sábado, 20 de abril de 2013

FILOSOFIA DE UNA OPORTUNIDAD



--A mi no hay mina que se me resista, ¿Lo entendes? Tengo pinta, mucha pinta y calle, sobre todo eso, calle, si queres hasta te digo, que soy el rey del chamuyo, se como hablarles, convencerlas, caerle simpático y ya está, son todas mías.
--¿Todas tuyas?
--Si che ni lo dudes, mina que quiero, mina que tengo.
--No lo puedo creer, nunca un rechazo, un suave, no te hagas el boludo y tómatela.
--Jamás che, se elegir, en el cajón de la fruta, siempre busco, la que está lista para comer, ni verde ni muy madura, justa, a esa le hinco el diente y me la como viejo, no hay tutia, soy lo que se dice un experto.
--Para mi, sos un hijo de puta, ahora caigo, porque tengo tan mala suerte con las mujeres, las que están propicias para el levante, te las llevas vos, guacho.
--Que queres que le haga, nací así, soy el séptimo de seis hermanas, a las mujeres las conozco desde chiquito, se todas sus mañas.
--Bueno, ante eso que puedo hacer, nada por supuesto, desearte suerte y a mi, que me parta un rayo.
--¡Che no es para tanto!
--¡Como que no es para tanto!, Venimos de un boliche, los dos juntos, entramos y salimos a la misma hora, vos te levantaste tres minas, con sus respectivas citas, y yo nada, bueno nada no, enganche una vieja, que está dando sus últimos manotazos y quedé en verla mañana, no se si iré, porque es más vieja que Matusalén,  pero al final como siempre, la necesidad tiene cara de hereje y termino yendo, en cambio vos, tres jóvenes y una mas linda que otra, te aborrezco hermano.
--Bueno no es para tanto, salí con la vieja, como vos decís, algo es algo, mientras tanto voy a ver si te hago el entre, con alguna de las tres.
--¿Te animarías? ¿Serias capas?
--Por supuesto que sí, pero no te voy a dar la mejor eh, no soy boludo, la que este por patear primero, te la paso, total, si no le voy a dar bola, fíjate lo que podes vos hacer con ella y listo.
--¿Pero imaginas que me va a dar bola? Lo planteas muy fácil, por ahí me ve y sale disparando, que se yo.
--No habrás el paraguas antes de tiempo, déjame a mí, después vemos como sale.
--OK ¿Cuándo nos vemos?
--Quédate tranquilo, cuando el asunto este a punto, yo te llamo.
--Bueno bárbaro, llámame, mientras me las arreglo con la vieja, chau che.
--Chau te llamo.

Ambos amigos se separaron, el hombre con suerte se fue a su casa, el desafortunado, camino sin rumbo fijo por la ciudad, terminando en un café para tomar algo y así, despejar su bronca para ver que hacía con las mujeres, que le eran tan esquivas. Se acercó la moza y le pidió un cortado, se lo trajeron, observo a su alrededor, a esa hora el lugar estaba con muy poca gente, algún que otro tachero, tipos que como él, volvían del boliche y casi ninguna mujer, salvo una o dos, extrañas criaturas solas, que atravesaban la noche en silencio, más que seguro venían al café, directamente del baile, a hacer un repaso de su vida, del tiempo que pasa y se pierde, de las pocas probabilidades que la existencia ofrece, para salvarse y conseguir lo que uno siempre, soñó tener y no se le dio. Sus ojos se volvieron al pocillo de café, se le estaba enfriando, debería prestarle atención y tomar un poco, así lo hizo, en el momento de volver el pocillo a la mesa, sus ojos se cruzaron, o mejor dicho, la mirada de ella busco los ojos de él y ambos se quedaron presos, como hipnotizados frente a lo imposible, algo así como el deseo de buscarse, entre todo lo que existe y fuera de lo que debe ser, parecido a la inmovilidad que precede a la entrega, donde todo lo externo se desdibuja y solo, prestamos atención a lo que nuestros ojos ven y estamos atentos, a lo que ellos nos imponen, no había más remedio, él se levantó, los ojos que le buscaban, que necesitaban de su presencia, se hallaban dos mesas más adelante, fue hacía ellos, necesitaba ir porque le rogaban que vaya, le exigían que cumpla, con un mandato del destino, el suyo, el carácter, sus ojos, aquellos los de la otra mesa, lo estaban llamando, gritaban que se acerque a lo imprevisto, a la casualidad, a la suerte, a atravesar un espejo, el de su mirada y ver, que hay más allá, de lo que nunca se animó  a hacer, la distancia era corta muy corta para su vergüenza, le hubiera gustado que fuera más larga, así tomaba valor, pero no, el acontecimiento debía pasar. Arrastrando lo que siempre le pertenecía, la vergüenza y el miedo, sin saber como -ya que cuando el destino actúa, no se sabe el porque- estuvo a su lado, corrió una silla y se sentó frente a ella, ni un segundo dejaron de mirarse, las pupilas clavadas como puntos en el espacio, se contemplaban sin hablar, era un diálogo interior, el de ella y el de él.

