Acaso sea un hindú
que le agrada caminar sobre el fuego, o un veda, que busca descubrir todos los
misterios, o aquel que reside mas allá de Australia y sobre la humeante tea, de
un templo milenario, exhorta a los dioses, en busca del conjuro, que
materialice el presagio, pero yo, al igual que
los dados arrojados al viento del espacio, en busca de la cifra del número
preciso, que anticipe un destino, yo quiero buscar el mío, en todos los lados
que la vida me ofrezca, incluso como dices, si así será cierto, en el infierno
de cada uno, en el mío propio, que atravesamos ungidos del temor a la muerte,
mientras nos mantenemos vivos, ¡Eso quiero! Ver mi destino mientras esté vivo y
no importarme nada del fuego, que me abrace, porque hasta en el infierno mismo,
si nos da la cabeza, seguro que podemos modificar el curso de las cosas.
miércoles, 31 de octubre de 2012
lunes, 29 de octubre de 2012
LA TORRE
La torre alta y esbelta al borde mismo de la
ciudad contaba en su interior con 365 escalones, que iban desde su entrada hasta
la terraza, lugar este, donde los magos llevaban a cabo sus predicciones,
envueltos en las sombras del inmenso desierto que yacía a sus pies. Parher el
cabalista árabe, entró a ella a la primera hora del día primero y comenzó a
subir, con la lentitud inherente al fin que se había propuesto y este era el
siguiente, solo avanzaría un escalón cada día y sentado en el las 24 horas, las
pasaría cavilando sobre su ciencia, aquella, la de los números aplicados a la
palabra escrita en los sagrados libros, que lo llevaría a interpretar todas y
cada una de las cosas pasadas y presentes, ocurridas en este mundo, producto
exclusivo de la creación del dios y en el saber de Parher, existía la creencia
que algún día los números y las letras,
revelarían el verdadero nombre de ese dios, la misteriosa palabra a que solo tiene acceso el conocimiento
del cabalista. En estas condiciones de meditación y calculo, Parher avanzó
lentamente hacía lo alto totalmente absorto en su ciencia ancestral, la que le
daría todas las respuestas, hasta que el paso de la arena en el reloj de cronos
marcó la última hora, del último día, el
365 y Parher entonces apareció en la terraza, con su tableta de arcilla y sus
números y letras acomodados en filas superpuestas y en columnas, unas al lado
de otras, fue allí en la terraza, mientras la clara luna iluminaba las sombras
del desierto, que le vino a la mente una idea, la que sin duda cerraba el
circulo de su peregrinación cabalística a lo alto de la torre, con esa idea en su poder y presa del entusiasmo
que se manifiesta en aquellos que mediante la cabala, consiguen un encuentro
personal y místico con el dios, sin pensarlo mas, se puso a desarrollar la
misma sobre una nueva tableta de arcilla, en ella escribió y puso su nombre Parher y a continuación, coloco
debajo de cada letra de su nombre, el número de escalones de la torre, 365, que
a su ves eran los días correspondientes a 12 meses, los mismos que forman 1 año,
todo esto dibujado en la tableta de arcilla, tomaba la forma siguiente
P A R H E R
3 6
5 1
2 1
y de
acuerdo a su ciencia, determino lo que sigue, 3 eran las penitencias y 6 los
ayunos que hizo en la torre, porque el dios en su sabiduría así se lo exigía, 3
más 6 son 9 y la suma que queda por interpretar 5+1+2+1 también es 9, de allí
se entiende que el equilibrio es adherente a la igualdad y la justicia, de
donde es fácil darse cuenta, que la vos del dios es justa y debe ser aceptada e
interpretada, una ves hecho esto, comprendió que tenia ante sí, 5 recuerdos, 1
humillación , 2 engaños y 1 reprimenda, todo ello circunstancias de su vida que
no pudo resolver cuando debió hacerlo, por un instante, los hechos vividos volvieron
hacia atrás como si el pasado se hiciera presente, todo lo acontecido se le
apareció en su justa medida y al debido momento y el sintió, que le era
permitido cambiar el curso de las aguas, perdonar y ser perdonado, comprender y
ser comprendido, dado lo cual noto a su espíritu mas calmo y a su alma más
aliviada, porque había tenido conciencia de las causas que lo atormentaban y a
través de la cabala pudo corregirlas, en el lugar de las cosas que no vuelven,
la penitencia y el ayuno aclararon su mente, para realizar el trabajo necesario
que le exigieron los dioses y así verse a si mismo en sus errores. Los
trescientos sesenta y cinco escalones, el año dentro de la torre, fue el
espacio de vida necesario para darle a la cabala, la oportunidad que descubra
en el, los problemas escondidos por la mala lectura de los textos pero además, comprendió que no solo para saber leer al
dios basta con el número y la letra, hay algo más importante todavía para ello,
invisible para los árabes pero común a los dioses, el tiempo.
martes, 23 de octubre de 2012
LA ENSALADA
--Mi sicólogo me
dijo
--Que te dijo?
--Que la vida es
como la ensalada que comemos, compuesta de diversos componentes y todos ellos
necesarios, para hacer un alimento que nos guste
--Tu sicólogo es
un gourmet?
--No es una
persona sabia
--Entonces, si
el es sabio para vos, porque asemeja el continuo devenir de la existencia, a
los diferentes colores vegetales de una ensalada, servida en una buena mesa.
--Si?
--Voy a tratar
de preparar nuestra ensalada a ver cómo nos va en esa empresa, quizás esté en
juego el hecho de que sigamos juntos, porque puede ser que mi ensalada no te
guste, o mis colores vegetales difieran totalmente de aquellos, que anidan
febriles en tu subconsciente.
--Puede ser, ¡Pero
basta de charlas! Que te vas por las ramas y explícame tu ensalada, a ver si me
gusta y está de acuerdo con mis deseos culinarios
--Bueno allá
voy, aquí está la fuente, el rayador y el plato. Primero tomamos hojas de
lechuga mantecosa, las lavamos con agua y vinagre y luego escurridas, las
cortamos en trozos muy finitos.
--Color verde?
--Exacto el
color vegetal más extendido, sigo con el tomate, que lo corto en trozos muy pequeños
y los incorporo a la fuente donde ya está la lechuga.
--Color rojo,
presente en toda pasión que uno comparta, hasta aquí vamos bien podemos seguir juntos.
--Podemos.
--Que mas?
--Ahora me hago
de una manzana Rome, la pelo y la rayo y las hebras de un color levemente
amarillo, las incorporo a la fuente, mientras al aire se oxidan y aumentan su
sabor
--Tenemos hasta aquí
en nuestra ensalada personal, lechuga, tomate y manzana, me suena a algo común.
Que mas agregarías?
--Lo común es lo
bello de la vida, aquello que no se sale de sus causes, permitirá que se lo
navegue siempre sin peligro
--Muy poético
pero como sigue la ensalada?
--Ahí voy no te
apresures, tenemos lechuga, tomate, manzana, a esto le incorporamos una
zanahoria grande que también rallamos, pero con una particularidad, al rallarla
lo hacemos de costado, para que sus fibras sean más largas finas y menos duras.
--Color
anaranjado, color crocante, me gusta el naranja.
--Entonces si te
gusta el naranja y como es un fruto antagónico y compañero de la naranja, le
agregaremos también un pomelo, que
pelaremos y cortaremos en trozos muy chiquitos.
--Amarillo pálido,
áspero en la boca pero refrescante en el cuerpo.
--Así es no cabe
duda.
--Algo mas
llevara tu ensalada?
--Por supuesto
que sí, siempre puede llevar algo mas, depende de vos y de mi y de la forma que
elijamos para vivir juntos, ahora tomaremos una naranja, la partiremos al medio
y la exprimiremos, vertiendo el jugo sobre la preparación anterior
--Para?
--Para que
neutralice al pomelo y no sea tan acido el sabor, por último tomamos una cebolla.
--Producto de
lagrimas y desconsuelos?
--De eso también
hay en la vida
--Tenes razón aunque
no sé si vale agregarla en nuestra ensalada
--Si vale porque
no, es imposible viviendo juntos, alguna vez evitar las lágrimas o la tristeza,
de que las cosas no siempre son como uno quiere
--Tenes razón pongamos
la cebolla
--Entonces la
corto a esta también en trozos muy pequeños y la agrego a la ensalada
--Incorporamos
el blanco color de la pureza?
--Así es y
hablando de pureza, para terminarla le incorporamos un buen chorro de aceite de
oliva y algunas gotas de vinagre de manzana ¡Ya está mi ensalada! la vida que
te propongo, alimenta y no produce colesterol, además es rica y sustanciosa y
sobre todo, hecha con productos naturales como fuimos creados nosotros, vos y
yo, la pregunta que me hago Le gustara a tu sicólogo?
--Le voy a
preguntar
--Y si por
ejemplo diría que no, que los colores que ve dentro de la fuente, como chaman
de un pueblo originario, no fueran lo que él cree serian positivos para nuestro
presente?
--Sabes una cosa
amor?
--Qué?
