viernes, 25 de febrero de 2011

Bailarin de Tango

La estoy esperando, en Avenida Cabildo, en una de esas cadenas comerciales de cafés, llenas de ruido, gel con alcohol y mesas pequeñas, donde no podes acomodar, tus libros y mochila. Todos hablan y se miran a hurtadillas, mientras las ligeras mozas, llevan y traen pedidos, que hacen al alquiler del lugar que uno ocupa. Al frente, la avenida  con su intenso tráfico, al costado, el largo mostrador, con su maquina cafetera y su caja que recibe dinero, al fondo, como siempre o casi siempre, escondido, perdido, el baño. La estoy esperando, ¿Vendrá?  ¿No vendrá?

--¿Que va ha tomar?
--Una lagrima chica, liviana, con poco café.

Soy...debo presentarme, bailarín de tango y si, la conocí en esos bailes de Avenida de Mayo, la volví a ver, en la rotonda de Barrancas de Belgrano, la perdí entre compases de trabajo y obligaciones, no se si la volveré a ver, porque dudo de que venga, además tengo miedo de que venga. ¿Porqué siempre habrá muchas mujeres? Jóvenes, bellas, deseadas  ¿Porque? ¿Atarme a una me da miedo?

--La lagrima.
--Gracias

Soy de esos tipos, que por maldición hereditaria, han recibido la orden, de que si estas con una chica, no podes joder con nadie mas, esa es tu ultima aventura, quédate quieto y dedícate a ella. Por otro lado, toda mujer que veo en este café, en la calle a través de la vidriera, yendo al fondo hacia el baño, me calienta, quisiera estar con ella, quisiera estar con todas, aunque no se deba, aunque mi mandato genético fiel, me lo impida, sufro. Tomo el café que se enfría lentamente, lo hago muy despacio. Que bien esta la moza y aquella chica, que lee distraída -demasiado distraída para mi gusto- ¡Que hermosa es! Divago, miro el reloj, pasa el tiempo.

--Por favor otra lagrima.
--Si.
--Acordate liviana.

Debo confesar, lo que no me gusta decir a nadie, ni a la cucharita de café mientras revuelvo. Soy tímido, espantosa timidez, que siempre ha sido compañera, de todos mis actos.

--Su lagrima señor.
--Gracias.

Se imaginan ustedes, miles de horas parado al borde de la pista, sin bailar, infinidad de chicas que se fueron, por no saber que decirle ¿Como se maneja esto?   ¡Hay la puta como quema este café!
Si fuera lindo, pintón, ellas te ayudan, facilitan las cosas, pero no, precisamente soy mas bien común y la verdad, debo decirlo, poco piola,  -¿Que cacada no?- Esto complica. ¿Como aprendí a bailar el tango?, Buena pregunta....espere, espere que se esta levantando la chica lectora que no mira, la verdad, quiero ver que culo tiene, que piernas, que talones, como juegan alegres sus deditos, dentro de las sandalias de cuero.  ¡Ah! ya está, ahí se va yendo, hermoso lo que veo. A veces quisiera saber, porque nos gusta el culo, tanto como un todo, que llena nuestra cabeza de contenido sexual, exuberante, lo ignoro. Bueno ya se fue, sigamos. Como decía, aprender a bailar me costo muchísimo, varias academias, hasta que al final, una sufrida prima mía, se propuso convertirme en un bailarín, y terca, lo consiguió, hoy, el baile es mi arma de combate, el único truco que poseo, para acercarme a una chica  ¡Bailarín!  Voy a Avenida de Mayo, San Telmo, la Boca, donde se baila tango y observen, me planto tranquilo, ahora no soy mas el recontra tímido, soy el profesional, bailo de una, ha través de lo que hago, adquiero seguridad, les cuento algo, como todo tímido, una vez que me dan la mano, me tomo el brazo, la cintura y bajo la bikini, de cualquier entrepierna, me agarro al cuerpo, la boca, los ojos y el bajo vientre, de toda mujer.¿Saben porque? Porque soy tímido, pero soy bailarín y hablo, cuento el relato de lo que los otros quieren oír, me convierto en la vos del deseo, de su deseo, se que la palabra es todo, cosa rara, el tímido cuando habla, quizás por un hecho de autoprotección, sabe siempre lo que decir, para que el otro acepte lo que propone,  ¡ah! tanto hablar me agarro hambre, aquí los alfajores de chocolate, son muy ricos, voy a pedir uno.

--Tráeme un alfajor, el más grande, de chocolate.

¡Que fuerte esta chica, grande moza! En este lugar hay un quilombo bárbaro, voy a mear al baño y vuelvo, si ya se, es hacia el fondo.  ¿Estaba diciendo? -ya vine me lave las manos con gel de alcohol, y estoy comiendo hermoso alfajor, no les voy a dar.- Partamos del comienzo, soy bailarín y hoy me salvo por eso, pero ha veces bailando, quedo enganchado en una cintura y unos ojos negros, en una chica alta con una piel de pétalos, eso  me da miedo, si me meto con alguien, de lo loco que soy, se me hace un inmenso complejo de culpa, me gusta otra y no puedo dejarla por esta, empiezo a pisarle los pies a la que tengo, ¡La puta que los parió! No se lo que me pasa, termino pateando las paredes y bailando solo. Como tarda esta chica ¿Vendrá? Ya se, después de esto ustedes dirán, anda a ver a un sicólogo   -y fui-...Debo decirles que para sicoanalizarme, a mi me gusta un profesional hombre, pero no se que paso, se metió mi prima -esa que me enseño a bailar- y me recomendó una sicóloga...no se, hablando de mi prima, a veces pienso si me la debería coger, pero no, soy muy tímido para ello, volviendo a la sicóloga, fui a verla, calle Chenaut, hermosas arboledas, piso cuarto, detrás de los cuarteles, perpendicular a Luis María Campos. Todo perfecto.

--¿Que lo trae por acá?
--Soy tímido, me cuesta salir con una chica, cuando consigo una, quiero a todas, no puedo ser infiel y me destrozo.

Se la hago cortita, fui varias sesiones, siempre tímido, supe lo que hablar en función del otro, la sicóloga estaba sola, dije si me permite, si me entendes, esto no puede ser, salgamos, la invite a bailar, vino, pudo ser impulsada por Freud, o por su propio deseo, pero en la Rotonda de Barrancas, apreté su cintura entre mis brazos, metí mi pierna entre sus piernas, bailamos, sin timidez, como corresponde a un paciente y su sicóloga, después, por supuesto, como piensan ustedes, degenerados como yo, nos acostamos  ¡Maldita sea! Volví a ser enganchado por otra mujer, no, el complejo de culpa, no pudo calmarlo ella, salí enloquecido, tras las otras chicas de Belgrano, el centro, Palermo, que se yo todas. Un momento, que rico estaba el alfajor, el de la caja, me esta mirando raro, hace mucho que estoy, con muy  poca consumición ¡Pero que quieren! Es la chica, mi hermosa bailarina que no viene, ¡A ver si arreglo esto!

--Me traes otra lágrima, con una medialuna de manteca.
--Bueno.

Todo es así, vivo angustiado, vivo en la duda eterna, me quedo con esta teta, me gusta mas aquella, ¡Ah no!  ¡No!  Ese culo es impresionante. Sin embargo, debo explicar para vuestro asombro, que mucho, pero mucho, me gustaría juntarme con una chica, tener hijos, llevar el cochecito, darles la mamadera, cambiar pañales, porque no, bailar tango solamente con ella, en cumpleaños y fiestas de navidad, ¡Pero como hago!, Alguien por ahí dijo que el hombre, es su carácter, la verdad entiendan, mi carácter es muy jodido, aunque parezca muy callado y serio, quisiera cogérmelas a todas. Que malo lo anterior, muy malo, lo desdigo no lo desdigo, lo dejo como ejemplo, de un bailarín torturado, pero que quiere ser fiel, que trata de serlo, que tiene un inmenso complejo de culpa por ello, pero que quizás, tenga suerte y esto algún día cambie  ¡Ah! La lagrima con medialuna.

--¿La hiciste liviana?
--Si.
--Gracias

¿Viene o no viene  esta chica?  Estuvimos bailando anoche, quedamos en encontrarnos hoy, ¿Se habrá arrepentido? No, lo que pasa que es de la provincia, viví en Berazategui, desde allí hasta Belgrano, hay un tirón, la verdad que si viene, se le debería levantar un monumento, pero sigamos, rica medialuna che. Pero bueno, como ustedes saben, el problema nuevamente es, que soy tímido, que dudo mucho, que me gustan todas. ¿Alguno de todos los chicos, que están en este café, será como yo?, Pregunto, alguno querrá sin querer, amara cuando no es amado, dejara ir al sueño de su vida, por no poder decirle, te quiero quédate conmigo, yo soy vos, mientras estamos juntos. No se, siempre imagino, ¿Que porcentaje de toda la población será tímido? Dubitativo e imposibilitado por definirse en algo. Si fuéramos muchos, deberíamos salir todos juntos, obligar a la sociedad, a que ponga normas de convivencia, que nos ayuden en nuestras limitaciones  ¿o no?  ¡De pie! Tímidos y tímidas, frecuentadores del miedo y de la duda.  ¿Podremos alcanzar la paz?  ¡Con la genética no se jode! En este café de cadena comercial, la lagrima, para que te la sirvan liviana, tenes que pedir un jarrito de leche, las medialunas son de otra cadena comercial, me reservo la opinión ante ustedes.  ¡Ah por fin!  Aquí esta entrando mi bailarina de Berazategui, pero no se, las mujeres son siempre una sorpresa, viene acompañada, ya me vio, empezó a sortear mesas  -no me gusta que los hombres, miren a las mujeres que bailan conmigo-  otra mas, soy celoso, muy propietario de lo mío, bueno no hablemos, esta llegando, se acabo.

--¿Que tal Ricardo?  ¡Estoy muerta!  ¡Cansada!

-me llamo Ricardo-

--¡Por fin! Natalia, creí que no llegabas.
--¡Toma! No te quedes sentado como un idiota ,agarra a tu hijo, que pesa un montón y te digo, es la ultima vez que voy sola a Berazategui, a ver a mama, de ahora en mas, me acompañas siempre.
--Un café doble por favor.




La Desconocida

La iba a llamar tocándole su cuerpo para que se despierte y se vuelva a su casa, pero algo en su interior detuvo el intento de hacerlo, ambos estaban desnudos en la cama de su cuarto, mantuvieron una hermosa relación sexual durante la noche y ahora, al comienzo de la mañana dormían, recuperando las energías que habían consumido horas antes, locos de deseo, perdidos en esa pasión desenfrenada, que da y quita el amor cuando se es joven y de él, se necesita. La había conocido en un boliche hacia apenas horas, no sabia quien era ni de donde venía, es más, a decir verdad hasta de su nombre se había olvidado, lo único de lo cual no podía negar conocimiento, era de su condición de mujer, de su cuerpo, ese, que dormía al lado suyo, hermoso y firme y de su propio deseo que estallara repentinamente, de poseerla, de hacerla suya, de perderse en ella para siempre, algo había pasado, no era hombre que se comportara de la forma que se comportó, es cierto que no acostumbraba frecuentar boliches, rara vez concurría a alguno, si lo pensaba bien, esta sería la segunda vez en su vida que lo hacia, pero lo más loco, nunca jamás se le ocurrió llevar a su casa a una mujer sin conocerla, sin saber nada de ella, incluso, sin haberla visto siquiera, porque todo el encuentro ocurrió en la penumbra del local, en el lapso de las cuatro horas que estuvieron allí dentro abrazados, bailando, buscando las palabras que mostraran todo lo que sentía, en ese hecho inesperado de estar juntos, parecía un sueño, solo que había despertado y ella seguía allí, presente al lado suyo, durmiendo boca abajo con sus senos sobre las sabanas, con su sexo dentro de su cama, con toda ella dueña de el, de su vida y de su cuarto. ¡Sí!, estaba decidido, la llamaría para que se levante se bañe y se vuelva a su casa, no era nada conveniente que una desconocida, ¡vaya a saber quien! Se meta en su intimidad, ande dando vueltas por su departamento y encima se crea con el más mínimo derecho sobre él que siempre había sido libre de plena libertad, que amaba su soledad como el más preciado bien que pudiera conseguir, que siempre fue extremadamente cuidadoso en relacionarse con mujeres, que no lo comprometieran sentimentalmente, sabia buscar y más, estaba perfectamente entrenado en el arte de dejar, de irse en el momento justo y oportuno, para no enredarse más allá de lo necesario. Pero ahora se había equivocado, por primera vez, -deseaba que fuese la última- cometió un error imperdonable, no escucho a su cabeza y dejó hablar a su corazón, la verdad, si no hubiera cogido tan bien con ella, maldice ría haber entrado en ese boliche, haberla conocido, ¡Todo! ¡Todo! quería borrar y empezar de nuevo, ¡a ver! Despertarse y que ella no estuviera, desperezarse en la cama totalmente y que fuera totalmente suya, ¡Pero no! A su lado, junto a el, estaban una nuca, una espalda como hermosa planicie en medio de los cerros, un culo, ¿Pueden ser adorables los culos? Porque este lo era, y unas largas y bellas piernas, todo ello daba lugar a la parte de atrás, digamos al contrafrente de un hermoso cuerpo femenino, por tanto su cama en ese momento en esa pequeña fracción de instante de su vida, no le pertenecía por completo, la desconocida, “esa” de la cual ni el nombre sabia la compartía con el,  tanto era así que ni tenia la delicadeza de despertarse, estaba sumida en un sueño dulce y profundo, su respiración era tranquila y al verla, uno imaginaba que se quedaría así eternamente. Ese pensamiento, “quedarse así eternamente” de pronto lo volvió loco, pero no, solo una pavada, la despertaría y adiós, ¡a la calle!, a su mundo y el al suyo, eso es lo que iría a pasar y no otra cosa. De pronto se vio a si mismo en bolas y eso le molesto, recorrió con los ojos la habitación, ropa tirada por todos lados, Yin, remeras, calzoncillo, tanga, corpiño, ¿Que había pasado?  ¿Tanta desesperación consecuencia de tanto desorden? Su calzoncillo por suerte estaba en el suelo cerca suyo, no tendría que molestarse, alargo un brazo lo agarro y se lo puso, miró la hora en el despertador, las once de la mañana, debía tomar una determinación era hora de levantarse, pero no supo porque a ella la dejó que siga disfrutando de su sueño, fue al baño que estaba en la misma habitación y se lavo los dientes, decidió darse una ducha pero no cerró la puerta, ¿Para vigilarla tal vez? ¿Para ver y gozar su bello cuerpo sobre el lecho? Quizás ni se hizo ninguna de estas preguntas, pero la puerta quedó abierta como ojo vigilante, mientras el agua caliente recorría su cuerpo, sus pensamientos y su alma. Estaba contento y al concluir la ceremonia higiénica, noto mientras se secaba, que tal vez la presencia de la desconocida no le preocupaba como antes, que ella la desconocida, podía ofrecerle lo que hacia tiempo había perdido de vista, la posibilidad de estar acompañado, de que alguien aunque sea por una minima porción de tiempo, se encuentre al lado suyo compartiendo su vida, buscó ropa interior limpia y ya oculta su parte sexual fue a la cocina a preparar el desayuno, calentó el agua para el café y saco de la heladera manteca y dulce de leche, enchufo la tostadora y tostó rebanadas de pan lactal, una vez todo ordenado lo ubico en una bandeja, café con leche, manteca tostadas y el dulce ¡listo! Servicio completo, la desconocida no se podía quejar, no sería un hotel cinco estrellas ¿Pero ella sabría de la existencia de los hoteles de cinco estrellas? No se llenó más el bocho con preguntas que no tenían sentido, se dirigió hacia ella que se encontraba durmiendo, ¿De que forma despertarla? ¿Con una palmada en la cola o un beso en la nuca? Se decidió por esto último, le retiro el pelo y apoyando sus labios le dio un profundo y largo beso, el cuerpo de ella se estremeció, un profundo suspiro salió de su pecho al momento que dando media vuelta sobre si, los ojos se encontraron en el silencio de la habitación y porque no, seguro que se vieron por primera vez, por esa vez que la mirada del otro y la nuestra buscan inflexibles el ¿Quiénes somos? ¿Qué queremos? ¿Nos conviene si o no? Los ojos, esa maquina fotográfica que lleva a nuestra mente las sensaciones de la vida, ellos nos están mirando o los estamos viendo.

--¿Quién sos? ¿Dónde estoy?
--¡Como quien soy! ¡Donde estas! El boliche, estuvimos cogiendo hace un rato y me salís con esto.  ¿Te falopeaste amor?
--¡Estas loco! Es la primera ves en mi vida que entro a un boliche, aunque no la primera que me acuesto con un tipo, ¿No se porque estoy aquí? ¿Ni porque decidí coger con vos? ¡Esto es absurdo que me pase! Lo único que recuerdo que te vi, me viste, comenzamos a bailar ¡bailar! ¡bailar! Y luego aparentemente todo concluyo en tu cama, sobre este lecho donde me encuentro en bolas frente a vos, tenes la delicadeza de alcanzarme el corpiño y la tanga, me pesan las tetas, y no sos quien para mirarme como vine al mundo.
--Toma, aquí tenes la tanga y el corpiño, es una lastima me gusta verte desnuda, pero porque no te sentas en la cama y tomamos el desayuno juntos, es tarde debes tener hambre.
--Si tengo hambre, pero me quisiera higienizar la boca, lavar la cara ¿Tenes dentrífico?
--Por supuesto pero no tengo cepillo.
--No te preocupes uso el dedo, aguarda un segundo que enseguida vuelvo.

La desconocida salto de la cama, en el esplendor de su belleza paso frente al hombre que la miraba contento de haberla poseído, de que por un momento, su cuerpo, el de ella tan bello, hubiera sido suyo.

--Aquí estoy, ¡listo! ¿Qué parte de la bandeja me corresponde?
--La que mas quieras tener, en realidad lo que te traigo es muy simple, café con leche y tostadas, si tenes ganas más tarde podemos ir a almorzar.
--Que te hace pensar que habrá un mas tarde, que te hace suponer que me voy a quedar con vos, más tiempo que el necesario para tomar este café, vestirme y a la calle, chau, ¡me fui! Ni se tu nombre ni me interesa saberlo, estuvimos juntos una noche, es más, ahora que lo pienso no se que me paso, así al lado mío sentado en calzoncillo, sos un tipo igual que tantos, uno cualquiera, si te hubiera visto a plena luz y de día, quizás no hubiéramos ido ni hasta la esquina.
--¿A plena luz y de día? Esta bien, son tus gustos, de ello debo deducir que fui un tipo de suerte, te enganche en un lugar oscuro, justo en tu primera noche de boliche y tal vez hable más de lo que debía, o lo más probable, las circunstancias se dieron así y sin saber como ni porque, terminamos en mi cama ¿Pero no te vas a bañar antes de irte?
--No gracias, me ducho en casa, no hay como mi baño.
--Como quieras, sos dueña de tu cuerpo.
--¿En que barrio estoy?
--Belgrano ¿De donde sos?
--De algún lugar que no interesa, ¡estas pesado! ¿Entendes lo que te dije? Voy por la mitad de la taza, estoy a dos tostadas de desaparecer de tu lado para siempre, ¿Alguna vez le diste tanta importancia a dos tostadas en tu vida, como en este momento?
--Nunca, de haberlo sabido las hacia duras e interminables, pero nunca pensé que serian el reloj que marcaría el tiempo en que no te volveré a ver, ¿Cuál es tu nombre? Se me olvido.
--Mejor así, no tengo nombre, tampoco me digas el tuyo, no quiero llevarme ningún recuerdo de esto que paso entre nosotros.
--Como quieras, veo que ya te comiste las dos tostadas, por lo que a mi respecta me voy a vestir para acompañarte hasta abajo y abrirte la puerta, termina de arreglarte vos.

Ambos en silencio, cada cual en lo suyo, se prepararon para bajar, el ya vestido vio que ella también lo estaba, agarrando las llaves de la mesita de luz le dijo.

--¿Estás lista?, si es así seguime que te llevo a la puerta de calle.
--Es lo que más deseo, irme y no verte ni verme en tu casa.

Salieron al palier, tomaron el ascensor y en planta baja, el se acercó a la puerta de entrada y la abrió, dándole paso para que salga.

--¿Sabes que tomar? ¿Cómo irte?
--No te hagas problema se perfectamente lo que debo hacer, hasta nunca.
--Chau.

La vio alejarse, cerró la puerta y volvió a su departamento, un perfume de mujer lo había invadido, fue y levanto las cortinas, el aire entrando del exterior pronto lo hizo desaparecer.
  

martes, 22 de febrero de 2011

Recuerdo


Recuerdo que éramos tres, Julia, Alberto y yo, recuerdo que nos conocimos en la facultad, recuerdo que Julia era hermosa y Alberto su novio, un hombre perfecto, varón sin una macula desde su nacimiento, recuerdo también que vivían en pareja por el barrio de Palermo, cerca de la placita Serrano, cuando Palermo era un barrio común y la Plaza Serrano un lugar insignificante, en donde se vendía y compraba chatarra, hierros viejos , extrañas piezas de máquinas deshechas, retiradas de fabricas fundidas. Recuerdo que yo vivía en Belgrano y me tomaba el cincuenta y cinco para ir a verlos, casi siempre para estudiar juntos, rara vez estuve con ellos en un acontecimiento social, era el amigo de la facu, al que se recurría para preparar alguna materia ante la proximidad de los exámenes. Recuerdo más, recuerdo que ambos eran reservados en su vida intima, se decía entonces, lo repetían los estudiantes, los profesores, los pasillos de la facultad, las aulas pobladas, que ella no lo quería, le era infiel, gozaba con hacerlo cornudo, perderse en los brazos de otro hombre, para luego invariablemente volver a el. Recuerdo que yo era  estupido, de una estupidez premeditada y lógica, discutía con todo el mundo, ¡Si con todos! Que eso no era verdad, que jamás en el tiempo que éramos amigos, note nada en ellos de lo que se decía, que Julia lo quería y el, Alberto,  me lo había confesado más de una vez, no podía vivir sin ella y siempre frente a ellos, fui testigo de un gran amor entre los dos. Recuerdo que una tarde como tantas, que estudiábamos para rendir examen, tome el cincuenta y cinco y fui a Plaza Serrano, me baje y camine las dos cuadras, que me separaban de la casa donde ellos vivían, recuerdo que era una tarde de octubre, soleada y linda, recuerdo que sentí ganas de soñar, de estudiar, de terminar la carrera, de encontrar una mujer y de casarme y ser tan feliz como Julia y Alberto, recuerdo que todo esto fue consecuencia, de la calida brisa que atravesaba mi cuerpo, estaba contento y quería vivir. Recuerdo que sin darme cuenta, ya estaba frente a la casa de ellos, recuerdo que toque el timbre, una, dos, tres veces, recuerdo que me llamo la atención que no me abriesen la puerta, ya que sabía me estaban esperando, recuerdo no se porque, que de pronto la brisa dejo de ser acogedora y una inquietud, recorrió mi cuerpo, recuerdo que empuje la puerta y esta se abrió, recuerdo que entre sin que nadie viniera a recibirme, seguí el pasillo que llevaba al living, vi la mesa donde estudiábamos siempre, con los libros abiertos y los cuadernos de apuntes ocupando su lugar, oí el silencio y el ruido de mis pasos que lentos avanzaban, recuerdo que era como una música extraña, que rompía la quietud imperante en esa casa, recuerdo que levante los ojos y vi luz en la cocina, recuerdo que camine a ella como hipnotizado previendo no sabía que, aguardando se me revelara el peor de los misterios. Recuerdo que cruce el vano de la puerta y vi los cadáveres, ambos con un balazo en la cabeza, los cuerpos uno sobre el otro, en la mano de el un revolver y en la de ella, una carta, recuerdo que me acerque trémulo, recuerdo que no me importó él y su revolver, solo miré la carta, creí reconocerla, recuerdo que me agache y miré bien, era mi letra, recuerdo que leí “Ya tengo todo arreglado amor, vamosno del país, es hora de que dejes a Alberto para siempre.” Recuerdo que arranque el papel de esa mano muerta, su mano que tantas veces retuve entre las mías, recuerdo que la vi por última vez y me fui para siempre, recuerdo que desde entonces, desde entonces estoy aquí, el siquiatra dice, que un día dejaré de recordar.