--¿Por qué te sentaste? ¿Quién te llamó?
--Vos me llamaste.
--No fui yo, fueron mis ojos.
--Si ellos fueron, yo los vi y no pude resistirme, a venir y enfrentarlos, a descifrar el sentido de tu mirada, que es comprender lo que anida en tu alma, lo escrito por vos, para que yo lo sepa, a medida que lo leo en tus ojos.
--¿Eres acaso, capaz de leer en ellos? ¿De saber lo que siento dentro mío?
--Soy capaz, dado que soy tu alma gemela, que luego de mucho buscarte, te encontré en este café perdido en la ciudad, a una hora en donde casi nadie deambula por ella, solo aquellos, que penan su existencia y se encuentran anclados, a la penumbra y el silencio de estos templos modernos, donde entre taza y taza de café, se tejen y destejen tristezas, fracasos y raros momentos de felicidad, en donde dos seres se encuentran y presienten, que llegaron al fin de una pesadilla y al comienzo de un sueño.
--¿Esos seres imaginas, que seremos nosotros? Que sin pensarlo, nuestros ojos nos vieron y armaron este encuentro en pos de una mirada. ¿Que el azar hiciera que de pronto se cruzara con otra que la atrajo? Sin ofrecer resistencia. ¿Aquí a mi mesa?
--Eso pienso, me viste y te vi, quisiste conocerme, tus ojos me dijeron lo que tu mente pensaba, cual era el contenido de tu alma, la pena que llevabas, ese deseo de encontrar al otro que fueras vos, al fin había llegado.
--¿Qué te hace pensar que vos y yo nos parecemos? ¿Cómo dices que somos almas gemelas? Seres que nacieron el uno para el otro. ¿Si apenas me conoces y apenas, se quién eres? Solo puedo intuir por el lugar y la hora que sí, que pertenecemos al mismo bando, el de los seres olvidados, muñidos del fracaso de no ser, perdidos en sus propias ilusiones y que buscan sobrevivir, pese a todo, tal vez, por falta de coraje, quizás, porque la esperanza es superior a su propia desilusión.
--Me hace pensar que somos iguales, que nos pertenecemos mutuamente, el hecho que estemos juntos, en este lugar que convoca a los seres solitarios en el momento del día, cuando más se necesita de la compañía del otro, no se, si entiendes de silencios y falta de ternura, no se si puedes, comprender la ausencia de la vos humana que nos hable, cuando más necesitamos que nos digan, pero si se que estás aquí, igual que yo, esperando ansiosa que esto ocurra.
--¿Ocurrirá? ¿Vos podes saberlo?
--Está ocurriendo, en este preciso instante, en que hablamos y nos comunicamos, que tratamos de buscar en el otro, lo que siempre quisimos y nos costo encontrar.
--¿Que es eso que buscamos?
--La comunicación, el sentirse escuchado y poder hablar -eso espero- poco a poco, de todo el dolor que nos ha lastimado el alma, por estar solos.
--¿Vos crees que se puede, mediante un simple relato hablado, decir de todo el dolor que nos ha pasado?
