jueves, 22 de septiembre de 2011

EL CAMINO DE LA BONDAD


En un lejano reino de la remota China un Mandarin había que se llamaba Chin-Chin, muy bueno con sus vasallos, justo con el pueblo y muy querido por todos y cada uno de los habitantes del imperio. Pero como todo en la vida para Chin-Chin, la felicidad no era completa, porque el mayor de sus hijos llamado Mhal-Mhal, hacia gala de un carácter muy pero muy malo y todo lo opuesto a la forma de ser de Chin-Chin, nadie, ninguno de todos los que vivían en el reino lo querían y el se encontraba en palacio solo, sin persona alguna que le hable porque tanto vasallos como princesas, dado su carácter le huían y le tenían miedo. Chin-Chin preocupado por esto, decidió llamar a un anacoreta, este resulto ser un monje solitario, habitante de las altas cumbres del Himalaya, que en ignorada cueva meditaba alejado por siempre de todos los mortales, su nombre en sánscrito que ese era su idioma, se pronunciaba Chi-cok-lou. El Mago de Palacio que había aprendido su magia del anciano Chi-cok-lou le aconsejó a Chin-Chin que solo el, podía curar la maldad de su hijo mayor y hacerlo bueno, pero fue entonces cuando el Mandarín Chin-Chin le pregunto al mago ¿Cómo harían para encontrar a Chi-cok-lou? Si nadie sabia de su cueva allá en el Tíbet, pensó un momento el mago y le contesto. Esa es la prueba Mandarín, envía a tu hijo Mhal-Mhal a que lo busque, diciéndole que lo espera una fortuna si lo encuentra y de esa forma, en  ese viaje que el emprenderá, tal ves en el camino que deba transitar en busca del anacoreta, sin que se de cuenta, encontrará las enseñanzas que Chi-cok-lou prepare para el dentro de ese recorrido, con el único propósito de que cure su maldad. Lo que Chin-Chin no sabía, que mediante la magia, el mago se había comunicado con la cueva de Chi-cok-lou en las montañas del Tíbet y le anticipo todo lo que estaba pasando en la corte, a lo que el anacoreta le respondió, no necesariamente debe llegar a mi presencia malo, para que yo con mi sabiduría lo haga bueno, dile que sea el quien venga a verme y yo en su camino hacia aquí antes que llegue, iré colocando entre montañas y valles, precipicios y mesetas, los peligros y asechanzas, que harán de el cuando ante mi se presente, sea un hombre bueno, Chin-Chin el Mandarín del reino de la china tan antiguo, que su nombre había desaparecido, estuvo de acuerdo con su mago y fue hacia los aposentos interiores, en busca de Mhal-Mhal su hijo mayor, lo encontró como de costumbre, haciendo una maldad, estaba despellejando a un pájaro vivo, enloquecido, Chin-Chin que no podía soportar estas cosas porque era un hombre bueno, se lo arrancó de las manos entregándoselo a sus curanderos para que lo curen -ya que el Mandarín nunca se hallaba solo, siempre su corte iba con el- viendo que el pájaro todavía estaba en condiciones de ser salvado, mas calmo, se volvió hacia su hijo y le hablo.
--Deja de hacer maldades.
--No puedo padre -respondió Mhal-Mhal- he nacido para eso.
--Los Magos dicen que el nacido puede cambiar.
--Si me traes a tus Magos los despellejare igual que al ave que me quitaste.
--¡Hijo! ¿Debe haber un medio que haga que dejes de ser así?
--No quiero cambiar como te dije padre, mi lugar en este reino esta entre los malos y mi ambición en esta vida, es ser el peor de ellos.
--¿No me preguntas a que vengo a verte?
--No padre porque siempre se que vienes a discutir conmigo.
--Esta ves no Mhal-Mhal mensajeros recién llegados de las montañas del Tíbet me han dicho, que un rey de allá, oculto en una cueva para que nadie tenga acceso a sus inmensas riquezas, esta a punto de morir y por esas raras determinaciones del destino, la entraña del ave le marcó en su misterio, que deberías ser vos el beneficiario de toda su fortuna, por lo tanto debes partir ya mismo en su búsqueda y cuando lo encuentres, pasaras a ser inmensamente rico, tan rico que mi reino para vos será una moneda.
--¿Es cierto padre lo que dices?
--Tal cual como que vos y yo nos estamos viendo.
Le costo mentir a Chin-Chin porque era demasiado bueno, pero ante la posibilidad de que su hijo deje de ser malo mintió para salvarlo. Mhal-Mhal, hizo todos los preparativos para partir y una vez ya pertrechado para ello, se presento ante su padre.
--Padre estoy listo para ir al encuentro de Chi-cok-lou ¿Pero como debo hacerlo? ¿Hay tantos senderos que conducen al Tíbet? ¿Por cual de todos ellos debo tomar para ir por el buen camino?
--Hijo, el mensajero que trajo el deseo del anacoreta, desapareció como vino sin darnos cuenta, solo dejó una paloma blanca y antes de desaparecer dijo, que aquel que sea el elegido la debe seguir para encontrarse con el anacoreta.
--¿Dónde esta la paloma?
--Ahí la tienes, ella hoy es tu destino.
Mhal-Mhal levantó los ojos y vio de improviso aparecer volando sobre su cabeza, a una hermosa paloma blanca, por un momento pensó en despellejarla viva, como hacía siempre que alguna se le cruzara, pero se dio cuenta que si eso hacía, jamás encontraría al anacoreta.
De esto podemos precisar, comenzando el camino que deberá recorrer Mhal-Mhal, que a veces ¿Porqué no? Nuestro propio interés nos hace buenos.
Mhal-Mhal se despidió de su padre y comenzó a seguir a la paloma, esta siempre a una distancia respetable de el, se encamino por un sendero, cruzó el puente de un arroyo y tomo por un camino bordeado de campos de arroz y amapolas chinas. Siguieron caminando y al caer la tarde, paloma y hombre se encontraron llegando a los comienzos de un inmenso bosque, atravesarlo era necesario, pero como empezaba  la noche a la paloma le pareció muy temerario y decidió detenerse y acampar al borde mismo de los frondosos árboles, para eso termino su vuelo en una rama y Mhal-Mhal, dándose cuenta de ello, armo su tienda y dentro de ella se durmió en el suelo, pero antes comió por supuesto, fruta y panes que del palacio había traído. No bien aclaro el día y el ya se despertaba, escucho a la entrada de su tienda, un fuerte ruido que lo hizo levantar apresurado, salio fuera y frente a el vio a un oso blanco que chillaba enloquecido, mientras hablaba entrecortado. Allí, allí, en el barranco mi hijo se ha caído y no puedo sacarlo, ¡Ayúdame señor te lo suplico! Sino se muere mi hijo. Mhal-Mhal, dirigió su mirada a la rama donde la paloma estaba, pero en ella no había nada, volviose al oso y le dijo, llévame al barranco donde en el fondo esta tu hijo. Gracias señor respondió el oso, juntos caminaron un buen trecho hasta que de pronto se abrió el bosque y una grieta profunda, que separaba árboles y suelo de la forma llana de la tierra lo detuvo a Mhal-Mhal impresionado, mientras se adelanto el oso y le dijo, allí en esa saliente esta mi hijo, vos puedes salvarlo, pero por favor si lo haces mal, sino pones el empeño necesario para ello, mi hijo dejara la saliente y morirá en el fondo oscuro del barranco, el cual apenas puedes ver dado lo profundo de su lecho, de ser así, como te digo morirá estrellado.