ricardolferraris@gmail.com

Refugiados en Tayasal

Serían los once espacios del fantasma de la noche, cuando Caneq cruzó el vado del rioExt, en dirección al lago Peten, en cuyo centro se hallaba la isla, sobre la que habían construido la ciudad de Tayasal. Ya hacia varios días que andaba sin parar, por todo el territorio de la Península de Yucatán, tratando de evitar, el encuentro con avanzadas de hombres blancos, que se preparaban para atacar nuevamente a la ciudad, la última soberana, en todo el Imperio Maya, en si mismo el también escapaba, escapaba de la destrucción de su ciudad natal Itzá, donde solo quedaban los grandes pozos naturales, los Chichén, antes cubiertos por ofrendas a los dioses, entregadas por ruegos que fueron cumplidos y hoy, convertidos en tumbas de miles y miles de habitantes, de casi todos los que allí vivieron hechos cadáveres de fuego, como si el Gran Vidente, hubiera convocado  a El Espejo Humeante, dios de la muerte, para cubrir los Chichén con su manto negro. Tenía hambre, de su bolsa colgada a la cintura, saco granos de maíz cocido que comió mientras caminaba, con la mirada recorría el cauce del río, sabia que al final de este se encontraría con el lago y en su centro, la ciudad de Tayasal, último refugio de los mayas aun vivos, que dispersos por toda la península, huían del hombre blanco, que era como el Iztli, dios del sacrificio y los cuchillos de piedra, pero también estaba al tanto, que carros de guerra, que escupían fuego por la boca, venían por el mismo río, para sitiar a la ciudad y destruirla, tres veces intentaron hacerlo y fueron rechazados, por Tzacab dios del viento la tormenta y el fuego, que con sus atributos permitió que los mayas de Tayasal, conservaran su suelo, hacía allí iba, en busca del último vestigio de su raza, en busca de la muerte o de la vida entre los suyos, ¿Era posible eso? Cuando el Imperio no existía, cuando su gente moría destrozada a montones y la tierra no era lugar para el amor, sino para la muerte. Así pensaba, cuando de pronto lo alerto un gemido, no muy lejos de donde se encontraba, alguien se quejaba, hacía la izquierda entre aquellos matorrales en medio de la selva, de allí, si de allí era indudable, la voz del que sufría le llegaba, dejo por un segundo la orilla del río y se desvió, hacia el lugar de donde le pareció, que el quejido había venido, separo la vegetación y de golpe, se encontró frente a un joven guerrero maya, herido en un hombro por la maldita espada de hierro de los blancos, se abrió camino y se dirigió hacia él, cuando estuvo a su lado el herido dejo de lamentarse y lo miró a los ojos.

--Hermano, ¿De donde vienes? ¿Te envía Kauil? Aquel que hace brotar las cosas necesarias.
--No guerrero, vengo de Itzá destruida, en pos de Tayasal mantenida por nosotros, busco defender mi mundo contra el blanco y morir, en el último pedazo de suelo que me quede.
--Lo mismo yo, pero me han herido y no se, si podré llegar al fin de mi destino.
--¿Por qué no? Dejame que te vea la herida e invoque a Ixmucame, Abuela diosa del Maíz, para preparar una masa con yuyos que la cure, los yuyos que nacen en la selva y cuidaran de tu cuerpo y de tu alma, en manos del Chaman, que sabe del bien y del mal, de la vida y de la muerte, en todo el inframundo que nos obliga a seguir el camino señalado por los dioses.
--¿Sos Chaman, que cura las heridas de los cuerpos y protege el alma de los espíritus malignos?
--Si guerrero, soy Chaman que cura las heridas de los cuerpos y protege, al alma de las penas que le llegan, por favor dejame verte, estoy seguro que si mis ojos ven lo que te pasa, mi mente que los sigue sin chistar, sabrá curarte.
--Acércate y mírame el hombro, donde la hoja del acero lastimó mi cuerpo, solo yo veo los pájaros negros, que vuelan sobre el azul del cielo, ¿Es un presagio Chaman? ¿Es un aviso de los dioses, que el fin de nuestro Imperio esta cercano?
--Tus pájaros de fuego tendrán razón, si como lo explicas, son los dioses que los mandan a ver nuestro final, en manos del hombre blanco.
--¿Estas seguro Chaman?
--¿De que?
--De lo que nuestros dioses, Gucumatz y Tzacab dicen, del Imperio que se acaba.
--Como no estarlo guerrero, si de todas nuestras ciudades, sus poblaciones, nuestros templos, lo único que queda es Tayasal, hacia donde vamos, si ellos los blancos, todo lo mataron, la piedra la convirtieron en polvo y el polvo, en nube que se llevo el viento, ¿Como no destrozaran al fin Tayasal? Como no nos dejaran muertos, en las calles, en nuestras casas, en los templos, donde habremos concurrido, a pedirles a los dioses que hagan algo, es el fin de una raza guerrero, la nuestra, la tuya y la mía, la de todos aquellos que murieron, por el hierro y el fuego hecho trueno del invasor blanco.
--¿Entonces, a que quieres curarme? Dejame que muera en medio de la selva, andate vos y trata de salvarte.
--Como tu profesión es matar, matas hasta morir en el campo de batalla, como mi profesión es curar, curo sin saber tu destino final y es así, que hoy en este instante, miro tu hombro herido y digo que la hebra del apate, yuyo que calma la inflamación, mezclada con hojas de acaranda, que extrae de la sangre, los líquidos impuros que la contaminan, te harán sentir mejor, permíteme entonces que coloque sobre tu herida, esto, preparado por mi que te curara, tal cual lo ha determinado La Abuela diosa del Maíz actuara sobre tu mal, también bebe el jugo de este fruto, que calmara el calor de tu cuerpo, cuando el calor se halla ido estarás mejor, ahora ven conmigo al río, ¿Tomaste agua?
--No pude, me desmaye antes de llegar a ella.
--Acércate ahora entonces, vamos a la orilla, allí te alcanzaré un cántaro, lleno de agua fresca directo del río, deberás tomarla, así te sentirás mejor, yo me llamo Caneq, ¿Vos como te llamas?
--Hovmol.
--Bien Hovmol, arriba entonces, vamos a la costa.

Caneq levantó a Hovmol del suelo, lo sostuvo un tiempo, hasta que este pudiera mantenerse en pie por si solo, una vez conseguido esto, lo acompaño lo mejor que pudo a la costa, donde llenando su cántaro con agua, este tomó de él, el necesario líquido que lo ayudaría a restablecerse.

--Listo Hovmol, ¿Cómo te sentís?
--Mejor.
--¿Podrás caminar apoyándote en mi, rumbo al lago Peten?
--Si Caneq, creo que si, vamos, te estaré eternamente agradecido por tu ayuda.
--Hice lo que debe hacer un Chaman en estas circunstancias, nada mas, en marcha Hovmol, rumbo a la ya cercana Tayasal.

Los dos hombres comenzaron lentamente a caminar de nuevo, la orilla del río los llevaría al encuentro del lago, la marcha se hacia dificultosa dada la herida de Hovmol, ambos debían ir muy despacio, pero por suerte al caer la tarde, el calor desapareció de la selva y en su lugar, una brisa de aire fresco, comenzó a invadir todas las cosas, esto le dio mas vitalidad a los cuerpos cansados y horas después, la larga caminata llegaba a su fin, de golpe el río desapareció y se ensanchaba abruptamente, en medio de la selva y a escondidas de todos, entregaba su cauce a un hermoso e inmenso lago, llamado como dijimos Peten, en cuyo centro sobre una gran isla, estaba la ciudad de Tayasal, buscada por ellos para ayudar a defenderla y defenderse del hombre blanco, deseada también por los españoles, para destruirla y acabar con el ultimo signo de independencia, dentro de esa parte del Imperio de los Mayas.

--Ya llegamos Hovmol, este es el lago, allá a lo lejos sobre la isla, la luna nos marca el contorno de la gran ciudad.
--El problema Caneq, es como llegar a ella, con mi hombro no puedo nadar.
--Aunque tengas el hombro sano, tampoco podrías hacer nada, hay víboras en el agua, caimanes, es difícil sortear todos esos obstáculos que la naturaleza nos pone para probarnos.
--¿Entonces?
--Debemos hacer una balsa con las ramas del Babul, cuya madera es floja, fácil de cortar y flota muy bien, además es un árbol, en cuya base crece una especie de junco, con el cual podremos unir las ramas, como ves, la naturaleza pone a la serpiente y el caimán dentro del agua, pero tiene al Babul y el junco en la selva, que te permite pasar esos escollos y llegar al fin de tu destino, Hovmol, quédate sentado bajo este árbol, descansa, repone fuerzas, no pienses en nada, encomiéndate al dios Gucumatz El Señor de Cerca y Junto, si el nos protege, en el avance de la luna sobre el cielo, llegaremos a la ciudad.

Caneq se acerco al árbol Babul y con el hacha de piedra, que llevaba a la cintura, fue eligiendo las ramas necesarias, para hacer la balsa, una ves todas preparadas las que le hacían falta, comenzó a atarlas entre ellas, de forma de ir creando una pequeña plataforma de madera flotante, que le permitiría cruzar el lago, tal como lo necesitaban, una ves que tuvo todo armado, busco en otro árbol, una rama de madera dura, para hacerse con ella un fuerte remo, termino este y ya estaba todo listo, para atravesar el agua y llegar a la ciudad, cuya vida intensa ya se presentía desde allí, fue hasta el lugar donde estaba Hovmol, llevando consigo la balsa y el remo.

--Hovmol ¿Cómo te sentís?
--Mucho mejor, tus hierbas han hecho efecto en mí.
--Para eso te las dí, para que te encuentres bien, ya hice la balsa, veni conmigo, la tiraremos al agua subiremos en ella y cruzaremos el lago, veni vamos a la costa.
--Te sigo.

Una vez a orillas del lago, pusieron la balsa en el agua se sentaron sobre ella y Caneq, con el remo comenzó a maniobrar, para ir de costa a costa y entrar en la ciudad, la travesía fue lenta pero segura, poco a poco fueron dejando la selva atrás, ya se divisaba con claridad, consecuencia de la luminosidad de la noche, los contornos de la ciudad, algo más recorrió la luna en su viaje hacia el encuentro con el día, cuando ellos por fin, pudieron hacer pie, en el suelo de Tayasal, ya estaban a las puertas de la ciudad, dejaron la balsa en tierra y se alejaron en busca del camino, que los conduciría a una de las entradas de Tayasal, ya que esta era prácticamente amurallada y solo tenia siete
 sitios, por los cuales se podía ingresar a la misma, las declaradas siete puertas de la oportunidad, o los siete llamados de los dioses ancestrales, al rato de estar caminando por el borde del lago, que era donde concluían los suburbios de las grandes construcciones interiores, descubrieron uno de los siete caminos que los conduciría al fin de su meta, tomaron por el y al rato de caminar, se encontraron frente a una gran puerta, dominada por un sobre relieve en su frente, era la cabeza de una víbora emplumada, con las plumas del ave Trokal, aquellas que impiden la entrada a los espíritus malignos, un grupo de guardias cuidaba el lugar y al ver acercarse a los jóvenes, fueron a su encuentro.

--¿De donde vienen caminantes de la vida, que han decidido que este sitio, es el lugar de vuestro destino?
--Yo –respondió Caneq- vengo de Itzá, de Chichén Itzá, La boca de los pozos de Itzá, ciudad donde nací y a la cual, hombres blancos destrozaron totalmente, matando a casi todos sus habitantes, los viejos, los jóvenes, los redicen nacidos, las mujeres, los hombres, los templos, los dioses, todo, bañado por el fuego desconocido, al cual es imposible puedan nuestros dioses detener, yo he tenido la desgracia de no haber muerto y estar aquí, para contar lo que paso y llevar en las pupilas de mis ojos, cual el espejo humeante del dios omnipotente, a la muerte como reflejo eterno de mi vida.
--Pasa, vos que vienes de la vida, en busca de otra muerte, cuando el hombre blanco nos ataque aquí en la ciudad y vos guerrero herido, ¿Quién eres? ¿De donde vienes? ¿En cual combate el español marco tu cuerpo? ¿Acaso también llegas de Itzá nuestra ciudad sagrada?
--No, yo vengo de Izamal, que también corrió la suerte del fuego y el hierro y los caballos, de la muerte que se apodero de ella y que fue destruida totalmente, antes que el sol llegara a estar sobre nosotros, cuando las sombras de las cosas desaparecen, huí y en mi huida herido, me creyeron muerto y a duras penas, pude avanzar por el bosque, hacia aquí, para ser uno más de ustedes, hasta que las fuerzas me abandonaron y caí sin animo para morir al fin, si Caneq, no me hubiera encontrado allí en el verde natural del cual vivimos y nos alimentamos, seguro hubiera muerto, por si me necesitan en la defensa de la ciudad, mi padre que murió en Izamal, al frente de sus hombres, era un Tlatoani, un jefe de hombres y me ha enseñado todas las artes de la guerra, pongo mis conocimientos, para proteger a esta ciudad de la ferocidad de los hombres blancos.
--Pueden pasar mayas, hermanos Bacab, que todo maya lo es en la desgracia, vayan hacia esa construcción blanca de piedra caliza, allí esta el representante del Halach el gobernador, el Pequeño Vinic que les dirá que deben hacer y adonde ir.

