viernes, 24 de junio de 2011

EL AGUANTE


Cerca del puerto, sobre el río, a escasos metros del canal de acceso al mismo, se encontraba Daniel, viendo entrar y salir de la ciudad a los grandes barcos, rumbo al océano, rumbo a otros países desconocidos para el. Siempre habia soñado con irse y sin embargo, se quedaba, en todo momento de su vida, imaginaba no estar más y cada amanecer, lo encontraba en el mismo lugar, giro la cabeza y miro a lo lejos, hacia la villa, en donde nació y de donde esa mañana como tantas, habia llegado para ver, una ves más, lo que mucho le gustaba mirar, barcos, grandes y pequeños, iluminados o en penumbra, que llegaban y partían, como el hubiera querido hacer en su vida, pero era imposible partir, la villa, lo ataba sin cadenas, se encontraba ligado a ella sin remedio, a ese sitio donde nació y al cual pertenecía y de el que sabía, nunca conseguiría nada, nada que no fuera miseria e ignorancia, pero así eran las cosas, sus cosas, tomó impulso y se levanto, decidió alejarse del río y volver a su casa, ya se hacia la hora de comenzar a trabajar, o por lo menos, de ver como ganarse el mango del día, ¿De que trabajaba? La verdad, no lo sabia, no era él, sino las circunstancias, que le hacían realizar diferentes tareas, según fuera como se presentaban las cosas, por la ribera del río, a paso lento, se encamino a la villa, esta era una construcción precaria de lata, cartón, madera y ladrillos, a escasas diez cuadras del comienzo del puerto, construida desde hacia años, en terrenos reservados a operaciones portuarias, mantenía su independencia de miseria, pese al engrandecimiento del país y los distintos gobiernos, de diferentes signos ideológicos, que se fueron turnando, en la conducción política del mismo. Daniel, era un digno representante de la villa y aunque podría parecer extraño, para alguien ajeno a la misma, él, estaba orgulloso de pertenecerle, apuro el paso, el frío y los deseos de empezar el día cuanto antes, fueron la causa fundamental de ese apresuramiento, un rato más tarde, las primeras construcciones precarias, saludaban su presencia, ya estaba de nuevo en casa, camino cinco cuadras de barro y ranchos, hasta toparse casi con la orilla del río, allí, recostado sobre lo último de tierra que quedaba un rancho, mitad casa, mitad barco, le abrió su puerta, para que pase a su interior y lo visite una ves más, como tantas, porque todos sabían que en ese rancho, vivía Anabel, la compañera que había elegido, para atravesar el desierto del infierno juntos y mantenerse vivos, en el intento cotidiano de sobrevivir. Adentro, un solo ambiente y cinco personas, una pareja de alrededor de cuarenta y pico de años y tres adolescentes, dos varones y una mujer, esta, la mayor de los tres era Anabel, a quien se le iluminó el rostro cuando vio entrar a Daniel, fue a su encuentro y se abrazaron con un beso, con un profundo deseo de estar juntos, como toda pareja enamorada.

--¿De donde venís?
--Del río, quise verte y pase, no me quedo mucho, casi te digo que ya me voy, quiero ver al Nacho y ver si tiene algún laburo.
--¿Laburo de que, va a tener el Nacho?
--No se, pero últimamente anda con plata, se llevo a dos pibes de la barra para que trabajen con el, así que voy a verlo, necesitamos guita, solo con plata te podes escapar de acá.
--Solo con plata y ¿Toda tu historia? ¿Dónde la metes cuando te vas? ¿En que lugar dejas el pasado que viviste? Además, ¿Cuánta plata? ¿Sabes vos la cantidad de guita que necesitas para irte? No te engañes Dany, anda a laburar y dejate de joder, tene cuidado con lo que te ofrece el Nacho.
--¿Qué me va a ofrecer? Un laburo, nada del otro mundo.
--Esta bien, pero lo mismo cuídate, el Nacho solo piensa para el, no le importa de nada, así que, sos vos quien debe preocuparse de vos, tenelo presente, chau, andate, cualquier cosa nos vemos, yo voy a trabajar con Julia.
--¿Adonde van?
--En la casa donde ella trabaja, necesitan por unos días, alguien para cuidar una nena, me dijo si me animaba a hacerlo y le dije que si.
--Bueno, entonces nos vemos después, ¿Cuánto te pagan?
--No se, tengo que ver.
--Bueno chau.
--Chau Dany, un beso.

Se besaron, Daniel se dio vuelta, saludo con la mano en alto a los padres de Anabel y se perdió, en el laberinto de corredores de la villa, que seguían de forma zigzagueante la ubicación de cada rancho, construido sin plan alguno, sobre la orilla del río, igual a la maleta arrojada en un cuarto, sin cuidado, después de un largo viaje y solo con el único fin, de haber llegado y quedarse, cada rancho distinto, respondía con una curva diferente del pasillo, cada familia, una característica del mismo y para vivir en la villa, se hacia necesario, conocer cada curva y cada característica, saber quien era quien y en que pasillo, uno se metía, porque la vida misma se jugaba en cada equivocación y de improviso, irremediablemente, el minotauro podía atropellarnos de una sola ves y para siempre. Por suerte para Daniel, conocía cada pasillo, cada vericueto, como si fueran su propio rancho y a la gente que vivía en ellos, sabia como hablarles, su palabra, era la palabra usada por el otro, su pensamiento se acoplaba al pensamiento de su interlocutor, cosa extraña, siempre se creyó un espejo, en donde los otros lo enfrentaban y se veían ellos y al verse ellos, los desarmaba de toda desconfianza y solían brindarse abiertamente y sin prejuicios a sus requerimientos, era un don, algo que se dio cuenta desde los juegos infantiles, se convertía en el otro y este lo aceptaba, abiertamente, sin darse cuenta que por el contrario seguía siendo él, por eso no le preocupaban los pasillos, por más tenebrosos que fueran, ni los más pesados de la villa le cerraban el paso si lo veían venir, alguien, uno de afuera, una ves le había dicho que sabía ubicarse y el pensó entonces, que siempre supo mantener su lugar, en la fila de la vida, su lugar en la comparsa a la que le había tocado pertenecer. Sus pensamientos lo llevaron a chocar con un rancho, que casi cortaba el pasillo y solo dejaba el espacio apenas suficiente, para el paso de una sola persona, por el costado del mismo, para así de esta manera, seguir avanzando hacia otra parte, hacia cualquier parte de la miseria circundante, pero él no avanzó más, se detuvo frente al rancho y golpeo una chapa acanalada, que hacia las veces de puerta, era la vivienda de Nacho. ¿Quién puede construir un rancho, en medio de un pasillo, dificultando el paso de todo el mundo? Solo un pesado y Nacho era eso, un pesado, alguien con fierros, que resolvía todo aplicando la violencia, por supuesto, la puerta se abrió violentamente, por supuesto, la figura que apareció en ella trasmitía violencia, morrudo, bajo, musculoso, torvo en la mirada, rudo en el gesto, con un interrogante gestual, de ¿Por qué me jodes?, Pero todo se derrumbo, ante la presencia frente a el de Daniel y una sonrisa extraña en esa cara, apareció en un rostro nuevo que murmuro.

--Ah sos vos, creí que era un hincha pelotas más, pero no, vos sos de los míos, veni, pasa.
--Gracias Nacho, ¿Cómo andas?
--Bien, laburando.
--¿Estas solo y Carolina?
--Se fue temprano a laburar, ¿Qué te trae por aquí a esta hora tan de mañana?
--Lo que me trae por aquí es muy simple, ando sin laburo y necesito guita, pensé que por ahí tenias algo para hacer.
--Tener tengo.
--Si.
--Justamente hoy tengo, dentro de un rato tengo, deberíamos salir de aquí en una hora mas o menos.
--¿Qué es? ¿De que se trata el laburo?
--Liquidar a alguien.
--¿Matar?
--Si, que otra cosa puede ser, no te comprometo, si queres y podes veni, sino, agarro otro y listo, aquí sobran.
--Ya se que sobran, ¿Cuánto me queda?
--Cinco mil por hacerme el aguante, de matar me encargo yo.
--¿Después si se arma quilombo?
--Laburo seguro, el que lo encargó, es mas pesado que yo, puede haber algo de ruido al principio, pero después nada.
--¿Seguro?
--Es así, siempre es así, por eso lo hago, ¿O te crees que soy boludo?
--¡Jamás! Tenes toda la razón, ¿Cuándo salimos?
--¿Cómo andas con los fierros?
--Me llevo bien.
--Bueno, venite al mediodía, empilchado como para el centro, ¿Tenes pilcha?
--Pantalón si, zapatillas, no se tengo que ver la remera.
--Si no encontras alguna que te quede bien, cuando vengas te doy una, no hay problema, otra cosa, ¿Sabes vértela con la moto?
--Si, la manejo bien.
--Vamos a ir en la moto y el aguante es ese, esperarme en ella, listos para rajar, yo bajo, hago el laburo y chau.
--Entiendo, no te hagas problemas, todo va a salir bien, se lo que hacer en esos casos.
--Entonces no hablemos más Dany, para que, si ya nos dijimos todo, te espero.
--Una cosa.
--Si.
--Mencionaste el centro, en la moto somos dos, que hay del acompañante con la nueva reglamentación.
--Olvídate, dije el centro para que tengas una idea de como venir empilchado, en realidad es en otro lugar, por la provincia, pueden ir dos, diez en la moto, no hay problema.
--Bueno, al mediodía entonces, chau.

Salió y se fue, volvió por el mismo laberinto rumbo a su rancho, no estaba ni muy lejos ni muy cera, casi llegando al centro de la villa, sobre un relleno de basura y tosca, que trabajos de repavimentación de la ciudad, habían dejado cerca del río, entró en el rancho y encontró a su madre lavando ropa en un fonton, su padre y su hermana se habían ido al trabajo, la saludo con un beso y se fue derecho a un cuarto, dividido del resto del ambiente como otros que habían en el, con tablas de bultos de containers y cartón acanalado, era su pieza, o por lo menos, la capsula donde encontraba algo de intimidad. A los pies del catre donde dormía, un Yin y un par de zapatillas, justo lo que le hacia falta para salir con Nacho, se cambio y fue a verse la cara, a un pedazo de espejo roto, que con un clavo colgaba de la pared de chapa, no le vendría mal una afeitada, así lo hizo y una vez que terminó, se colocó la única remera, mas o menos en buen estado que tenia y viendo, que en su reloj retrucho, ya eran las once y media, dijo basta me voy y así lo hizo, pero antes debió pasar por el filtro de la madre.

--¿Adonde vas Dany?
--A un trabajo mama.
--¿Cuál?
--Uno.
--Uno es uno.
--Si para que más, cualquiera, todos los laburos son iguales, no te preocupes, es un laburo y listo.
--Siempre tengo miedo cuando te vas.
--Siempre te pones contenta cuando vuelvo, pensa en eso.
--Ahí tengo sopa, no queres comer algo antes de irte, últimamente estas comiendo poco.
--No, no tengo ganas, con los muchachos mas tarde seguro en el laburo, comeremos algo.
--Hace lo que quieras, siempre sos el mismo cabeza dura.
--Esta bien vieja, no jodas más, dame un beso, me voy, nos vemos a la noche.
--Chau, cuídate.
--No te preocupes soy grandecito, me se cuidar solo, chau.
--Chau Dany.

Dejo su vivienda y nuevamente, como Délos, se interno en el laberinto, en el pasillo, en dirección a la casa de Nacho, lo que lo diferenciaba de aquel, que desconocía totalmente la existencia del minotauro, ni del destino, ni del azar, era tan joven que se creía eterno y más allá de las posibles zancadillas de la vida, sin mucho esfuerzo y caminando tranquilo, como paseando entre ranchos, cual si fueran negocios de una galería comercial, poco después y nuevamente, se hallaba frente a la puerta de chapa acanalada, miró la hora, casi las doce, golpeo, una voz, la de Nacho, grito desde adentro.

--Pasa está abierto.

Empujo la chapa y entró, Nacho se encontraba parado en medio de un ambiente, que aparentemente se usaba para cocinar y comer, estaba solo, en la mano tenia un revolver calibre veintidós, al que lo estaba cargando, terminado esto se dio vuelta y dirigiéndose a Daniel le dijo.

--Es tuyo, cuidado y no lo uses al pedo.
--A las armas les doy la importancia que se merecen.
--Muy bien, me parece bien, ahora ayúdame con la moto, la tengo en esa pieza.

Daniel miró en dirección a donde indicaba Nacho y vio, un montón de cartón y madera vieja, que formaban una división más, dentro del único ambiente, que en un principio se habia construido para vivir en el, fueron juntos hacia allí y se encontraron frente a una moto grande, de importante cilindrada, a la mente de Daniel le llegó la idea, que con esta máquina si, se podía escapar rápidamente de cualquier peligro, de cualquier peligro y de cualquier forma, solo o acompañado.

--Ayúdame Dany, empuja conmigo, que la sacamos al pasillo y nos vamos, como te dije maneja vos.
--Vamos Nacho te ayudo.

Un rato después, estaban en la calle de tierra perpendicular al río y que los llevaría al encuentro, con la Avenida que los conectaría a la civilización de la vida burguesa, ya en el asfalto, Daniel se ubicó frente al tablero de la moto y le pregunto a Nacho.

--¿Hacia donde?
--Agarra para el norte, busca Avenida Lincoln, le metes hasta la Avenida Rosales y allí hasta Avenida Filiberto al mil cuatrocientos, hay un bar en la esquina, esperamos a que un tipo venga y nos deje el combustible, después vamos a hacer lo que te dije, son las doce y veinte, el tipo viene a las dos menos cuarto, así que tenemos tiempo, maneja tranquilo, no quiero que nos pare nadie.
--No hay problema Nacho, soy una niña manejando, entonces como dijiste, vamos ya rumbo al bar de la Avenida Filiberto, espero que me invites con un café.
--Trato hecho, un cortado y una lágrima, vamos.
--Sabes una cosa Nacho.
--¿Qué?
--Me cagaste con lo que dijiste.
--¿Por?
--Se me dio por pensar, quien será el cortado y para quien la lagrima.
--No jodas, no me gusta la filosofía.
--Tenes razón, a mi tampoco, vamos.

Las dos ruedas se deslizaron por la superficie asfáltica y un rato mas tarde, la moto zigzagueaba entre los coches de la Avenida Lincoln, rumbo a la localidad de Las Canarias, Nacho, entre el intenso transito de esa hora, se dio cuenta que Daniel funcionaba como un hábil conductor y eso lo tranquilizo, es raro pensó que yendo decidido a matar a otra persona, a alguien que no conoce ni le importa conocer, que por su culpa ese alguien, en un par de horas desaparecerá de este mundo, justamente el, tenga miedo de sufrir un accidente, en esa moto, ¿A que se debe que?  ¿De esa vida no le interesa ni siquiera un mínimo carajo, en cambio de la suya si? y mucho le preocupa sobre todo, que su permanencia en esta vida, no sea perturbada, por la posible impericia de Daniel. ¡Todo es una locura! Pero si es loco matar y el quizás, en un muy remoto ataque de sinceridad, estaría dispuesto a admitirlo, simplemente tal vez para disculparse, piense que tiene el don de matar. Si todo en el mundo está balanceado, lamentablemente para él, entre el bien y el mal, el amor o el espanto, a el le toco matar y sembrar el dolor entre sus semejantes, ser insensible, no tener sentimientos, un ¡Hijo de puta! ¿Pero quien hace a un hijo de puta? ¿Por qué se es hijo de puta y no buena persona? Si se nace, ¿Qué culpa tiene el? Si lo hacen, ¿Cómo pudo impedirlo? Carajo, recién dijo que no le gustaba la filosofía, pero arriba de esa moto y rumbo a matar una ves más, se estaba  pareciendo lo más posible a un filosofo ¿Le estaría agarrando cagazo? ¿Comenzaría a fallar? No lo creía, porque iba a matar y no le importa tres carajos del otro, de su familia, de sus seres queridos, de su vida, solo pensaba en el y en la guita y en que la vida, es como esta hecha, cada uno hace lo que mejor le sale hacer y en eso de matar, era un experto, un profesional, como les gustaba decir a los que saben y son cultos.

--Che Daniel, fíjate que ya estamos casi sobre la Avenida Rosales, anda despacio que esta la cana.
--Ya lo se, no te preocupes, en un rato más estamos en Avenida Filiberto.
--Si ya lo se, pero presta atención.
--Si Nacho conozco donde estoy.

