Sonó el teléfono una y otra vez
insistentemente con el afán de ser atendido, pero ella no levanto su brazo para
nada, sabia quien llamaba, seguro que era él quien buscaba una vez más salir
con ella, empezar nuevamente la relación que se había cortado de repente no hacía
mucho de esto, cuando ella decidió que así debía ser, porque podía soportar muchas cosas, pero la
infidelidad no, compartir su amor con otra mujer le parecía patético, como si a
él lo hubiera dividido en dos con una gran cuchilla, en dos partes iguales y simétricas
¿Cual de ellas le correspondía? ¿La izquierda? ¿La derecha? La del corazón -mas
sentimental- La del hígado -mas viceral- ¿O ninguna de las dos? Porque un
hombre roto no es un corazón entero, ni tampoco es amor el amor que se comparte
con otra mujer ¿De que vale el vuelo de la gaviota en pos de su macho, si
cuando lo alcanza el se retira dejándola sola entre el mar y el cielo, girando
despechada en su triste y solitario vuelo? Nada es lo mismo, cuando la
confianza se pierde y el ser que uno quería, nos traiciona, entonces que llame
por teléfono y se ¡Muera llamando! Tomo aliento, el teléfono volvió a sonar, su
brazo no se movio un milímetro pero su corazón se puso de pronto inquieto, algo
le reclamaba, que lo atienda, su brazo respondiendo al cerebro se mantuvo firme
decidido a no hacerlo, pero en cosas del amor a la larga, el corazón se impone
sobre el lucido cerebro y en un acto incontrolado, decidio atenderlo y escucho
la vos de el que le decía.
--¡Por fin atendiste! ¡Quiero
hablarte!
--¿Qué pasa Ernesto?
--Pasa que te quiero, que me
arrepiento de lo que paso, que te pido perdón por la macana que me mande, que
me di cuenta de que solo quiero estar con vos.
--¿Necesitaste estar con otra
para darte cuenta que querías estar conmigo?
--No seas cruel.
--No soy cruel, te pregunto
nada más.
--¿Qué debo responderte?
--Que así fue, que dudaste de
mi y de nosotros, que tu espíritu flaqueo o estaba decidido a vivir otras
experiencias.
--¿Me estás diciendo que mi
espíritu y no otra cosa, me llevo a cometer el error que tuve con vos?
--Si tu espíritu aventurero y
sabes una cosa.
--¿Qué?
--Mi espíritu vengativo te
dice, más que decirte te grita ¡No quiero verte más!
Y colgó.
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