Mhal-Mhal no miró al oso. sino que dirigió sus ojos a la saliente y al pequeño osito, que casi al borde de la misma, estaba temblando el pobrecito, decidió salvarlo, no supo porque pero quiso hacer eso, miró muy bien los bordes del barranco y agarrandose a todo lo que podía sostenerlo, comenzó a descender hacia la saliente donde el osito estaba. Mucho le costo ir y demasiado volver, pero lo que nunca habia imaginado hacer estaba hecho por el, el osito en sus brazos alegre se acurrucaba y así paso de el al oso padre, que le agradeció mucho y sollozando le dijo. Sabia seguro que lo salvarías porque eres una persona buena.
En el camino hacía el anacoreta podemos sacar conclusiones junto con Mhal-Mhal, que a veces los valores que tenemos de nosotros mismos, son equivocados y los demás aciertan como verdaderamente somos.
Mhal-Mhal paso por alto esto de buena persona, no lo entendía, dejando al oso y a su hijo volvió sobre sus pasos rumbo al campamento, se encontraba preocupado, no vio a la paloma blanca en la rama verde y si se hubiera ido ¡Maldición! Con ella se fue toda la fortuna que podría haber conseguido. Así pensando llegó a su tienda y comenzó a desarmarla para seguir andando, justo cuando cargo su alforja al hombro, escucho un aleteo suave y vio a la paloma blanca que apareció volando sobre su cabeza, dio un amplio giro y se interno en el bosque, el fue tras ella, llegaron al barranco donde salvara al osito y fueron por sus bordes hasta encontrar un paso, donde la tierra y los árboles detuvieron a la grieta, para que no siga mas recorriendo parajes y robándoles el suelo, después caminaron unas horas más, pero cansados de caminar por un lugar sin senderos  ni caminos se detuvieron a descansar, lo hicieron al borde de un lago, aprovechando el lugar porque en el lago Mhal-Mhal se quería bañar, dejó todas sus cosas debajo de un árbol frondoso cubiertas por su sombra, se desnudo y se adentro en el agua del lago, dispuesto como dijimos a darse un baño, la paloma blanca en la orilla, dejo el aire y se apoyo en el suelo donde ella también comenzó a bañarse, en eso estaba la paloma, cuando de pronto apareció en escena veloz y cortante en raudo vuelo, un halcón negro, que entre sus garras se llevo a la paloma blanca, desesperado Mhal-Mhal vio la escena y mas desesperado aún entendió, que nada podía hacer para evitarlo, ya que desnudo adentro del agua se encontraba imposibilitado de seguir al halcón, que rápido con su presa se alejaba. Salió Mhal-Mhal del lago, se vistió, junto todas sus cosas y por primera ves en su vida no supo que hacer, nunca antes le habia faltado la compañía de nadie y nunca se vio en la necesidad de depender de los demás, para proteger su propia vida, pero si no encontraba a la paloma blanca si no la rescataba del halcón, se veía perdido, es más quizás ya ella hubiera muerto, entonces el por siempre estaría perdido, ¿Pero donde encontrar a un halcón en medio del bosque? Pregunto en alta voz muy angustiado y fue entonces, cuando apareció frente a el uno de esos pájaros por el desollados y moribundo ya, tal ves antes de morir le dijo. El halcón tiene su cueva en aquel pico gris que ves en la montaña de tu izquierda, sorprendido de todo lo que le pasaba se dio vuelta y efectivamente no muy lejos de el empezaban las primeras sierras, que daban comienzo a las inmensas cadenas montañosas del Tíbet, el pico gris ese que el pájaro le dijera estaría a un día de marcha ¿Pero puede vivir una paloma blanca en la cueva de un halcón un día entero? El pájaro desollado y mutilado le respondió ¡Puede!  Y murió nuevamente frente a el, como mucho tiempo atrás en el palacio de su padre Chin-Chin ocurriera, Mhal-Mhal consternado por la presencia del pájaro, que le hacia ver la condición terrible en la cual el lo dejara y sorprendido, que pese a que el lo matara, resucitara solo para ayudarlo, se sintió arrepentido por primera ves en la vida, hizo un hoyo en el suelo, enterró al pájaro y empezó su marcha hacía el pico gris en busca de la paloma blanca.
