martes, 3 de abril de 2012

SUSHI


Eran como dos vasos comunicantes conectados entre sí, uno el Barrio Chino, donde todos nosotros recorríamos sus calles y boliches, occidentales ansiosos buscando resolver un tedio que huía, llevado por el tiempo. El otro, a la vuelta nomas, el bar de los gallegos, donde los chinos entraban a jugar al pool y comer los sándwiches de chorizo con chimichurri, que el tucumano preparaba en la parrilla del fondo. Ambos occidentales y chinos en un domingo a la tarde cruzados por el sushi y el choripan, queriendo ser el otro sin poder.

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