lunes, 30 de julio de 2012

UNIVERSO ORIGINAL



--¿Qué frase me cambiará la vida? Juegas con las palabras y buscas en ellas, el significado, de todo lo que pasa, como otros tiran las cartas, vos arrojas letras, que sobre el alma del otro, se convierten en enigmas, que descifran sus miedos, que analizan sus deseos, que buscan, cual faro de luz en las tinieblas, encontrar el sendero, que lo lleve, al final del camino, que frase entonces, será, la que salga de tu mente y entre en mi, en busca de mis sueños, haga realidad lo que deseo, me calme, de todo lo que sufro y encuentre yo, en las letras que la forman, la paz, la tan ansiada paz, que necesito. Se que vos gozas con ellas, que como jugador de dados, al igual que él, tenes el cubilete, lleno de frases sueltas y te gusta, arrojarlas en el tiempo de los otros, como el azar te indica, para enlazar destinos, para formar historias, para crear imágenes, que luego sirvan, como breves relatos, que al igual que las flores, los sueños o la dicha, ofrecerás a los otros. Algunos son pintores, que pintan la figura, que ha través de sus ojos, al alma de ellos llega, en cambio, vos solo pintas letras, palabras, frases, con tu pincel de pluma, que atraviesan el alma y se quedan presas, de aquel ser desprevenido, que por casualidad las lee. Yo he sido ese ser, yo un día como tantos, igual a los demás, dirigí mis ojos a tus letras, las uní en palabras y descubrí tus frases, desde entonces, vivo atada a ellas, del primer momento que leí tu relato, pase a ser tu personaje y vos autor, de toda mi existencia, ha partir del instante, como digo, te digo, que conocí tus frases, quede encerrada, en el mundo circular, de tus cuentos y quise escapar, salir, huir de ellos, desaparecer del universo de tus sueños, dejar el blanco papel, la tinta azul, el enigma incomprensible, de que una historia, sea historia sin haber sucedido, solo por el hecho, de que nuestra mirada, un día cualquiera, la halla leído. Te pido por lo tanto, la libertad de ser, de pertenecer al reino de lo vivo, convertirme en animal, tener sentido, ser hembra, de mis propias decisiones y no estar, atada a vos, a tus preferencias y porque no, a tu posible olvido.
--¿Queres ser libre entonces? ¿Escapar del cuento?
--Eso quiero.
--Es muy sencillo, no pensaré más en vos, cuando lo escribo, entonces, no serás ya nunca personaje, puedes irte, tu sueño se ha cumplido.

Hubo un movimiento de páginas, un desaparecer de tinta azul, sobre el blanco papel, espacios que quedaron vacíos, frases que volaron y de improviso, -sin que nadie lo advierta- porque en una gran ciudad, las cosas pueden suceder, sin que nunca lo sepamos, apareció sentada, en un banco, de alguna de las tantas plazas, una joven mujer, curiosa miró a su alrededor, por primera vez, vio el mundo, por primera vez, sintió la mirada de los hombres, sobre ella, fue una creación, una ilusión, algo a discutir científicamente, jamás se sabrá, pero lo cierto, lo palpable por los sentidos, es que esa joven, se levantó del banco donde estaba, comenzó a caminar y empezó a vivir. Se mostró sorprendida, pero no extrañada, ella venía de un mundo plano, su vida había transcurrido, en un espacio de dos dimensiones, la hoja de papel, en ella, nunca había sido, un ser voluminoso, sino plano y extenso, ahora, por la gracia del autor, que tuvo en cuenta sus ruegos, pasó al universo de los lectores, ese extraño mundo, donde los seres ya no eran planos y extensos, sino que además tenían volumen, observo su cuerpo, su agradable voluminosidad y entendió, que esto no la incomodaba, para nada, el ingresar a la tercera dimensión, no le resultaba incomodo, ya que moviéndose dentro de ella, la tomaba como un hecho natural, al igual, que cuando le toco compartir su vida, con otros seres, en la segunda dimensión, aquella superficie de papel, en la cual había transcurrido su existencia, hasta el presente. Sabía todo lo que conocían los seres, con los cuales se cruzaba por la calle, el miedo, la muerte, la salud, la enfermedad, el sexo, el valor del dinero, los sentimientos del odio y del amor, la alegría y la tristeza, por todo esto, había pasado, en los distintos cuentos, que le tocó protagonizar, por lo tanto y gracias a ello, su bagaje cultural era del mismo nivel, que los humanos, con los cuales ella hoy, esperaba compartir, el espacio que de ellos, era propio. Del cuento junto con ella, el autor retiró, una personalidad y sus atributos, se fue del mismo, con un nombre, una identidad y una profesión, era la contadora Paula Jiménez, de esta manera y no otra, era necesario que se integrara, a su nueva forma de vivir, traía consigo dinero, en todos los cuentos, los personajes manejan dinero y poder, de acuerdo a su protagonismo, en la trama del mismo, pobres, ricos, de clase media, sea cual fuere su condición social, son provistos, de los valores que necesitan, para moverse dentro del grupo social, al cual pertenezcan, ella siempre había pertenecido a la clase media, en todos los relatos, que le tocó interactuar, con el lector, por lo tanto sus atributos eran esos, venia con condiciones ya, para formar parte, de la clase media, de la tercera dimensión y a eso iba, su primer enfoque, sería buscar trabajo, lo segundo, alquilar algo para vivir, lo demás, integrarse y esperar, cotejar la ficción, con la realidad y acomodar las diferencias, que fuera encontrando. Compró el diario, busco profesionales contadores, anotó, dos o tres ofertas, que le parecieron interesantes, entró a un negocio, de ventas de celulares, ya que sabía que lo importante, era estar conectada, le iban a pedir su celular y ella, se vería obligada, a usarlo más de una ves, con el en la cartera, volvió a salir y tomo un taxi, para dirigirse a la dirección, indicada en uno de los avisos, que seleccionó. Pedían contadora, para una empresa de software de computación, al rato, el chofer le informó, que habían llegado, se hallaba, frente a un edificio de oficinas, aparentemente en una importante zona comercial, pagó y bajó, el aviso decía, piso veinticuatro, oficina doscientos cuarenta, hacia allí fue.

--Buenas tardes, es por el pedido de contadora.
--Un segundo por favor, tome asiento.