Esto en el camino hacia el anacoreta nos hace ver que el arrepentimiento es condición necesaria para ser bueno ya que Mhal-Mhal se arrepiente del mal que cometió.
Antes de partir por último, lleno de agua su cántaro en el lago y recogió frutos del bosque, pues comenzaba la ruta de las áridas rocas y debía ir preparado para el viaje miro al pico gris y calculo la distancia mas o menos que lo separaba y arranco hacia el, el bosque poco a poco se fue transformando en piedra y la piedra en altura y el día, en sombras y las sombras en día y la senda escabrosa por la cual subía, subía y subía hasta que ya sin fuerzas llegó a lo alto del pico gris, allí en donde la cueva del halcón como dijo el ave, se encontraría, detuvo su marcha y se sostuvo de las rocas para no rodar por la pendiente, sus ojos afanosamente recorrieron palmo a palmo, lentamente, el murallón que se erguía ante su vista, lleno de cuevas vacías y sin aves ya que el sol en lo alto fuerte rugía y todo iluminaba y los halcones  que buscan la oscuridad de ser posible, se habían retirado a los valles, zonas mas oscuras de la montaña ¿Cuál la cueva sería? ¿Cual? ¿En donde? ¿Estaría la paloma blanca? De pronto un poco más arriba, casi al final del pico vio que de un agujero, el sol que en el entrara salía refulgente, ahí es adivinó, el sol da sobre la paloma blanca y su rayo sale más fuerte, ansioso trepo la distancia que lo separaba del agujero en la roca, ese que la luz le indicara e introduzco la mano en el, cuando la saco traía entre sus dedos a la paloma blanca sola, sin que por lado alguno apareciera el halcón negro. Nunca como en ese momento estuvo tan cerca de ella y nunca se sintió tan contento, de estar acompañado, sus ojos y los ojos de la paloma se miraron y pareció por un momento, como si dos amigos muy queridos, se hubieran encontrado. Mhal-Mhal la retuvo un poco más en la cueva de su mano y acarició su cuerpo y acomodo sus alas, después, después la soltó al viento y la paloma blanca voló de nuevo sobre su cabeza, pero no tan alejada como antes, indicándole el camino a seguir rumbo al encuentro con el anacoreta.
Esto en el camino hacia el anacoreta nos hace ver que en el mundo no podemos estar solos, que dependemos de los demás, como los demás dependen de nosotros y que convivir en paz, también nos hace buenos.
Descendieron del pico gris pero no abandonaron la montaña, ya que ha partir de ahora deberían adentrarse en esa cadena montañosa, subiendo más y mas hacia la altas cumbres del Tíbet, dejando atrás pueblos pequeños afincados en sus mesetas y teniendo como meta solo un objetivo la cueva, la oculta cueva del anacoreta. Continuaron camino recorriendo un desfiladero peligroso en el fondo del cual un río caudaloso, producto de la nieve de los picos nevados, corría hacia el interior de otros reinos, Mhal-Mhal y su paloma blanca volando sobre el avanzaban lentamente, por la estrecha cornisa que servía de borde al desfiladero, se entretenía en mirar el río mientras con cuidado seguía las ondulaciones del camino, para no tropezar en el y terminar en el fondo de las aguas, cuando de pronto noto sobre estas, mezclado con las olas y los remolinos un punto pequeño que subía y bajaba al compás del torrente, mientras veloz huía en dirección a poniente, cual sería su sorpresa al ver que era un niño que sin remedio ni posibilidad alguna de salvarlo, moriría ahogado, fue entonces que miro a la paloma blanca y esta a el entonces grito casi ¡Por favor paloma blanca! ¡Hagamos algo! No me puedo permitir que ese niño muera ¡Quiero Salvarlo! La paloma lo miró y para su asombro habló. Si es tu deseo de salvarlo tan bueno y