Las
dos de la tarde eran y por el desvencijado muelle, venía un pescador de marea
alta, con sus botas y sus enmarañados
aparejos en pos de tierra firme, para descansar un poco de las duras tareas de
la pesca, soñar sobre un lecho que no se mueva al compas de las olas y caminar
con paso firme sin irse de costado. Volver al continente significa eso, dejar
la alfombra de agua del océano y pisar el terreno de la piedra, descansar de
estar suspendido de la nada para, encontrarse de nuevo con su gente. Encamino
sus pasos hacía el bar, que al final del muelle lo esperaba con sus puertas
abiertas y entró, dejó sus bártulos a un costado de la puerta y se dirigió a la
barra, pidió al tipo que atendía el local una bebida y sentado sobre un
taburete, mirando el lugar a través del espejo que estaba frente suyo, se
dispuso a tomarla sorbo a sorbo, lentamente, como si de esa forma le sacara más
el gusto al alcohol, en eso estaba cuando de pronto advirtió que en un
reservado casi oculta de la mirada de muchos, se hallaba una mujer joven,
aparentemente forastera, ya que el no la había vista nunca por el pueblo,
estimulado por la curiosidad le pregunto al tipo del bar.
--¿Che
Pedro quien es esa mujer del reservado que está sola? No creo haberla visto por
acá.
--Como
la vas a ver si llegó hace tan solo dos días y tu barco en ese momento estaba
en alta mar.
--Cierto
sí. ¿Quién es? ¿Qué hace aquí?
--Vino
y directamente entro a trabajar en la casa de don Renzo, allá en el centro,
dicen que es la chica que le va a cuidar a los hijos, dado que la mujer va a
trabajar todos los días con él.
--Ahh…bueno
saberlo, servime otro de esto voy a ver si le hablo un poco, está sola y seguro
aburrida, espero no equivocarme porque si no me va a sacar vendiendo
almanaques.
Dicho
lo cual con su bebida en mano fue al encuentro de la joven que lo había
intrigado tanto. Esperaba tener éxito, esperaba…
--Hola
¿Qué tal? ¿Puedo sentarme?
Sus
ojos se encontraron y por un momento a él le pareció que ella le iría a decir
-quien te conoce raja de aquí- pero no, por el contrario, respondió a la
sonrisa y dejo que se siente, así lo hizo y escucho una vos femenina que le
preguntaba.
--¿A
qué debo tu visita?
--De
verdad que a nada, te vi sola y pensé, voy a hablarle a esa mujer para que no
se aburra, nada más.
--Muy
gentil de tu parte, lo cierto que estoy aburrida por lo tanto habla.
--Para
eso vine pero no es tan fácil, cuando dos personas de diferente sexo es la
primera vez que se ven.
--Trata
que lo tuyo sea ameno porque puede ser la última.
--Tratare
que ello no ocurra, aunque te voy a decir una cosa, vengo de estar dos semanas
en el mar, contemplando a las gaviotas y tirando redes para pescar, como ves
estoy algo retrasado en cuanto a lo acontecido aquí en estos días.
--Yo
hace que llegué dos días, vengo de la ciudad, estos dos días bien pueden ser
tus dos semanas, así que estamos igual.
--Correcto
sin sacarnos ventajas entonces, me parece magnífico, cambiando de tema, escuche
que estas en la casa de Renzo cuidando a sus hijos. ¿Es cierto eso?
--Si
soy maestra y apareció un aviso en el diario pidiendo institutriz para unos
jóvenes, escribí y aquí estoy.
--Tan
simple.
--Sí
¿Por qué?
--No
te creo, Renzo es un personaje con mucho poder y guita, nadie entra a su casa
por un aviso en el diario al contrario, tiene que estar bien acomodado con su
entorno para hacerlo.
--¿Te
parece?
--Sí.
--¿Entonces
te mentí?
--Seguro,
pero que importa eso, tendrás tus motivos para ello lo que sí es verdad, que
estas en su casa trabajando para él.
--¿Y
vos que haces?
--Lo
mismo que vos.
--¿Cómo
lo mismo que yo? ¿Sos maestro?
--No
trabajo para Renzo, nada más que a diferencia tuya lo hago en su pesquera.
¿Pesquera
San Antonio? ¡Qué casualidad!
--No
casualidad no, si Renzo es dueño de casi todo aquí.
--¿De
casi todo?
--Por
no decirlo todo, salvo este bar y algunos comercios más, después la mayoría de
los emprendimientos comerciales acá en el pueblo son suyos.
--¿Todo
un personaje entonces?
--Si…y
de nuevo me estas mintiendo ¿Cómo es que no sabes quién es Renzo y el poder
económico con que cuenta en este pueblo?
--¿Por
qué tengo que saberlo?
--¿Por
qué estás trabajando con él?
--Recién
hace dos días que trabajo con él y ni siquiera lo conozco personalmente,
siempre hable y trate con la señora.
--Puede
ser, pero algo me dice que viniste porque precisamente lo conocías muy bien, no
estás de casualidad acá, lo tuyo fue premeditado y pensado hace tiempo.
--¿Cuánto
tiempo señor sabelotodo?
--Seis
meses.
Al
escuchar esto último ella se sobresalto y su rostro empalideció, él advirtiendo
esto continuo su razonamiento.
--Si
hace seis meses, el tiempo justo en que fue abordado el pesquero Albatros por
prefectura, hubo un pequeño lío y Renzo tuvo que ir a dar explicaciones a la
ciudad capital, pero después todo quedó en la nada.
--¿Y
entonces?
--Aparentemente
porque parece que el asunto siguió caminando según rumores que corren por ahí y
de pronto vos, como un ángel de la guarda apareces en su casa.
--¿Te
puedo hacer una pregunta? Curioso desconocido.
--Sí.
--¿A
vos que te importa todo esto?
--Sabes
una cosa, yo cuidaba a Renzo, era su guardaespaldas favorito hasta que nos
peleamos por un vuelto, entonces fue bueno conmigo no me mando matar, pero me
dejó enterrado como marinero de uno de sus barcos pesqueros.
--O
sea que estas despechado, le tenes broncas, queres vengarte.
--Puede
ser todo depende de vos.
--¿Cómo
de mi?
--Si
de saber quien sos y de darme la oportunidad.
--Soy
la maestra de sus chicos eso soy ¿Estás loco?
--Prefectura
te mando, sos una de ellos y te dijeron anda, metete en la selva, vamos a cazar
al lobo en su propia guarida.
--No
se dé que hablas sigo pensando que estás loco.
--Conmigo
tenes alguien que se ofrece para hacerlo.
--¿Hacer
qué?
--Matarlo.
--¿Y
cómo lo harías?
--Así.
Sacando
una veintidós corta con silenciador disparo casi sobre el cuerpo de la mujer, después
corrió la silla un poco más adentro del reservado para que nadie vea el cadáver
y fue en búsqueda del tipo de la barra.
--Che
Pedro, allá en el reservado tengo a la mina muerta, hacela desaparecer, no, no me
mires así era de la poli, agarró el teléfono y marco un número.
--Hola
Renzo, habla su guardaespaldas predilecto ¿Qué tal como le va? Tengo una novedad
para usted. Vio la mina esa, la institutriz que tomaron en su casa, era de la prefe,
no se preocupe ya no nos va a joder más, después hablamos, chau, colgó y se fue
en busca de los aparejos.