El lugar, era agradable y muy moderno, la señorita que la atendiera, desapareció, detrás de una puerta que decía, selección de personal, volvió al rato y le indicó, que la acompañe, la introdujo en un despacho, con un enorme ventanal al exterior, paredes forradas en madera y una alfombra clara, cubriendo todo el piso, en el ambiente había dos únicos muebles, una biblioteca de grandes dimensiones y un escritorio, de moderno diseño, en el mismo se hallaba sentado, un hombre joven, quizás de su misma edad, pensó, mientras lo observaba, un cortinado hasta el piso, cubría el ventanal y aminoraba, el fuerte resplandor de la luz solar, la señorita que la acompañaba, se dirigió al joven del escritorio.

--Licenciado Gómez, la señorita viene por el pedido de contadora.
--Gracias Alcira, déjanos solo, siéntese por favor.

Paula se sentó frente a él, esperó que terminara de acomodar un formulario, que tenía en su escritorio, donde imagino volcaría todos los datos, que ella le dijera, de pronto él dejó de mirar el formulario, sus ojos se encontraron y las preguntas, formales de esa entrevista, comenzaron a fluir.

--¿Su nombre señorita?
--Paula Jiménez.
--¿Edad?
--Treinta y cinco años.
--¿Nacionalidad?
--La de este país.
--¿Argentina?
--Si por supuesto Argentina.
--¿Domicilio?
--En estos días lo resuelvo, cuando consiga alquilar, le paso mi domicilio.
--¿Cómo en estos días? ¿Donde vive usted ahora, señorita?
--Se asombrará usted, pero sabe, estuve mucho tiempo fuera del país, viviendo en Europa, exactamente hoy volví, no tengo familiares, todos se quedaron allá, por lo tanto debo solucionar dos cosas, trabajo y lugar donde vivir, me decidí antes, por lo primero y vine a verle, cuando salga de aquí, buscaré algo que alquilar, es entonces, cuando podré darle mi domicilio, siempre y cuando le convengan, mis aptitudes para el puesto.
--Esta bien, ponemos a su domicilio en un compás de espera, pero le pregunto, ya que hablo de ello, ¿Cuáles son sus aptitudes para el puesto?
--Bueno, por estar tanto tiempo en Europa, me manejo bien con el ingles y el francés, allí en ese continente, estuve siempre relacionada, al mercado del software, trabajando para firmas internacionales en el rubro, por otro lado, está demás todo lo que le diga, sino me ve trabajar, no puede valorar cuanto se, no tendría problemas, en hacer una prueba con ustedes, de una semana, quince días, ahí usted verá, cuales son mis habilidades, para el puesto de contadora, que piden para su compañía, si me ve que sirvo para el mismo, según su criterio, sigo en la empresa, sino por supuesto, tomaré otros rumbos.
--Razonamiento lógico y aceptable.
--Todo lo lógico, se termina por aceptar.
--Así es, señorita Paula, concuerdo con lo que dice, vamos a tomarle una prueba, hoy es lunes. Le dejo el martes libre, para que solucione su problema, de domicilio, ¿Empezamos el miércoles entonces? A las nueve de la mañana.
--¿Me presento en este mismo lugar, o debo dirigirme a otro sitio?
--No, aquí mismo, preséntese en esta oficina que estamos hoy, yo después la acompaño, a su lugar de trabajo y le presento, al personal, que estará a sus ordenes.
--¿A quien debo reportar? ¿Quién, sería mi jefe?
--Yo señorita, mi nombre es Alfredo, mi cargo en la empresa es el de gerente.
--Muchas gracias entonces, señor Alfredo, el miércoles nos vemos.

Paula una ves en la calle, pensó que de los dos problemas, tenía uno solucionado, el trabajo, ahora debía buscar alojamiento, esto era más complicado, ya que no conocía a nadie, como para que le firme una garantía, por lo tanto supuso, que debía recurrir, a esas habitaciones para estudiante, o monoambiente amueblado, que se alquilaban por tres o seis meses, con ellos funcionaría bien, el pasaporte de la comunidad, que el autor le había transferido, cuando la dejo partir del cuento. Así pensando, volvió a clasificados de su diario, pero no encontró nada, se le dio por pensar que en esta dimensión, también se buscaría por Internet, para estos casos, entró en un locutorio, donde ubicada frente a una compu, pronto halló el rubro locaciones y anotó, dos o tres direcciones, que podían estar, dentro de lo que ella necesitaba, hecho esto, salió a la calle y paró un taxi, eligió una dirección al azar y le indicó, al chofer que la lleve, el taxi se detuvo en una pequeña casa, en un barrio de la ciudad, allí era, le anunció el chofer, tocó timbre y espero, al rato una mujer mayor abrió la puerta.
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--Buenas tardes, vengo por el aviso de albergue para estudiante.
--Si, pase señorita.

Entraron, por lo que vió Paula, la casa no era muy grande, tendría un living, -donde estaban- dos dormitorios, un baño y una cocina, más atrás, imaginó un pequeño jardín, la dueña se sentó en un sillón y le pidió, que se siente a su lado, en otro que estaba cerca de ella, así lo hizo Paula.

--Señorita mi nombre es María, las jubilaciones mínimas, son muy bajas en este país, para poder vivir, necesito alquilar, una de las dos habitaciones, que poseo, además de habitación, le ofrezco cena y desayuno, si no quiere ir al lavadero, podemos compartir el lavarropas, que tengo en el patio, por todo lo que le digo, pido doscientos cincuenta pesos por semana, cuando se quiere ir se va, no hay contrato, el pago es adelantado, si esta de acuerdo cerramos trato, me parece que nos vamos a llevar bien, es usted una joven, que me cae simpática.
--Gracias María, en principio acepto, solo quisiera ver el dormitorio y un poco la casa.
--Tutiemosno que será mejor, ¿Cuál es tu nombre?
--Paula.
--Muy bien Paula, vamos a ver todo lo que decís, me parece correcto, tu dormitorio va a ser el que da a la calle, la cocina, el patio, el baño más o menos ya los estas viendo, entonces vení, te muestro el dormitorio, si es de tu agrado, trae tus cosas y las guardas en el, lo único que te pido, que me digas siempre, si te quedas a cenar o no, así preparo la comida.
--Nos vamos a llevar bien María.