tan profundo como creo que es, yo me convertiré en águila y te llevaré allí para que lo rescates y de allí, iremos a dejarlo en brazos de su madre para que todos sepan Mhal-Mhal, lo bueno que eres. ¡Acepto! ¡Hazlo! -dijo- En este momento nada más deseo que salvarlo, ni bien pronunciara estas palabras, la paloma fue un águila hembra de poderosas garras e increíble fuerza, que lo tomo a Mhal-Mhal de los hombros y así fueron juntos y veloces, más rápido que el cauce, más ligero que el viento y en un segundo, estuvieron dentro de las paredes rocosas, sobre el agua misma de ese río inmenso y las manos de Mhal-Mhal, tomaron al niño en sus brazos y lo apretó fuerte contra su pecho, mientras el águila agitó sus alas y busco el cielo, más arriba estaba que el propio desfiladero, en esa posición sus ojos recorrieron la región y pronto descubrió la meseta en donde se encontraba el pequeño pueblo, voló hacia el y ya en las alturas pronto diviso a una desesperada mujer que agitaba sus brazos a la orilla del río, ¡Esa era la madre del pequeño! -Se dijo- y no fue más que decirlo, cuando en un rápido vuelo estuvo al lado de ella,  dejo a Mhal-Mhal en el suelo que la enfrentara con el pequeño en brazos y desapareció ¡Puff! En el espacio.
--No llores más mujer, aquí te traigo a tu hijo que encontré a punto de ahogarse aguas abajo y por suerte lo pude rescatar, pero no a sido solo triunfo mío, debo decirte que casi todo ha sido producto del destino.
--¡Gracias mil gracias! Forastero, te agradezco tanto, pero tanto, que me devuelvas a mi hijo vivo, cuando ya lo creía para mi perdido y muerto y vos me lo traes ¡Vivo! Se ve que eres un hombre muy, muy bueno.
Tan contenta se hallaba la mujer que contagio toda su alegría al pueblo y la gente del lugar, lo invito a pasar la noche en el e hicieron en su honor, una hermosa fiesta donde se comió, se bailo y sobre todo se agradeció al hombre más bueno de la tierra Mhal-Mhal. Este lleno de alegría por lo que le estaba sucediendo, no pudo evitar estar un poco triste, porque a su paloma, la paloma blanca, desde que el águila se había ido no la habia vuelto a ver y le hubiera gustado mucho, que compartiera esa noche su alegría con el.
Esto en el camino hacia el anacoreta nos enseña que los buenos actos, la ayuda a nuestros semejantes y compartir la vida de la gente, nos impulsa a ser buenos.
Al otro día se despertó en el pueblo, desayuno con ellos y no lo dejaron ir hasta que su alforja, estuviera cargada de alimentos, lo que le llamo la atención fue lo siguiente, cuando curiosos le preguntaron, que es lo que hacia en esos lugares tan lejanos y para que, había venido a ese reino y el le respondiera, para encontrar al anacoreta y su cueva, todos se asombraron y le dijeron, que era imposible eso, porque ningún mortal podría verle, salvo si fuera invitado por los dioses a hacerlo, el nada dijo de la paloma blanca y les respondió que lo que decían seguro debía ser cierto, pero el le había prometido a su padre Chin-Chin Mandarin de un reino muy lejano encontrarle para salvación del reino y por lo tanto, su deber era buscarle, comprendieron esto y lo vieron alejarse, siguiendo la orilla del río que lo llevaría al desfiladero de la montaña, donde se encontró con el niño, haría más de un día que estaba caminando ya sobre la cornisa del desfiladero, cuando una roca igual o diferente no pudo precisarlo, le hizo comprender que ya había llegado al punto exacto, al lugar en donde viera al niño en las aguas, en ese momento justo escucho un aleteo y levantando los ojos vio a la paloma blanca que volando le dio instrucciones para seguir caminando. Al ver a la paloma quiso