sábado, 25 de agosto de 2012

LAURA POR DOS


El quería a Laura ¡Como no quererla! Más de uno de todos los amigos del colegio la querían y qué no decir de los compañeros del ingreso a la facultad, muchos de esa clase numerosa pretendían a Laura y la buscaban y le pedían salir y ella jugaba con ellos aceptándolos con dulzura, o rechazándolos con firmeza y como suele suceder muchas veces, entre los rechazados estuvo el. Desde ese día, desde el día que en sus oídos silbaran las palabras -con vos no-
que le dijera Laura fue otra persona, cambió su humor, se volvió taciturno y no entendió porque, pero se culpo de que Laura no lo quiera y su autoestima, quedó reducida a un reproche por haber nacido con características tales, que no despertaban para nada el amor de ella ¿Pero qué hacer entonces? Se preguntó en medio de su angustia ¿Podemos acaso modificar el juicio que una mujer se ha hecho de nosotros? No se -dijo- Pero también pensó que las circunstancias de la vida son extrañas, misteriosas y sorprendentes, por lo tanto quizás ya más esotérico -porque a veces lo era- imaginó que en los tiempos actuales, muy bien podrían existir dos Lauras una real, la que perdió y otra virtual, a la que de pronto se le ocurrió sería posible conquistar. Para ello se encerró en su habitación, donde lo literario ronda el mundo de lo cierto y las ideas se hacen realidad, cuando son relatadas por un texto. Una vez allí y después de pensar largo rato, escribiendo y destruyendo hojas y papeles de diferentes cuadernos, se decidió al fin por lo que había leído en un viejo almagesto, de un hecho, que sucediera en el siglo siete en diferentes circunstancias, pero por igual amor no correspondido, que un hombre y una mujer de esa época tuvieran y tal situación trayéndola al presente, la resolvió de esta manera, adaptada en un todo por supuesto a las actuales circunstancias, de la forma de vivir en el planeta, para lo cual tomo su notebook y su computadora y las enfrentó. En una abrió su Facebook y en la otra el de Laura. Noto entonces con cierta estúpida satisfacción, que ambos muros se veían por primera vez -es el comienzo de nuestra relación se dijo- y a continuación, como en todos los casos que tuviera una duda de carácter sentimental recurrió a las Cartas del Tarot. Las veintidós posibilidades restallaron en sus manos y el buscó, casi en trance, en cuales de todas ellas estaría señalada su oportunidad. Para ello, separó once y once al azar, las dio vuelta y de cada montón tomo dos, con ellas en su poder volvió a prestar atención a las máquinas prendidas y conectadas, entonces fue que decidió construir con tres de las cartas un puente, que uniera ambas pantallas y para que se sepa la causa del conjuro, las cartas por el utilizadas fueron “Los dos Caminos” “El Carro de Hermes” y “La Rueda de la Fortuna”. Una vez el puente tendido, hizo transitar la cuarta carta que le quedaba “El Aker” sobre el, haciendo el recorrido -que fuera impuesto por el destino- desde la foto del perfil de Laura hacia su propio muro. Mientras llevaba esto a cabo, solo recordaba intensamente que lo que se cuenta, comienza a ser realidad en el momento que se escribe y fue así, que en la pantalla de la computadora, el Facebook de Laura desapareció y el perfil de ella, chocó contra su muro en la notebook, formando en él la foto de ellos dos sonrientes, abrazados y dándose un beso, que todo Facebook de enamorados que se precie tiene  y a partir de ese momento -que como mago improvisado produjera con su extraño experimento- fue hecho realidad el deseo por el manifestado, que desde ahora y a través del tiempo, mientras el ciberespacio no sea modificado ella y él, él y Laura, estarán enamorados, aunque lo sea virtualmente ¿Quién puede decir que es lo real? Si uno vive imaginando su presente.   

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