese lado estaba
tranquila, se detuvo un segundo en Alfredo, pensó también, que en los relatos,
muchos jefes se enamoraron de ella, ¿Sería este el caso? ¿Es que en la vida real, como en el cuento,
hay un autor, que nos une y nos separa,
nos lleva por los caminos, que debemos recorrer, sin darnos cuenta, para vivir
la vida, que vinimos a interpretar, para contemplación y solaz de quien la
creo?, ¿No seremos todos, marionetas de un autor? El destino, que nos va
colocando en escena, de acuerdo al personaje que debemos ser y aquel, que nos
busca para gozar, ¿Nos encuentra para morir?, estos pensamientos, viajaban por
su mente, cuando de improviso, fue María quien con su vos, la sacó de ellos.
--Paula, ¿Sirvo? Dame tu plato, ¿En que
estabas pensando?
--En nada María, sabes el miércoles empiezo,
si se quiere, un trabajo nuevo para mí, cuando esto ocurre, no podes evitar
pensar, como te va a ir.
--Si tenes razón, yo cuando era joven y
trabajaba, también tenía esos pensamientos, son inevitables. Lo que nunca
pensé, fue en la jubilación de mierda, que iba a cobrar ahora que soy vieja,
ahorra plata si podes, cuando te vuelvas vieja, va a ser lo más necesario para
vos.
--Trataré de seguir tu consejo, pero ahora
serví la comida, que huele riquísima y tengo hambre.
--Dame tu plato.
Cenaron, estuvieron un rato viendo tele,
después, Paula le ayudo a acomodar todo, lavaron los platos, cuando terminaron,
ambas se fueron a dormir, una ves en su dormitorio, Paula se acostó, estaba
rendida, pero por suerte, ya se encontraba instalada en ese país, a partir de
este momento, era un habitante más del mismo, vería como le iba en su trabajo,
si le iba bien, como pensaba, todo le indicaba, que estaría en condiciones, de
ser una ciudadana más, que cumple con sus obligaciones, apago la luz y se quedó
dormida, al otro día se levantó, desayunó con María, le dijo que tenga la cena
lista, para la noche, ahora quería salir a caminar, para conocer un poco la
ciudad, le pidió le explique, como ir de su casa al trabajo y cuales, serían
los lugares, más comerciales y clásicos, de la ciudad, para visitar y como se
iba allí, María le explicó todo y además, le dio una guía del turista, para que
consulte, Paula se despidió de ella y salió a caminar, en plan de conocer, lo
más posible de la ciudad, en eso estuvo, hasta las ocho de la noche, que volvió
a su casa, le dijo a María que había conocido mucho, todo le gusto de lo que
vio, su día de paseo fue muy hermoso, María se puso contenta, porque en cierta
forma, ella hizo el itinerario, que Paula recorrió, le dijo a esta, que se de
un baño si quería, ya que la cena estaba casi lista. Paula se baño, se puso una
remera y un short, posteriormente, se
dirigió al living, donde cenaron, como siempre lavaron y acomodaron todo, se
fueron a dormir, mañana Paula, empezaba su trabajo, era un día importante para
ella, puso la cabeza en la almohada, el cansancio hizo que se duerma, de
inmediato. Se despertó, cuando sonó el despertador, eran las siete, se vistió
de pantalón y chaqueta, con tacos altos, acomodo su pelo, embelleció su rostro,
con una base mate y sus ojos con rimel, un lápiz labial, en el tono de los
sepias claros, remarcó sus labios, trato que sus senos fueran sugerentes, sin
ser atrevidos, ¡Ya estaba lista para conquistar! No podía estar tan sola,
necesitaba un compañero y esperaba conseguirlo, fue a la cocina, María tenía el
desayuno listo y servido, se sentó en la mesa dispuesta a desayunar.
--¡Que hermosa estas!
--¿Estoy bien María?
--Perfecta.
--Espero que todos los hombres, que se me
crucen en el camino, piensen igual que vos.
--Seguro lo pensaran, ahora toma el desayuno y
ándate, que sino se te hace tarde.
--Ya esta, ya salgo, el colectivo que me
dijiste, es el ciento treinta, ¿Verdad?
--Si.
--¿Y me bajo?
--En Avenida Alen y Avenida Córdoba.
--Gracias María, empezas a ser una madre para
mí.
--Estoy contenta de que estés conmigo Paula,
me alegras la vejes.
--Que vejes, si estas hecha una piba, bueno me
voy, un beso, chau.
Paula salió, camino una cuadra y tomó el
ciento treinta, conoció toda la zona de la ciudad, que parquizada, va paralela
a Avenida Libertador, casi hasta Retiro, conocer es un decir, mientras miraba, creyó
recordar que en más de un cuento donde participó, tuvo referencia de estos
lugares, ahora veía su maravilloso volumen y ello, le daba placer, un poco
antes de llegar a Retiro, el paredón del ferrocarril, todo lo tapó y el
paisaje, se convirtió en lo propio de una ciudad, edificios altos, frentes
antiguos y sucios, mezclados con modernos y vidriados, llegó a Córdoba y se
bajó, a dos cuadras del bajo, subiendo la cuesta, estaba el edificio donde
comenzaría a trabajar, llegó a su entrada, al ascensor y al piso veinticuatro,
golpeó en la oficina doscientos cuarenta, una vos, la de Alfredo, le dijo
adelante, entró, él estaba sentado en el escritorio, imprimiendo archivos, que
sacaba de su computadora, con un ademán le indicó que se siente y siguió
imprimiendo, cuando la impresora, dejo de enviar papel escrito, se volvió y la
miró.
--Bienvenida a la empresa, señorita Paula, hoy
es su primer día de trabajo, espero que le vaya bien en ella.
--Yo también lo espero, señor Alfredo,
necesito trabajar y me tengo fe, de que me irá bien, ya que soy competente en
lo que hago.
--Muy bien, tenerse fe en uno, es muy
importante, da muestras de conocerse, de saber de lo que se es capaz de dar,
ahora vamos a lo nuestro, iremos a la oficina doscientos cuarenta y tres, allí
está la sección contaduría, en ella trabajan, tres estudiantes de contabilidad,
dos chicas y un muchacho, se los presento, ellos serán sus colaboradores y
estarán, bajo su responsabilidad.
--De acuerdo, vamos.
--Salieron al pasillo y se encaminaron, a la
oficina doscientos cuarenta y tres, allí tal como dijo Alfredo, se encontraban
trabajando, dos chicas Liliana y Esther y un muchacho, Claudio, Alfredo hizo
las presentaciones de rigor y se retiró, Paula, ocupó el lugar que le
correspondía y comenzó, a preparar su trabajo, analizando a la ves las tarea,
que harían sus compañeros de oficina, llegó el mediodía y la hora de almorzar,
le daban una hora para eso, sus compañeros, bajaron a distraerse un poco y
comer un sándwich, ella prefirió quedarse, comería un paquete de galletitas,
que tuvo la precaución de traer, lo mismo en la oficina, había una pequeña
cocina, donde podía servirse un café, o te o jugo, según lo que quisiera, se
dirigió a ese lugar, a hacerse un café, estaba en eso, cuando sorpresivamente
hizo su ingreso Alfredo, en busca de lo mismo.
--¿Quiere un café Alfredo?
--Si Paula, pero no se moleste.
--Por favor, si sirvo uno, nada me cuesta servir,
dos ¿No?
--Cierto, es usted muy amable.
Paula se acercó a él, con los dos pocillos de
café en la mano, en la cocina, había una mesa larga, donde el personal, podía
sentarse a tomar algo, o comer su vianda, según quisiera.
--¿Hace mucho que trabaja en la empresa,
Alfredo?
--Cuatro años, ¿Porqué?
--No nada, simple curiosidad.
--Yo también tengo curiosidad, por saber algo
Paula.
--¿Qué?
--¿De donde viene usted? ¿En que lugar figura
su existencia? Con los informes que me dejó, ningún ejecutivo la hubiera
tomado.
--Me olvidaba es cierto, anote mi domicilio,
es ahí donde vivo, mi existencia es esta, vine de Europa, trabajo aquí y vivo
allí, ¿Es claro Alfredo?
--No se, quizás imagino demasiado, tal vez mi
fantasía, vuele más de lo normal, pero si bien se que trabaja aquí, porque la
veo frente mío, y también es muy posible, que si voy a esa dirección, que me a
dado, sea su casa ahora, pero lo cierto, lo que toca la alarma en mi interior,
lo que me hace fantasear, sobre su persona, es eso, de donde vino, quien es
usted, apareció de golpe, sin saber, ni en que país estaba, cuando le pregunte
su nacionalidad, me respondió, “la de este país”, entonces yo le tiré el nombre
del país, Argentina, usted respondió, “si Argentina por supuesto” si en ese
momento, le hubiera dicho Australia, creo que hubiera respondido, si
Australiana, por supuesto.