A Paula le gusto el dormitorio, pero más le agrado, que tenía dos de sus principales problemas, resueltos, trabajo y casa, ahora bien, el cuarto que le correspondía, para dormir y estar en un lugar intimo, en este mundo, era de su agrado, pero en el había un placard vacío, que debía llenar con algo, dado que en la casa vivía una mujer, María, a la cual le parecería raro, que su inquilina, se venga solo con lo puesto, para vivir, por consiguiente, lo urgente entonces, era salir y comprar ropa, para llenar ese placar y no despertar interrogantes, en la dueña de casa.

--¿Te gusta Paula?
--Si me encanta, todo correcto, lo que voy a hacer ahora, es ir a retirar del deposito, mi valija de viaje, allí tengo mi ropa, lo que pasa que llegue hoy de Europa, vine sola, mi familia quedo allá, por lo tanto lo primero que hice, me largue a conseguir vivienda, como la valija era un estorbo, la deje en deposito, ahora voy a buscarla, además de eso, decime María, cuándo vine con el taxi, no me fije mucho en el barrio, ¿Dónde hay comercios, como para comprar ropa?  Porque a lo que traje, quiero agregarle algunas cosas más.
--Mira Paula, saliendo a tu derecha, la primer cuadra, caminas diez cuadras, como aumenta la numeración, allí estas, en pleno centro comercial.
--Gracias María, prepara la cena que hoy me quedo a comer, el miércoles empiezo a trabajar, la compañía europea en la cual trabajo, me dio este nuevo destino, otra cosa, ¿Queres que te deje el pasaporte, así tomas mis datos?
--No hace falta Paula, te tengo confianza.
--De acuerdo, entonces voy a buscar la ropa y vuelvo.
--Te espero, chau, ¡Ah!, toma las llaves de la casa, esta con plastico azul, es la de la entrada de la reja, esta otra, de la puerta de calle.
--Gracias, así no te molesto con el timbre, cuando vuelvo, ¿La pieza tiene llave?
--Si, está colocada en la puerta.
--Ok, chau, ya vuelvo.

Paula salió, iba a conocer el barrio, el lugar donde viviría esta nueva aventura, de novela si se quiere, pero dentro de un espacio de tres dimensiones, -esto de la altura y el volumen- lo sorprendente para ella, que sin embargo, lo tomaba con total naturalidad, algo así, como la adaptación al medio ambiente, de los organismos vivos. Hizo tal cual le indicara María, un rato después, se encontraba frente a una avenida, llena de cafés, restaurantes, mucha gente caminando y comercios de todo tipo, efectuó las compras necesarias, para más o menos, estar equipada, con la ropa adecuada, para los distintos ambientes que debía frecuentar, se compró una notebook y una valija de viaje, ya que María, la debería ver llegar, con la valija que retiraría del deposito, metió todo en ella, incluida la notebook y paró un taxi, , un poco después, por primera ves, usaba la llave de entrada, de lo que sería su nuevo hogar, una ves en el living, la envolvió el olor de la comida, que María preparaba, para la cena, al escucharla llegar, esta salió a su encuentro.

--Llegaste Paula, ¿Cómo te fue con el equipaje?
--Bien, aquí lo traigo María, ya que estamos, quiero pagarte la primer semana.
--Gracias Paula, ¿Queres recibo?
--No para que, ambas nos tenemos confianza.
--Así es, acomoda tus cosas, comeremos dentro de una hora, más o menos, si queres darte un baño, no hace falta que me digas, a partir de hoy, estas en tu casa.
--Después veo, voy a guardar mis cosas, luego nos vemos, chau María.
--Chau.

Paula entró a su habitación, comprobó que la llave estaba en la puerta, cerró la misma y se dedico a acomodar, la ropa que traía, en el cuarto había una mesita, con su silla, cerca de la conexión a Internet, allí puso la notebook, una ves todo acomodado decidió darse un baño, cosa que hizo y posteriormente volvió a su pieza, donde se vistió con un camisón, para estar cómoda y fresca, fue en busca de María, para ayudarla si era necesario.

--¿María te ayudo?
--Pone la mesa, comemos en el living, los platos, los cubiertos, los vasos, el mantel, están en ese mueble, anda llevando.

Paula, ubicó todo lo necesario, sobre la mesa del living.

--María, ¿Tenes una jarra para el agua?
--Si, agarra esa, llénala y sentate, que yo ya voy con la comida.

Se sentó a la mesa y espero, la casa, le gustaba, María era una persona agradable, se respiraba un aire de tranquilidad, algo parecido al comienzo, de una novela rosa, se sentía cómoda en ese lugar, de pronto se le ocurrió pensar, como le iría, en el trabajo, imagino que bien, en el mundo de papel, de donde venía, en muchas oportunidades, le tocó el personaje de contadora, le resultaba grato hacerlo, por ese lado estaba tranquila, se detuvo un segundo en Alfredo, pensó también, que en los relatos, muchos jefes se enamoraron de ella, ¿Sería este el caso?  ¿Es que en la vida real, como en el cuento, hay  un autor, que nos une y nos separa, nos lleva por los caminos, que debemos recorrer, sin darnos cuenta, para vivir la vida, que vinimos a interpretar, para contemplación y solaz de quien la creo?, ¿No seremos todos, marionetas de un autor? El destino, que nos va colocando en escena, de acuerdo al personaje que debemos ser y aquel, que nos busca para gozar, ¿Nos encuentra para morir?, estos pensamientos, viajaban por su mente, cuando de improviso, fue María quien con su vos, la sacó de ellos.

--Paula, ¿Sirvo? Dame tu plato, ¿En que estabas pensando?
--En nada María, sabes el miércoles empiezo, si se quiere, un trabajo nuevo para mí, cuando esto ocurre, no podes evitar pensar, como te va a ir.
--Si tenes razón, yo cuando era joven y trabajaba, también tenía esos pensamientos, son inevitables. Lo que nunca pensé, fue en la jubilación de mierda, que iba a cobrar ahora que soy vieja, ahorra plata si podes, cuando te vuelvas vieja, va a ser lo más necesario para vos.
--Trataré de seguir tu consejo, pero ahora serví la comida, que huele riquísima y tengo hambre.
--Dame tu plato.

Cenaron, estuvieron un rato viendo tele, después, Paula le ayudo a acomodar todo, lavaron los platos, cuando terminaron, ambas se fueron a dormir, una ves en su dormitorio, Paula se acostó, estaba rendida, pero por suerte, ya se encontraba instalada en ese país, a partir de este momento, era un habitante más del mismo, vería como le iba en su trabajo, si le iba bien, como pensaba, todo le indicaba, que estaría en condiciones, de ser una ciudadana más, que cumple con sus obligaciones, apago la luz y se quedó dormida, al otro día se levantó, desayunó con María, le dijo que tenga la cena lista, para la noche, ahora quería salir a caminar, para conocer un poco la ciudad, le pidió le explique, como ir de su casa al trabajo y cuales, serían los lugares, más comerciales y clásicos, de la ciudad, para visitar y como se iba allí, María le explicó todo y además, le dio una guía del turista, para que consulte, Paula se despidió de ella y salió a caminar, en plan de conocer, lo más posible de la ciudad, en eso estuvo, hasta las ocho de la noche, que volvió a su casa, le dijo a María que había conocido mucho, todo le gusto de lo que vio, su día de paseo fue muy hermoso, María se puso contenta, porque en cierta forma, ella hizo el itinerario, que Paula recorrió, le dijo a esta, que se de un baño si quería, ya que la cena estaba casi lista. Paula se baño, se puso una remera  y un short, posteriormente, se dirigió al living, donde cenaron, como siempre lavaron y acomodaron todo, se fueron a dormir, mañana Paula, empezaba su trabajo, era un día importante para ella, puso la cabeza en la almohada, el cansancio hizo que se duerma, de inmediato. Se despertó, cuando sonó el despertador, eran las siete, se vistió de pantalón y chaqueta, con tacos altos, acomodo su pelo, embelleció su rostro, con una base mate y sus ojos con rimel, un lápiz labial, en el tono de los sepias claros, remarcó sus labios, trato que sus senos fueran sugerentes, sin ser atrevidos, ¡Ya estaba lista para conquistar! No podía estar tan sola, necesitaba un compañero y esperaba conseguirlo, fue a la cocina, María tenía el desayuno listo y servido, se sentó en la mesa dispuesta a desayunar.

--¡Que hermosa estas!
--¿Estoy bien María?
--Perfecta.
--Espero que todos los hombres, que se me crucen en el camino, piensen igual que vos.
--Seguro lo pensaran, ahora toma el desayuno y ándate, que sino se te hace tarde.
--Ya esta, ya salgo, el colectivo que me dijiste, es el ciento treinta, ¿Verdad?
--Si.
--¿Y me bajo?
--En Avenida Alen y Avenida Córdoba.
--Gracias María, empezas a ser una madre para mí.
--Estoy contenta de que estés conmigo Paula, me alegras la vejes.
--Que vejes, si estas hecha una piba, bueno me voy, un beso, chau.

Paula salió, camino una cuadra y tomó el ciento treinta, conoció toda la zona de la ciudad, que parquizada, va paralela a Avenida Libertador, casi hasta Retiro, conocer es un decir, mientras miraba, creyó recordar que en más de un cuento donde participó, tuvo referencia de estos lugares, ahora veía su maravilloso volumen y ello, le daba placer, un poco antes de llegar a Retiro, el paredón del ferrocarril, todo lo tapó y el paisaje, se convirtió en lo propio de una ciudad, edificios altos, frentes antiguos y sucios, mezclados con modernos y vidriados, llegó a Córdoba y se bajó, a dos cuadras del bajo, subiendo la cuesta, estaba el edificio donde comenzaría a trabajar, llegó a su entrada, al ascensor y al piso veinticuatro, golpeó en la oficina doscientos cuarenta, una vos, la de Alfredo, le dijo adelante, entró, él estaba sentado en el escritorio, imprimiendo archivos, que sacaba de su computadora, con un ademán le indicó que se siente y siguió imprimiendo, cuando la impresora, dejo de enviar papel escrito, se volvió y la miró.

--Bienvenida a la empresa, señorita Paula, hoy es su primer día de trabajo, espero que le vaya bien en ella.
--Yo también lo espero, señor Alfredo, necesito trabajar y me tengo fe, de que me irá bien, ya que soy competente en lo que hago.
--Muy bien, tenerse fe en uno, es muy importante, da muestras de conocerse, de saber de lo que se es capaz de dar, ahora vamos a lo nuestro, iremos a la oficina doscientos cuarenta y tres, allí está la sección contaduría, en ella trabajan, tres estudiantes de contabilidad, dos chicas y un muchacho, se los presento, ellos serán sus colaboradores y estarán, bajo su responsabilidad.
--De acuerdo, vamos.
--Salieron al pasillo y se encaminaron, a la oficina doscientos cuarenta y tres, allí tal como dijo Alfredo, se encontraban trabajando, dos chicas Liliana y Esther y un muchacho, Claudio, Alfredo hizo las presentaciones de rigor y se retiró, Paula, ocupó el lugar que le correspondía y comenzó, a preparar su trabajo, analizando a la ves las tarea, que harían sus compañeros de oficina, llegó el mediodía y la hora de almorzar, le daban una hora para eso, sus compañeros, bajaron a distraerse un poco y comer un sándwich, ella prefirió quedarse, comería un paquete de galletitas, que tuvo la precaución de traer, lo mismo en la oficina, había una pequeña cocina, donde podía servirse un café, o te o jugo, según lo que quisiera, se dirigió a ese lugar, a hacerse un café, estaba en eso, cuando sorpresivamente hizo su ingreso Alfredo, en busca de lo mismo.

--¿Quiere un café Alfredo?
--Si Paula, pero no se moleste.
--Por favor, si sirvo uno, nada me cuesta servir, dos ¿No?
--Cierto, es usted muy amable.

Paula se acercó a él, con los dos pocillos de café en la mano, en la cocina, había una mesa larga, donde el personal, podía sentarse a tomar algo, o comer su vianda, según quisiera.