Se dirigieron rumbo a la casa blanca, como les indicara la guardia de la puerta y se presentaron al Vinic, una ves ante el, repitieron lo que le dijeron a la guardia, el Vinic callado y silencioso, tocó una pluma azul, del tocado emplumado que llevaba en su cabeza, símbolo de su cargo, después de pensar un rato hablo.

--Hay un lugar en Tayasal, que es el lugar que mas querrán destruir los españoles cuando ataquen, es la casa del gobernador, el Gran Halach, en ella supongo en estos momentos, no vendrán mal un buen guerrero, hijo de un Tlatoani que la defienda con su arte y un buen Chaman, curador de los males de Iztli dios del sacrificio y los cuchillos de piedra, que además nos proteja de las enfermedades, que el hombre blanco derrama sobre nosotros. Los are acompañar por un Xilab, aquel que nos lleva al encuentro de los otros, para que los presente en palacio y los ponga en contacto con el Vinic, que les dirá donde deben estar.
--Gracias Pequeño Vinic, -le contesto Caneq- te estamos agradecidos por el trato que nos diste y esperamos, hacerte quedar bien en el lugar donde nos mandas.
--Ojala así sea Chaman, he visto en tus ojos la precisión de tu mano, ve con Iztli y ojala puedas curar la salud del Gran Halach que no tiene quien lo cure.
--Nuevamente Vinic, tu visión de lo que vendrá, te hace elegir bien, yo soy Chaman porque así me lo impuso Ixmucane, al hacer consistente el cuerpo del hombre y otorgarme sus conocimientos, Zac Cimi uno de los cuatro Chacs, que sostiene al cielo viniendo del oeste, envuelto en su manto negro, en el noveno día de la creación de este nuestro mundo, también lo ha hecho, tu elección ha sido correcta Vinic, ten la seguridad, que mi mano, a través de mis ojos, pasando por el conocimiento que Zac Cimi introdujo en mi mente, curara a tu soberano.
--Así espero Chaman.
--Así será, porque los dioses por mi intermedio así lo han querido Vinic, lo único que se escapa a mi conocimiento, es la destrucción del hombre blanco, con su poder del fuego sobre nosotros, no hay conjuro ni ritual que yo pueda hacer y los afecte, eso me ocurre porque nuestros dioses, son ellos que no saben como hacerlo, si los blancos no arrasan todo esto, en pocos días, como ambos tememos, nos volveremos a ver Vinic, y sabrás que tu Halach fue curado, ahora voy tras tu Xilab, rumbo al palacio.
--Que seas en el bien recibido.

Tanto Hovmol el guerrero, como Caneq el Chaman, siguieron al Xilab que los condujo por las distintas calles de la ciudad, rumbo al palacio del Halach, mientras pasaban por los distintos sitios, que una ciudad manifiesta en su forma y estructura, en todos ellos se veía, un febril preparativo para la defensa de la misma, por parte de sus habitantes, se dieron cuenta, que todos estaban al tanto de la proximidad del español y se encontraban, dispuestos a ofrecerle la mayor resistencia posible, e impedir que la ciudad, sea destruida. Mientras caminaban, cada ves fueron más los espacios abiertos, las canchas de pelota, hasta que se hallaron frente a un lugar llano, cubierto de exóticas plantas y grandes jaulas, donde en su interior había todo tipo de pájaros, al cual más raro en la hermosura de su plumaje, más al fondo en lo que sería una plaza, se encontraba la casa del gobernador, construida sobre una plataforma de pirámide trunca, a la cual se accedía por el este o el oeste, mediante una escalinata de piedra con peldaño de ónix. Pronto subieron esos peldaños y un rato más tarde, atravesando la gran puerta del palacio, fueron introducidos por el Xilab, en el interior de una sala, donde funcionaba la casa del Tercer Vinic, aquel que era el responsable de todas las personas, que habitaban la residencia y servían al Halach, el Xilab se adelanto y hablo.

--El Señor del Cerca y Junto, dios que ordena a las personas que viven en la morada donde habita el Halach, me acerco a vos, para que recibas en tu inteligencia, a estos dos nuevos integrantes de la Casa Sagrada, siempre y cuando nuestros dioses así te lo permitan y consideres, con tu sabiduría, que ellos son necesarios para la misma, caso contrario, yo Xilab, los devolveré al pueblo de Tayasal.

El Tercer Vinic, toco su pluma azul, de las tantas que adornaban su cabeza como tributo de su cargo y pregunto.

--Xilab, ¿Cual es el don que los dioses otorgaron, a estos hijos ignorados por mí de nuestro pueblo?
--Tercer Vinic, uno, aquel que no presenta ninguna herida y responde al nombre de Caneq, es Chaman, sostiene que su saber de curar, le fue impuesto por el dios Ixmucane bajo el Chacs de Zaccimi, aquel Bacab que viene del oeste cubierto en manto negro, el otro, se llama Hovmol y es guerrero hijo de un Tlatoani, de un jefe de hombres que lo educo para y por la guerra, el Vinic de la puerta de la Gran Serpiente, por donde le es imposible a los espíritus malignos acceder a la ciudad te los envía, porque considera que pueden ser útiles aquí en palacio, el uno, para cuidar de la salud del Gran Halach, el otro, como experto guerrero en la defensa de la casa
--Esta bien Xilab lo que dices es correcto, vuelve entonces a la puerta de la Gran Serpiente, yo me encargo de ellos.

El Xilab puso rodilla en tierra ante el Tercer Vinic, inclino su cabeza en señal de agradecimiento y sumisión hacia lo que pertenecía al ámbito propio del Halach, se incorporo y volviendo sobre sus pasos, se alejo rumbo a las murallas de la ciudad, a esto siguió hubo un profundo silencio, Caneq y Hovmol se miraron entre si y a su vez observaron al Tercer Vinic, que nada decía y con la mirada ausente, meditaba tal vez, buscando un destino para ambos, de pronto el Vinic los miro y les dijo.

--Hijos míos, antes de entrar al servicio del Gran Halach, debes ser vistos por nuestro Gran Vidente, el jefe de nuestra clase sacerdotal, solo el podrá dictaminar si la pureza de vuestras almas, justifica que estén entre nosotros, un Xilab los llevara ante El, si los acepta volverán a mi, yo les diré adonde cada uno debe presentarse.

Dicho lo cual, el Vinic llamo a su Xilab y le indico, que lleve a los recién llegados a la presencia del Gran Vidente, estos se alejaron junto con aquel, atravesaron distintas salas, ornamentadas sobre la piedra caliza, con serpientes, aves de coloridos plumajes, soles y lunas y pequeños altares de pirámide trunca, empotrados sobre cada entrada y salida, de los diferentes recintos que atravesaban a su paso, pronto llegaron a una sala exagonal, donde la luz del sol, se filtraba entre las cientos de perforaciones efectuadas a la piedra y en donde, todos los rayos confluían al fin, en el centro del recinto, sobre un altar en forma de mesa de sacrificios, a la izquierda de este, en dirección al oriente, se encontraba un hombre sentado, sobre una pirámide trunca que le servia de apoyo, descansando su espalda en un conjunto de figuras de plumas de ave, talladas en oro, que arrancaban de la misma piedra, sostenía en la mano izquierda, el símil de una serpiente, en uno de cuyos ojos brillaba fulgurante una piedra rubí, vestia una tunica blanca y un collar de plumas azules, bajaba de su cuello recorriendo casi todo su cuerpo, El Gran Vidente los observo sin hablar, rodeándolo casi, dos jóvenes sacerdotes, con su tunica blanca y una corona de plumas multicolores en su cabeza, lo miraban en silencio, uno de ellos el de su izquierda hablo primero.

--El dios de La Serpiente de Plumas Preciosas, habla por mi boca y el Gran Vidente, se deja escuchar por lo que digo, el que responde al omnipotente dios de los hechiceros, El Espejo Humeante, ve más allá del cuerpo, mucho mas lejos de donde llega nuestra mente y al ver, en ese camino plagado de misterios, prohibido para aquellos que no tienen el don de ser videntes, el dios El Espejo Humeante, ilumina a  nuestro Gran Vidente, para que encuentre y descubra en vuestras almas, solas, expuestas a su mirada, ya que están separadas de la mente, como así del cuerpo alejadas, es en ese momento entonces, cuando al gran dios De Plumas Preciosas, le es dado buscar en ellas la pureza de sus actos terrestres, según se lo indica el dios Corazón del Cielo Gucumatz y los acepta aquí en su casa, que le sirve de morada temporal, en este mundo al Gran Halach, que hoy la habita hasta el fin de sus días, sean entonces ustedes recibidos en ella y aceptados por el Gran Vidente.

Dicho lo cual,  enmudeció el sacerdote y el Xilab, se acerco a ellos indicándoles que debían seguirle, para volver a hablar con el Tercer Vinic, así lo hicieron y luego de atravesar, los mismos recintos que al ir en busca del Gran Vidente habían recorrido, volvieron a encontrarse, frente al Tercer Vinic que les dijo lo siguiente.

--Ya el Gran Vidente, a bendecido y aceptado la llegada de ustedes, a nuestra casa, por lo tanto, yo, cumpliendo su mandato debo darles ubicación en ella, vos Caneq, serás a partir de ahora y hasta que el dios Ixmucane así lo quiera, Chaman de Palacio, vas a vivir cerca del Halach, en lo mas intimo de la casa, en cuanto a vos Hovmol, te encaminaras a la plaza de armas, te pondrás a las ordenes del Gran Jefe Guerrero y espero le puedan servir a el tus conocimientos en el arte de la guerra, para derrotar mejor al hombre blanco.

Ambos jóvenes se alejaron, tras sus respectivos Xilab, vayamos tras los pasos de Caneq y dejemos a Hovmol, por el momento, dirigiéndose a la plaza de armas, el Xilab que llevaba al Chaman, cruzo los mismos espacios, que recorriera cuando fueron a ver al Gran Vidente y ya casi llegando al recinto, que correspondía a la morada del sacerdote, doblo a la izquierda internándose por un pasillo en forma de bóveda, que desembocaba en una gran sala, en donde confluían distintas puertas que conducían  a mas pasillos y diferentes lugares, donde vivía y cumplía sus funciones el Gran Halach, se detuvo junto a una, que estaba justo al principio de la gran sala, apenas entraron, Caneq se dio cuenta que se hallaban en presencia del Vinic que dependía directamente del Halach, entonces a partir de esa entrevista sabría por fin cual seria su destino en ese lugar,  el Xilab hablo con el Vinic y este lo hizo con Caneq.

--Chaman a partir de ahora, estas integrado al grupo del muy reducido clan, que cuida de la salud del Gran Halach y es preciso, que vayas a verlo, dado que no se encuentra bien y necesita estarlo, para hacerse cargo de la próxima invasión del hombre blanco.
--No tengo problemas en ver al Gran Halach y aplicar mis conocimientos, sobre su alma, para curar su cuerpo, solo necesito verlo, saber de que esta formada la masa que da consistencia a su cuerpo, cuanto antes mejor, vamos ya, estoy dispuesto.
--Xilab.
--Si Gran Vinic.
Acompaña al Chaman a las habitaciones del Halach, lo dejas en ellas, que después el mismo, le dará ubicación dentro de la casa, hecho esto te vuelves aquí a mi servicio.

--Así será Gran Vinic, Chaman seguí mis pasos, ellos te llevaran frente al gran Halach.

Caneq lo siguió al Xilab, después de atravesar algún que otro pasillo y las salas correspondientes, terminaron frente a una puerta, construida de piedra caliza, que tenia un sol de oro, yuxtapuesto sobre ella y dos manijas, en forma de serpiente también del mismo metal para abrirlas, frente a la puerta, un guerrero hacia guardia, el Xilab se le acerco y hablo con el, este entro al recinto y al rato volvió a salir, el Xilab, se dirigió a Caneq,

--El guardia dice que entre, el Gran Halach lo espera, mi misión a terminado vuelvo de donde vine.