--Es peligroso fantasear Alfredo, puede
terminar suponiendo cualquier cosa, entre las suposiciones, una de ellas, bien
podría ser, que soy un fantasma.
--O algo más real, una espía de la
competencia.
--Ahí lo veo, con una pobre imaginación
Alfredo, no me prestaría para eso, por otro lado, a que lo preocupa de donde
vengo, porque no le interesa más, saber como soy, ya que me ve acá frente suyo,
todos tenemos un pasado, pero nadie vive en el.
--Pero ese pasado, influye sobre nuestro
presente Paula.
--Seguro que si, pero entonces, si yo lo veo a
usted, con un buen presente y lo mismo usted a mí, entonces Alfredo, para
ambos, nuestro pasado a sido bueno.
--Puede ser.
--Es que es así, no imagine nada, vengo de un
lugar, idéntico al suyo y al de todos, estuve muchos años en Europa.
--Ya se está cumpliendo el horario del
almuerzo, le propongo algo Paula.
--¿Qué?
--Seguir esta conversación, café mediante, en
algún boliche de la zona.
--Acepto, ¿Cuál?
--Siguiendo, por Córdoba de la misma mano que
estamos nosotros, cuatro cuadras, en una esquina hay un boliche, que se llama
Nostalgias, si le parece, ahí nos podemos encontrar.
--No conozco nada aquí, Alfredo, pero si usted
entiende, que es un buen lugar para charlar, allí lo espero.
-Si, es un buen sitio para hablar, nos vemos.
--Hasta luego entonces, cuando salgo voy para
allá.
Paula siguió con las tareas del día, suponemos
que Alfredo también, cuando terminó la jornada de trabajo, el personal comenzó
a retirarse, Paula salió y se encaminó, como había quedado, al Nostalgias, se
topó con el café, al cruzar la bocacalle de la cuarta calle, entró al boliche y
se sentó en una mesa, espero, mientras leyó un diario, que andaba por ahí, así
de esta forma, se enteraba un poco, de lo que pasaba en el país, no habrían
transcurrido más de diez minutos, cuando Alfredo se sentaba frente a ella.
--Aquí estamos, ¿Qué quiere tomar Paula?
--Me gustaría un te con leche y tostadas,
tengo hambre, como ve, soy un fantasma al cual le gusta comer.
--Por favor Paula, no ironice conmigo, yo solo
manifesté una preocupación, nada más, no creo en fantasmas, ni cosa que se le
parezca. Yo voy a tomar un cortado, con un sándwich tostado, ahí viene el mozo,
hagamos el pedido.
--Una pregunta Alfredo, ¿Por qué quisiste
seguir la conversación, que quedo trunca este mediodía? Era algo trivial,
podríamos haberlo hablado, ahí mismo, en cualquier otro momento, más que la
continuación de una conversación, me parece más bien, el justificativo, para
conocernos más, ¿Me equivoco?
--No, tenes razón Paula, de mi parte fue una
excusa, para seguir hablando con vos, para conocerte, pero vos también, estabas
interesada en esto, ya que aún sabiendo que lo mío, era una simple excusa, sin
embargo, aceptaste mi invitación.
--Es así tal cual Alfredo, aquí estamos los
dos, en este lugar muy agradable y mesa por medio, para hilvanar las frases,
que conformarán nuestro encuentro y del cual, aún no sabemos, que consecuencias
sobrevendrán.
--Si no sabes las consecuencias, ¿Imaginas al
menos, que será de nosotros cuando después de hablar, dejemos la mesa y el
lugar?
--Para imaginación, la tuya Alfredo, que has
buscado mi origen, sin poderlo hallar.
Como dijiste antes, no encontré tu pasado,
eres el misterio, que está sentado frente a mí, pero tengo tu presente, como
también dijiste y a eso vengo, a conquistar tu presente, vine aquí, a este café
que quiero, que es como un reducto, que en el paso mis horas, de soledad y
miedo, de paz e incertidumbre, de tristeza y de gloría.
