Acaso sea un hindú
que le agrada caminar sobre el fuego, o un veda, que busca descubrir todos los
misterios, o aquel que reside mas allá de Australia y sobre la humeante tea, de
un templo milenario, exhorta a los dioses, en busca del conjuro, que
materialice el presagio, pero yo, al igual que
los dados arrojados al viento del espacio, en busca de la cifra del número
preciso, que anticipe un destino, yo quiero buscar el mío, en todos los lados
que la vida me ofrezca, incluso como dices, si así será cierto, en el infierno
de cada uno, en el mío propio, que atravesamos ungidos del temor a la muerte,
mientras nos mantenemos vivos, ¡Eso quiero! Ver mi destino mientras esté vivo y
no importarme nada del fuego, que me abrace, porque hasta en el infierno mismo,
si nos da la cabeza, seguro que podemos modificar el curso de las cosas.
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