jueves, 31 de octubre de 2013

HERMANOS




Esteban caminaba por la cortada que lo llevaría a Juramento y luego a su departamento, vivía solo, ya habían pasado cerca de dos años, cuando decidió dejar su casa familiar, por desavenencias con su hermano Julio, a quien consideraba protegido de su madre y en consecuencia, acreedor de ventajas, que él nunca gozaba, ambos pasaron a convertirse, en enemigos irreconciliables, de hecho, así lo manifestaban en cuanta ocasión le fuera propicia. Apuro el paso, de pronto, desde la esquina opuesta, observo una persona que en dirección contraria se acercaba hacia él, tardo poco en reconocerlo, era su hermano Julio, nada se le ocurría para no cruzárselo, pasar desapercibido imposible, la calle era estrecha y solitaria, en ese momento no transitaban más que ellos dos. Inexorablemente en medio de la tarde, se fueron aproximando, un paso, lo inevitable, los puso el uno frente al otro. Se detuvieron callados, sus miradas fijas, sus puños crispados, quizás los golpes definieran todo, dejarían saldada una cuenta pendiente, pero no, inesperadamente, Julio dijo.

--Mira mejor vamos a hablar aquí cerca hay un café, si tenes tiempo veni.
--Bueno  -contesto Esteban-  de acuerdo.

Caminaron hacia la avenida y doblaron a la izquierda, un rato más tarde, ambos se encontraban sentados en una mesa, a discutir sus cosas.

--¿Que queres tomar?  -pregunto Esteban-
--Un cortado.
--Por favor dos cortados, uno con más leche.

Mientras esperaban el café, se miraron sin saber que decir, ni por dónde empezar, la llegada de la moza, con su pedido, los obligo a rebobinar y ver de qué hablar. Julio fue el primero que hablo, antes rompió parsimoniosamente la bolsita de azúcar, mientras con la mayor atención posible, revolvía su tasa.

--Hace mucho que quería esta charla con vos, nunca me anime a llamarte para hacerlo, pero hoy que la casualidad, nos puso frente a frente, espero explicar lo que siento. Te fuiste de mama hace dos años, creído que ella te dejaba de lado porque  volcaba toda su atención hacia mí, primero, que tu ego te jugó una mala pasada, antes de esa situación, siempre estuvimos juntos, compañeros en todo, de pronto un día, así lo notaste vos, quizás haya sido cierto, mama empezó, a prestarme más atención de la debida, vos, en vez de preguntar el porqué, o aunque mas no sea, enfrentar a mama y criticarle su comportamiento, te convertiste en una víctima, de tu propio hermano y sin esperar ninguna explicación, te fuiste con tu orgullo herido.
--¿Podía decidir otra cosa?  La dedicación de mama para vos, fue total, como si existieras vos solo en esa casa, es cierto, soy orgulloso, pero una madre, debe tratar a sus hijos por igual, no soy de aquellos que me rebaje a pedir explicaciones a los demás, prefiero arreglármelas por mi cuenta, por otro lado, creo que fue lo mejor, ustedes están todo lo junto que siempre quisieron y yo me las arreglo sin ningún problema.
--Por tu partida te tome mucha bronca, mama se puso mal, porque aunque no lo creas, te quiere tanto como a mí, es más, siempre pensó, en tener una charla con vos, explicarte la situación, pero la verdad, que no sabíamos, en donde vivías últimamente, eso complico mucho más las cosas.
--¿Querer hablar conmigo para qué?  Lo hubiera hecho antes de irme de casa, o mientras estaba en ella, después, ya no tenía sentido, te digo más, no hizo nada para retenerme.
--En ese momento le era imposible hacerlo, había un secreto, entre mama y yo, que ella no quería revelar a nadie, ese secreto, la obligaba a dedicarle más tiempo a mi persona, de lo que ella hubiera querido, al resto de la familia.
--¿Cual puede ser el secreto imposible de rebelar?  Acaso no soy tu hermano, es que dudaban de mi, pensaban que los podría defraudar, si sabía lo que estaba pasando en casa, seré orgulloso, como te dije, pero no desalmado, creo, que siempre ayude en todo lo necesario.
--No, no existía desconfianza de mama, para con vos, por el contrario, siempre creyó en vos, lo que paso, que entre ella y yo, se genero un pacto de silencio, producto de que hay cosas, que duelen decirlas más, cuando somos hermanos y jóvenes, porque forman parte de la vida, que todos queremos vivir, pero a veces se da lo contrario, el tiempo que estemos en este mundo, que no depende de nosotros, puede de un día para otro, hacerse mucho más pequeño, tan pequeño como una palabra.
¿Que palabra?  ¿Cuales letras, me queres mezclar que cambien el sentido del tiempo de tu vida?
--Cáncer.
--¡Que!  Cáncer, ¡Vos mi hermano, tenes cáncer!
--Si Esteban, tu hermano Julio, tiene cáncer, un cáncer, que nadie sabe cuándo, terminara conmigo, mientras se mantenga encapsulado, todo bien, pero ahí está, expectante, decidido a controlar el reloj de mi vida, se pone en movimiento, hoy, mañana, cuan largo será el tiempo, que me permita vivir, solo él lo sabe y a él debo hoy, poder estar aquí, hablando con vos, así que si lo nombro como un dios extraño, es para pedirle piedad por mi persona, me permita caminar por este mundo, un poco más, aunque la felicidad sea pequeña, que la pueda gozar, esta y no otra, fue la causa de que mama, se volviera totalmente hacia mí, te apartara de lo que para vos, podría ser una situación muy triste, que perjudique a su criterio, tu vida normal.

Esteban se quedo silencioso, no sabía qué actitud tomar, si castigarse, por no haberse dado cuenta, del drama que se estaba desarrollando, años atrás frente a sus ojos,  de su poca perspicacia, o de su absoluta falta de solidaridad, para con los suyos, en el momento que más lo necesitaban, o de su estúpido orgullo, que todo lo hecho a perder. Tomo aire y pregunto.

--¿Como podemos arreglar esto?   ¿En qué puedo ayudarte?  Para disminuir un poco, la incomprensión que desate, sobre tu persona y la de mama.
--No te castigues ni te eches culpas, hermano, las cosas son cual debieron ser, lo importante que a partir de hoy, podamos funcionar, encolumnados detrás, de una única familia, tratando de olvidar el pasado y vivir juntos el presente.
--Por mi parte totalmente de acuerdo  ¿Pero en qué forma hacemos eso?
--Tengo la solución, nada más, necesito que estés conforme, con lo que yo proponga.
--De acuerdo, por supuesto acepto, hermano no sé explicarme, pero debo rogar que me perdones, por todo el tiempo que te hice sufrir, sin saber la causa de tu dolor.
--Olvídalo, no digas mas, entende igual que yo, que el cáncer esta encapsulado, estará ahí cuanto más tiempo mejor, ahora espérame un poquito, que enseguida vuelvo.

Julio se levanto, fue hacia un reservado del bar, una vez solo, saco su celular y llamo.

--Hola mama.
--Hijo, ¿Que tal?
--Bárbaro, no te asombres, áseme un favor, prepara la mejor de las cenas, voy a comer con Esteban, chau.


jueves, 17 de octubre de 2013

ESPERARLA




El museo de alfombras rojas y obras de autores modernos abría sus puertas -le habían dicho- a las diez de la mañana, ella, impostergablemente llueve o truene, se acercaba al mismo alrededor de esa hora. Es cuestión de esperarla.  Encontrarse con ella es tan solo eso, esperarla cerca de las diez de la mañana a la entrada del museo de alfombras rojas. Por lo tanto, esperándola ahí estaba el ese día, esperándola sin impaciencia, porque estaba seguro que vendría, tan seguro, que cuando se quiso acordar la tenía a su lado y como vaciló por un instante al querer abordarla, sin poder evitarlo se le escapo y entró. Maldiciendo su mal comienzo, rápido entró detrás de ella y fue a su encuentro. Entonces notó algo extraordinario, algo raro muy raro, ella que caminaba delante de él, de pronto embistió una pared y se convirtio en un cuadro.

martes, 8 de octubre de 2013

CERRO LA OFICINA



Cerró la oficina con la satisfacción de que era día viernes y no vendría más allí hasta el lunes, dos días para él pensó, mientras descendía por la escalera los tres pisos que lo separaban de la calle. Una vez abajo, saludo al conserje que hacía guardia en el hall del edificio y se dirigió a la calle, ya en ella comenzó a caminar entre la gente como un transeúnte más, gozando de su libertad y siendo el dueño de su tiempo, pensó que podía ir al café que se le ocurra a tomar un cortado, recorrer la cantidad de librerías de viejo que le viniesen en ganas, total era viernes, mañana dejaría el despertador apagado, total era viernes y hasta si lo quisiera la suerte, encontrar una chica e ir a algún lado. Estaba dispuesto a todo, a la aventura como a caminar lugares conocidos, por lo pronto iría al café de siempre, total al final, uno es uno y su rutina, dicho lo cual entró en el boliche que lo tenía como cliente diario, se sentó a una mesa, alegre, despatarrado.
--Che José una medialuna y un cortado.
El mozo lo miró sorprendido y le dijo.
--Cortado si medialuna no. ¿Tanto tiempo que venís y te olvidaste, que los jueves a la tarde no hay factura? ¡El panadero viejo! Acordate  ¡Hoy es jueves!