hablarle, porque recordó de pronto que ella le hablo antes de ser águila pero prefirió callarse, porque entendió que la paloma era un mago y el con los magos, pese a haber sido tan malo ¿Haber sido dijo? ¿Tiempo pasado? ¿Raro no? El con los magos decía, no quería tener problemas. Dejaron el desfiladero y rápidamente como si el tiempo adelantara, se encontraron en plena cordillera, las montañas enormes, los caminos cerrados, precipicios a todos los costados y grandes paredes verticales de roca pura, impedían la marcha y hacían muy lenta la jornada, día a día poco se avanzaba, a nadie se veía a quien recurrir en busca de socorro y los alimentos en el transcurso de la larga marcha, se estaban acabando, solo quedaba casi agua del deshielo, algunas frutas un poco de pan y para morder el duro hielo. Fue así que en una noche fría, refugiados en una oscura cueva, la paloma volvió a hablar y le dijo, tengo hambre mucha hambre ¡Dame tu alimento! Es lo último que tengo dijo Mhal-Mhal, tengo hambre respondió la paloma y el le dio su comida y vio ante sus ojos como ella, despacito, saboreándolo todo, pero todo se lo comía, luego se recostó de lado sobre una saliente alta, protegida de la humedad del suelo y se quedo dormida. El tardo mucho en conciliar el sueño, porque también tenía hambre y no se podía dormir pero antes de conseguir hacerlo, le pareció escuchar que la paloma blanca con voz muy queda le decía, eres un hombre bueno, al haberme dado tu comida, cuando vos también tenias hambre, nada más hablo y el se quedo dormido.
Esto en el camino hacia el anacoreta nos enseña que se es bueno, cuando se esta dispuesto al sacrificio personal en la ayuda prestada a los demás.
Era ya media mañana cuando despertaron, tanto Mhal-Mhal como la paloma blanca, perdidos en medio de la cordillera tibetana, rodeados de altas cumbres, privados de caminos, sendas, nada que condujera a ningún lado, fue entonces cuando la paloma hablo por tercera ves dado que el tres es un número mágico.
--Mhal-Mhal, estamos justo en el centro exacto del camino terminado, hemos llegado a donde ningún hombre ni mujer alguna puede llegar, lugar este frecuentado por los dioses y los magos, donde el anacoreta, aquel que nadie ve pero en el que todos creen habita su cueva milenaria, el me ha pedido que te traiga, me dijo que te cuide y te proteja y si algo te pasaba yo también respondería con mi vida si vos la muerte hallaras, el quiere verte y yo he cumplido mi misión, aquí te he traído sano y salvo en el lugar mismo donde impera su morada, por última ves me convertiré en águila y te llevaré a su lado.
Así dicho la paloma en un ir y venir de sus alas blancas se convirtió en águila, lo tomo de los hombros y empezó a volar entre esos picos altos, subiendo y subiendo por rocas y cielos, nevadas y viento hasta el último pico aquel de todos el más inmenso, que parecía en su altura perforar el cielo, cuando llego a el busco una saliente, como un trampolín de piedra y nieve que indicaba en el silencio eterno la dirección del mundo hacia oriente. Hizo pie en el, junto a Mhal-Mhal y lo introdujo rápidamente en una cueva que en su frente había, una ves dentro se fue a posar sobre una silla y Mhal-Mhal se encontró de pie ante un bondadoso viejo que con inexpresivos ojos lo miraba, raros esos ojos, demasiado claros, demasiado fijos cuando miraban, parecía que el mundo entero entrase en su mirada y los siglos pasados y futuros confluyeran en ella, eran como el destino mismo creador y guía del universo entero, que pasaba lenta y sin prisa año tras año inmutable siempre, como el eterno tiempo a través del viejo, hablo al fin este y dijo.