--¿Hace mucho que trabaja en la empresa, Alfredo?
--Cuatro años, ¿Porqué?
--No nada, simple curiosidad.
--Yo también tengo curiosidad, por saber algo Paula.
--¿Qué?
--¿De donde viene usted? ¿En que lugar figura su existencia? Con los informes que me dejó, ningún ejecutivo la hubiera tomado.
--Me olvidaba es cierto, anote mi domicilio, es ahí donde vivo, mi existencia es esta, vine de Europa, trabajo aquí y vivo allí, ¿Es claro Alfredo?
--No se, quizás imagino demasiado, tal vez mi fantasía, vuele más de lo normal, pero si bien se que trabaja aquí, porque la veo frente mío, y también es muy posible, que si voy a esa dirección, que me a dado, sea su casa ahora, pero lo cierto, lo que toca la alarma en mi interior, lo que me hace fantasear, sobre su persona, es eso, de donde vino, quien es usted, apareció de golpe, sin saber, ni en que país estaba, cuando le pregunte su nacionalidad, me respondió, “la de este país”, entonces yo le tiré el nombre del país, Argentina, usted respondió, “si Argentina por supuesto” si en ese momento, le hubiera dicho Australia, creo que hubiera respondido, si Australiana, por supuesto.
--Es peligroso fantasear Alfredo, puede terminar suponiendo cualquier cosa, entre las suposiciones, una de ellas, bien podría ser, que soy un fantasma.
--O algo más real, una espía de la competencia.
--Ahí lo veo, con una pobre imaginación Alfredo, no me prestaría para eso, por otro lado, a que lo preocupa de donde vengo, porque no le interesa más, saber como soy, ya que me ve acá frente suyo, todos tenemos un pasado, pero nadie vive en el.
--Pero ese pasado, influye sobre nuestro presente Paula.
--Seguro que si, pero entonces, si yo lo veo a usted, con un buen presente y lo mismo usted a mí, entonces Alfredo, para ambos, nuestro pasado a sido bueno.
--Puede ser.
--Es que es así, no imagine nada, vengo de un lugar, idéntico al suyo y al de todos, estuve muchos años en Europa.
--Ya se está cumpliendo el horario del almuerzo, le propongo algo Paula.
--¿Qué?
--Seguir esta conversación, café mediante, en algún boliche de la zona.
--Acepto, ¿Cuál?
--Siguiendo, por Córdoba de la misma mano que estamos nosotros, cuatro cuadras, en una esquina hay un boliche, que se llama Nostalgias, si le parece, ahí nos podemos encontrar.
--No conozco nada aquí, Alfredo, pero si usted entiende, que es un buen lugar para charlar, allí lo espero.
-Si, es un buen sitio para hablar, nos vemos.
--Hasta luego entonces, cuando salgo voy para allá.

Paula siguió con las tareas del día, suponemos que Alfredo también, cuando terminó la jornada de trabajo, el personal comenzó a retirarse, Paula salió y se encaminó, como había quedado, al Nostalgias, se topó con el café, al cruzar la bocacalle de la cuarta calle, entró al boliche y se sentó en una mesa, espero, mientras leyó un diario, que andaba por ahí, así de esta forma, se enteraba un poco, de lo que pasaba en el país, no habrían transcurrido más de diez minutos, cuando Alfredo se sentaba frente a ella.

