Solo en esa calle Juramento, en el bar,
sentado afuera en una de las mesas, ubicadas en la vereda, mi personaje,
piensa, sueña, recapacita el curso de su vida y atento a su deseo sufre, debido
a que nunca pudo hacer, lo que quería. La vida cambia, los años pasan y los
tiempos sociales no son iguales, lo que duele y asombra, que el deseo
incumplido, sea siempre el mismo, si el hecho azaroso de haber vivido, lo pone
a cubierto de la mala suerte, en esto de mantenerse, de este lado activo de la
vida, lo que el quisiera a veces -me lo ha sugerido- poder por un ratito,
aunque sea un instante fugaz y pasajero, dejar de ser él y solo, ser su deseo,
para saber, para entender, para comprender como se vive, haciendo realidad lo
que uno quiere, tal vez no sea así, ¿Cómo explicarlo? Vale preguntarse, ¿Es feliz una vida no vivida, como el sujeto
que la vive quiere? Siendo la respuesta no, ¿Es posible entonces, modificar la
actitud, ante el deseo? o ¿Siempre viviremos dominados por este, sin poder
hacerlo realidad? He aquí lo que pensaba él, mi personaje, o mejor dicho
sufría, en esa mesa del café, ubicada en la vereda de Belgrano. De pronto tal
vez pensó, que nunca llegaría a comprender
el porque de su karma, debido a circunstancias ignoradas de su vida.
Como también la causa de que a veces de
improviso su deseo, trastocaba en miedo y un sudor frío, recorría su cuerpo, su
esqueleto, entonces lo profundo de si se convertía, en el misterio
indescifrable de un simple amuleto, perdía el dominio de si mismo y el pánico
llegaba, turbio e irracional, a ocupar su mente, ese era su deseo en última
instancia, volver a la tranquilidad
perdida y jamás encontrada, en el rumbo incierto de su vida. Extraño personaje
el que relato, como ustedes saben ahí sentado, con un café enfrente y un vaso
de agua, esperando nada de la vida y deseando todo de la suerte, del azar de la
fortuna, del aire esquivo del conjuro, que arrojan al espacio de la nada, las
tres diosas encargadas del destino, fue que sucedió de pronto, pasó, porque asi
debió haber sido, un episodio que cambio su vida, un coche, uno de esos
artefactos algo insólitos, que andan por la calle, perdió la dirección y
equivocadamente le paso por encima.
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