--Mhal-Mhal en tu reino, el reino de tu padre este desespero siempre, porque en todo momento fuiste malo y tanto sufrió hasta que al fin su principal mago, me pidió por amor a su Mandarín Chin-Chin hacerte bueno y yo le manifesté que no era necesario, que fuera yo que me tomara tal trabajo, que por el contrario, te manden hacia mi, le dije al mago, que vengas solo y recorriendo el camino de la vida, que entonces yo en ese viaje que vos comenzarías te pondría ante situaciones que al enfrentarte con ellas vos por tu propio entendimiento dejarías de ser malo y creo Mhal-Mhal, que lo hemos logrado, porque si en el futuro que te resta por vivir , procedes con aquellos que se crucen en tu camino, de la misma forma que lo hiciste con aquellos que se te cruzaron cuando venias hacia mi, entonces ya y siempre serás bueno, pero algo te falta para que en vos la  bondad se manifieste totalmente y es el amor, es la pareja, es la compañera,  la mujer que te acompañe, pero sin saberlo vos todavía, eso ya también lo tienes, es más, ella siempre a estado a tu lado en este camino que emprendiste y estuvo con vos, en todo momento que algún peligro corriste y no es otra que la paloma blanca.
Cuando pronuncio el anacoreta el nombre de la paloma blanca, el ave que fuera compañera de el en su viaje, una bella muy bella joven apareció en la cueva, sentada en la silla en donde antes la paloma estuviera, producto todo esto de la magia ancestral del gran anacoreta.
--Aquí la tienes Mhal-Mhal, ella es la princesa Ojos de Cielo, mi preferida entre todas las princesas de mi reino que es la tierra, te la entrego a vos para que formen una pareja y aprendas de ella, lo poco que te falta para ser totalmente bueno.
Mhal-Mhal se abrazó intensamente con Ojos de Cielo y ahí mismo ambos príncipes, se juraron amor eterno. Ojos de Cielo se volvió al anacoreta y le dijo.
--Gran y querido Maestro, cada día que pase de nuestras vidas juntos, agradeceremos más y más tu gracia de unirnos para siempre y ahora solo te pedimos un deseo el único posible que queremos, que con tu magia puedes hacerlo, queremos ya volver al reino del Mandarín Chin-Chin nuestro reino de hoy en más, para que Mhal-Mhal este junto a su padre y yo junto a mi suegro.
--Así sea vuestra voluntad en todo el ámbito de la tierra porque yo puedo, dado que siendo quien todo lo ha hecho, he colocado cada cosa en su lugar y con mi poder, me es muy fácil transportarlos al reino del Mandarín Chin-Chin. Que sean felices, que coman perdices y que siempre me recuerden, como aquel que los ayudo pero no se olviden , de que ustedes también pusieron su parte en ello, dicho lo cual levantó su mano y coloco su palma, en dirección a oriente, repitió lentamente, “Cada cosa en su lugar y como debe estar” y hubo en la cueva un viento y una nube blanca, se introdujo en ella y se alejo de nuevo hacia lejanos cielos, cielos que pasaron y pasaron, hasta que llegaron después de un largo viaje a tierras del Mandarín Chin-Chin, donde en su palacio, en las habitaciones del Mandarín y la Mandarina se posó la nube y los dejo a ellos. Asombrados, padre y madre, miran al hijo malo que volvía bueno, porque su mirada así lo delataba y a la hermosa joven que a su lado estaba, princesa Ojos de Cielo se presento  ella, ante ustedes está la que será mi compañera para siempre, dijo el y así, todos juntos se unieron en un fuerte y prolongado abrazo y muy pronto, habría en el palacio del Mandarín Chin-Chin, una de las más grandes y hermosas fiestas de todos los reinos, porque su hijo mayor se casaba y festejaban además, el hecho de que habiendo sido por mucho tiempo malo, hoy gracias a un largo camino por el emprendido, se convertía para siempre, junto a Ojos de Cielo su prometida, en un hombre totalmente bueno.






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