--¿Por todos esos estados del espíritu, pasas?
¿A que se debe Alfredo, tu estado emocional? ¿Qué cambia tanto en vos? Yo
suponía, por el lugar que ocupas en la compañía, que eras una persona
afortunada, igual a aquellos seres, que consiguen todo lo que quieren y se
dicen, a si mismos, la felicidad es poder.
--Ya que no imaginas, supones, que soy feliz
porque poseo, porque ejerzo el poder, propio de mi cargo, tal vez sea lo que
vos queres, el escalón que te falta, para según pensas, tener el puño cerrado y
la felicidad dentro, pero no es así Paula, ¿Se puede tener todo lo que se
quiera? Quizás sea esto posible, pero el tema Paula, es la calidad de lo que se
quiere, cuales son esas premisas que imaginamos, necesarias para nuestra
felicidad, ese es el problema, ¿Y si nos equivocamos, en nuestra elección? Si
pensamos que determinadas causa, serán los inevitables efectos, de nuestra
felicidad y de pronto, ¡O sorpresa! Nada ocurre con eso, el destino, nuestro
alegre destino no aparece, hay algo en nuestra personalidad, en nuestra forma
de ser, que lo arruina todo y no podemos, comprender que es lo que pasa, es
entonces, cuando nos encontramos presos del poder, porque no entendemos como
usarlo, para que influya en el inexorable camino, asfaltado de tristeza, que
nos toca vivir.
--Si no entiendo mal, hablas que estas solo y
teniendo las llaves, para dejar de estarlo,
tu carácter, tu forma de ser, tu estado
anímico en fin, te impiden abrir esa puerta, que te conduciría, al comienzo de
un nuevo destino, al principio de un camino libre de piedras, en donde puedas
encontrar la paz, que el deseo del poder y la obtención, de ese deseo, no han
sido condición suficiente, para dártela y disfrutar, de vos mismo.
--Algo así Paula, como si tuviera un gran
capital, pero no sabría absolutamente, en que invertirlo, a los ojos de los
demás, seré inmensamente rico, pero para mí, que soy el único juez de lo que me
pasa, estaría en la misma condición de pobreza, que estuve siempre.
--¿Tenes compañera Alfredo? ¿Alguna mujer, que
entienda lo que te pasa? ¿Esa vos femenina que te oriente, en medio de la ruta,
en la dirección, que vos ignoras, hacia donde va?
--Debo confesarte, aunque supongo que ya lo
percibes, que no, mi única habilidad en ese sentido es estar solo.
--Me resisto a creerlo, porque estás
desplegando, una buena estrategia en el afán de conquistarme.
--Te digo, me siento extraño en relación a
vos, cuando te vi., en la entrevista de trabajo, tuve la certeza de que me
entenderías, de que debía hablarte y contarte, todo lo que soy, porque solo
vos, podías darme la felicidad, entonces tuve como un sueño, en el tome
conciencia, que a través tuyo, llegaría a ser feliz, pero perdería el poder y
el deseo de tenerlo, dejaría de trepar por la pirámide, siempre en procura de
la cima salvadora, ese sueño Paula, me entregó al miedo. Te pregunto, sin saber
que será de nosotros, ¿Se puede vivir, sin dejar de trepar? ¿Es posible, no ya
la felicidad, sino la propia existencia, sin la férrea voluntad, de competir?
¿¿Es que hay destino, sin la ansiedad del futuro, resuelto en nuestras mentes?
--¿Por qué crees, que puedo resolverte, todas
las dudas que no has resuelto vos, hasta el momento en tu vida? ¿Pensas que soy
el creador de tu destino y puedo modificarlo?
--¿Vos tenes creador y por lo tanto un destino
Paula?
--Todos tenemos o somos, producto de un
creador y un destino, solo que no todos venimos del mismo creador y vamos,
hacia igual destino, cuando llegas al mundo, es para cumplir un papel en él, es
el que te toca, de acuerdo al personaje, que en el reparto de roles te ha sido
dado, no puedes prescindir de el, no se porque, ni quien lo sabrá, pero a veces
Alfredo pienso, se me ocurre, que este mundo donde estamos, yo y vos y todos,
es como una gran obra, con sus actores y su decorado y quienes nos crean, para
su distracción supongo, nos asignan un personaje, para que actuemos en ella, un
parlamento, un rol y un tiempo, en la trama de la misma No solo eso, también se
me ocurre pensar, que el universo es como un multicine, dividido en pequeñas
salas, cada una de ellas, es el componente de espacio y tiempo, que le
corresponde en esa partitura y nosotros, actores de existencia real,
transitamos de una a otra dimensión, de acuerdo, adonde los hilos del
titiritero principal, nos envíe y tal vez, el último misterio, el no revelado
hasta ahora, por ninguna formula matemática, sea aquel, en donde la muerte, no
sea más que un cambio de espacio-tiempo, por el espíritu, convertido en energía
vital, de quien, debe cambiar de sala, pues le fue asignado, un nuevo personaje
en otra obra distinta. Vos Alfredo sos un ser, que como yo goza de la vida, en
un espacio de tres dimensiones, ¿Puede ser muy loco, suponer, que haya otros
mundos, habitados en dimensiones diferentes? y haya por lo tanto una energía,
inmutable y eterna, que de vida individual, a los distintos seres habitantes,
de diferentes dimensiones, que hacen la delicia y la alternancia, en el
espectáculo, de aquel o aquellos, que nos ven y necesitan cambiar, para que
nada se detenga.
--Paula, demasiado profundo lo tuyo, yo solo
vine a este café.
--A ver si conseguías.
--Poder salir con vos, que seas compañera mía,
si mal no te parece.
--De forma tal, que pudiera solucionarte los
problemas.
--Que de verdad, aquejan a mi vida.
--Y por mi comprensibles ellos sean resueltos,
para calmar tu ansiedad y despejar, tu futuro ¡No me interesa eso!
--¿Como que no te interesa Paula? ¡Te abrí mi
corazón!
--Abriste tu corazón Alfredo y en ves, de un
sentimiento, siento que me estas ofreciendo un empleo, sostén de hombre
atribulado se ofrece, dejo mis datos, ¡Eso no sirve! Pero esa es tu parte débil
y debo pensarlo, no se ahora, en este momento que decirte, el autor de un
cuento, de un relato, cuando no encuentra el dibujo de sus personajes, deja el
cuento y se va, espera que ellos solos vuelvan a su cabeza, con el dibujo
exacto, que debe decir, hagamos eso Alfredo, paguemos y nos vamos, mañana,
pasado, cuando en mi cabeza salte, la palabra que forme el pensamiento, que
necesito decirte, volveremos a hablar, acompáñame hasta la parada del
colectivo, es tarde.
--Tengo coche, puedo llevarte.
--No prefiero estar sola y pensar, ¿Sabes lo
que me digo?
--No, ¿Qué?
--¿Abre estado bien aceptando, tan pronto, que
hablemos, si apenas nos conocíamos?
--No se, ¿Es necesario el tiempo, para conocer
al otro?
--A veces pienso que si, otras no se que
pienso, depende de cómo el otro, nos llegue al corazón.
--¿Yo como te llego?
--Hoy te digo Alfredo, recorriste tres cuartos
de camino, hacia el, por eso quiero dejar acá, ver que pasa conmigo, saber que
queres de mí, seré sincera, no quiero que me uses, como salvavidas de tu
naufragio.
--No estoy haciendo eso.
--Quiero creerlo, pero de pronto dudo y cuando
dudo, prefiero esperar, dejar correr el tiempo, ya volveremos a hablar cuando sepa
que decirte, me voy a casa, vamos, después de todo, te vi. sincero, al menos
cuando hablabas de tus propias penas, en cuanto a los sentimientos hacia mi
persona, no se, se me hace lo que te dije, esperemos un poco, mira, ahí viene
el mozo, paguemos y acompáñame al colectivo.
Se fueron, cada cual a su casa, Paula llegó a
la suya, entró y se encontró, con María, que la estaba esperando, era tarde, o
por lo menos, habían pasado unas horas, de las que acostumbraban cenar.
--María, ¿Qué haces levantada todavía?
--Nada, te esperaba, por si no habías cenado.
--María sos buena y genial, la verdad que no
cene.
--Entonces, veni a la cocina, que caliento la
comida, así cenas.
--Te pido un favor.
--¿Cuál?
--Aguántame
un poco más, que me cambio y me doy un baño, rapidísimo, así después más
tranquila, como algo y si queres, charlamos, ¿Si no es muy tarde para vos?
