¿Qué tal Dionisio? -Dijo- mientras daba una larga pitada al cigarrillo.
El tal Dionisio respondió ¡Bien! Acomodando su cuerpo en la silla que se
sentara, frente al hombre que habló primero. Este volvió a hablar.
--¿Trajiste lo que te pedí?
--Si, espero que le sea útil.
--Me estas jodiendo, como voy a pedirte algo que no me sea útil.
--Cierto, pero con un veintidós corto no se puede hacer muchas cosas.
--¿Matar?
--Si se puede.
--Viste, entonces me va a ser útil, mejor dicho te va a ser útil.
--¿Cómo que me va a hacer útil? Yo no pienso matar a nadie.
--Hasta este momento, pero a partir de ahora te encargo que mates a
alguien.
--¿A quién?
--A Julia.
--¿Julia? -dijo el que trajo el veintidós con asombro- y para ver si
había escuchado mal repitió ¿Julia?
--Si qué te pasa estas sordo, Julia.
--No, no estoy sordo es que nunca hubiera pensado que usted la mandaría
matar y yo sería el brazo ejecutor de su deseo.
--Porque no Dionisio, es necesario que te diga que desde un tiempo a
esta parte me engaña con otro hombre, que ya no me quiere, que se burla de mí,
es más, que se ha vuelto peligrosa para mi propia seguridad.
--No es necesario porque estoy empezando a sospechar que usted sabe quién
es ese hombre.
--Vos Dionisio, vos y no te culpo por ello, solo te pido que hagas bien
el trabajo, anda y mátala, es para bien de los dos.
El hombre tomó la veintidós la puso nuevamente en su bolsillo y salió de
la habitación, estaba metido en un quilombo, quería a Julia y por supuesto no
la iba a matar, pero sabía que si no cumplía con el encargo lo matarían a él
¿Qué hacer entonces? Por lo pronto ir a ver a Julia y ponerla al tanto de todo,
dos cabezas piensan más que una. Después, ver que se hacía, escapar, huir o
quizás matar…en la esquina de Olleros había dejado el auto, una vez en él se
dirigió hacia la casa de Julia, el camino ya lo conocía de memoria, Olleros,
Lacroze el túnel un rato más tarde Alvares Thomas y unas cuadras más y la casa
de Julia, mejor dicho la casa que le había puesto el jefe, todo lo de Julia
tenía un dueño, el hombre de la mirada torva y él había sido un pelotudo en
buscar la relación con una mina así, pero la macana ya estaba hecha y de nada
valía llorar sobre la leche derramada, ahora había que buscar una solución, se
acercó a la reja y toco el timbre, unos pasos se dejaron oír en el interior de
la vivienda y segundos después, Julia aparecía en la entrada.
--Dionisio que sorpresa, te hacía en el trabajo.
--De allí vengo y cuando te diga lo que me dieron para hacer no lo vas a
poder creer.
--Seguro no debe ser nada bueno, pero veni pasa.
Ambos entraron al living y se sentaron en dos silloncitos enfrentados
para poder hablar. Dionisio sacó la veintidós del bolsillo y se la mostro a
Julia.
--Mira lo que me dio el jefe.
--Una veintidós ¿Y para que te la dio?
--Para un trabajo que me mandó hacer.
--¿Cuál?
--Matarte a vos.
--¡Que!!!
--Si como escuchas matarte a vos, sabe todo de nosotros, dice que lo
traicionaste y sos un peligro para él, creo que esta medio loco.
--Medio es poco loco total, y vos Dionisio no creo que tengas la misma
locura, sino estoy perdida.
--No por supuesto que no, por eso vine a verte y quiero encontrar juntos
una solución a este quilombo.
--Escucha lo que puede ser un comienzo de solución. Te habrán seguido
así que tira unos tiros ya mismo y huí de la casa, escapa de la forma más
aparatosa posible como si me hubieras matado, los que están afuera le contaran
al jefe lo que escucharon y lo que vieron y vos lo llamaras para decirle que
cumpliste con su encargo, después del llamado espera media hora y volve acá, yo
ya estaré lista para irme y por supuesto nos iremos juntos.
--¡Sos una genia! Estaba seguro que le encontrarías una solución a todo
esto, gracias Julia, ya hago todo lo que dijiste.
Tomo la veintidós y tiró dos tiros contra la pared después, salió de la
casa de la manera más sigilosa posible y se fue caminando en dirección a
Lacroze, le pareció ver que un coche estacionado de vidrios opacados tenía
gente en su interior y esto lo puso contento, el plan de Julia estaba
funcionando a la perfección, buscó un locutorio y entró a hablar con el jefe ya
frente al teléfono estaba completamente calmo.
--Jefe.
--Si.
--Dionisio, misión cumplida, acabo de terminar con el encargo.
--Muy bien, excelente, todo sigue igual entre nosotros, tomate el día,
vení mañana.
--Ok mañana voy, chau.
Colgó y anduvo dando vueltas hasta que se cumpliera la media hora que le
había dicho Julia, luego camino en dirección a la casa de ella, mientras lo hacía
no sabía porque, pensó en la veintidós, se la había olvidado en lo de Julia pero
poco importaba eso, al llegar notó que el coche estacionado cuando el saliera ya
no estaba más, seguro habían ido a contarle al jefe, apuro el paso y ya frente a
la puerta llamó por segunda vez en el día, fue Julia que le abrió.
--Vení pasa ya nos vamos.
El entro y cerró la puerta tras de sí, al darse vuelta para encarar a Julia,
noto algo raro en ella y se dio cuenta que lo raro era la veintidós que tenía en
su mano apuntándole, sonó un tiro, uno solo pero él ya nunca más supo nada. Ella
fue hacia el teléfono y llamó.
--Ya esta -dijo- mándame a los muchachos para que acomoden todo.
Del otro lado de la línea nadie respondió.
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