Conozco donde estoy, en realidad Daniel no conocía absolutamente nada, de donde estaba, hablando en un sentido figurado por supuesto, si bien sabia las calles y los lugares por donde pasaba y el punto final, de su recorrido, lo que lo intrigaba y estaba decidido a averiguar, es que iba a hacer Nacho, hacia donde se dirigían para matar y a quien, el tenía que matar, si bien eso como acompañante no debía importarle un pito, ya que su misión era, llevar y traer y guardar silencio, siendo además los cinco mil pesos una buena paga por ello, no sabía porque, pero algo interiormente le decía, que debía tratar de saber, que era lo que Nacho se proponía hacer, por lo pronto, ya sabia lo que se proponía hacer él, cuando lleguen al café y mientras esperan al tipo, tratará de la forma más piola posible, que Nacho hable, que Nacho cuente, aunque pensándolo bien, ahora caía en la cuenta, que no era difícil que su amigo hable, ya que lo recordó frente a una cerveza y un rato de distensión, largarse a decir, sin que nadie le pregunte nada, cosas que bien se pudo haber guardado, por lo tanto se quedo tranquilo, por lo que recordaba, sería fácil hacerlo hablar. Avenida Lincoln quedó atrás y la Avenida Rosales ya se estaba preparando para que la tengan que dejar, frente a él, tenia el desvío que lo depositaria en la Avenida Filiberto.

--Ya estamos llegando a Filiberto Daniel.
--Si Nacho, ¿Me dijiste al mil cuatrocientos?
--Si en la esquina hay un café, tenemos que espera al tipo allí.
--De ahí, ¿Nos queda lejos el lugar adonde vamos?
--No es un bario cerrado de Las Canarias.
--¿Cómo entramos en un barrio cerrado?
--No te calentes, que tenemos zona liberada, vos dejame a mi.
--OK, no pregunto, solo obedezco, el experto sos vos.
--No jodas, mirá es en la otra esquina, aquel bar, trata de subir a la vereda con la moto, así estacionamos en la esquina.
--Agarrate que subo.

Daniel maniobro como correspondía y segundos después, detenía la moto frente al bar, se bajaron y entraron, había gente, pero encontraron una mesa cerca de la ventana y se sentaron, a la espera de la persona a la que Nacho debía hablar.

--¿Qué queres tomar Daniel, me acompañas con una cerveza?
--Bueno.
--¿Negra?
--Que sea negra si, no tengo problema, pero pedí algo para picar.
--Pido.

Llamó al mozo e hizo el pedido, mientras ambos se quedaron silenciosos, cada uno sumido en sus pensamientos, una ves servidas las cervezas y los ingredientes para picar, fue Daniel quien primero hablo, quizás porque era el más interesado en saber, Nacho solo podía adivinar que iba a pasar, pero estaba claro que podía contar, que se proponía hacer, esto siempre y cuando quiera hablar de ello, pero la única forma de saberlo, era estar cerca y escuchar la conversación.