--No, no es muy tarde, además me gusta hablar,
anda, báñate que mientras, preparo todo.
Paula fue a su dormitorio, se cambio, busco la
ropa que se iba a poner, después de ducharse y, con la única intención, de
refrescar su cuerpo y su mente, se dirigió al baño, cuando salió de el, en la
cocina María, ya tenía todo listo para cenar.
--Veni sentate, así te sirvo.
--Gracias María, la verdad que tengo hambre.
--Viste yo sabía, por eso te espere, me dije,
esta chica viene tarde, seguro que no comió nada y por ahí, necesita cenar.
--Si, ¿Cómo pasaste el día, bien?
--Estuve en casa, después salí a encontrarme
con una amiga, volví, vi un poco de tele y me puse a preparar la cena.
--¿Todo normal entonces?
--Así es, solo que lo normal, con el tiempo
aburre.
--Tenes razón siempre es necesario algo de
anormalidad, en nuestras vidas.
--Yo diría más Paula, deberíamos buscar la
anormalidad, en el buen sentido, por ejemplo.
--¿Cuál sería ese buen sentido?
--Tratar de romper la rutina, aprender a
enfrentarse con lo imprevisto, no estar siempre en la misma, que se yo, lo difícil
y diferente, eso es lo que debemos tratar de hacer.
--Es complicado, pero aquel que lo pudiera hacer,
pienso que tal vez, viviría mejor, la rutina en cierta manera nos protege, pero
también nos obliga, a ser siempre los mismos y eso, como vos decís aburre.
--¿Estamos muy filosofas, Paula?
--Estamos hablando y es raro, que eso ocurra
hoy, por lo común y en la rutina, estaríamos viendo tele, es lindo hablar, a mi
me gusta, como me gusto mucho, la comida que preparaste, te agradezco por la
cena y porque, me hallas esperado con ella, dado la hora que era, déjame que yo
acomodo y lavo los platos, después me voy a dormir.
--Paula, deja que lo haga yo, para mi no es
nada, estoy acostumbrada.
--Rompe la rutina entonces, acostúmbrate a
descansar, deja que yo acomodo todo.
Tal como lo dijo, Paula ordenó y lavó, se
despidió de María y fue, a su dormitorio, donde pronto se quedó dormida, porque
estaba cansada, pasaron las horas de la noche y la mañana llegó, con las
primeras horas del nuevo día, ella se levantó, desayuno y salió, hacia su
trabajo, una ves en el, sentada en su escritorio, en la oficina que era su lugar,
en ese mundo, ajeno a sus deseos y caprichos, pero necesario, para poder vivir
en sociedad, comenzó a ordenar la tarea, que se debía realizar en la nueva
jornada, que hoy comenzaba, en eso estaba, cuando se abrió la puerta y Alfredo,
hizo su entrada.
--Hola, ¿Llegaste bien, a tu casa anoche?
Quede preocupado, porque te fuiste sola.
--No te preocupes por mí, no es el momento en
que debas hacerlo.
--¿Por qué no es el momento? ¿Cuándo será el
momento?
--Porque hoy y hasta ahora, somos simples
compañeros de trabajo, no se más adelante, en el más adelante, estará el
momento que te digo, si está, sino, seguiremos como buenos compañeros de
trabajo.
--De acuerdo, como buenos compañeros de
trabajo, te digo, que me pases los borradores del balance, para esta tarde, que
tenemos asamblea, debo presentarlo al directorio.
--Ningún problema, casualmente, es lo que
estoy acomodando y revisando, a ver si todo está bien, después se los paso a
los chicos, para que lo impriman.
--Perfecto, ¿Qué vas a hacer, este mediodía?
--Si me agarra Nostalgias, voy a perder mucho
tiempo, por lo tanto, comeré una vianda que me traje, en la cocina de acá.
--Me invito solo, al mediodía nos vemos, chau.
--Chau Alfredo.
Llamo a Liliana y le entregó, una parte de los
balances, para que los arme e imprima, otro tanto hizo con Esther, le indicó a
Claudio, que le ayude a chequear unos datos.
--Claudio, ¿Me ayudas? Te voy diciendo las
cifras y vos, las vas revisando.
--Como no Paula.
--Empecemos entonces, primera columna, mil
doscientos veinte….
