sábado, 8 de diciembre de 2012

EL ABUELO




Ella recorría por las tardes las calles del pueblo, despertando la admiración y el amor de todos, de todos aquellos jóvenes y viejos,  que por ella suspiraban. Así era Amelia, altanera y esquiva, disfrutaba paseando su belleza y eludía sin hablarles siquiera, a cuantos decididos quisieran abordarla, así era ella, indiferente a todo solo caminaba, solo mostraba su hermosura, en el corto trayecto de la casa de sus padres, a la casa del abuelo, comerciante en vinos, quien siempre la esperaba todas las tardes, sea invierno o verano, llueva o el sol llene con su luz todo el paisaje, para tomar el te con ella, cuando el te terminaban, cuando el dulce, la manteca y las tostadas dejaban su lugar, sobre los platos antiguos de la mesa, Amelia saludaba al abuelo y hermosa y radiante, hacedora de todos los suspiros, partía de nuevo rumbo a la casa de sus padres, eludiendo fría y sin importarle nada, los galanteos de los mas audaces. Una tarde, igual a todas pero a su vez distinta, sobre las calles del pueblo por ves primera, después de mucho tiempo no apareció Amelia, hermosa y seductora, despertando a su paso la pasión de los mas jóvenes, no, ese día todo fue silencio, se retiraron más temprano, los floristas con sus  flores y a la noche, esa noche, inesperadamente  murió el abuelo.


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