--Aquí estamos, ¿Qué quiere tomar Paula?
--Me gustaría un te con leche y tostadas, tengo hambre, como ve, soy un fantasma al cual le gusta comer.
--Por favor Paula, no ironice conmigo, yo solo manifesté una preocupación, nada más, no creo en fantasmas, ni cosa que se le parezca. Yo voy a tomar un cortado, con un sándwich tostado, ahí viene el mozo, hagamos el pedido.
--Una pregunta Alfredo, ¿Por qué quisiste seguir la conversación, que quedo trunca este mediodía? Era algo trivial, podríamos haberlo hablado, ahí mismo, en cualquier otro momento, más que la continuación de una conversación, me parece más bien, el justificativo, para conocernos más, ¿Me equivoco?
--No, tenes razón Paula, de mi parte fue una excusa, para seguir hablando con vos, para conocerte, pero vos también, estabas interesada en esto, ya que aún sabiendo que lo mío, era una simple excusa, sin embargo, aceptaste mi invitación.
--Es así tal cual Alfredo, aquí estamos los dos, en este lugar muy agradable y mesa por medio, para hilvanar las frases, que conformarán nuestro encuentro y del cual, aún no sabemos, que consecuencias sobrevendrán.
--Si no sabes las consecuencias, ¿Imaginas al menos, que será de nosotros cuando después de hablar, dejemos la mesa y el lugar?
--Para imaginación, la tuya Alfredo, que has buscado mi origen, sin poderlo hallar.
Como dijiste antes, no encontré tu pasado, eres el misterio, que está sentado frente a mí, pero tengo tu presente, como también dijiste y a eso vengo, a conquistar tu presente, vine aquí, a este café que quiero, que es como un reducto, que en el paso mis horas, de soledad y miedo, de paz e incertidumbre, de tristeza y de gloría.
--¿Por todos esos estados del espíritu, pasas? ¿A que se debe Alfredo, tu estado emocional? ¿Qué cambia tanto en vos? Yo suponía, por el lugar que ocupas en la compañía, que eras una persona afortunada, igual a aquellos seres, que consiguen todo lo que quieren y se dicen, a si mismos, la felicidad es poder.
--Ya que no imaginas, supones, que soy feliz porque poseo, porque ejerzo el poder, propio de mi cargo, tal vez sea lo que vos queres, el escalón que te falta, para según pensas, tener el puño cerrado y la felicidad dentro, pero no es así Paula, ¿Se puede tener todo lo que se quiera? Quizás sea esto posible, pero el tema Paula, es la calidad de lo que se quiere, cuales son esas premisas que imaginamos, necesarias para nuestra felicidad, ese es el problema, ¿Y si nos equivocamos, en nuestra elección? Si pensamos que determinadas causa, serán los inevitables efectos, de nuestra felicidad y de pronto, ¡O sorpresa! Nada ocurre con eso, el destino, nuestro alegre destino no aparece, hay algo en nuestra personalidad, en nuestra forma de ser, que lo arruina todo y no podemos, comprender que es lo que pasa, es entonces, cuando nos encontramos presos del poder, porque no entendemos como usarlo, para que influya en el inexorable camino, asfaltado de tristeza, que nos toca vivir.
--Si no entiendo mal, hablas que estas solo y teniendo las llaves, para dejar de estarlo,
tu carácter, tu forma de ser, tu estado anímico en fin, te impiden abrir esa puerta, que te conduciría, al comienzo de un nuevo destino, al principio de un camino libre de piedras, en donde puedas encontrar la paz, que el deseo del poder y la obtención, de ese deseo, no han sido condición suficiente, para dártela y disfrutar, de vos mismo.
--Algo así Paula, como si tuviera un gran capital, pero no sabría absolutamente, en que invertirlo, a los ojos de los demás, seré inmensamente rico, pero para mí, que soy el único juez de lo que me pasa, estaría en la misma condición de pobreza, que estuve siempre.
--¿Tenes compañera Alfredo? ¿Alguna mujer, que entienda lo que te pasa? ¿Esa vos femenina que te oriente, en medio de la ruta, en la dirección, que vos ignoras, hacia donde va?
--Debo confesarte, aunque supongo que ya lo percibes, que no, mi única habilidad en ese sentido es estar solo.
--Me resisto a creerlo, porque estás desplegando, una buena estrategia en el afán de conquistarme.
--Te digo, me siento extraño en relación a vos, cuando te vi., en la entrevista de trabajo, tuve la certeza de que me entenderías, de que debía hablarte y contarte, todo lo que soy, porque solo vos, podías darme la felicidad, entonces tuve como un sueño, en el tome conciencia, que a través tuyo, llegaría a ser feliz, pero perdería el poder y el deseo de tenerlo, dejaría de trepar por la pirámide, siempre en procura de la cima salvadora, ese sueño Paula, me entregó al miedo. Te pregunto, sin saber que será de nosotros, ¿Se puede vivir, sin dejar de trepar? ¿Es posible, no ya la felicidad, sino la propia existencia, sin la férrea voluntad, de competir? ¿¿Es que hay destino, sin la ansiedad del futuro, resuelto en nuestras mentes?
--¿Por qué crees, que puedo resolverte, todas las dudas que no has resuelto vos, hasta el momento en tu vida? ¿Pensas que soy el creador de tu destino y puedo modificarlo?
--¿Vos tenes creador y por lo tanto un destino Paula?
--Todos tenemos o somos, producto de un creador y un destino, solo que no todos venimos del mismo creador y vamos, hacia igual destino, cuando llegas al mundo, es para cumplir un papel en él, es el que te toca, de acuerdo al personaje, que en el reparto de roles te ha sido dado, no puedes prescindir de el, no se porque, ni quien lo sabrá, pero a veces Alfredo pienso, se me ocurre, que este mundo donde estamos, yo y vos y todos, es como una gran obra, con sus actores y su decorado y quienes nos crean, para su distracción supongo, nos asignan un personaje, para que actuemos en ella, un parlamento, un rol y un tiempo, en la trama de la misma No solo eso, también se me ocurre pensar, que el universo es como un multicine, dividido en pequeñas salas, cada una de ellas, es el componente de espacio y tiempo, que le corresponde en esa partitura y nosotros, actores de existencia real, transitamos de una a otra dimensión, de acuerdo, adonde los hilos del titiritero principal, nos envíe y tal vez, el último misterio, el no revelado hasta ahora, por ninguna formula matemática, sea aquel, en donde la muerte, no sea más que un cambio de espacio-tiempo, por el espíritu, convertido en energía vital, de quien, debe cambiar de sala, pues le fue asignado, un nuevo personaje en otra obra distinta. Vos Alfredo sos un ser, que como yo goza de la vida, en un espacio de tres dimensiones, ¿Puede ser muy loco, suponer, que haya otros mundos, habitados en dimensiones diferentes? y haya por lo tanto una energía, inmutable y eterna, que de vida individual, a los distintos seres habitantes, de diferentes dimensiones, que hacen la delicia y la alternancia, en el espectáculo, de aquel o aquellos, que nos ven y necesitan cambiar, para que nada se detenga.
--Paula, demasiado profundo lo tuyo, yo solo vine a este café.
--A ver si conseguías.
--Poder salir con vos, que seas compañera mía, si mal no te parece.
--De forma tal, que pudiera solucionarte los problemas.
--Que de verdad, aquejan a mi vida.
--Y por mi comprensibles ellos sean resueltos, para calmar tu ansiedad y despejar, tu futuro ¡No me interesa eso!
--¿Como que no te interesa Paula? ¡Te abrí mi corazón!
--Abriste tu corazón Alfredo y en ves, de un sentimiento, siento que me estas ofreciendo un empleo, sostén de hombre atribulado se ofrece, dejo mis datos, ¡Eso no sirve! Pero esa es tu parte débil y debo pensarlo, no se ahora, en este momento que decirte, el autor de un cuento, de un relato, cuando no encuentra el dibujo de sus personajes, deja el cuento y se va, espera que ellos solos vuelvan a su cabeza, con el dibujo exacto, que debe decir, hagamos eso Alfredo, paguemos y nos vamos, mañana, pasado, cuando en mi cabeza salte, la palabra que forme el pensamiento, que necesito decirte, volveremos a hablar, acompáñame hasta la parada del colectivo, es tarde.
--Tengo coche, puedo llevarte.
--No prefiero estar sola y pensar, ¿Sabes lo que me digo?
--No, ¿Qué?
--¿Abre estado bien aceptando, tan pronto, que hablemos, si apenas nos conocíamos?
--No se, ¿Es necesario el tiempo, para conocer al otro?
--A veces pienso que si, otras no se que pienso, depende de cómo el otro, nos llegue al corazón.
--¿Yo como te llego?
--Hoy te digo Alfredo, recorriste tres cuartos de camino, hacia el, por eso quiero dejar acá, ver que pasa conmigo, saber que queres de mí, seré sincera, no quiero que me uses, como salvavidas de tu naufragio.
--No estoy haciendo eso.
--Quiero creerlo, pero de pronto dudo y cuando dudo, prefiero esperar, dejar correr el tiempo, ya volveremos a hablar cuando sepa que decirte, me voy a casa, vamos, después de todo, te vi. sincero, al menos cuando hablabas de tus propias penas, en cuanto a los sentimientos hacia mi persona, no se, se me hace lo que te dije, esperemos un poco, mira, ahí viene el mozo, paguemos y acompáñame al colectivo.

Se fueron, cada cual a su casa, Paula llegó a la suya, entró y se encontró, con María, que la estaba esperando, era tarde, o por lo menos, habían pasado unas horas, de las que acostumbraban cenar.

