Como la joven de Marcel Schwob que corría, perseguida por el hombre en
tres estados diferentes de su vida sexual y de los tres escapaba y elegía la
muerte, como destino final, así tal vez, la joven de los hoteles de lujo cansada
de no poder escapar, ella también algún día decida partir y no habrá espejito
de plata, manzana de oro ni senos perdidos, que le permitan huir, solo serán los
años, el paso del tiempo y su cuerpo marchito, que le indicarán el fin.
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