--Se puede, ¿Por qué no? ¿Quién cuenta primero? Vos, yo, mejor ambos, un poco cada uno, para que las porciones de cuento, se mezclen como flores, en el ramo que ha sido nuestra vida.
--Se mezclen como flores, es lindo lo que dices, pero hay flores triste, flores negras, las mías por ejemplo, que aturden mis oídos si las pienso, manejan el silencio de mi alma si las digo, no quisiera hablar de mi, no es el momento, solo quisiera escucharte a vos, comparar lo que dices con lo que callo, ver si así puedo, sabiendo de tus penas, poder hablarte de las mías, ¡Habla te escucho! Estoy atenta a todo lo que digas.
--¿Hablar? Nunca me resulta más difícil, que cuando debo hablar sobre lo mío, ¿Por qué será? ¿Que es fácil la palabra dicha al otro, en función del problema que este tenga y nos resulta casi imposible, explicar lo que nos pasa? Aunque el alma, la nuestra, sufra tal vez la misma pena, no se, siempre me pasa eso, pero ya que me pides que te diga que siento, cual fue el envoltorio que oculto de los demás, el ramo de mi vida, voy a desenvolverlo lentamente, para que sepas todo y al final, cuando lo retire, solo queden los verdes tallos y el color de las flores, sea el que corresponda, a la pálida luz que cobijo mi sombra. Siempre busque el amor, nunca lo tuve, las mujeres, ustedes, fueron la amarga circunstancia de mi vida, jamás pude tenerlas, incluso como amigas, volaron y se fueron, como aves asustadas, que huyen, cuando escuchan el más leve ruido y entonces, que sucede, quede solo y sin ser esto un panfleto que las llame de nuevo, quede triste y me fue imposible entender porque pasaba, como a vos imposible darte cuenta, que mi dolor es la manifestación de tu propio dolor, que somos el anverso y reverso de una situación, a la que nos entregamos ambos sin conocernos, pero haciendo todo lo posible, en el manejo inexplicable de nuestros sentimientos, para no encontrarnos nunca, es tal cual, lo sabes vos y lo se yo, que la unión de dos penas genera una alegría compartida, pero también sabemos, -porque lo hemos vivido-, lo dificultoso que se hace, la unión de esas penas, eres mujer y me huyes, por mi carácter, por mi belleza, por todas las circunstancias que justificarían para vos, el no acercarte a mí, pero solo una cosa es cierta, mientras no consigamos estar juntos, conmigo o cualquier otro, jamás serás feliz, porque la soledad, recorrerá tu cuerpo y anidará en tu mente, como solitario pájaro que asustado vuela en el infinito azul del cielo, sin comprender que debe descender sobre la tierra, pisar el suelo de sus primeros pasos y buscar a la hembra que le de consuelo.
--¿Estas buscando en mi eso, la hembra que te de consuelo? Pero si es esto así, antes me pregunto, ¿Si yo cicratizo tus heridas, de la falta de amor, soledad y tristeza, serás vos capaz de cicratizar las mías y darme también, el consuelo necesario, que mi alma atormentada necesita? Es verdad que ambos arrastramos penas parecidas, el relato que has hecho, podría ser mi relato y las penas ocultas, me parecen tanto tuyas como mías, sin embargo, no siempre las cosas tienen solución, juntando hechos parecidos de forma racional, esperando que la unión de ellos, genere la solución de los problemas, no es tan simple y nunca tan lineal, ¿Qué te hace pensar a vos, que pueda llegar a quererte? Porque ave solitaria descendí a tu lado, te encontré en este templo y te hice mío, para que huyéramos y creáramos la vida, no es así como pienso, acepto que estoy sola, que necesito un hombre que sea compañero, que con su abrazo tierno, corte mi vuelo y me enrede, en su red de sentimientos abiertos a lo nuevo, pero para ello vos lo sabes, necesito amar para que ello ocurra, necesito temblar cuando te veo, que mis labios gocen de tus besos y todo eso no se, no lo siento, ambos tenemos las mismas penas, pero no te quiero, de eso me diferencio y no puedo acercarme, para curar tu cuerpo, para calmar tu fuego, para orientar tu mente, perdóname, siento que no puedo, volar es mi camino, seguir hacía adelante, en busca del destino, que me indique el hombre al cual me debo.
--Podrás buscar, tal ves ese sea tu destino, como posible el mío, volar, volar, en el ámbito del cielo, sin pretender hallar nada, en el vulgar y problemático suelo, ¿Pero a donde conduce lo irracional del vuelo? Yo lo se, lo presiento, le temo, nos lleva transportados por la luz -imposible de escapar de su destello- al final del camino, en donde termina el vuelo, a aquel lugar difuso, en donde la soledad es de pronto miedo, en donde la luz termina y las sombras aguardan, el final de los sueños -los nuestros- para siempre en la vida, yo, yo quiero escapar de eso, no quiero seguir la senda, que aumente mi tristeza, quiero ponerle fin, aunque no lo entiendas, aunque no me ames, aunque tu alma dormida, para mi no despierta, no sabes nada y lo sabes todo, yo te pido, suplico y te lo ruego, que detengas tu viaje, para ver solamente si juntos podemos, evitar para ambos un fin no querido, que es el amor sino, la lucha contra aquello que nos causa tristeza, la sutil amalgama, que una de pronto a dos solitarios, para que sean pareja. Vos decís que no me amas, ¿Acaso yo te quiero?  ¿Quien sabe que nos pasa? Cuando juntos estemos y compartamos los sueños, que por tanto tiempo, separados uno de otro, sin embargo fueron nuestros.
--¿Tanta fe te tienes? ¿Tanto en mi posible amor hacía vos crees? Supones acaso que porque juntos estemos, surgirá el amor entre nosotros, no creo en eso, o para no ser tan cruel, me cuesta entenderlo, siempre imaginé, que el amor debe venir a mi, solo de golpe, como las olas mueren en la playa, como la luz termina, cuando sucumbe la llama, en el aire que la abraza, así, solo así, entiendo amar, sin razonar, sin medir las consecuencias, porque el amor, surgió de improviso ante mis ojos y lo tome sin pedirle nada, solo rogándole que no se fuera.
--¿Te sucedió eso alguna vez?
--Nunca.
--¿Entonces? ¿Por qué esperar lo que no ha sido? Porque llenar tu mente de ilusiones, que no son lo que ocurre, o por lo menos, quizás casi nunca las cosas se dan, como quisieras que se den, o debido a tu carácter o tu personalidad de mujer, jamás lo fueron, yo te propongo algo posible, el buscar comprendernos y acompañarnos, en el laberinto en el cual jugamos, al juego de la vida, en ese camino de continuo retorno, que hasta hoy caminamos sin encontrarnos y de pronto, tal vez sin entenderlo acaso, el mítico laberinto que éramos nosotros mismos, se derrumbo entre dos miradas, -ambos nos vimos- y fue así, que pudimos escapar y sentados ante esta mesa, de un café cualquiera perdido en la ciudad, podremos decirnos las palabras, que nos liberen para siempre, de la triste soledad que padecimos. Entonces, si así ocurre, ¿Será importante que el amor entre nosotros, aparezca de repente, o llegue lentamente, si debe llegar? El amor es estar acompañado y esa compañía, lo genera, no es algo separado de nosotros mismos, por el contrario, somos quienes con nuestro trato diario, lo vamos generando, no te pido la pasión, sino que me comprendas y trates de estar junto a mi, mientras camino, nada más que eso, la simple realidad de vernos día a día, luego no se, ni yo ni vos, sabemos nada, solo el tiempo lo sabe, ese dios extraño, quizás el único dios del universo, que nos ve pasar y nos arroja, destinos como dardos, sin ton ni son perdidos dentro nuestro, ¿Seremos nosotros capaces de descifrarlos, de encontrarles el sentido a las flechas que pasan, vienen y van, se quedan, huyen de nosotros tras el anti-dios del tiempo perdido? Te veo y me pregunto, ¿Queres seguir así, flecha sin sentido, sin dirección acaso? Yo no pretendo eso para vos, ni para mi lo quiero, solo comprensión eso te pido.
--Te puedo comprender y de que vale, te estoy entendiendo y de que sirve, ¿Si solo somos tiempo para amarnos? ¿Seremos tiempo también para el olvido?
--Entre el amor y el olvido, está la posibilidad que ello no pase, entre el olvido y el amor, está la esperanza que eso ocurra, entonces, dado que huyes de vos misma, porque temes ser presa de aquello que deseas, démosle a la esperanza, la posibilidad, que eso no suceda entre nosotros, además, ¿Qué queda del tiempo? Si tratamos de imaginar lo que vendrá y no vivimos, lo que pasa hoy solo una vez, en este momento.
--Solo una ves en este momento, estoy lejos de vos, no se si vuelvo, si puedo regresar al lado tuyo, porque la posibilidad de amar solo me es dada, cuando siento la pasión que me domina, vos en cambio ofreces un lento camino de esperanza, en donde conocernos y amarnos en el tiempo que juntos caminemos, esa no soy yo, no me parezco, mi deseo es superior al tiempo y al camino, lo repentino del amor, es lo que me guía, solo vivo un momento, el instante mismo en que nace la pasión, que me desborda el alma y ahoga el corazón, en dulce sentimiento, después, que importa del después, si lo he vivido, apuré la copa del amor de un  solo trago, supe de su verdad y su mentira, no me importan los plazos, que el destino imponga, solo me interesa haber amado y esa, es la diferencia que hay contigo, vos imaginas que debemos conocernos y a través, de la convivencia diaria, nacerá el amor, yo por el contrario, siento que el amor viene, apenas mis ojos te ven llegar, si eso no ocurre lamentablemente, jamás vendrá.
--Acepto lo que dices, o al menos lo que crees que debe ser, pero en tu planteo hay algo anterior, que no me cierra.
--¿Qué?
--Si todo es tal como dices, a que se debió entonces, que de repente, nuestras miradas se cruzaron y sin más, irreflexivamente, nos encontramos ambos donde aún estamos, hablando sin movernos, sin importarnos nada, pendientes solo de lo que dice el otro, a la espera de que concordamos para partir unidos, en busca de los sueños que seguro, sin darnos cuenta hemos compartido, es mucho preguntarse ¿A qué se debe esto?
--Es poco responderte no lo se, nunca me paso, tenes razón, es algo inexplicable para mi lo que me pasa, te dije, no te quiero, pero sigo aquí sentada, escuchando lo que hablas, tratando de que entiendas, buscando de entenderte, esto no es amor ni es deseo, para mi te juro, no lo entiendo, te repito, es algo nuevo.
--De la amistad no hablo porque no la quiero, que nombre darle entonces, a lo que manifiestas nuevo, si nunca te pasó y de repente, nace estando juntos y tu lo sientes y lo presiento yo y crece,  crece y nos mantiene unidos, en este dialogar tan diferente, en donde las palabras, son nudos que nos atan, aunque las cosas que digamos no concuerden, estamos juntos, lo importante es eso, cada frase, cada oración, dibujada en nuestro tiempo, recorrerá el camino inexplicable que vos dices, el nuevo sendero, que surge de lo escrito en la mente y convertido en palabra, cae sobre nosotros y nos llevará al destino, al carácter, al profundo lugar, donde los hechos revelan su verdad o su mentira y allí, solo allí, en el sitio exacto, donde tu alma sufre, encontraras la respuesta a ese algo nuevo que me dices, entonces, yo sabré si he soñado, si el paso por la vida es solo amor, o si el sendero transparente que se cruza sin saber, en cada sueño, es eso, algo nuevo, algo igual al amor y diferente, que no nos pertenece, pues seguirá eterno, aún cuando ni vos ni yo tengamos vida.
--Es más allá de todo, de la muerte, en donde se presiente el olvido inexorable, pero aquí no, esta es la vida, esto es el mirarte frente a frente y quedar reflejada, en tu pupila para ubicarme fija, inolvidable, dentro de tu mente, se entonces que no puede haber olvido, ya que nuestros ojos se miraron y que ambos ingresamos, por las abiertas puertas que ellos nos brindaron, hacía el lugar, donde los recuerdos quedan, es más, si lo nuevo es amor, no se decirte, si lo nuevo es pasión, la siento leve, como el comienzo pequeño de una tempestad inmensa, pero debes saberlo, porque me nace decirlo, que me quedaré a tu lado, tan solo, porque a lo nuevo, quiero descubrirlo.
--Descubrirás lo nuevo y dado que lo nuevo, retorna inexorable, en el camino de los siglos, verás lo viejo renovado, adaptado al momento que se vive y te darás cuenta, que esa es la pasión, aunque dormida y lenta, que aquel es el amor que suavemente llega y que, por los senderos que uno recorre diariamente, encontramos la vida, el misterio insondable, de estar en este mundo, sin haberlo querido, solo tan solo, por el azar que nos eligió entre miles, cuando paso el tiempo y nos arranco, de su superficie eterna, para decirnos sigan, caminen a la par de la rueda, hasta que un día inevitable, el final del camino será la muerte, pero creo yo, lo presiento, porque aquí en este instante, con mi pensamiento, también me convierto en hacedor de todo lo que pasa, que el destino cuando atrapa, cuando entrega lo humano al tiempo que transcurre, lo piensa en iguales a encontrarse a través de la vida y aunque ellos no lo sepan, ni conozcan ni puedan darse cuenta, un día, como tantos en el transcurso del tiempo, sin saberlo siquiera, formen pareja.
--¿Dices que estamos predestinados más allá de nosotros, a estar juntos, aunque no te quiera?
--Digo que predestinar es sugerir, conducir a los posibles hechos, frente a circunstancias parecidas, el cambio, es la lucha del destino con el azar, si este no aparece, aquel actúa tal como debió ser, en este debió ser, está el infinito misterio de porque no fue. Déjame imaginar, -porque lo siento así- que tu eres la mujer que el destino eligió para mí. Salimos juntos de él y si se cumple el ciclo, volveremos a el igual que lo dejamos, pero reconozco, no siempre es así, es más, muchos no pueden conseguir que sea así, por lo tanto, vos mujer que llegaste al mundo para que un día inexorable y predestinado, te haga mía, de pronto vas con otro, ¿Serás feliz por ello? De pronto quedas sola ¿Qué aguardas que no llega? Más allá todavía, encuentras a alguien que no soy yo y eres tan feliz con él, como si conmigo ser, lo hubieras sido, ¿Qué significa esto? ¿Falló el destino, o entró el azar y dio vuelta los planes de la vida? Difícil saberlo, pero la posibilidad está y el cambio, sucede día a día, ahora bien, lo que yo sé, es que llegaste a mi vida, porque eres la mujer que me entregó el destino, estas acá, presente al lado mío y no quiero perderte ¿Que pensas vos? Necesito que hables y me lo digas.
--Escucho de tus labios, el relato de nuestro encuentro, lejos del azar en nuestras vidas de forma tal que ambos recorrimos, desde nuestro comienzo, el camino necesario para que ello ocurra y hoy, estamos aquí –si esto fuera cierto- uno frente al otro, realizando lo que está escrito debemos realizar, sin saberlo, porque fue impuesto, porque pasa, porque es la recurrente vida, que va y viene y nos enfrenta, con nuestra alegría o nuestra desgracia, es el destino me digo, cuando me sucede, en este preciso momento, en que estamos cerca, el uno con el otro y aunque no te quiero, no puedo separarme, no se dejarte, si lo quieres sabrás tenerme, siento que ganaste, jugaste al futuro y se te dio la suerte, la magia, la constancia, al darme cuenta siento, que algo dentro mío me lo anuncia, hoy, en este instante soy tuya, más allá del destino o de la muerte.

Pagaron y se fueron, el hombre desafortunado y la mujer sola, fue un encuentro fortuito como tantos, en un café cualquiera, acaso las palabras como símbolos, estuvieron presentes, sobre el bordado de una vida nueva, que la casualidad le ofrecía a ambos, muy atrás quedaba el pasado y hacia adelante, se habría una oportunidad.        
  


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