--Che Nacho, se va a levantar mucho polvo en el barrio privado, ¿Vas a liquidar a un personaje? ¿Alguien ligado al poder sindical?  ¿A quien?
--¿Curioso?
--Puede ser, pero la verdad que cuando rajemos, me gustaría saber porque y como, así lo hago mejor y más rápido.
--Mira todo es un enjuague político.
--Que, ¿No me digas que vas a tirar cuatro tiros, sobre la pared de un local partidario?
--No nada de eso te explico, el poder esta interesado en hacérsela difícil al gobernador.
--¿Cuál poder? Si el que mas poder tiene es el.
--No boludo, el poder central, el que reparte la guita, el que todo lo abarca, ese.
--Ah ¿Y entonces?
--Entonces quieren agitar esto de la inseguridad, quieren un quilombo dentro de un barrio, cerrado muy bacán, como por ejemplo, un intento de secuestro a la pequeña hija, de un acaudalado hombre de negocios, ¿Te das cuenta?
--Mas o menos.
--¿Daniel sos bruto?
--Mas o menos.
--Fíjate, el hombre de negocios se puso de acuerdo, con el poder, facilita la entrada al country, yo voy y mato.
--¿A quien? ¿A la hija del hombre de negocios?
--No boludo, el hilo se corta por lo más delgado, a la chica que la cuida.
--¿A la sirvienta, a la que es como nosotros?
--Eso, tal cual, como decís, la mato y después rajamos, después hablan de un intento fallido de secuestro, de que la sierva lucho contra los secuestradores y estos, no tuvieron mas remedio que matarla para huir, todo el quilombo que te podes imaginar, más cámaras de televisión, mas todo, más quilombo por la inseguridad, mas despelote para el gobernador, porque hay un muerto y un intento de secuestro, en uno de los barrios privados más selectos, de la provincia, así de simple ¿Ahora entendes?
--Si, ahora si se porque rajo, pero decime ¿Una ves adentro y cuando vos la mates, como carajo hacemos para escapar de allí? Va a ser una ratonera y nosotros, también vamos a ser liquidados.
--No tengas ningún problema, esta todo arreglado, la seguridad esta tarde, no va a ver entrar ni salir motos, es mas, después que salgamos nosotros, no salen ni los perros, pero antes, todo tranqui, ¿Entendes?
--Si comprendí y así como lo planteas, es un paseo en moto, un paseo que espero no nos lleve muy lejos.
--Nos va a llevar de nuevo a la villa, al mismo lugar de siempre, con la única diferencia, de que vamos a volver con unos mangos en el bolsillo.
--¿Y el tipo que viene a verte?
--Es el ñato que trae la guita, porque yo les dije, primero cobro, después mato, todo clarito.
--Decime y ¿Si la cana investiga no nos pueden joder?
--¿Joder? ¡Estas loco! Es una pelea política entre ellos, seguro que después me necesitan para otra cosa, a que me van a agarrar si les hago falta, soy la solución final a todos sus problemas.
--La pintas lindo.
--Tal como es, además ¿Quién muere? Uno de los nuestros, ¡A quien Carajo le importa!
--Tenes razón Nacho, no habia pensado en eso, uno de nosotros, la verdad es cierto, ¡A quien carajo le importa!
--Te das cuenta, todo fácil, lo tengo bien estudiado, mira fíjate, ahí viene el tipo con la guita, es mejor que lo pare antes de entrar, así me la da en la calle y no lo comprometemos a el tanto, como si entra al café y se sienta a la mesa con nosotros, espera que ahora vuelvo.
--Bueno te espero.

Nacho se levantó y salió a la calle, en la vereda según pudo ver Daniel, se encontró con un tipo trajeado y de portafolio, con lentes de esos para sol, lo que se dice un gentleman, no un villero, estuvieron hablando y de pronto el tipo, le paso a Nacho un sobre de papel madera grande, después de esto se separaron y Nacho volvió a la mesa, sentándose con una sonrisa.

--Bueno, todo arreglado, la comida en casa, me acaban de decir que me mueva tranquilo, que ya están todos avisados, un paseo Daniel, ¡Esto va a ser un paseo!

Agarro el sobre y se lo colocó, levantándose la remera, entre el cinturón y la panza, bien apretado por este, después llamo al mozo y pago.

--Vamos Daniel llegó la hora, a terminar el trabajo.

Fueron hasta la moto, Daniel la puso en marcha, Nacho subió y una vez sobre la avenida, aquel pregunto.

--¿Adonde vamos Nacho?
--Hasta el cinco mil de esta, después dobla a la izquierda cuando yo te diga, el día es lindo y a la vuelta va a ser más hermoso.

Daniel arrancó y fue en dirección, hacia donde le había indicado Nacho, no estaba tranquilo, algo, no sabía que, le decía que tal vez, porque no, pese a estar todo tan bien planificado, podría aparecer un inconveniente de último momento, ¿Y como se arregla, o se trata de solucionar, un inconveniente de último momento? Ahí fue cuando tanteo la veintidós, que le había dado Nacho y se quedo más tranquilo, después de todo, el también podría disparar llegado el caso.

--¿Y bien Nacho como va todo?
--Bien, muy bien, hermoso día para vivir, es triste Daniel, matar con tanto sol y cielo azul, pero así es la vida, la muerte esta ajena a los escenarios, que para evitarla se le montan y este, es un ejemplo de ello, el hermoso día que tenemos, no es apto para morir y yo, voy inexorablemente dispuesto a matar.
--Che, ¿Qué te pasa hoy con la filosofía?
--No se.
--Fíjate que el pájaro canta hasta morir.
--No jodas che, ¡Cruz diablo!
--¿Entonces?
--Es que tengo todo bien planeado y se lo que hacer, estoy contento.
--Mejor así Nacho, mejor para los dos.