Caneq abrió la puerta y entró, no iba al encuentro del Halach, sintiéndose mas o menos que el, su profesión de Chaman le hizo ver desde hacia varias lunas y soles, que no hay grado o posesión, ante la enfermedad o la muerte y que frente a estos dioses naturales, terribles e imprevisibles, en todos, poderosos o siervos, se manifestaba un mismo temor y una misma necesidad, la de que el Chaman,  luche contra ellos y evite así, que deban irse de este mundo, dirigió la mirada al lugar donde lo habían introducido, era un recinto amplio, que podría hacer las veces de sitio donde descansar o sala de trabajo, según lo quiera la persona que allí viviese, en ese momento el Halach, que era quien lo habitaba, se encontraba recostado en la cama, rodeado de dos mujeres, una mayor, que debería ser la elegida por el, para vivir la vida del amor que los dioses le ofrecen y otra joven, que de la forma como se comportaban con ella, seguro sería su hija, se acerco al lecho y miro al enfermo, se olvido de cargos y vestimentas, de mas o menos oro que encima llevara y solo vio al hombre y cuando consiguió ver al hombre, libre de todo privilegio cultural o social y solo, convertido en una mas, de las inseguras criaturas humanas, que habitan este mundo, solo en ese momento, solo en el instante que vio al Gran Halach desnudo, se dio cuenta, comprendió, que había empezado a curarlo, porque ninguna etnia ni privilegio, se interponía entre los dos, ambos fueron creados por Tepeu y Gucumataz, amasadores de los primeros antepasados, su pensamiento, su carne, su alma, en el momento de la entrega del enfermo al Chaman eran únicos e iguales, cada órgano sano del Chaman, , era órgano enfermo del Halach, cada sufrimiento de este, una explicación para aquel, el flujo de la fe entre ellos, estaba cerrado, la posibilidad de la cura no era otra, que creer en el que cura y Caneq, sintió en lo profundo de su ser de Chaman, que el Halach había caído en trance, ante su presencia y creía en el, con la fuerza necesaria e imprescindible, para que la cura fuera posible y La Abuela diosa del Maíz, pudiera corregir los males de su cuerpo.

--Poderoso señor que gobiernas, los destinos de toda la gente, que forma parte del pueblo de la ciudad, que vos organizas con tu sabiduría y comprensión, yo Caneq, Chaman cuyos conocimientos en el arte de curar, le fueron dados por el dios Ixmucane, me siento sumamente orgulloso de haber sido convocado por los dioses, proveedores del agua y de la vida, Tláloc y Ehécatl, para tratar de curarte en el decaimiento de tu cuerpo y puedas, volver a gozar de la plenitud, que tenias antes, mientras estabas sano. Para que te cure Gran Halach, solo debes hablar y contarme que te pasa, luego escuchar lo que te digo y veras entonces, que al hablar y contestarnos, mientras yo invoco a dioses necesarios y formo conjuros, contra el mal que el oír de tus palabras va anunciando, estarás mejor, en el curso de esta luna o en la próxima , ya que nadie puede saber lo largo de un asunto, que el destino maneja, estarás curado, te lo prometo yo que habito el lugar, de todas las enfermedades, dime que te pasa o Halach, dime que tienes.
--Caneq, Chaman que dices has de curarme, te explico lo que tengo, un profundo cansancio abatió mi cuerpo, sombríos pensamientos mi cabeza ocupan y siento, que estoy dejando de ser vivo, para convertirme en muerto.
--Halach como vos sabes, el rayo de lo alto puede abatir el árbol, que se alza erguido y fuerte, amenazando al cielo desde el bosque, el espíritu maligno a penetrado como el rayo, en tu alma y sobresaltado tu corazón, hundió tu propio espíritu, en el peligroso camino de Xibalba, el inframundo donde los espiritus del mal habitan, para librarte de ese mal y de la sombra de la presencia demoníaca, paso mi mano izquierda en tu frente, con mi dedo pulgar orientado hacia oriente, de donde vienen todos los misterios y ofrendo, a los trece habitantes de Xibalba, la salvación de tu alma, ya que El Inventor de si Mismo, Nauque, solo podrá ser sustituido en este trance que padeces, por Aquel que Hace Brotar a las Cosas, Tloque, el dios que te dará la paz que necesitas, solo si, únicamente lo hará, si juntos encontramos en el inframundo de los trece habitantes de Xibalba, la senda exacta marcada por El Señor del Espejo Negro, que te aleje de allí. ¡O señor! ¡O Gran Halach! Que en este momento no eres grande, ya que dependes de mi para salvarte, deja que yo te haga dormir, permite a este Chaman que trata de curarte, sumirte en el mas profundo de los sueños, ya esta, veo aquí mi poder en tus ojos cerrados, en el suave y tranquilo respirar que en tu pecho anuncia la paz, que tu alma a encontrado, es el instante Halach en que estas dormido, donde he conseguido el sueño que te salve, porque en ese mundo propio que posees, donde todo es consecuencia de aquello bien o mal que vos has hecho,  La Serpiente Emplumada, Quezalcoal, a la que yo invoco con los poderes que de mi se escapan, será la que limpie a tu sueño de todos los espíritus malignos, que pueblan el mundo imaginado, escapado de lo real, que vos con tus actos construiste.

Termino de hablar y se dio vuelta, por un momento no estuvo en ningún lugar, por un momento su espíritu vago por el mundo de los dioses, buscando la cura necesaria para el enfermo, que tenia delante suyo, ahora seguro de haberlo logrado, porque así el hombre que veía a su lado, mas los dioses se lo decían, estuvo de nuevo completo en cuerpo, alma y espíritu y noto su ser, la presencia de ambas mujeres, al lado del Halach que dormía placidamente su destino.
--¿Se curara Chaman?

La pregunta ansiosa broto de los labios de la más joven.

--¿Lo curaste Chaman?

El querer saber sobre lo que vendrá, fue dicho por la mujer que seguro era la elegida por el Halach para compartir su vida, Caneq solo miro a ambas y dijo.

--El Señor del Espejo Negro, Tezcatlipoca, le marca el sendero dentro de este profundo sueño que le he dado, para que huya de los espíritus malignos, que han sido causa de su enfermedad, yo pienso que el dios, que es único y perfecto y conoce lo que fue, lo que es y lo que será, en cada instante que un hecho se produce, encontrara junto al Halach en ese sueño que lo lava de errores y desgracias, la senda que de seguro lo salvara, como Chaman, mediante el milagro del conjuro, he conseguido que la palabra del dios, transite por mi boca y sea El y no yo, quien haya hablado con ustedes, que están cerca y junto al enfermo, ahora soy yo que les digo, si se salvara estoy seguro.
--¿Qué podemos hacer mientras el duerme su sueño?
--Yo diría espera con calma el trabajo del dios, las consecuencias del destino, el devenir de la vida, a través de la senda de la muerte, cuando su sueño termine y despierte, es bueno que las vea junto a el, porque al verlas gozara y ese goce le hará notar que esta curado, yo mientras esperare afuera, cuando despierte avísenme que quiero verlo.
--Así se hará Chaman, como vos digas

Salio y se quedo sentado en el pasillo, sobre un banco de pirámide trunca, esperando que el Halach despierte, para confirma si el hechizo, habia cerrado el circulo, hecho por el vuelo del presagio, sobre el claro cielo con el giro que da el  ave negra , de derecha a izquierda, en busca de la piedra, que los dioses ocultan a aquellos que no tienen el poder de verla, los dioses ancestrales, sus dioses, quienes que le dieron el arte de curar como destino, miro a lo lejos, a través de los muros de piedra caliza, a través de la vida pasada de su pueblo y tuvo miedo, porque si bien el salvo al Halach de los espíritus malignos, sabia, estaba convencido, es como si lo viera ya en las cosas que vendrán, que los hombres blancos terminaran con el y él de esa muerte, jamás podrá salvarlo, por un momento la tristeza invadió su alma y no llamó  a ningún dios que lo auxiliara, no, solo quiso sentirse en poder de ella, porque sabia el fin irremediable de Tayasal y que muy pocos de aquellos felices que veía, podían salvarse, huyendo por la selva del carro de fuego, de la espada de hierro y del caballo desbocado, de lo negro profundamente negro, del alma de los blancos, de pronto un ruido lo distrajo, era la hija del Halach, que parada en la puerta lo miraba.

--Ven Chaman, mi padre ha despertado.

Caneq volvió al momento que vivía y siguió a la hija del Halach, aquel se encontraba sentado en el lecho, repuesto y de mucho mejor semblante, al verle entrar se dirigió a el y dijo.

--Chaman, me has curado, que debo hacer para que sientas mi agradecimiento.
--Cualquier cosa que hagas, la mas pequeña de todas, será demasiado, ya que no debes olvidar, que he cumplido con el papel que los dioses me asignaron en este mundo, pero si yo puedo, ahora que te veo sano y fuerte, como siempre has estado, pedirte algo, te diría que te dediques o Halach, aunque tu sabiduría ya lo presiente, a preparar a la ciudad, para un nuevo ataque de los hombres blancos, sabrás como yo, que este es el último sitio del Imperio, que aun se le resiste y al cual ha sido imposible conquistar, lo demás, todo lo demás Halach es intrascendente, adonde dirijas tus ojos, solo veraz fuego de la muerte, destrucción soledad y ruinas, nada queda ya de nosotros los mayas y te lo anticipo, solo de nosotros quedara la piedra caliza en aquellas ruinas, que la selva cubrirá para siempre, yo vengo de Chichén Itzá, solo la boca de los pozos, rellenos de cadáveres quedaron, solo eso, prepárate a luchar, vencer o morir, o quizás, morir y volver a morir, ese es hoy nuestro destino, entrreguemosno a el honrando a nuestros dioses.
--¿Mientras venias de Itzá hacia aquí, viste blancos en el bosque?
--Muchos Halach y no solo eso, patrullas con caballos y por el río, en balsas de árboles, estaban trayendo hacia Tayasal para sitiarla, sus carros de fuego, pienso, con la visión del mas allá, por lo que vi de aquello que paso, que esta será la última batalla, ha venido conmigo Hovmol, un buen guerrero, llámalo a consulta, puede serte útil contra el ataque del hombre blanco, ahora quisiera ir a mi lugar en esta casa, al sitio donde pueda dormir, descansar y pensar en soledad, porque El Inventor de Si Mismo, Toclke Nahuaque, solo necesita de si para tener todos los dones de la vida, adiós Halach, cuando me necesites, hazme llamar y de inmediato estaré a tu lado, soy tu esclavo, junto al Espejo Humeante que es mi protector.
--Tienes razón Chaman, mejor que te acomodes, descanses y empieces tu vida en Palacio, perde cuidado que ya comenzare a planificar la defensa contra el hombre blanco, mi hija Itkal te acompañara al lugar que te he asignado, espero que estés cómodo, si algo te desagrada acémelo saber y será solucionado.
--Gracias, soy sencillo, he vivido en la selva y por los caminos del imperio, fui hombre feliz en todos lados, en la miseria y en la abundancia, porque aprendí de los dioses que siempre, ante el poderoso y el esclavo, el débil o el fuerte, ante todos los extremos debemos hacer el bien, proceder bien, hablar bien, cuando lo quieras, estaré a tu lado, ahora me voy con Itkal adonde debo estar, esperando que vos hagas lo que debes hacer, por el bien de todos, como te dije, los poderosos, los débiles, los que siempre serán y nunca fueron.

Salio de las dependencias del Halach junto a la hija de este, rumbo al lugar de la casa, donde pasaría a vivir, hasta que los dioses así lo decidan, mientras andaba al lado de la joven, como un ramo de flores cuando suelta su perfume, ingreso a su alma, la fragancia que ella dejaba y a el envolvía, mientras juntos caminaban, un perfume que no existía en la selva, ni en los caminos, ni en los templos, ni al lado del lecho de todos sus enfermos, era un perfume suave, irresistible, perfume de mujer pensó su mente, su alma respondió enseguida, ¿Cómo nunca me diste a oler esto? Se detuvo inquieto. Miro la silueta hermosa de Itkal, que sin hacer caso de que el se detuviera, se alejaba siguiendo su camino, pero no, noto que el no estaba, de golpe se paro y dio la vuelta.

--¿Qué pasa Chaman que no me sigues, aunque veo que tus ojos buscan mi mirada?
--No lo se Itkal, no lo se, quiero seguirte, pero mi alma me detiene, mi corazón se turba, hay un fuego interior que me domina y un deseo nuevo que no entiendo.
--Tus dioses que son los míos Chaman, ¿No te lo explican? ¿No hay uno, de todos ellos, que diga lo que te pasa, que acuda en tu auxilio ante tu ruego?
--¿Mis dioses? Mis dioses son producto de la vida, de la enfermedad y de la muerte y en este instante, me siento atravesado por algo diferente, por algo tan distinto, que escapa a mi magia, deja atrás mis presagios y solo se me acerca a un conjuro, que hace mucho no llamo, porque olvide hacerlo, con el olvido propio de los años.
--¿Para quién es el conjuro Chaman? ¿Quiero saberlo?
--¿Quieres saberlo? ¿Y si el conjuro llega y no lo entiendes? ¿Si el conjuro te hace daño y nace el odio hacia mí en tu persona? ¿A que me expongo yo y vos a nada?
--¿Al menos dime que te turba, que te impide seguirme?
--Tu perfume de mujer, que es la presencia en mi  alma de tu cuerpo.
--Mi cuerpo es mío, vos no lo posees, yo hago con el lo que yo quiero, lo entrego solo a aquel que amo y a nadie más lo ofrezco.
--Itkal tienes razón, perdona, a veces la vanidad del hombre, inmensa en su arrogancia, supone que le pertenece, todo aquello que su deseo le indica, quizás yo sin saberlo no me di cuenta que Tlazotëotl, diosa del amor, perturbo por un instante efímero mi alma, e imagine lo que no debo, sigamos el camino por favor, olvida este momento solo e sido un tonto sin remedio.

Siguieron caminando hasta que llegaron a un lugar abierto, en el cual se hallaban, jaulas llenas con pájaros de hermosas plumas de todos colores, invernaderos de plantas de todo tipo, curativas y exóticas con flores y sin ellas, todo esto era utilizado, para adornar los aposentos del Halach y los collares con la distinción de cada jefe o sacerdote, por un momento Caneq imagino volver a la selva, a su lujuria de verde, flores y animales y de todos ellos, el animal más temible, el hombre blanco, recorriéndola en silencio, lo despertó de ese ensueño la vos de Itkal.

--Chaman, ya hemos llegado, este será tu sitio aquí en palacio, esta es la zona reservada, a todos aquellos que cuidan el cuerpo, los pájaros y los jardines del Halach, a partir de hoy, vos eres uno de ellos, si necesitas algo habla con el Xilab del lugar, el deberá satisfacer todas tus preguntas, si te alejas, debes dejarle dicho adonde vas, por si mi padre te necesita, eso es todo, te dejo Chaman, entre el correr de la luz tras de las sombras, en los distintos soles y lunas que aparezcan, tal ves nos volveremos a ver, en ese momento, no te olvides, que esta pendiente un conjuro que no hiciste.
--Esta pendiente Itkal, pero lo que no ha sido hecho, difícil se vuelva a hacer, si nos vemos, cuando la sombra y la luz así lo quieran, te darás cuenta en tu alma, si ha llegado el momento, que el conjuro caiga entre nosotros.

Itkal se alejo hacia los recintos, que albergaban al Halach y todo su poderío, Caneq ingreso al lugar que se le habia asignado, en la casa de aquel, que manda en la ciudad. Era este un sitio pequeño pero cómodo, en donde tenia todo lo necesario para vivir, perforaciones hechas en determinadas zonas de la piedra caliza, permitía que la luz solar, iluminara con sus rayos el interior, una roca rectangular, hacia las veces de mesa, pirámides truncas donde sentarse y un lecho de ramas , permitía descansar y dormir, dejo lo poco que traía consigo en su cuero de viaje, sobre la roca y saliendo de allí, se dedico a recorrer las inmediaciones, lo primero que aprecio era el comedor y los baños públicos, construidos sobre un edificio, que llegaba casi al borde mismo de la pirámide, sobre la cual estaba construido el palacio, encontrándose perpendicular a la entrada del mismo, esta ubicación del edificio lo oriento, en relación adonde estaba y hacia donde debía dirigirse, para encontrarse con el Gran Vidente, o caso contrario, visitar el recinto del Gran Halach, tenia hambre y deseos de bañarse, decidió entrar y satisfacer ambos, atravesó la puerta del inmenso rectángulo de piedra y se encontró, con largas mesas, ubicadas en uno de los laterales, en el otro, cilindros de piedra, parados en el suelo y llenos de troncos de árboles secos, daban la leña necesaria, para el fuego de los alimentos, que en forma continua se cocinaban, más lejos, agujeros de piedra cubiertos de agua, ofrecían la oportunidad esperada, de limpiar su cuerpo, fue hacia ellos y se baño, una ves que el agua renovó sus energías, se sentó a una de las mesas donde le sirvieron su comida, cuando termino de comer, decidió recorrer un poco más las edificaciones del lugar, espacios amplios, pasillos y galerías, que aparecían ante sus ojos, sus pasos lo fueron alejando del sitio donde era su residencia, sin haberlo querido, de pronto se encontró en las amplias instalaciones, que el Gran Vidente ocupaba en el palacio, la sala exagonal apareció ante sus ojos, invadida de rayos de sol, en el centro el altar en forma de mesa de sacrificios, mostraba lenguas de fuego, equivalentes a espíritus corpóreos, que hubieran visitado ese espacio, todo era silencio y soledad, a excepción de un rincón alejado del hexágono, donde hincada frente a un banco, en el cual se ofrecen los pedidos a los dioses, una joven, ocultaba su rostro con un manto, ya que nadie podía ver el rostro de aquel que esta pidiendo le sea concedido su deseo. Caneq no dejo de observar a la joven que pedía y de pronto, cayo en la cuenta que no era otra que Itkal, la hija del Gran Halach. Porque pensó, ¿Sus destinos se cruzaban nuevamente? Decidió esperar, se sentó cerca de la salida y dejo que lo invada la quietud del lugar, así calmo y expuesto al pensamiento, recordó como la joven lo habia impresionado, cuando lo acompaño por orden de su padre, para llevarlo al lugar donde iba a vivir, mientras así pensaba, lentamente el día fue huyendo hacia la noche y el lugar luminoso, pronto fue compartiendo la penumbra que todo lo invadía, ágiles doncellas recorrían el templo, con teas encendidas, dándole fuego a las antorchas, que incrustadas en la piedra pronto dieron la luz, que sin alejar del todo la penumbra se confundió con ella y origino tenues rojos y grises, débiles verdes, luminosos rayos apagados, que colmaban el lugar de un resplandor triste, como si el ambiente de pronto se hubiera llenado, de liviana ceniza mezclada con el aire, formando un transparente tul, que cubría las cosas y la vida, todo lo que allí pasaba y estaba oculto, miro hacia el banco del rincón, donde Itkal pedía, la vio incorporarse, recoger su manto y lentamente salir hacia la puerta, espero, porque el Chaman siempre espera, sabia que las cosas tiene cada una su destino y para que se den, de cualquiera de todas las formas posibles, según aquel lo determine, es necesario el devenir, entre lo que sucedió, suceda e ira a suceder. En los sucesos sucesivos que se dieron cuando Itkal, para dejar el templo, paso por delante del hombre, que sentado estaba meditando, este de improviso en un arrebato acaso, le tomo la mano, ella se paro de golpe y afloro su ira, contenida apenas, porque en la casa del Gran Vidente, este sentimiento no puede prosperar, miro a los ojos al intruso dispuesta a que la suelte, dispuesta a llamar a los guardias, si fuera necesario, que afuera esperaban, pero no pudo o no quiso, porque los ojos que sus ojos vieron, no eran otros que los ojos del  Chaman, que esa misma mañana habia curado a su padre, no se soltó, tampoco apretó la mano que la suya tomara, simplemente, ¿Tal ves cansada? Se sentó a su lado. Caneq soltó el ave, que su mano habia detenido en vuelo y siguió mirando la pupila de sus ojos claros, nadie hablo, ninguna mente imagino un dialogo, las bocas tan cerradas cubrieron con sus dientes las palabras, solo aces de luces envolventes de colores turbios, bajaban y subían por sus rostros, que se habían convertido en sombras de Xibalba, solo se miraban, ¿Eran mudos acaso que no hablaban?  Imprevistamente el Chaman formo recuerdos en su mente activa, cubierta de conjuros y presagios, llena de magia y pensamientos claros, en relación a los dioses magos del universo, que dormían el mundo de los seres muertos, recordó el Chaman, pensó un segundo, la luz de la antorcha, el fuego, se integro a su alma y la diosa TlazoTéotl se le presento de nuevo, ocupando su corazón vacío, de todo sentimiento, imagino un mundo, su mundo, destruido y muerto y solo el y una mujer huyendo, por la selva, la siguió mirando y de pronto hablo, fue el primero de los dos que rompió el silencio.

--Itkal, el destino a querido, esa extraña porción de espacio que nos une y nos separa, que nos encontremos de nuevo, en tanto no termina el día y cuando pensé  no verte, por el azar te veo no una, sino dos veces, es entonces que pienso en el conjuro, aquel que te dije y nunca hice, ¿Te pregunto Itkal que pediste a los dioses?
--Pedí verte.
--Ellos han cumplido, aquí me tienes sentado al lado tuyo, los dos solos en este templo, esperando yo que tu me digas lo que quiero decirte y no se si debo, porque yo soy un Chaman, un hechicero, aquel que interpreta lo porvenir y tu eres la princesa de este suelo, la que puede hablar con el Gran Vidente, mirándolo a los ojos, la hija del Halach de la ciudad a quien si lo deseas yo te entrego.
--¿Qué nos separa Chaman? ¿Acaso el fuego? ¿Acaso lo imposible sin solución ni ruego? No, nada de ello, ¿Solo que soy la hija del Halach, solo eso?
--Solamente eso.
--Poca cosa Chaman si la comparo con tu sabiduría, poca cosa si me siento yo misma una mujer, que se debe al hombre a quien quiere, más allá del hogar donde a nacido, ¿De que lugar procedes Chaman?  Ya lo se, lo has contado, de la ciudad de Itza con sus pozos poblados de ofrendas a los dioses, hoy convertidos en sepulcros de todos los que han muerto, con sus calles llenas de pujanza hoy transformadas en silenciosos paramos de soledad siniestra, si de allí has venido Chaman, si has tenido el coraje de sobrellevar todo eso, la distancia, el camino en la selva, el peligro de caer en manos de los blancos, la desaparición de todos aquellos tus parientes, deshechos por el fuego, el hierro y el caballo, entonces Caneq ¿Así te llamas? En nombre de mi padre, te lo digo yo, su hija,
seré tu esclava, si así el dios Espejo Humeante me lo pide.
--Hay un claro en la selva, sobre el río Litke, un claro que nadie ve, solo el iniciado, aquel que en la frente lleva la marca de los dioses, donde habita y tiene su santuario, el dios Espejo Humeante a quien vos aquí has invocado, en ese lugar donde se junta la discordia, el conflicto la tentación y el cambio, todos ellos atributos del dios y de su magia, mas por ser El, el protector de los esclavos, en ese sitio digo, yo ya he llegado y ante el dios, me he postrado, solo para pedirle en mi condición de aquel que se desdobla y puede ser uno y otro al mismo tiempo, que no te tome como esclava de mi amor, sino por el contrario, que sea yo tu esclavo y el proteja en mi, la dicha del amor que vos me has dado. Te quiero Itkal como me quieres, te amo y pienso en vos, de la misma forma que vos me deseas y tu pensamiento, me busca cada día, porque cuando uno ama, el pensamiento busca a la luz del día o en la penumbra de la noche, el rostro, la presencia, la invocación de aquel que quiere y es cierto entonces, que no importa el padre que la amada tenga, solo interesa eso, que ambos dos se quieran, nosotros, los que amamos, aquellos seres mayas que habitamos el circulo del mundo, el centro de la tierra, en este terrible instante en que nuestros dioses fallan, ellos los dioses poderosos callan, nosotros los hombres y mujeres de este pueblo esperamos la muerte, la destrucción el fin del imperio, en manos del hombre blanco que ya esta a las puertas de Tayasal y aunque aquí no lo escuchas, porque este lugar sagrado esta construido por los mayas, para que nada exterior, ningún ruido, por mas violento que sea, lo perturbe, te digo Itkal que mientras rezabas aquí dentro en el afuera, en las orillas del lago Peten, en la desembocadura del río que a el conduce, los españoles hicieron pie con sus carros de fuego y han empezado a atacar las murallas de la ciudad, con la intención de vencernos y terminar con la última resistencia del imperio, nuestra suerte, la suerte del Gran Vidente, la de tu padre el Gran Halach, la nuestra la de todos, esta marcada por los dioses, aquel de quien te hable en el claro del bosque, ha dicho en su presagio, escrito en mi conjuro, que el omnipotente dios de la guerra y la muerte, nada podía contra la espada de hierro de los blancos y el caballo volador que la acompaña y en mi vivencia escuche, las palabras del dios, Xiuhtecuhtli, la personificación de la vida después de la muerte, quien me dijo que estamos perdidos Itkal, Tayasal caerá presa del fuego y del hierro en solo dos días, el camino del sol y de la luna en el espacio celeste una y dos veces, nuestra ciudad, tu ciudad, hermosa y única en medio de la mas espesa selva, isla ella misma del lago mas bello, quedará reducida a escombros, sus habitantes cortados por la espada, destruidos por el fuego del hombre blanco, que así tendrá el poder absoluto sobre las ruinas del imperio. Soy maya, soy hombre, soy Chaman, desciendo de los dioses que protegieron mi raza, en todo el inmenso espacio, del cielo, de la tierra y del peligroso inframundo donde habitan los trece espíritus malignos, los habitantes de Xibalba, pero hoy, nuevos hombres de diferente raza y espíritu sanguinario, mas malignos aún que los habitantes de Xibalba nos han destruido, no solo a nosotros, sino al mundo, a nuestro mundo propio de nuestra cultura y que nos pertenecía, los dioses, los nuestros no están, junto con nosotros han perecido, frente al  hombre blanco, desde Tomoanchan paraíso mítico sobre el que rige Itzapapálotl, de donde vienen todas las cosas, hoy nada nos llega, hoy nuestro paraíso mítico a llegado a su fin, hoy la mayoría de los mayas están muertos, hoy con la caída de Tayasal el imperio dejo de existir sobre la faz de la tierra y en lo alto de los cielos los dioses Itkal, nuestros dioses, se retiran vencidos a integrarse al cosmos que los genero, ¿Volverán algún día? ¿Cuándo Tepeu y Gucumatz crearan un nuevo hombre a partir del maíz? ¿En que momento la Abuela diosa del Maíz, volverá a hacer la masa que de consistencia al cuerpo del hombre? ¿Cuándo volverán a ocupar los Xibalbas el camino a esta tierra plagado de peligros? Lo mas probable nunca, porque mi presagio dice, que ellos se han ido, quizás disconformes de nosotros, su creación en el mundo, porque no supimos derrotar al hombre blanco y si no responden,  a mi conjuro, si su silencio es la respuesta a la voz que los consulta, al menos no todo esta perdido, nos han dejado sus enseñanzas, los remedios, la cura, el conjuro y el presagio, la magia, que podemos invocar ante el misterio, ya que de ellos hemos recibido el don de saber como hacerlo, en fin sus enseñanzas que poseo yo y todos aquellos Chamanes que quedan del imperio, entonces es necesario imaginar el ultimo mandato de ellos, no morir, no perecer en manos del hombre blanco, huir de la ciudad ya mismo, antes que sea borrada de la faz de la tierra, en pequeños grupos los que puedan y escapar a la selva, a lo mas profundo de ella, allí donde el blanco no llega, donde la soledad y el silencio es nuestra defensa, crear comunidades no muy grandes Itkal, mayas que se unen y viven en la espera, que después de muchos soles, de demasiadas lunas, cuando ya no estemos ni vos ni yo en este mundo, los que vengan después, sepan, conozcan, intuyan que existieron los mayas, sobre el suelo fértil de la Península de Yucatán. Es necesario huir, partir de aquí esta misma noche, saliendo hacia el oriente, cuna de todos los misterios, donde será posible redescubrir la raza, mi plan es ese, adentrarnos en la selva, donde el blanco no llega y seguir la vida y la cultura de los mayas, para que mas luego alguien en el universo, entre una puesta y salida de sol, nos reconozca al menos, que existimos y fuimos y perecimos, en manos del invasor en este mundo, inmenso e insensible, acogedor solo del mas fuerte, que quede de nosotros al menos el recuerdo, de seguir vivos después de la muerte. Vamos Itkal hablemos con el Gran Vidente, de nuestros planes y después con el Gran Halach tu padre.

Se dirigieron al centro del hexágono, tal la forma del templo y rodeando el altar del sacrificio, llegaron a una escalera, que conducía a un subsuelo de ónix y oro, sus trece escalones, uno por cada dios de Xibalba, los llevo a un pasillo y este, frente a una puerta de oro, en donde se hallaba esculpida en piedra, la figura del dios De la Serpiente de Plumas Preciosas, frente a ellos un guardia les cerro el paso, Caneq hablo.

--Soy el Chaman Caneq, que vengo de Chichén Itzá y la mujer que me acompaña, a la izquierda de mi persona, es Itkal la hija del Gran Halach de Tayasal, ambos te pedimos que le trasmitas al Gran Vidente, que queremos verlo con urgencia, por un problema de suma importancia, que el deberá resolver ya mismo.
--Un instante de círculo de luna sobre el cielo y tú pedido se lo trasmito al Gran Vidente y tendrás la respuesta.
--Gracias, aquí te espero yo y la hija del Gran Halach, a mi izquierda.

Se alejo el guardia, tanto Caneq como Itkal se tomaron de la mano, esperaban con ansiedad la respuesta, sabían que el azar estaba decidiendo el destino de los dos.

-Caneq.
--Si Itkal.
--Estoy nerviosa, por vos y por mi, por lo que nos pueda pasar, ante el avance del hombre blanco, si el Gran Vidente y después mi padre, no aceptan lo que le pides.
--Itkal, no tengas miedo, que tu espiritu de paz, no sea perturbado por el espiritu inquieto, dios omnipotente que el miedo nos produce, es cosa del azar que gobierna el destino y antes de venir al templo, antes de verte en tu pedido a los dioses, consulte a estos en busca, de cual seria mi destino, en el plan que mi mente a mi alma habia propuesto, los conjure con el solo fin de ver, si el paso del sol sobre la luna me sería bueno, para ello trace un circulo, con la vara de aquel que Hace Brotar las Cosas, dentro de el tome puñados de tierra que arroje detrás mío, pronunciando las palabras que Tezcatlipoca Señor del Espejo Negro nos enseño, e hice siete montones con la tierra que cayo detrás de donde estaba, deseche cuatro y con los tres restantes, forme el triangulo de las predicciones de los sucesos que mas adelante pasaran, Tloque Nahuaque El Inventor de Si Mismo, me purifico dos de los tres y por esta acción del dios, entendí que aquello que vendrá, será provechoso, no temas, por las contestaciones que nos de el Gran Vidente, he usado sus sortilegios y salgo airoso de ellas, en cuanto a tu padre, el no se negara al designio de los dioses, ambos dirán que aceptan nuestro pedido, el uno, porque necesita que sus dioses, no se pierdan para siempre en el olvido y el otro, porque no a de querer, que mueras y antes de morir tu cuerpo sea profanado, por los blancos, no temas, nada de eso pasará, El Espejo Negro lo ha anunciado así y yo te digo, que dentro del avance de la luna  por el oscuro cielo, mientras Tayasal empieza a caer invadida por el este, nosotros y es posible que algunos más, huiremos por el oeste, cruzando el lago Peten en una balsa, para perdernos en lo profundo de la selva para siempre y adonde lleguemos, también eternamente, quedara oculta la cultura de la raza maya, para que ojos tan inteligentes como los nuestros, puedan admirarla a través de los soles y las lunas.
--Ahí vuelve el guardia Caneq, ya no tengo miedo, se por vos que el destino nos acompaña.
--Vamos a ver que nos dice, si el Gran Vidente acepto vernos.

Ambos lo vieron acercarse y le escucharon hablar.

--El Gran Vidente dice que el Xilab del lugar, los lleve a su presencia, los atenderá enseguida, ya que la invasión que de un momento a otro se espera, hace su presencia necesaria en el este de la ciudad.

Se acerco a ellos el Xilab principal del Gran Vidente y les hizo una señal, que lo sigan, atravesaron galerías revestidas con ónix y aposentos cubiertos de oro, donde en todos los casos, La Serpiente de Plumas Preciosas, era su ornamentación especial, así llegaron a una gran sala en forma de bóveda, tallada sobre pequeñas piedras calizas encastradas, una sobre otra, en el centro de esta bóveda, en la clásica silla de pedestal de pirámide trunca y respaldo de serpientes enroscadas, labradas en oro puro, se hallaba sentado el Gran Vidente, que una ves que los tuvo frente suyo, les hablo de esta manera.

--Itkal a la que conozco y admiro y Chaman de Itzá, a quien valoro por ser compañero de la que conozco y admiro, quisiera saber a que se debe, que piden de mi los escuche y opine sobre lo que digan.

Caneq miro al Gran Vidente sin rubor alguno, directamente a los ojos, infligiendo tal ves la ley, de que ningún plebeyo debía hacerlo, pero ambos sabían que el Gran Vidente, dentro de unas horas nomás ya no sería nada, solo un muerto mas, en el fin del imperio y el Caneq, el Chaman, quiso saber de ese hombre todos sus misterios, ya que se sentía señalado por los dioses, para ser el puente entre dos mundos, uno que moría y otro de resistencia que nacía, ser el vinculo que depositara la cultura maya, en un sol distante, que iluminara un día los campos desvastados del imperio, hablo Caneq como dijimos mirándolo a los ojos y le contó su plan, le dijo.

--Eso es todo Gran Vidente, El Señor del Cerca y Junto me ha hecho ver y lo he notado, en la sombra reflejada en esta bóveda, que te protege de los señores demoniacos Vacub-Came y Hun-Came, que es necesario continuar el camino de la raza, aunque este esté plagado de peligros, sea escarpado, espinoso y prohibido para extraños, sea entonces el camino que el destino nos ha dicho, debemos transitar, Gran Vidente, no creo merecer del dios Iztli, la muerte por la espada de hierro, que el blanco nos ofrece, en este último asalto a la ciudad de Tayasal, pido me des tu autorización, para presentarme ante el Gran Halach y le ofrezca partir, rumbo a la selva para internarme en ella y crear, un poblado oculto y permanente, que recuerde a través de todos los soles y las lunas del universo, aquello que fue nuestra vida y nuestra cultura, el relato, de las tradiciones mayas, a través del Chaman y sus dioses.
--¿Por qué serás tu el elegido ante tantos de los nuestros?
--Porque nací hombre en la ciudad de Itzá pero Chaman en Tomoanchan, nuestro paraíso mítico, allí donde Itzapapálotl me hizo, que adquiera el conocimiento ancestral, de donde vienen todas las cosas, porque simplemente, soy un hombre, que habiendo recorrido los caminos del sub-mundo, devengo en depositario del omnipotente poder, de los trece dioses, que habitan el universo de los espíritus malignos, soy aquel entre todos, que posee en su frente, la marca de la Serpiente de Plumas Preciosas, creadora y patrona  de todas las clases, que gobernaron y aun gobiernan esta ciudad, la ultima en caer, ya próxima a su fin, del Imperio Maya. Gran Vidente, vos que todo lo vivencias, deberás ver en mi al invocado, para cumplir el sueño de los dioses, de perpetuarse en el recuerdo de aquellos, que vendrán después de nosotros, a través de las ruinas de nuestros templos y altares de sacrificio, a través de la magia de la palabra, que expresan los Chamanes mis iguales, Cerca y Junto dios creador de la cura y el alivio ante la muerte, nos ha dicho que solo la palabra adornara la piedra, cuando esta sea hallada y aquel que la encuentre nada sepa de ella. El hombre no esta solo Gran Vidente, ni en medio de la selva, ni en la ciudad, al abrigo de lo que pueda pasar si sucediera y el Chaman es hombre, y yo, tengo compañera y es Itkal, ella aquí a mi lado, la que vendrá conmigo por un solo motivo, que nos amamos y al padre el Gran Halach , he de decirle no por una , sino por dos circunstancias vendrá conmigo, la otra porque se salva de ser violada y muerta por el hombre blanco. Gran Vidente, tu poder se acaba, el mío comienza donde termina el tuyo y se proyecta al sol y lunas venideras, ese sol que ya nunca veras salir, pues morirás decapitado antes del amanecer y vos lo sabes porque tiraste igual que yo, los siete capullos de fuego al agua traída del lago y todos se apagaron, ninguno paso la prueba, como el destino otras veces quiso, que así fuera, estas perdido me voy, dejo esta bóveda que muy pronto será ruina, entre las piedras, ocultas por las ramas de la selva, ocultas por el verde de los árboles, a cientos de ojos para que tarden lunas y soles, estrellas en el cielo para verlas, necesito tu autorización, para que el Halach me deje partir, por la puerta del oriente ¿Que respondes a ello, Gran Vidente?
--Aquí este sello te autoriza y mi palabra escrita te respalda, sientes dentro tuyo la pasión de la selva que te llama, la vos de nuestros dioses me reclama que acepte lo que dices, te haga caso, alguno entre tantos a de ser elegido, para que otros sepan lo que nosotros hemos sido.