--María, ¿Qué haces levantada todavía?
--Nada, te esperaba, por si no habías cenado.
--María sos buena y genial, la verdad que no cene.
--Entonces, veni a la cocina, que caliento la comida, así cenas.
--Te pido un favor.
--¿Cuál?
 --Aguántame un poco más, que me cambio y me doy un baño, rapidísimo, así después más tranquila, como algo y si queres, charlamos, ¿Si no es muy tarde para vos?
--No, no es muy tarde, además me gusta hablar, anda, báñate que mientras, preparo todo.

Paula fue a su dormitorio, se cambio, busco la ropa que se iba a poner, después de ducharse y, con la única intención, de refrescar su cuerpo y su mente, se dirigió al baño, cuando salió de el, en la cocina María, ya tenía todo listo para cenar.

--Veni sentate, así te sirvo.
--Gracias María, la verdad que tengo hambre.
--Viste yo sabía, por eso te espere, me dije, esta chica viene tarde, seguro que no comió nada y por ahí, necesita cenar.
--Si, ¿Cómo pasaste el día, bien?
--Estuve en casa, después salí a encontrarme con una amiga, volví, vi un poco de tele y me puse a preparar la cena.
--¿Todo normal entonces?
--Así es, solo que lo normal, con el tiempo aburre.
--Tenes razón siempre es necesario algo de anormalidad, en nuestras vidas.
--Yo diría más Paula, deberíamos buscar la anormalidad, en el buen sentido, por ejemplo.
--¿Cuál sería ese buen sentido?
--Tratar de romper la rutina, aprender a enfrentarse con lo imprevisto, no estar siempre en la misma, que se yo, lo difícil y diferente, eso es lo que debemos tratar de hacer.
--Es complicado, pero aquel que lo pudiera hacer, pienso que tal vez, viviría mejor, la rutina en cierta manera nos protege, pero también nos obliga, a ser siempre los mismos y eso, como vos decís aburre.
--¿Estamos muy filosofas, Paula?
--Estamos hablando y es raro, que eso ocurra hoy, por lo común y en la rutina, estaríamos viendo tele, es lindo hablar, a mi me gusta, como me gusto mucho, la comida que preparaste, te agradezco por la cena y porque, me hallas esperado con ella, dado la hora que era, déjame que yo acomodo y lavo los platos, después me voy a dormir.
--Paula, deja que lo haga yo, para mi no es nada, estoy acostumbrada.
--Rompe la rutina entonces, acostúmbrate a descansar, deja que yo acomodo todo.

Tal como lo dijo, Paula ordenó y lavó, se despidió de María y fue, a su dormitorio, donde pronto se quedó dormida, porque estaba cansada, pasaron las horas de la noche y la mañana llegó, con las primeras horas del nuevo día, ella se levantó, desayuno y salió, hacia su trabajo, una ves en el, sentada en su escritorio, en la oficina que era su lugar, en ese mundo, ajeno a sus deseos y caprichos, pero necesario, para poder vivir en sociedad, comenzó a ordenar la tarea, que se debía realizar en la nueva jornada, que hoy comenzaba, en eso estaba, cuando se abrió la puerta y Alfredo, hizo su entrada.

--Hola, ¿Llegaste bien, a tu casa anoche? Quede preocupado, porque te fuiste sola.
--No te preocupes por mí, no es el momento en que debas hacerlo.
--¿Por qué no es el momento? ¿Cuándo será el momento?
--Porque hoy y hasta ahora, somos simples compañeros de trabajo, no se más adelante, en el más adelante, estará el momento que te digo, si está, sino, seguiremos como buenos compañeros de trabajo.
--De acuerdo, como buenos compañeros de trabajo, te digo, que me pases los borradores del balance, para esta tarde, que tenemos asamblea, debo presentarlo al directorio.
--Ningún problema, casualmente, es lo que estoy acomodando y revisando, a ver si todo está bien, después se los paso a los chicos, para que lo impriman.
--Perfecto, ¿Qué vas a hacer, este mediodía?
--Si me agarra Nostalgias, voy a perder mucho tiempo, por lo tanto, comeré una vianda que me traje, en la cocina de acá.
--Me invito solo, al mediodía nos vemos, chau.
--Chau Alfredo.

Llamo a Liliana y le entregó, una parte de los balances, para que los arme e imprima, otro tanto hizo con Esther, le indicó a Claudio, que le ayude a chequear unos datos.

--Claudio, ¿Me ayudas? Te voy diciendo las cifras y vos, las vas revisando.
--Como no Paula.
--Empecemos entonces, primera columna, mil doscientos veinte….

Así pasó la mañana y llegó, el mediodía, tiempo de almorzar, la mayoría de los empleados, salió a comer, fuera de la empresa, Paula, por el contrario, se dirigió a la cocina, con su vianda, cuando llegó, ya Alfredo estaba en ella, tomando un café.

--¿Comiste Alfredo? O estas haciendo régimen.
--No, ya comí lo que traje de casa.
--Lo mismo voy a hacer yo ahora, caliento en el microondas y ya estoy con vos.
--Casualmente, estaba pensando en eso que dijiste.
--¿Qué cosa?
--Si algún día, estarás conmigo.
--Hoy estoy con vos, sentada en esta mesa, comiendo juntos y hablando.
--Sabes que no me refería, a esta forma de estar juntos.
--Soy inocente, ¿A cual entonces?
--A la otra, a la más complicada e intima, a aquella en donde se unen los sentimientos, en la búsqueda de una vida en común.
--¿Me estas proponiendo, que comencemos una relación de pareja, Alfredo?
--No, te estoy pidiendo, que salgamos, que nos conozcamos más y llegado el momento, si todo va bien, entonces si, porque no, podríamos terminar siendo pareja.
--Deje un mundo, extraño y desconocido para vos, porque no me hallaba más, cómoda en el, por las raras circunstancias de los hechos, que no se comprenden, ni se pueden explicar, hoy estoy aquí, en tu mundo, que no es el mío, tratando de comprenderlo a el y entenderte a vos, estoy empezando a vivir Alfredo, no me preguntes de que, ni porque, pero lo cierto, que necesito darme cuenta un poco más, de todo lo que veo y siento, estar atrapada por este espacio, donde el volumen es el gozo de la estética, donde lo hermoso adquiere relevancias inexplicables para mi, se que lo que digo, no podrás interpretarlo, ni quiero que lo hagas, solo busco estar y ser admitida, tener tiempo para imaginar, lo que deseo y quiero.
--Esta bien Paula, no puedo interpretar lo que dices, ni me interesa hacerlo, es una conversación, es tu vida, yo solo busco y deseo a la mujer que representas, ¿Serás eso, una representación? ¿Quizás todos, estaremos representando algo y nunca, lo podremos comprender?, No lo se, de lo que estoy seguro, que lo que pretendes ser, lo eres plenamente y de ese ser, presente ante mis ojos, yo deseo formar parte, compartir con vos, los misterios asignados por la vida, ese impulso vital que se manifiesta,  de formas tan diferentes, no soy quien cuestiona, de donde vienes, ni quien te trajo, más simple, soy el que aventura estar a tu lado, porque te quiere y necesita estarlo.
--Alfredo, creo que entendiste, te lo agradezco, ya viene el personal, vamos, a la salida te espero, en el café Nostalgias.
--Allí estaré, nos vemos.

