viernes, 26 de agosto de 2011

CUANDO EL AMOR SE DA CUENTA QUE ASI NO PUEDE SER



Habia una ves en la comarca de Boudiduca, una dama de compañía de la reina del lugar, que era muy pero muy hermosa, la llamaban Bella, de tan linda que era y como tenía conciencia de su hermosura, ufana se paseaba por palacio, volviendo locos de amor a todos los jóvenes del reino. Habia uno entre ellos, que lo llamaban Monstruo por lo feo que siendo vasallo, por sus propios medios paso a ser consejero del rey, ya que su sabiduría  así se destacaba. No lo van a creer pero el Monstruo como uno más de tantos, quería a la Bella y conocedor de la magia negra la utilizó con ella. Una noche, cuando ya había terminado la hora de la cena y los vasallos y las damas de compañía, deshacían las largas mesas y preparaban las mullidas camas y en los corredores de palacio, el silencio invadía lentamente los aposentos de todos quienes en el dormían, el Monstruo dejó el suyo y caminando a ciegas sin luz alguna, guiado solo por su instinto de animal salvaje, recorrió pasillos interminables, atravesó puertas y aberturas, guiado por la pasión que lo devoraba, hacia el sitio exacto donde la Bella descansaba. Sabía el de todos los rincones y de cada lugar existente en los distintos pabellones y al llegar a los alrededores del dormitorio de ella se detuvo en silencio, como una sombra más de las tantas sombras que esa noche habitaban el palacio, miró en la oscuridad y descubrió bultos, guardias que iban y venían, cuidando de que nadie entrase en el ámbito prohibido donde la reina vivía, pero el Monstruo espero el momento, el instante aquel en que el guardia cambie el rumbo y se aleje del cuarto de su amada, no tenia apuro y sabía por otro lado, que el poder de su magia lo cuidaba porque si a esta altura no lo saben, deben saber ustedes que el Monstruo era mago. Y así fue pasando el tiempo, el guardia en la puerta y el Monstruo en silencio aunque en un momento cuando la hora de las doce, sonó en el campanario de la torre, el guarda obediente, dio los primeros pasos de su ronda y entonces, el Monstruo aprovecho ese instante rápido y seguro, se metió dentro de los aposentos, donde las damas de compañía dormían y sabiendo hacia donde iba, ligero, casi sin tocar el suelo, se dirigió a la puerta detrás de la cual la Bella, recostada sobre mullido lecho ignorante de todo descansaba. ¡Que hermosa es! Exclamo el Monstruo al detenerse un segundo frente a ella, se que hago mal en llevarla conmigo pero en estos tiempos tan antiguos que vivimos, por amor en este reino, el llevarse a la mujer amada no esta prohibido, aunque se que expongo mi cabeza, a la furia sin control de su majestad la reina,  cuando sepa que le robe y huí a su doncella, sin ella haberlo permitido. Dejo de pensar en todas esas cosas y se concentro en lo que más sabía, en el control total de sus poderes mágicos, para modificar el presente y hacerlo tal cual como el quería, así fue como de pronto por un segundo apenas, de las extremidades de sus dedos finos y largos como delgadas flechas, salieron sutiles rayos que a la Bella envolvieron y quedo convertida en un pájaro blanco, dentro de una jaula negra, por la magia del Monstruo en su función de mago, fue entonces que el Monstruo tomo la jaula del lecho donde ya ningún humano habia y viendo que el guardia por suerte para el todavía en ronda ni existía, salio lo más veloz que pudo de ese lugar que ya no le importaba, porque se llevaba de el lo que en el buscara, huyo entonces con jaula en mano por largos pasillos, corredores sin fin y patios solitarios, hasta que por una puerta oculta que muy pocos conocían y entre esos pocos, el era uno que lo sabía, salió como dijimos al campo abierto, a la estepa solitaria y siguió por ella caminando lo mas rápido posible, hasta alcanzar el comienzo de un espeso bosque, que no muy lejos del palacio se encontraba. Pero ¿Quien hubiera imaginado que el Monstruo y la Bella, en el bosque estarían? Nadie en el reino entero y muchos otros reinos, ya que era un sitio ese bosque por nadie visitado, debido a que estaba poblado de espíritus malignos muy malos, seres sin futuro ni pasado y duendes que hacían de la maldad su culto, pero tal ves el Monstruo, que en el fondo era todo eso, allí en ese lugar era respetado y su palabra obligaba a la obediencia, ya que en su vida presente y sin que nadie se hubiera dado cuenta, era un rey sin corona, a su manera noble, a su forma justo, pero poderoso porque solo el como dijimos sin que nadie lo sepa, manejaba el imperio del impenetrable bosque, compuesto por todos los esclavos y doncellas que fueran maltratados y huyeron de palacio, para vivir en su espesura su vida en esta tierra, libres de ataduras, allí en ese espacio sin fronteras, en esos caminos por el tan conocidos y entre esas chozas, se adentro con la Bella rumbo a lo mas profundo de la vegetación, en el sitio más oscuro en el último recodo en medio de un claro donde se encontraba su guarida. Una ves en su choza ya se encerró en ella, dejo el pájaro blanco y la jaula negra sobre un sencillo catre y se sentó en un tronco, que las veces de silla hacia, con sus ojos siguió el rayo de luna que la noche le traía, a través de una ventana abierta, su mirada siguió el rayo y buscó una estrella, estuvo un rato, tal ves un tiempo largo jugando con ella, hasta que imprevistamente la arranco de su cauce y la arrastro con sus ojos, viéndola venir por el rayo de luz que le sirvió de senda. Cuando por su magia tuvo la estrella pequeña y titilante dentro de su choza, la dirigió sin prisa muy lentamente sobre la jaula negra, justo encima del pájaro blanco y chasqueo los dedos y cerró los parpados, por un segundo no hubo luz en la choza, fue solo un instante, después huyo la estrella y al regresar la luna, se encontró a la Bella, hermosa como siempre, sentada en el catre en el mismo lugar donde estuviera antes la jaula negra.
--¿Dónde estoy y que hago aquí en esta choza, donde también estas vos Monstruo? ¡Tengo miedo!
--No temas Bella, deja que te explique deja que te cuente, solo yo se lo que pasa y lo que paso, pero no se pese a que soy mago, lo que pasará, porque lo que vaya a pasar esta en tu corazón y no en el mío, solo empezaré por el principio, como debe ser siempre que alguien explique algo y el comienzo de todo es un sentimiento, es una locura ¡Es que te amo! No se cuando ni en que momento yo un vasallo, me enamore de vos una dama de mi reina, pero hubo un momento no cabe duda y cuando el instante del amor llego a mi, no pude olvidarte más y quede preso de vos, como si mi rey me hubiera echado a la mazmorra más impresionante, imposible me fue salir de la pasión que vos me despertaste. Entonces no se si bien o mal decidí robarte y te traje a este mi mundo, donde hoy estas, que en cierta forma es mi palacio, para rogarte que me quieras y esperar de vos solo aquello que vos deseas aunque me duela ¿Me querrás Bella?
--Monstruo, no se consigue a una mujer robándola, ni obligándola a sentir lo que no siente, solo así conseguirás que te odie más, que te desprecie por siempre, lo que tienes que hacer si me amas, tratar de que te quiera, buscar de conquistarme, emplear para ello las mil maneras que el amor tu amor pueda aportarte, no de otra forma conseguirás que te quiera, ¡Devuélveme a palacio! ¡Me olvidaré de esto! Pensare….que el amor te segó por un momento y que loco estuviste cuando hiciste lo que has hecho.
El Monstruo se quedó pensando un rato, porque era inteligente y era bueno, después miro a la Bella en el fondo mismo de sus claros ojos y dijo con palabras que la calmaron a ella.
--Bella, hasta el hombre más sabio se equivoca y yo no soy ese, por tanto con más razón puedo equivocarme y después de escucharte que procedí mal, que no es este el camino para amarte, empiezo a pensar que es cierto, debo reparar mi error cuanto antes y por ello te devolveré a palacio, cuando te despiertes en el, nada te acordaras de lo pasado, porque lo que un loco de amor te ha hecho, si después se arrepiente y lo corrige, es mejor olvidarlo por lo tanto Bella, ¡Mírame a los ojos! Será tu última mirada que yo veré en ellos y mientras vos me miras yo en uso de mi magia, traeré con el auxilio de sus formulas y misterios nuevamente, a la estrella y a la jaula negra y en su interior al ave blanca.
Dicho esto por el Monstruo, volvió la luz intensa brevemente en la choza y la Bella ya no estaba en ella y la mano del Monstruo tomo la jaula con el ave dentro y velozmente sin pensar siquiera se volvió al bosque, al espacio verde, ya su rostro estaba carente de alegría y sus pasos iniciaron el comienzo de lo que la Bella quería, volver a  palacio y más precisamente, a  los aposentos de las damas de compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario