lunes, 13 de febrero de 2012

¿ADONDE VOY?


Caía la tarde y sus pies desnudos, caminaban por la orilla del mar como si fueran elementos independientes de su cuerpo, estos y su deseo, lo llevaban entre la humedad de la arena y la insostenibilidad del agua -que al cruzarse en su camino le retiraba el suelo donde pisaba- hacia un lugar incierto, sabia el recorrido pero no conocía el final, la playa casi desierta era como su vida y el inmenso mar, cuya superficie ora ondulante ora plana significaba para él, la imagen misma de lo imprevisto, de la casualidad, de aquello que nos aborda por detrás cuando menos lo esperamos, le daba la sensación de que nunca llegaría a donde debía ir y que todo era un sueño, producto de su mente fantasiosa. La discusión de las gaviotas se daba sobre su cabeza y las redes de los pescadores, le parecían tamices por los cuales su vida de improviso fuera a desaparecer, alguna que otra barca se bamboleaba en la costa, atada su libertad al destino de la pesada ancla que la mantenía aferrada a un lugar, que el azar o la rutina dispuso, más allá de los deseos de la nave, de volar sobre las aguas rumbo al horizonte, esa línea donde parece que termina el mundo y los hombres, las barcas y las cosas, caerían libremente sin baranda que las contenga rumbo a su destrucción. Esa quizás sea la muerte pensó, el instante en que venga hacia nosotros el horizonte y debamos partir ¿No sería que estaba partiendo y no se daba cuenta? ¿Acaso su caminata de esa tarde no tenía mucho que ver con el final de su vida? ¿Adonde iba? ¿Quién le pidió que fuera? ¿Porque la playa, que nunca la recorría?
Además, casi desnudo, algo extraño en el, dado que su vergüenza siempre le impidió mostrarse de malla en un lugar abierto, a pleno mar, cruzándose a menudo con la mirada de algún que otro pescador desconocido que lo interrogaba sin hablar. Escucho el ladrido de los perro al invadir su territorio y noto como cada vez, había menos arena y más agua, la senda, el espacio, la avenida adonde se internaba mas y mas, se hacía peligrosamente delgada y pronto vio, que el paisaje se le había vuelto desconocido para él y ya el hilo de costa que transitaba, se encontraba encerrado entre el mar y los altos e inaccesibles acantilados que surgían a su izquierda imponentes, entre las ultimas luces del atardecer. Sin darse cuenta se vio así empujado por la fuerza de la marea contra las rocas y pronto su cuerpo al caminar, empezó a sentir en su propia carne el filo de las piedras, ya no había más arena , mas playa y andar se hacía cada vez más dificultoso,  porque el agua le iba ganando la altura de las piernas y así fue como le llego a la cintura y lo arrojo en ella,  lo hizo flotar como un tronco a la deriva, no ofreció resistencia, un único pensamiento estaba fijo en su cerebro ¿Adonde voy? Su cuerpo quedo boyando  hasta que desapareció, solo entonces fue noche completa y ninguna gaviota voló en círculo sobre él.    

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