domingo, 13 de noviembre de 2011

LA JOVEN Y EL DIABLO


Era invierno, noche y hacía mucho frío, volvía a su casa de soltero después de trabajar todo el día en la oficina, la cara cubierta con la bufanda, apenas le permitió ver a la joven que tan abrigada como el, venía en dirección contraria, quizás por eso, fue inevitable chocarse en la oscuridad. Ella lo miró y le dijo lo que nunca se imagino oír de labios de una mujer. Estoy sola, abandonada, no tengo donde ir ¿Por qué no me llevas con vos? El que siempre fue un cobarde, jamás se vio con tanto valor como en ese instante, tomándola del brazo se escucho a si mismo diciendo veni, vamos a casa. Mientras caminaban juntos, el sintió que bajo el abrigo que apretaba, latía un cuerpo joven de mujer, un rato mas tarde ya llegaban a su casa y una ves en su interior,
entibio el ambiente encendiendo las estufas, cuando se volvió en busca de ella, no la encontró en el lugar donde la había dejado y al escuchar ruidos en el dormitorio, fue rápido para allá, al trasponer la puerta la vio parada arriba de la cama, ya no tenía el gorro que le cubría su cabeza, ni la bufanda que envolviera su cuello y una negra y larga cabellera, le caía casi hasta la cintura, sus ojos oscuros y profundos, de los cuales el no se había percatado antes, lo miraron y esa mirada, le impidió moverse, quedo sujeto al sitio en donde estaba, como si una fuerza exterior de golpe lo inmovilizara y así  observándola a ella en su accionar, solo llegó a pensar, que no entendía nada de lo que le estaba sucediendo y mucho menos todavía, que una mujer tan hermosa este en su cuarto, de la manera que esta lo estaba. Ella mientras tanto, sin dejar de mirarlo empezó a desvestirse, primero la campera, le siguió el pulóver, la blusa y por último el corpiño, al llegar a este punto le dedicó a el una sonrisa, después imperturbable se quito los Yin y las largas medias negras, que hacían un violento contraste con su piel extrañamente blanca, se las retiró suavemente, moviéndose como en un baile inventado por ella para la ocasión, evitando de esa manera no caer sobre las sabanas. El no sabía que hacer, debido quizás a que no podía dar un paso hacía ningún lado, sometido a la mirada de ella que inexplicablemente lo mantenía preso, en la misma  posición que cuando llegara a la pieza. ¡Ya esta! Murmuro en el cuarto la vos de ella y se quedó frente a el, sin medias y sin nada, solamente en tanga, volvió a sonreírle tal ves algo más picara y meneándose provocativa, empezó poco a poco a bajarse por las piernas, el diminuto genero negro, que como una boca satánica, fue besando lentamente mientras caía, las piernas blancas y al llegar al extremo de sus pies, se lo sacó de un tirón al diablo y a la prenda que era su morada, esto hizo que todo su cuerpo quedara desnudo y libre de ropa, al suceder tal cosa, ocurrió otra sin poder el evitarlo ni comprender lo que pasó, ella, desapareció.

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