--A esta altura
de la ensalada cambio de sicólogo.
lunes, 22 de octubre de 2012
QUERIENDO COMER PAPAS
--Ahora recordé
lo que te dije
--Que fue?
--Que las
papas no se comen crudas
--Cierto te
di la razón, las papas no se comen crudas
--Me diste la
razón Pero cocinaste las papas?
--No, sabes
que no, el agua no llego a hervir, el fuego no fue suficiente
--Eso no es
una excusa, vos eras el encargado del fuego
--Fracase debo
admitirlo y lo que es peor, ahora caigo en la cuenta de que no sería capaz, de
preparar un fuego para cocinar ¡Las dichosas papas!
--Dado lo
cual supongo yo Me estás diciendo que nunca comeremos papas?
--Si
admitimos ambos, como lo hacemos, que las papas no se comen crudas, entonces
debo decirte que sí, que tenes razón, que dado mi impericia con el fuego, nunca
comeremos papas
--La verdad
me estas defraudando, creo que recién ahora empiezo a conocerte, cuando acepte
ser tu pareja, nunca imagine que no iba a poder comer papas con vos
--Ni yo que debía
cocinarlas, sino te hubiera confesado que soy un inútil para el fuego
--Pero todos
los hombres saben prender su fuego.
--Todos?
--Si todos,
mis amigas y las amigas de mis amigas comen papas, sus compañeros las cocinan
--Lamento
defraudarte una vez más, mis amigos y los amigos de mis amigos me han
manifestado muchas veces, que no siempre pueden cocinar las papas, que a veces
puestos a preparar el fuego fallan en su intento
--¡Pero las
papas no se comen crudas!
--Así es,
pero en mi caso y vos dependes de mi caso, porque estás conmigo, no sé hacer el
fuego para cocinar las papas que vos queres comer.
--Entonces?
--Convidado a
discernir -por tu pregunta- con el pensamiento puesto en las papas crudas, debo
decirte algo que ya vos a esta altura de
los acontecimientos debes suponer,
--Que?
--Estas en
pareja con el hombre equivocado.
sábado, 20 de octubre de 2012
ALGO
Por el cuerpo del ganado corren las moscas su carrera. En esa mañana
calurosa de enero, la tranquera abierta incita a los animales a escapar campo
traviesa, rumbo a los altos pastizales que al borde de la laguna estallan, en
manojos de verde color. Hay algo exultante en el aire y el clima, es como una música
de fondo que hace la vida más agradable, pese a las moscas, a las vacas, al
polvo seco del camino y al pegajoso sudor que el sol en su cenit regala, como baldes de calor en un carnaval de
fuego ¡Todo es vida! Todo es ansia de vivir y apenas uno se da cuenta, de que
lo que le está pasando, solo es consecuencia de la casualidad, el buen tiempo,
de una normalidad, el mes del año y de un escenario, el campo, que con su
naturaleza inmensa de llanuras con leves
oscilaciones, como un mar sin agua hecho de tierra y silencio, pone el marco
adecuado, a ese instante irrepetible que acontece. De esta manera, divagando un
poco filosóficamente, cruzo el camino y enfilo hacia la laguna, donde algunos
patos nadaban solemnes en sus aguas, detuvo sus pasos sobre la tierra húmeda y
por un momento, miro los círculos que en la superficie se formaban tras los
patos, que se alejaban de él, como teniéndole temor de que algo malo les
hiciera, inconscientemente palpo el arma en la cintura que la camisa suelta
sobre el pantalón, ocultaba a la vista de cualquiera que lo vea, allí estaba,
su culata le dio tranquilidad, aunque nada había ahí que pudiera
intranquilizarlo, salvo sus recuerdos y de estos, ni siquiera el revólver podía
protegerlo, aunque ese hermoso día y el increíble sol que todo lo invadía, los hacía
neutros, indiferentes, corpóreos, sin lastimarlo si se quiere. Pensó por un
momento, como tantas veces lo hizo en los últimos tiempos, en ese hecho que ni
siquiera quería recordar, pero le era imposible no hacerlo. Sobre el resplandor
del mediodía reflejada en la laguna, como una imagen a venerar, producto de
esos pensamientos, apareció ella, una vez más la observo como salida de sus
sueños y fue ella, que una vez más hablo y le hizo una pregunta, una eterna
pregunta sin respuesta. ¿Porque el hombre mata a la mujer, siendo su pareja o
abusando de ella? Porque es un necio, un monstruo, un loco, una bestia y debe
morir por eso…Sonó un tiro y los patos con sus ojos de ave cautelosa, se dieron
cuenta de una mancha roja, muy roja, que poco a poco se iba extendiendo desde la
orilla, como el telón final de algo que
debía terminar así.
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