Empezó de nuevo, el trabajo en la empresa, los papeles fueron y vinieron, se realizó la reunión del directorio, donde Alfredo presentó, el borrador del balance y al final del día, con la terminación de las tareas correspondientes, las oficinas empezaron a vaciarse de personal, como se lo dijera a Alfredo, Paula se encaminó al café Nostalgias, llegó y se sentó en la misma mesa, que la ves pasada, pidió un cortado y mientras lo tomaba, tuvo un deseo, el deseo de volver, la necesidad de dar marcha atrás, necesitaba de nuevo, encontrarse en su ambiente, personaje de un cuento, criatura plana y extensa, dentro de un espacio bidimensional, sin que sus ojos detectan la tercera dimensión, pudo conocer un mundo nuevo, pero el universo original, donde ella había vivido y participado, de mil encuentros y prodigios, la llamaba y sintió, que no podía escapar, de ese llamado originario y único, se dio cuenta que la duda, fue la eterna compañera, de esta original aventura, que decidió llevar a cabo, pero hoy, más allá de los nuevos afectos, más allá de María y Alfredo, urgían su presencia, un pasado y un destino circular, que le devolvían toda su certeza, tomó el celular y llamó.

--¿Autor?
--Si Paula, tanto tiempo.
--Quiero volver a ser, su personaje, piénseme de nuevo en un cuento, ¡Por favor!
-Serás pensada.

Cuando Alfredo, entro en el café Nostalgias, en búsqueda de Paula, solo encontró la ausencia, ella no estaba.



















   

miércoles, 25 de julio de 2012

IMPULSADOS POR EL NACER



En el misterio del tiempo habló el Mago y dijo.
--Pi por diámetro será la longitud del circulo que recorrerá tu vida, el uno es un número y el otro una cantidad marcada por el destino y solo tú, andarás esa distancia que no es otra, que tu propio camino. En el principio no hay fin y en el final no hay principio, dado que el círculo es eterno e inmutable, solo cambia su diámetro del modo como cada cual vive su vida. Por lo tanto no imagines nada, solo empieza el recorrido, hacia el final determinado por tu sino.
--¿Es así entonces como vivo?
--Es así. Pi por diámetro, un circulo que todo lo contiene y encierra tu forma de ser y las circunstancias que hacen al desarrollo de tu vida, solo podrás hacer uso de la mochila que traes y de la senda que los dioses te han asignado, en el reparto de las casualidades esenciales que hacen a nuestra existencia, lo demás es correr hacia un imposible, buscando atajos que no existen.
--¿Debo aceptar?
--Puedes rebelarte pero no tiene sentido, el aceptar si no te hará feliz, te hará vivir mejor contigo mismo, no hay peor pelea que la que podemos llegar a tener con nuestro propio destino y en nada nos resulta favorable, pues nos impide aceptar nuestro camino.
--A caminar entonces.
--Exacto, a recorrer de la mejor manera la senda marcada de antemano, porque después de todo solo nos dirigimos, hacia donde impulsados por el nacer vamos.

sábado, 21 de julio de 2012

UNA MANERA DE ORDENAR LAS CARTAS DEL TAROT


Tenía dispuestas en la mesa tres flores blancas y sobre la misma, también desparramadas veintiuna cartas que eran suponía, todas las combinaciones posibles de su vida en este mundo, dado lo cual, solo le quedaba ordenarlas y así como pensaba, encontrar su felicidad. Las separó en tres grupos de siete cada uno y cada uno ligado a cada flor, así fue que tomando las del primer grupo El Maestro, condujo El Carro de Hermes y en su interior, La Emperatriz distrajo a La Muerte, mientras El Anciano hablaba con ella y La Fortaleza le daba sentido a El Consultante, para expresar su respuesta y este dijo.
--La senda hasta aquí ha sido transitada sin problemas, la primer flor blanca me la merezco, es el precio que pagas por tu felicidad.
Y se llevó la flor. Entonces sobre la mesa quedaron catorce cartas y dos flores, aquel que consultaba tomó otras siete cartas y las dejó fluir. La Templanza apareció primero y dio paso Al Emperador todo poderoso, que impartió La Justicia de su reino, pero no pudo evitar caer en La Picota, de la cual por suerte y no otra cosa, lo sacó La Rueda de la Fortuna, que abrió Los dos Caminos e hizo que la flecha del ángel, lo llevara a aquel por donde transitaba La Consultante y esta habló.
--Los dos tercios de tu vida ya has recorrido y no veo sombra alguna, que impida se cumplan tus deseos, por lo tanto la segunda flor blanca me pertenece y me la llevo.
Sobre la mesa quedaron la tercera flor y el último montón de siete cartas boca abajo, aquel que consultaba volvió a tomarlas y las dio vuelta y ante sus ojos expertos, de tirador experimentado apareció lo siguiente. El Astro, creador del universo daba paso a La Luna, que a su vez creaba a su oponente en la imagen de El Sol, quien originaba Al Ciclo inevitable formando así a El Mundo y en él, a La Torre donde vive y gobierna Aker, quien al aparecer en última instancia, le hizo ver a aquel que consultaba, que le sería imposible llegar a la felicidad, la única flor blanca que quedaba, la más pura, se consumió en los fuegos del infierno y la mesa vacía de todas las cosas, había perdido su interés.