sábado, 1 de septiembre de 2012

TUVE QUE LAVAR



Me acuerdo de Silvia y de sus tetas y de mi adolescente, tirado sobre ella sin saber qué hacer. Me acuerdo del debut sexual característico de mi época, de mi cara de espanto y de su cara bella. Me acuerdo del barrio en que yo vivía, calle por medio con la villa y del día que fui a buscarla, decidido a encontrarme con el sexo de ella, atravesé los pasillos en mi loca carrera y deje detrás solo miseria. Me acuerdo entonces que cuando llegue a su rancho, tiritaba de miedo ni hable siquiera, solo puse treinta pesos sobre la mesa y Silvia me arrastro a su pieza. Me acuerdo que no se me paro y escuche de sus labios, estoy cansada de moverme no pasa nada, ¡Dejémoslo! No estás canchero para esto, se levantó y se fue. Me acuerdo que quede solo en esa pieza miserable y triste y de pronto, sin saber lo que hacía, de bronca tal vez, me masturbe para después vestirme y huir por los pasillos como vine, de la misma manera otra vez. Me acuerdo que al otro día me la cruce en el barrio, quise evitarla avergonzado porque ella sabia mi secreto, pero me encaro fiero y mirándome mal me dijo. ¡Boludo! ¡Tuve que lavar las sabanas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario