jueves, 22 de septiembre de 2011

DIFERENTES



Habían dejado la fiesta y por un momento, salieron al balcón a gozar del fresco de la noche y porque no, charlar un rato más íntimamente, lejos del barullo festivo del interior del departamento, el lugar donde ahora se encontraban era agradable, amplio, su vista, daba sobre los bosques de Palermo, incluso detrás del edificio que regulaba el agua de la ciudad, podía verse el río en toda su inmensidad, por un segundo, Claudia apoyada en la baranda, sintió vibrar su alma con esa amplitud que da la noche y el silencio, el paisaje de sombras de las plantas y la planicie, allá a lo lejos, del agua moviéndose lenta y pausadamente -tal ves como el tiempo a través del espacio lo hiciera- suspiro y se volvió hacia Alejandro, que estaba a su lado.

--¡Que hermoso todo! Parece una instalación del creador sobre la tierra.
--Parece… o parece un lugar distinto dentro de un mundo injusto.
--Tu mundo y mi mundo.
--No se, tu mundo seguro que si, el mío no siempre fue así, tengo bien claro lo que pasa afuera.
--¿Afuera de que?
--De estos sitios privilegiados de la ciudad, de estos barrios hermosos, de las viviendas que habitamos, de su lujo de su confort.
--De nada…para mi la vida es esto y nada más, se divide entre uniformes de colegios privados y guardapolvos blancos, cada cual en su lugar y todo perfecto.
--¿Todo perfecto?
--Si, todo perfecto, al menos para mi, no se vos, cada cual en su lugar, si estas donde estas, por algo será.
--¿Por algo será?
--Si seguro.
--¿Qué es ese algo? ¿La inteligencia que la casualidad te dio? ¿Un carácter de mierda, egoísta y atropellador, que te permite esclavizar a todo el que puedas, para vos vivir fenómeno? ¿De donde sale esa mágica idea, de que somos los mejores, elegidos por un dios, que siempre se apoya en los más ricos y poderosos?
--No se Alejandro, siempre me salís con las mismas cosas, ¿Sabes lo que pienso yo? Que sos un vivo, mientras hablas así, vivís de la manera que criticas, yo no, soy más sincera, nací en este ambiente, mi ambiente y defiendo a muerte a los míos contra los otros, los que te dije.
--¿Quiénes?
--Esos, los que son diferentes, los que no veo en mi secundario ni en mi universidad, los que nunca se rozan conmigo, ni siquiera cuando limpian mi casa.
--¡Claudia! ¡Claudia! Hace un tiempo que salimos, hace un tiempo que me dije, encontré una mujer, a la cual debo llamar al otro día, porque no puedo dejar de verla, pero ¿Debido a que? Sos tan dura con la gente que no es de tu nivel social ¿Cuál es la causa por la cual solo te interesa todo aquello, que provenga de nuestra clase -entre comillas- y nada más?
--Me extraña esa pregunta, es más, a mi ves podría preguntarte ¿Por qué te interesa lo que no te corresponde? La vida es así, por un lado, los que nacieron para ganar y por el otro, aquellos que llegaron a este mundo, para perder, en esto no sirven los argumentos, o atropellas vos o te pasan ellos por encima.
--¿La selva? ¿El garrote? ¿El poder sobre la justicia?
--Eso, el poder, quien puede manda, ordena, goza, obtiene todos los privilegios y el que obedece, allá el con su vida, para el esta escrito hacer lo que se pueda.
--¿Y si en ese pueda, mata, roba te jode la vida?
--¡AH! Entonces muy simple, ese es un peligro para nosotros, -su pueda- se convirtió en un puede jodernos, ¡Hay que matarlo! ¡Encerrarlo! Hacerle conocer el peso de la ley.
--¿Qué ley?
--¿Cómo que ley? Nuestra ley, esa de los siete mandamientos, la de la Revolución Francesa, la de nuestros próceres, la de la constitución, los diferentes están controlados por la ley.
--¿Y nosotros?
--Nosotros Alejandro, no necesitamos de la ley para controlarnos, somos la ley ¿O acaso los que hacen las leyes no ostentan el poder? Si lo ostentan y lo disfrutan y crean la ley, precisamente para eso, para no perderlo.
--Totalmente de acuerdo.
--Viste amor que coincidimos, por eso volvemos a encontratrnos el día después.
--No coincidimos.
--¿Cómo que no coincidimos? Si vos dijiste totalmente de acuerdo.
--Si, de acuerdo con vos en lo último que hablaste, eso de cómo se hizo la ley, pero disiento totalmente, con que la ley sea hecha, para mantener el privilegio de aquellos que tienen el poder.
--Alejandro ¡Amor! ¿Estas sonado? ¿Para que otra cosa, se puede hacer la ley acaso?
¿Vos te crees que si los diferentes tuvieran el poder, no harían leyes para proteger sus intereses?
--Creo que si, es más estoy seguro que si, pero ese no es el punto.
--¿Cuál es el punto?
--El punto somos todos los humanos, no los unos o los otros, todos, mientras no resolvamos que hacer con el conjunto de nosotros, cualquier solución que proteja a distintos grupos sociales, nos será ajena, si no engloba a toda la sociedad.
--¿Estas loco Alejandro? No hay todos en el mundo que yo pienso, ni nosotros es el conjunto, nosotros somos la clase a la que pertenezco, la gente que conozco, los lugares que frecuento, la universidad que curso, la iglesia que concurro, los demás, los otros, son los que no existen, vagos con falta de iniciativa, vienen y van a un mundo distinto, que no es ni puede ser jamás, compartido por mi, es un horror estar un segundo con ellos, te repito ¡Estas loco! Porque además de pertenecer a nuestra condición social, tus pensamientos se avienen a considerar a los diferentes, como nuestros posibles iguales, nunca toleraría eso.
--Querida mía, lamentablemente lo tolerarías por necesidad, aunque no te des cuenta, porque hasta ahora nunca necesitaste de verdad nada, pero eso tampoco serviría, porque la necesidad enseña, pero una vez satisfecha, se olvida rápidamente de lo aprendido.
--Solo te digo una cosa, para mi todo esta muy claro, nunca tendré necesidad, porque pertenezco al poder.
--Si bien esa pertenencia puede cambiar, hoy por hoy debo decirlo, tenes razón en lo que afirmas.
--Yo siempre tengo razón Alejandro, porque mis razones salen de la lógica y la lógica es lógica.
--¡Bravo muy bien dicho!
--¡Así es! Dejemos que las cosas sigan su curso y vamos a divertirnos amor, ¿Queres? Volvamos al living y bailemos un poco, deseo disfrutar esta fiesta.
--De acuerdo yo también vamos.

Tomados de la mano, ingresaron de nuevo al interior del departamento y se mezclaron con los otros invitados, formando parte de la rueda de baile, que en ese momento todos bailaban, la música terminó y agitados, un poco cansados, se acercaron a la mesa a tomar una bebida, fue en ese momento que Claudia mirando a Alejandro le pregunto.

--¿Me queres?

El, dejando la copa sobre la mesa la miro un segundo, de pronto recordó de nuevo, lo que habían hablado en el balcón y le pareció que su conciencia, le reprochaba algo, no obstante debía contestarle a Claudia, lo que le preguntaba, sin embargo lo contestó de forma complicada, como un intelectual herido en sus convicciones,

--Voy a crearte una pequeña necesidad, aunque no sirva para nada, ¡Ya no!

Se dirigió a la puerta, la abrió y se perdió tras el silencio del palier, rumbo a la luz del ascensor que lo esperaba.










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