Así pasó la mañana y llegó, el mediodía,
tiempo de almorzar, la mayoría de los empleados, salió a comer, fuera de la
empresa, Paula, por el contrario, se dirigió a la cocina, con su vianda, cuando
llegó, ya Alfredo estaba en ella, tomando un café.
--¿Comiste Alfredo? O estas haciendo régimen.
--No, ya comí lo que traje de casa.
--Lo mismo voy a hacer yo ahora, caliento en
el microondas y ya estoy con vos.
--Casualmente, estaba pensando en eso que
dijiste.
--¿Qué cosa?
--Si algún día, estarás conmigo.
--Hoy estoy con vos, sentada en esta mesa,
comiendo juntos y hablando.
--Sabes que no me refería, a esta forma de
estar juntos.
--Soy inocente, ¿A cual entonces?
--A la otra, a la más complicada e intima, a
aquella en donde se unen los sentimientos, en la búsqueda de una vida en común.
--¿Me estas proponiendo, que comencemos una
relación de pareja, Alfredo?
--No, te estoy pidiendo, que salgamos, que nos
conozcamos más y llegado el momento, si todo va bien, entonces si, porque no,
podríamos terminar siendo pareja.
--Deje un mundo, extraño y desconocido para
vos, porque no me hallaba más, cómoda en el, por las raras circunstancias de
los hechos, que no se comprenden, ni se pueden explicar, hoy estoy aquí, en tu
mundo, que no es el mío, tratando de comprenderlo a el y entenderte a vos,
estoy empezando a vivir Alfredo, no me preguntes de que, ni porque, pero lo
cierto, que necesito darme cuenta un poco más, de todo lo que veo y siento, estar
atrapada por este espacio, donde el volumen es el gozo de la estética, donde lo
hermoso adquiere relevancias inexplicables para mi, se que lo que digo, no
podrás interpretarlo, ni quiero que lo hagas, solo busco estar y ser admitida,
tener tiempo para imaginar, lo que deseo y quiero.
--Esta bien Paula, no puedo interpretar lo que
dices, ni me interesa hacerlo, es una conversación, es tu vida, yo solo busco y
deseo a la mujer que representas, ¿Serás eso, una representación? ¿Quizás
todos, estaremos representando algo y nunca, lo podremos comprender?, No lo se,
de lo que estoy seguro, que lo que pretendes ser, lo eres plenamente y de ese
ser, presente ante mis ojos, yo deseo formar parte, compartir con vos, los
misterios asignados por la vida, ese impulso vital que se manifiesta, de formas tan diferentes, no soy quien
cuestiona, de donde vienes, ni quien te trajo, más simple, soy el que aventura
estar a tu lado, porque te quiere y necesita estarlo.
--Alfredo, creo que entendiste, te lo
agradezco, ya viene el personal, vamos, a la salida te espero, en el café
Nostalgias.
--Allí estaré, nos vemos.
Empezó de nuevo, el trabajo en la empresa, los
papeles fueron y vinieron, se realizó la reunión del directorio, donde Alfredo
presentó, el borrador del balance y al final del día, con la terminación de las
tareas correspondientes, las oficinas empezaron a vaciarse de personal, como se
lo dijera a Alfredo, Paula se encaminó al café Nostalgias, llegó y se sentó en
la misma mesa, que la ves pasada, pidió un cortado y mientras lo tomaba, tuvo
un deseo, el deseo de volver, la necesidad de dar marcha atrás, necesitaba de
nuevo, encontrarse en su ambiente, personaje de un cuento, criatura plana y
extensa, dentro de un espacio bidimensional, sin que sus ojos detectan la
tercera dimensión, pudo conocer un mundo nuevo, pero el universo original,
donde ella había vivido y participado, de mil encuentros y prodigios, la
llamaba y sintió, que no podía escapar, de ese llamado originario y único, se
dio cuenta que la duda, fue la eterna compañera, de esta original aventura, que
decidió llevar a cabo, pero hoy, más allá de los nuevos afectos, más allá de
María y Alfredo, urgían su presencia, un pasado y un destino circular, que le
devolvían toda su certeza, tomó el celular y llamó.
--¿Autor?
--Si Paula, tanto tiempo.
--Quiero volver a ser, su personaje, piénseme
de nuevo en un cuento, ¡Por favor!
-Serás pensada.
Cuando Alfredo, entro en el café Nostalgias,
en búsqueda de Paula, solo encontró la ausencia, ella no estaba.