--Ahora recordé
lo que te dije
--Que fue?
--Que las
papas no se comen crudas
--Cierto te
di la razón, las papas no se comen crudas
--Me diste la
razón Pero cocinaste las papas?
--No, sabes
que no, el agua no llego a hervir, el fuego no fue suficiente
--Eso no es
una excusa, vos eras el encargado del fuego
--Fracase debo
admitirlo y lo que es peor, ahora caigo en la cuenta de que no sería capaz, de
preparar un fuego para cocinar ¡Las dichosas papas!
--Dado lo
cual supongo yo Me estás diciendo que nunca comeremos papas?
--Si
admitimos ambos, como lo hacemos, que las papas no se comen crudas, entonces
debo decirte que sí, que tenes razón, que dado mi impericia con el fuego, nunca
comeremos papas
--La verdad
me estas defraudando, creo que recién ahora empiezo a conocerte, cuando acepte
ser tu pareja, nunca imagine que no iba a poder comer papas con vos
--Ni yo que debía
cocinarlas, sino te hubiera confesado que soy un inútil para el fuego
--Pero todos
los hombres saben prender su fuego.
--Todos?
--Si todos,
mis amigas y las amigas de mis amigas comen papas, sus compañeros las cocinan
--Lamento
defraudarte una vez más, mis amigos y los amigos de mis amigos me han
manifestado muchas veces, que no siempre pueden cocinar las papas, que a veces
puestos a preparar el fuego fallan en su intento
--¡Pero las
papas no se comen crudas!
--Así es,
pero en mi caso y vos dependes de mi caso, porque estás conmigo, no sé hacer el
fuego para cocinar las papas que vos queres comer.
--Entonces?
--Convidado a
discernir -por tu pregunta- con el pensamiento puesto en las papas crudas, debo
decirte algo que ya vos a esta altura de
los acontecimientos debes suponer,
--Que?
--Estas en
pareja con el hombre equivocado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario