martes, 25 de septiembre de 2012

YO TAMBIEN



La vieja venía a visitar a la vieja y como ambas eran sordas, la que llegaba golpeaba alocadamente la antigua puerta de chapa, para llamar la atención de la que estaba adentro y estos golpes, huían por el barrio introduciéndose en todas las casas y alterando todos los ánimos. A mí y a Raquel, el sonido de chapa golpeada siempre nos encontraba cogiendo en la casa de ella, a la misma hora de los días que nos juntábamos para eso, simplemente para coger y cosa rara, todas las veces -como si ella estaría esperando ese momento- su orgasmo aparecía con los golpes de la vieja sobre la antigua puerta de chapa después, los golpes cambiaban de frecuencia y de pronto, el silencio absoluto nos hacía saber que todo había terminado y yo también, junto con Raquel.

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