El silencio cayo de nuevo sobre ellos y la cabeza de Nacho, repasó una ves más, los pasos que debía seguir, hasta matar a la niñera, en la puerta de entrada al country, diría la palabra plomero, una ves adentro, iría directamente a la casa número cuarenta y tres, frente a ella, en una especie de parque privado o jardín, la niñera estaría en las hamacas, con la nena, la moto se acercaría casi al lado de ella, solo debería bajar, matarla de un tiro, volver a la moto y huir, sabía, porque así se lo dijeron, que a la moto nadie la iba a parar, a la moto no, era una orden, la verdad algo tan sencillo, donde la victima estuviera tan indefensa, pocas veces le habia tocado, sería un paseo para el, esto lo dejo más tranquilo, hasta diríamos más alegre, tal era su tranquilidad, que en ves de hablar se puso a mirar las calles, las casas y los negocios, que se iban sucediendo, unos tras otros, mientras el se encaminaba a su destino y de improviso, se encontró con el número de su suerte cinco mil.

--Daniel.
--¿Qué?
--En la próxima gira a la izquierda y en la quinta cuadra que cruzas, empieza un barrio, Los viejos Aljibes, cuando llegas a la entrada, te paras en la barrera y decís plomero.
--¿Plomero? Solamente eso.
--Si eso solamente.
--Bueno lo digo y para ir sabiéndolo, ¿Cuándo salimos?
--Plomero también.
--Me la hiciste fácil.
--Por supuesto, todo en este laburo esta saliendo fácil, mira ahí ya tenes el barrio y esa es la entrada, tirate a la puerta nomás y hace como te dije.

Daniel detuvo la moto, en una barrera que le cortaba el paso, cuando la guardia particular salió, dijo plomero y automáticamente se levanto la barrera, entro circulando despacio, por una calle principal, detrás suyo escucho la vos de Nacho que le decía.

--Tres cuadras derecho, dos a la izquierda, paras frente a la casa número cuarenta y tres, allí hay un jardín, con hamacas donde va a estar la niñera con la piba, te acercas lo mas posible a la mina y lo demás, me lo dejas hacer a mi, ¿Entendiste?
--Si Nacho.
--Cuando salgamos en la barrera repetí plomero, quédate tranquilo.
--Ningún problema estoy tranquilo.

Hizo las tres cuadras y giro dos a la izquierda, lentamente se fue acercando a la casa cuarenta y tres, ya veía su frente y el un jardín donde una nena, se hamacaba impulsada por una muchacha joven, quien aparentemente la cuidaba, lo que no era nada aparente,  que indudablemente sería la elegida para matar por Nacho, se acercó lo mas que pudo y se dio cuenta, que la joven no les prestaba atención alguna, también noto que Nacho, pasó frente suyo, con el revolver en la mano y en el momento de ver el revolver de Nacho, vio la cara de la joven y no vio nada más, en la quietud de la tarde, en el silencio de la siesta de ese barrio privado, sonó un tiro, seco y apenas audible, como disparado por un arma de poco calibre, a quien estaría viendo la escena, pero no, nadie la veía, le hubiera llamado la atención, que el hombre corpulento que arma en mano iba al encuentro de la muchacha, de pronto cayera fulminado con un hilo de sangre en la cabeza, producto del arma que su compañero de la moto, había usado contra el, la muchacha asombrada y aterrada grito.

--¡Dany!
--Tranquila Anabel, tranquila por favor, nos va la vida en esto, sentate detrás de la moto y espera un segundo.

Así diciendo Daniel, fue rápidamente hacia el cuerpo de Nacho, que se encontraba tirado de bruces, sobre el césped, lo dio vuelta y levantándole la remera, le saco de entre el pantalón y la panza, el sobre marrón, se lo colocó debajo de su remera y corrió a la moto.

--¿Dany que esta pasando?
--Nada Anabel, nada esta pasando, solo que por primera ves tuvimos suerte, agarrate fuerte y no me sueltes, pone una cara lo más normal y no hables nada, después te cuento.

Arranco y en sentido inverso, hizo el mismo camino, que lo trajera a la casa numero cuarenta y tres, una vez frente a la barrera, repitió la ya cabalística palabra, plomero, la barrera le dio paso y raudo  se alejo rumbo no sabía adonde, pero, estaba seguro que ahora si, podría intentar seguir la estela de los barcos, por las aguas del río, para nunca más volver de donde hoy a la mañana, hacia un rato nomás, habia salido.
















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