Caneq tomo el sello y la corteza de árbol, con la palabra escrita y se alejo rápido al palacio, saliendo de la bóveda, ya se escuchaban los gritos de guerra en toda la ciudad, se volvió hacia Itkal que caminaba a su lado.

--¿Qué dirá tu padre? ¿Aceptara que te vengas conmigo? ¿Comprenderá que el pronto dejara de ser y vos su hija, necesitas seguir siendo?
--Aceptara Caneq por todo lo que vos dijiste, por el simple hecho de que me quiere e imagina mi fin en la ciudad tomada por los blancos.
--Vamos a palacio entonces, lo más rápido posible en cualquier momento comienza la invasión.

Se alejaron rápido por las galerías, las bóvedas y los recintos de piedra caliza, que daban forma a los distintos lugares, en que se dividía la casa del Halach, en todos los sitios, el inminente asalto del español, obligaba a los ciudadanos, a prepararse para defenderse, fueron dejando atrás, los distintos sectores mas populares y pronto, por la calidad de la piedra, los estucos con bajorrelieves y los guerreros, que a su lado pasaban, se dio cuenta el Chaman, que ya estaban en la residencia del Gran Halach, poco después y gracias a la ayuda de Itkal, se encontraban a las puertas del despacho de este, Caneq le hablo al guardia.

--Dile al Gran Halach que el Chaman que vino de Itzá quiere hablarle y las palabras que le diga, serán repetidas una a una por su hija, que viene con el, ya que ambos necesitan de su comprensión.

Se cerró la puerta tras el guardia, que fue a dar cuenta de lo que el Chaman solicitaba, solo quedo frente a ellos la imagen del dios Espejo Humeante que de la piedra, se destacaba sobre el oro puro de la hoja cerrada, luego esta se abrió y el guardia les indico que podían pasar, guiado por Itkal, que habia recorrido ese camino mil veces, fueron al encuentro de su padre, una vez frente a el lo beso y se quedo a la izquierda del Chaman, a su lado, mirando fijos los ojos de su padre, Caneq noto en el semblante del Halach, el cansancio propio de los acontecimientos que estaban sucediendo y vio, el fin de su vida, anticipado en la pupila de sus ojos.

--¿A que has venido a verme Chaman, junto con mi hija? Te hacia al lado de aquellos los otros Chamanes, tus compañeros, que curan las heridas de los guerreros y consuelan el alma de los vivos que han tenido muertos.
--Gran Halach, debo decirte lo que sabes, hoy en esta batalla, la última en tu ciudad de Tayasal, no habrá heridos, ni Chamanes, ni nadie que cure, porque solo habrá muertos, antes del amanecer, vos te presentaras ante Xiuhtcuhtli el dios de la personificación de la vida, después de la muerte y te pondrás en sus manos, para las vidas venideras que puedas tener, yo en cambio te traigo el sello y la orden escrita del Gran Vidente, que son la prueba cabal, de que acepta lo que me propongo llevar a cabo y te pido, que prestes atención, porque voy a relatarte de que se trata y la primera y mas importante atención, la debes tener en observar, que tu amada hija Itkal, se encuentra al lado mío, a mi izquierda, tal como se presentan las mujeres, compañeras del hombre que han elegido, para su vida en común, debes saber Halach, que allá en el Templo Exagonal, frente al altar rectangular de los sacrificios, en el magno lugar donde no cabe la mentira humana y los seres, que habitamos el imperio, debemos ser sinceros, mas allá de todo misterio que guardemos, allí, fuera y cerca de la bóveda de piedra, yo le confesé a tu hija y ella me lo dijo, que ambos nos queremos y decidimos vivir juntos, sin otra cosa que el laberinto verde de la selva, como imperio y la construcción del recuerdo maya, para los próximos milenios. Entonces, si ya empiezas a saber, algo de lo que voy a contarte, Halach, de mi boca y de mi mente sabrás el resto.

Hablo Caneq y escucho el Halach, callado y serio, sabiendo de la vida y de la muerte, entendiendo, que el hombre blanco pondría fin en unas horas, a su existencia y su gobierno y cuando termino el Chaman, pensó un largo rato el Halach y luego dijo.

--El universo seguirá su curso, pese a los mayas, pese al imperio, incluso a los españoles, al hombre blanco, a su espada de hierro, a sus caballos y sus carros de fuego, los dioses, nuestros dioses, seguirán mandando en nosotros los mayas, estemos vivos o muertos, Aquel Que Hace Brotar a las Cosas, nos seguirá pariendo, mestizos, puros, mestizos, algo de lo nuestro quedara en ellos, que aran que amen lo que amamos y que con el correr de lunas y soles, en el viento la vida nos acerque, la vida nos iguale, tantos serán los muertos, que al fin la vida de los que nacen de nuevo, curara nuestros males, pero es cierto Chaman, en esta ciudad maya Tayasal, que yo gobierno en el último combate del imperio, todos moriremos y por ser el último baluarte, nadie quedara para que su voz relate lo que sus ojos vieron, por eso Chaman, debes irte, al medio de la selva, en la espesura virgen, donde el ojo del blanco no llegue y allí, fundar la piedra, la pirámide trunca, el altar del sacrificio, la bóveda del templo, donde los ruidos no entran y solo el silencio queda, construirás la escalera de trece escalones en ónix y enseñaras, que el camino hacia tu tierra, nuestra tierra, esta plagado de peligros, es escarpado, espinos y prohibido para extraños y los seres de Xibalba, estarán con vos para cuidarte, vete ya, por el oriente como dices, es el mejor lugar, ve hacia el punto del universo de donde todo vino, en busca del recuerdo que nos mantenga vivos, aunque estemos muertos, llévate a mi hija Itkal, ya que ella lo ha querido y te daré doce parejas mayas hombre y mujer, para que vayan y te acompañen, en el largo camino, que hoy emprenderás tras tu destino.
--Halach gobernador, de lo que queda del imperio, hoy entregaras tu vida al hombre blanco, en pos de los secretos que gobiernan el misterio, tras los dioses que dejan nuestro cielo, ya no veras mas las lunas y los soles que marcan el camino, del movimiento eterno del universo nuestro, solo tendrás silencio, sabremos acaso, ¿Cuantos vientos son necesarios, incluso para no tener recuerdos? Por ello parto Halach, para que el olvido no termine con nuestro pueblo, para que a nosotros los mayas, un día nos recuerden, aquellos que vendrán después, que acabe todo y nada quede y solo el dios del viento y los proveedores de lluvia, nos gobiernen, me voy Halach, parto hacia el oriente, donde no hay blancos que matarnos puedan, para cuando ellos lleguen, estaremos lejos, tan lejos que ni sabrán del polvo de nuestras huellas, solo te pido una cosa, quiero a Hovmol el guerrero entre nosotros, manda al Xilab que reúna a la gente lo mas rápido posible, antes que los españoles estén aquí y en este lugar siembren la muerte, nosotros partiremos en busca de la senda, que nos conduzca al claro de la selva, donde aun habitan dioses del universo maya.

El Gran Halach llamo a su Xibal principal y le dijo, que reúna doce parejas de hombre y mujer, entre los primeros que elija al guerrero Hovmol, una ves este grupo escogido y provisto de armas y alimentos, lo traiga a palacio lo mas rápido posible, prometiendo que tal orden la trataría de cumplir cuanto antes se alejo el Xibal, el Gran Halach volviéndose hacia Itkal y Caneq, les dijo.

--Lo que has solicitado ya se esta tratando de reunir, solo te hace falta esperar, cuando el grupo este aquí, no me busquen para despedirse, yo estaré dando batalla al invasor, simplemente partan hacia la puerta de oriente e intérnense en la selva y háganla impenetrable lo más rápido posible, dicen los dioses hija mía, mi hermosa y querida Itkal, que los hijos no son de quienes los generan, sino que pertenecen al mundo de la vida, así yo lo creo, por lo tanto te entrego a ese universo que es el tuyo, para que comiences a recorrer tu destino, el plan que los dioses pensaron para vos cuando llegaste al mundo, solo así se vive, solo así en manos del azar podremos recorrer el camino que nos lleva al final de todo, en el descanso eterno establecido para nosotros, por aquellos que saben el porque de los misterios, que la muerte te encuentre, cuando se hallan cumplido todos tus deseos, adiós Caneq, lo único que te pido, que contribuyas a la felicidad de mi hija y seas el compañero, que la entienda y no solo aquel que la necesita, que la Serpiente de Plumas Preciosas guíe vuestros pasos de ahora en mas, cuando lejos y solos, deban comenzar a vivir de nuevo, me voy mis obligaciones, hoy son mas fuertes que mis afectos, cuando el sol alumbre estos suelos de la ciudad de Tayasal, todo será ruinas y yo habré muerto, sean ustedes quienes completen mi camino, en el verde desconocido de la selva.

Se retiro el Gran Halach y ambos jóvenes, quedaron solos tomados de la mano, mirándose a los ojos, de pronto fue Itkal quien rompió el silencio, su palabra reboto sobre la piedra caliza, sobre el ónix de la mesa, sobre la puerta de oro puro y fue algo mas alta que el ruido del combate, que a lo lejos se escuchaba.

--Caneq amado mío, sufro por mi padre, pero estoy orgullosa de que cumpla su destino, de que sea el, el hombre que me ha dado la razón en esta vida y frente a la tragedia, ante la muerte y la destrucción, algo extraño me pasa, estoy tranquila, de que seas vos, el hombre que a partir de hoy y para siempre, se encontrara a, mi lado.
--Itkal, no somos nosotros que elegimos, como será el curso de la vida que debemos vivir, son los dioses, el azar, la estructura de pirámide, que nos impone el destino, lo que al fin de nuestra maduración debemos aceptar, nacemos con una base ancha, de infinitas posibilidades y concluimos en un punto, vértice de la figura piramidal, que es la muerte a través de la vida,  en ese recorrido, no eres vos que impone sus gustos y criterios, sino el azar que te quita y da oportunidades, sin pensar siquiera si podrás con ellas, esa es la vida, nuestra vida, el sentido del paso por la tierra.
--Supones entonces, que al partir de Tayasal, ¿Los diose nos guiaran por el buen camino?
--Cuando salgamos de aquí, estaremos en la selva y allí no hay caminos, solo sendas, apenas perceptibles a los ojos de quien ha vivido en ella, entonces Itkal, tendremos ante nosotros al conocimiento previo, sabremos de que se trata, el rumbo que tomemos y de seguro, llegaremos sin sobresalto alguno, al lugar propicio que busquemos, por otro lado mira, ahí vienen, ya llegan las parejas elegidas por tu padre, el Xibal las guía y al frente de ellas veo a Hovmol joven guerrero, un buen amigo, que sin duda nos ayudara a encontrar el sitio elegido, aquel perdido en la espesura, donde podamos crear la ciudad oculta, aquella de verdad prohibida para extraños, que ha través de muchos soles y muchas lunas, un día nos identifique ante los ojos de seres, que nos encontraran y así sabrán de nosotros, el glorioso pueblo maya.

Reunidos, juntos, Hovmol y Caneq, se abrazaron efusivamente y todos, se dieron a conocer, explicándose la aventura que tenían por delante y hacia el fin de su propia vida y la continuidad de los mayas en su descendencia, tomaron cada cual los alimentos y las cosas necesarias, para partir y en orden, pero lo mas rápido posible, se dirigieron hacia la puerta del oriente, donde todavía no habia llegado el español, una ves en ella cruzaron la muralla, que ya no podría defender mas, a la ciudad de Tayasal y se encontraron frente a la selva, el inmenso mar verde los llamaba, con el movimiento suave de su vegetación, todos comprendieron que una nueva vida comenzaba.




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