Esteban Lucas Demaría, abrió la puerta de su
coche y salió a la banquina, la tarde calurosa, le obligó a buscar la sombra
protectora de los árboles al costado del camino, una vez más, pensó que quería Marta, que lo
habia citado en ese lugar, tan solitario para hablarle ¿De que? No lo sabía,
pero imagino que sería algo referente, a la relación de ellos dos y era eso, lo
que lo tenía preocupado, miro la ruta y a lo lejos, diviso la columna de polvo
que un auto levantaba, sin duda debería ser el coche de Marta y así fue, al
rato el automóvil mediano, de color rojo, estaciono al lado del suyo y ella,
bajaba sonriente acercándosele.
--Esteban, disculpa, se me hizo tarde, ¿Hace
mucho que esperas?
--No amor, hará quince minutos que llegue,
como estas ¿Bien?
--Si bien ¿O no me ves bien?
--Te veo hermosa como siempre, pero lo que me
extraña, es el sitio que elegiste hoy para encontrarnos, en medio de la nada de
la provincia, solos, en una ruta de tierra, que nadie transita, ni las liebres
a esta hora.
--¿Qué ves de extraño? Quería estar sola con
vos, eso es todo.
--¿Solamente eso?
--Si amor, o acaso, ¿Hay otros lugares, menos
solitarios, donde se pueda estar tan solo como aquí?
--No lo se Marta, pero la soledad no es mi fuerte, me
pone nervioso, además me intriga, ¿Qué queres hablar conmigo?
--Veni, porque no nos sentamos aquí, bajo la
sombra, sobre el pasto fresco que cubre el suelo, después de eso te
hablo, cuando estemos sentados te cuento.
--Si es asi listo, ya estoy en cuclillas en el
suelo, veni vos a mi lado y hablemos.
--Esteban hoy, aunque sos hombre y nada sabes,
se cumplen tres años de que salimos juntos, nos amamos, más allá de tu esposa y
tu familia. Tres años que le has robado tiempo a Isabel, para estar conmigo,
tres años que fuimos felices, pero la felicidad como la vida, tiene altibajos y
hoy amor, creo que algo empieza a fallar entre nosotros, empiezo a notar que ya
no eres el de antes, o tal ves, sea yo que haya cambiado, no lo se, pero si te
cite aquí, es porque quiero saberlo.
--No te comprendo, me estas achacando que empecé
a no quererte, cuando no es así, ya que podes estar segura te quiero como
siempre.
--¿Cómo siempre? Antes llamabas todos los
días, ahora en estos últimos meses, si no te llamo yo, nada se de vos, estas
ausente.
--Lo que pasa, que de pronto creció la
empresa, tengo más trabajo, menos gente, te das cuenta que aumentaron las
obligaciones comerciales de repente.
--Puede ser, quizás tengas razón y no me de cuenta,
que tu trabajo es mayor, que estas mas ocupado y el tiempo, que me dedicas a
mi, se ha achicado.
--Eso que decís es lo que me pasa, la empresa
creció mucho, necesita de mí para que funcione, ¿Entendes? Esta Isabel, los
chicos, vos, trato de satisfacer a todos.
--¿Es completa la lista Esteban?
--¿Qué lista?
--La lista que recién hiciste, de las personas
que están, digámoslo asi, bajo tu tutela, Isabel, tus hijos, yo ¿No falta
alguien en ella?
--¿Qué es lo que insinúas? No te entiendo ¿Qué
otra persona puede haber en ella?
--Vos sabes Esteban, que el último en
enterarse es uno mismo, por tanto, ¿No lo sabes?
--¿Qué es lo que no se Marta? Que de verdad no
lo se y te lo pregunto.
--Mírame a los ojos Esteban, por favor mírame.
--Te miro, ¿Qué pasa?
--Puede ser posible acaso, que no sepas que
hace un par de meses apenas, salís con ella.
--¿Cómo con ella? ¿Quién es ella, que no estoy
enterado de que salgo? Ponele nombre por favor, así yo la conozco.
--No te hagas el tonto, todo el mundo sabe.
--Nadie sabe nada, ¿Qué te pasa hoy Marta? ¿Qué
queres sacarme?
--El nombre, la figura, el alma de la nueva
conquista con que sales.
--No me hagas reír, estas haciendo teatro, yo
no salgo con nadie, más que vos y vos lo sabes.
--Queres que la nombre sin nombrarla, para que
sepas que existe, estas saliendo con ella, vos lo sabes, en esa lista que
dijiste, falta Silvia, la esposa de tu mejor amigo y cosa rara de la vida,
amiga de una amiga mía, así lo supe, Esteban, sin que de dieras cuenta, de
golpe tus ausencias, me confirmaron que era cierto, como ampliaste tus negocios
comerciales, ampliaste amor el número de amantes.
--¿Quien te dijo eso? Decile que no es cierto,
¡Te están mintiendo Marta! Yo solo tengo un amor vos y una señora, Isabel, no
hay mas mujeres en mi vida.
--¿Por qué mentís, si todo es cierto? Tene el
coraje de reconocerlo, aunque más no sea por una ves en tu vida, ante una
mujer, se sincero.
--Soy sincero y delante tuyo te lo digo, a
nadie mas que a vos quiero y se acabo, me voy, me voy de esta ruta de tierra,
de este lugar solitario, de todas tus preguntas sin respuesta, solo yo se lo
que te amo, me voy Marta, mañana nos vemos, en la casa de siempre lejos de las
miradas indiscretas.
Se volvió para darle un beso, a Marta, su
Marta, una mujer que no entendía que él de su vida, de su vida sentimental,
hacia lo que quería y nadie, ninguna mujer sobre todo, podía obligarlo a que
deje de amar a quien quisiera, busco su boca, pero antes sin embargo, algo le
llamo la atención, en la mano de ella que no busco abrazarlo como tantas veces,
algo brillaba a los rayos del sol, no alcanzo a darse cuenta que tenía Marta en
su mano, tampoco ya era necesario saber nada, el tiro que entro en su cabeza lo
mato de inmediato. Marta fue a su auto, se puso guantes y saco una gamuza de la
gaveta y estuvo un rato, meticulosamente, limpiando el arma de toda huella,
después se encamino al lugar, donde cayera Esteban, abrió los dedos de su mano
derecha y le colocó el arma, apretándola bien contra su piel, acto seguido se
dirigió a su auto y se fue, mientras volvía al pueblo, pensó que los celos de
una mujer traicionada en su amor, son una cosa muy delicada, tan delicada, que
se puede llegar a matar por ellos, quedando tan tranquila, aceptando totalmente
que él se lo merecía, lo mas grave, que ellos los hombres, nunca se dan cuenta
del peligro a que se exponen, Esteban evidentemente no fue la excepción, llegó
al pueblo, entro a su casa y se dio un baño, tenia que volver rápido a la facu,
le tocaba dar clases, ella estuvo allí, desde las nueve de la mañana en
adelante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario