Acaso una llamada, una simple llamada puede
alterar el animo de un ser razonable, si este, por medio de esa simple llamada,
no consigue comunicarse con aquella mujer que quiso hablar ¿Puede ser esto
posible? Quizás si, tal vez sea más común de lo que parece, sobre todo si quien
llama, en el fondo desea a la mujer que intenta comunicarse, la busca, la
inquieta, debido a que sin darse cuenta, en el fondo de su corazón empezó a
amarla, lo que fue una simple llamada que no obtuvo respuesta, termina
convirtiéndose en el fin de una relación
frustrada, eso atino a pensar Antonio Luis Daudet, mientras apagaba su celular
en un bar, de los tantos que abundan cerca de las estaciones de tren de la Capital,
justamente, una inmensa pantalla estaba pasando la retrasmisión del partido de
Argentina con Alemania y el ruido del local era infernal, pero aún para
Antonio, más infernal era todavía, que no obtuviera del otro lado de la
invisible línea de teléfono, respuesta alguna, en su cerebro se mezclaban
cosas, el deseo de hablar con Diana, la vos del relator “avanza Mesi se la pasa
a Teves” y el ruido de la cancha a pleno, la verdad no era ese el mejor lugar
para establecer una comunicación, sobre todo, si del otro lado no estaban
interesados en hablar, decidió irse del bar, caminar un poco, cargar el celular
con quince pesos y después nada, ya era tarde, mas de las diez de la noche, ir
a su casa, hacerse algo rápido de comer, para luego dormir, mañana domingo vería
que hacer, casi siempre los domingos se le convertían en días complicados, que
no sabía casi nunca que iría a pasar y Diana, lógicamente, era la posibilidad
de resolver el domingo, de no estar solo en ese día de por si tan solitario y
poder estar acompañado parte del día y porque no, de la noche -el peor momento-
con una mujer que le caía bien, que le había gustado, poder hablar un rato con
ella, pero bueno, parece que eso no podía ser, no dependía solo de él, los
encuentros lo programaban dos personas, no una, por lo tanto, ¡A joderse! Ya
vería que hacer, algo se le iría a ocurrir, Diana ¿Quién era Diana? ¿Por qué
nunca más lo llamo y ni siquiera le atendía el teléfono? De golpe, mientras
caminaba sin rumbo fijo, por el solo hecho de perder el tiempo, estas preguntas
revivieron en su mente la historia de
ella. La había conocido, o mejor dicho, creyó conocerla, en una fiesta de fin
de año, en casa de su hermana Laura, había llegado a casa de su hermana tarde,
porque no le gustaban mucho las fiestas de familia y menos, las navidades y los
años nuevos, tan cargadas de recuerdos y nostalgias, pero bueno debía ir y fue,
después de los saludos familiares abrazos y besos a los sobrinos, la clásica
pregunta ¿Que me regalas? De los más chicos, termino con el protocolo ancestral
y siempre establecido acto seguido, Laura lo tomo del brazo y lo llevo por el
living al final del mismo.
--Veni, veni Antonio, te voy a presentar a una
amiga, hace lo que quieras, pero te adelanto algo, esta sola como vos, la
invite porque la quiero, la conozco y fundamentalmente, porque ya no puedo
soportar más que sigas sin formar pareja ¿Por qué Antonio?
--No se Laura, no he tenido la suerte de vos,
que hace años conociste a Jorge, se casaron, cuando aún la gente se casaba y
desde entonces, están juntos, con tres hermosos niños, que son mis adorables
sobrinos.
--Veni y no hables más.
Lo guío hacia el lugar donde estaba sentada
una agradable joven, tal vez por lo que pudo ver, aproximadamente de su misma
edad, hablando con el esposo de Laura y otros familiares.
--Diana.
--Si Laura.
--Te presento a mi hermano Antonio, del que te
hable tantas veces.
--Mucho gusto, Diana.
--Lo mismo digo.
--Veni sentate aquí en el sillón, me corro un
poco y tenes lugar.
Antonio se sentó tal como le indicara Diana y
se quedo mirando los lugares tan familiares para el, la casa de su hermana le
recordaba tantas cosas que pensó, no le parecía este el sitio indicado para
trabar relación con una mujer por primera vez, ha decir verdad, tampoco le
gustaban las presentaciones, le parecían situaciones forzadas, que al final no
llegaban a nada, pero bueno, no sería culpa de el, si en esta circunstancia
sucedía lo mismo, después de todo, fue una ocurrencia de su hermana nada más,
lo peor era, que nunca pasó por ser un buen conversador en reuniones sociales, le
pasaba que en esas ocasiones su timidez de por si molesta, le jugaba siempre
una mala pasada, espero a ver si la amiga de su hermana hablaba, de esa forma
las cosas saldrían mucho mejor, tuvo suerte, Diana se dio vuelta y lo miro de
frente.
--¿No hablas Antonio? ¿Te comieron la lengua
los ratones?
--Si, la verdad me cuesta hablar, estaba
pensando en eso y deseando que seas vos, quien empiece a hacerlo.
--¿Te adivine el pensamiento?
--Sería un peligro para mí.
--¿Por?
--Porque pienso mucho y no me gustaría, que
nadie adivine lo que pienso.
--No te creo, hay cosas que te gustarían, se
sepan de tu pensamiento.
--Creo que ninguna.
--Depende de las circunstancias, por ejemplo,
no me digas que no te gustó que yo hablara y te solucione así, el molesto
silencio que se habia establecido entre los dos.
--Si eso es cierto, entonces podemos decir,
que no me vendría mal que me adivinen los pensamientos, de aquellas cosas que
me cuesta hacer y me las faciliten.
--Exacto, comprendiste, esto es lo que quiero
decir Antonio, todos nos vemos molestos en muchas situaciones, por los
pensamientos absurdos, o por aquellos que no podemos resolver, entonces nos
vendría bien tener alguien a mano, que nos comprenda y solucione aquello que
nos molesta.
--¿Sos sicologa?
--Si.
--¿Ejerces?
--Si.
--Que jodido debe ser estar con vos, salir,
hablar.
--¿Por qué? ¿Qué te crees que soy, una
computadora racional? Nada de eso, cuando salgo del consultorio, cierro con
llave y chau.
--¿Seguro eso? Creo que no, me imagino que
continuamente estarás estudiando a la persona que tenes al lado y es más,
tratando de ver si te conviene estar con el.
--Mira depende de
las circunstancias, no siempre es así, aunque debo reconocer, que la profesión,
algunas veces te ayuda, para evitar personajes que no te convendrían para nada,
no se, ¿Porqué estamos hablando esto Antonio? ¿Acaso sos un sicópata? ¿Tenes
problemas sexuales? ¿Sos homosexual? ¿A que te atajas antes de tiempo?
Sinceramente no entiendo adonde queres llegar.
--A ningún lado, tampoco
soy nada de todo lo que decís, es más, quizás lo más probable que nunca
saldremos juntos, si me perdonas te diría que hable de cualquier cosa, por
pasar el rato, en realidad ni me acuerdo que dije.
--Dejalo así, no
tiene importancia, cambiando de tema, ya que me preguntaste de que trabajaba y
te lo dije, ¿Qué haces vos Antonio?
--Soy abogado,
abogado penal, mi trabajo consiste en salvar a horribles seres humanos de la cárcel,
acortar lo más posible sus condenas, tratar de pasar homicidio por defensa
propia, odio por amor, golpes a una mujer por emoción violenta, antes que me lo
digas te lo advierto, no soy el mejor de los mortales, ni soy el peor, estoy en
el medio y parezco uno u otro, según las circunstancias.
--¿Sos jodido
entonces?
--Estoy solo Diana,
no puedo hacer pareja.
--¿Estas solo
porque queres o debido a que no podes?
--Discúlpame ¿Abriste
la puerta de tu consultorio, ¿Me estas tratando como un objeto a analizar?
--Perdoname, tenes
razón, rara vez lo hago, pero también raras vez alguien apenas nos conocemos,
se muestra tan abierto como lo haces vos, para calificar su vida privada.
--O quizás por tu forma
de ser, seas vos una mujer a la cual no se le tiene desconfianza en contar
cosas de la vida de uno.
--Lo que decís
puede ser verdad, entonces te diría que vos, me pediste abrir la puerta de mi
consultorio.
--Me gusto eso
Diana, lo acepto, pero mira, estoy podrido de estar en casa de mi hermana, pese
a que la quiero un montón, incomodo en este sillón, donde apenas ambos entramos,
por todo esto, ¿Tendrías algún inconveniente en que nos levantemos, saludemos y
nos vayamos a caminar un poco y ver si encontramos, un lindo lugar, para café
por medio charlar un rato?
--Esta vez, el que
adivinaste el pensamiento fuiste vos Antonio.
--Entonces estamos
iguales en esto de la adivinación, veni vamos, seguime que la hacemos fácil.
Antonio y Diana se
levantaron, saludaron a Laura y demás familiares y poco después ya en la calle
decidieron que hacer.
--Antonio, por
suerte nos evitamos el bullicio y la despedida del año, que no se porque, poco
me interesa, realmente creo que este fin de año, lo voy a pasar, como rara vez
lo pase y siempre quise hacerlo, con una persona agradable, con la cual me
gusta conversar, solos los dos, en un restaurante no tan bullicioso, brindando
después de haber cenado frugalmente ¿Estas de acuerdo?
--Totalmente Diana,
te agradezco sinceramente, que por tu experiencia en el tema, me consideres una
persona agradable, espero serlo, es mas me esforzare por serlo, aunque no creo
que me cueste mucho, ya que me siento muy cómodo a tu lado, pero hablando de
otra cosa, ¿Adonde vamos? ¿Tenes idea de un buen lugar para comer? Que además
sea todo lo tranquilo que te gusta.
--Si, hay uno en Bompland
casi Córdoba, podemos ir allí, creo que te va a gustar, ¿Viniste en auto?
--Si pero si vos
tenes, podemos ir en el tuyo, el mío lo dejo aquí y después, vengo a buscarlo.
--Buena idea
Antonio, vamos entonces a festejar el fin de este año.
--Eso, el fin de
este año y el comienzo de otro, tal vez parecido, quizás diferente, pero nunca idéntico
al que paso.
--Estas filósofo.
--Si, me gusta
pensar y hablar, entender de las cosas de la vida, ¿Sabes porque?
--Porque te gusta
la filosofía.
--No, no es por
eso, tal vez algo complicada para mi sea la filosofía, sino porque necesito
entender a que y para que vivo, eso me preocupa.
--¿Lo entendiste?
--No.
--¿Entonces?
--Sigo intentando,
sigo pensando en tantas cosas ¿Porque un hombre? Pueda arriesgar su libertad
por celos, matar por amor, robar a quien le dio trabajo y protección, el ser
humano Diana, vos lo sabes mejor que yo, es un mosaico de virtudes, todas
revueltas que al acomodarse, según de que manera sea hace genios o desgraciados.
--Antonio.
--¿Qué?
--Deberías haber
estudiado mi profesión.
--Siempre me
interesó el misterio de tu profesión, pero la verdad, me arrastro mas el crimen
y las miserias humanas, no de consultorio, sino del bajo mundo, de la ciénaga
de donde parten los cimientos, de la sociedad actual.
--Caramba ¿Serías
criminal? ¿Matarías por amor? ¿Por celos? ¿Te gusta la ciénaga, porque en el
fondo de tu conciencia imaginas, que podes formar parte de ella?
--Cuántas preguntas
juntas Diana, para dos personas que apenas se conocen, no se si mataría por
amor o por celos, debería estar ahí en ese momento para saberlo, pero te digo,
los criminales vistos fuera del ámbito donde cometieron su crimen,
absteniéndose de este, son personas iguales y comunes, tal como somos nosotros,
es más, muchas veces en mi actividad de abogado penalista, me he preguntado y
este tipo, siendo como es, ¿Por qué mató? Ese es el misterio que me persigue,
¿Por qué personas, aparentemente iguales a nosotros, roban, matan, arruinan su
vida, ¿¡Debido a que!?¿Qué hay Diana, dentro de esas cabezas humanas que
terminan así, a toda perdida, sin ganancia alguna, que si no lo justifica por
el horror que cometen, al menos lo explique?
--Antonio, me
asombras, de pronto tengo ante mí, a un sicólogo, no a un abogado penalista.
--No deberías asombrarte,
un buen abogado penalista –y yo lo soy- debe tener mucho de sicólogo, a veces
tenes de cliente a un loco, que frente tuyo te esta apuntando con un revolver,
no es fácil esto Diana, como tampoco pienso será fácil lo tuyo.
--Es cierto, nada
es fácil, cuando de conflictos humanos se trata, Antonio mira.
--¿Qué?
--Ya llegamos, es
ahí en la media cuadra, ese restaurante, espera que busco estacionar y
entramos.
--No busques nada,
ahí en la esquina tenes un estacionamiento, entra en el y listo.
--De acuerdo, allá
vamos.
Rato después y con
un poco de suerte, habían conseguido ubicación en el restaurante y sentados a
una mesa, estaban haciendo el pedido, de lo que querían cenar, era un lugar
cálido y agradable, con un ruido normal que hacia se podía hablar, sin tener
necesidad de andar a los gritos uno con otro, por lo demás, para pasar una
buena noche de fin de año, el resto lo ponían ellos que se encontraban muy
contentos.
--¿Te gusta el
lugar Antonio?
--Si muy agradable,
elegiste bien, donde debíamos pasar la última noche del año.
--¿Tiene algo de simbólico
el fin de año no?
--Si lo tiene,
estas fiestas son un poco el balance de nuestras vidas, quieramos o no.
--¿Cómo da el
balance de tu vida Antonio?
--Rojo total.
--¿Por qué? No decís
que sos un profesional exitoso ¿No te entiendo?
--No se y fíjate
una cosa, siempre me preocupe porque el balance de mi vida no diera rojo y
creí, que ello se conseguía siendo lo que soy, un profesional exitoso y
paradójicamente Diana, cuando conseguí el éxito, cuando muchos venían a
consultarme y pedir mi opinión, cuando vi que un crimen que hoy aparecía en la TV,
mañana estaba en mi buffet, cuando todo eso ocurría yo, Antonio Luis Daudet,
prestigioso abogado penalista, si en ese momento hubiera hecho el balance de mi
vida, el rojo, hubiera saltado inexorablemente.
--¿Cuándo venís a
mi consultorio?
--¡Nunca! ¡Jamás! No
creo, no admito que un ser humano cualquiera sea su ciencia, puesto a cortar
los hilos del destino pueda conseguirlo.
--Yo no ando con
tijeras cortando hilos.
--Es una metáfora.
--Es lo que vos
crees de mí, de mi profesión.
--¿Vamos a pelear?
--Sos abogado
penalista.
--Entonces perdón,
soy parte en este asunto, no puedo actuar, conseguite otro que te defienda, pero
lo que si puedo hacer, es asesorarme y al asesorarme, soy yo quien pregunta
ahora Diana, ¿Y tu balance, el de tu propia vida, fuera de las paredes del
consultorio y muy cerca del vacío inmenso de la calle, en el lugar que todos
transitamos y estamos expuestos a lo imprevisto no deseado? ¿Cómo resulta
Diana?
--¿Queres pelea?
¿Debo contestar para igualarme a vos? Si el color da rojo entonces estarás
tranquilo, distendido y justificado en tus creencias, de lo contrario me
atacaras de nuevo Antonio, necesitas saber como me siento y te lo digo, no
tengo problemas, estoy feliz, tengo trabajo, tengo salud, una casa, un auto,
tuve algunos amores que no fueron, pero eso no me inquieta demasiado, se
esperar, tengo paciencia, eso es todo, mi vida es simple, no tengo un destino
complicado.
--Dichosa de vos
entonces, debo reconocer que no todos somos iguales y que en esa diversidad
está la pimienta de la vida.
--Tal cual Antonio
y ahora te pregunto, ya que nada de eso comentaste, ¿De amores como andamos?
--En ese sentido
somos iguales, también tuve algunos que a mi corazón llegaron, pero sin saber
como ni porque, un día me dejaron.
--¿Hoy llegó el
amor a tu corazón? ¿A través de algún caso policial muy complicado? O como
causa de la casualidad, que se te cruzó sin darte cuenta.
--No, nada de eso,
te diré, a los casos policiales complicados, más que el amor concurre el odio,
el otro extremo de la pasión humana y por la casualidad, debo decirte, que aún
esta no me ha tocado.
--¿Entonces estas
libre y solitario?
--Así es, sin
compromiso a la vista, solo, como el criminal en su condena, ¿Cómo esta tu
corazón Diana, sigue desocupado, carente del amor que necesitamos?
--No soy una
carenciada Antonio, porque no necesito del amor para vivir y ser plena, pero ya
que me preguntas, te digo que estoy libre de ser amada, por aquel que quiera
hacerlo y a mí, me agrade que lo haga.
--Bajemos un cambio
Diana, como dicen los chicos, nos hemos puesto muy sentimentales, llega el fin
de año, faltan minutos para ello, porque no llenamos las copas y brindamos, por
nosotros en la paradoja de no saber que pasará con esta relación que apenas
comenzamos.
--Tenemos todo un
año por delante, para que apurarnos Antonio, no te parece, mejor ir despacio,
es más seguro.
Justo las manecillas
del reloj, marcaron las doce y las campanas sirenas y bocinas, ruidosamente
anunciaron el fin de año, dentro del restaurante, un bullicio general,
festejabas la llegada de un año más, en la vida y la historia de todos los que
allí estaban. Antonio y Diana, brindaron alegres, contagiados de la algarabía,
que a su alrededor se iba extendiendo, no sabemos porque, pero siempre nos
resulta agradable, que el año termine, ¿Será quizás, porque nunca quedamos conforme,
con ningún año que paso en nuestras vidas? Después del brindis el silencio,
cortado por risas que aquí y allá sonaban de repente confundidas con el ruido
de sillas, vasos, gente, autos de la calle, todo se mezclaba. Ellos dejaron sus
copas y largo se miraron, tal vez quizás, quien sabe, este año comenzaba para
ellos a partir de esta fecha, de esta convención, que inventaron los humanos un
encuentro en la vida. Fue Antonio quien rompió el silencio, destrabando las
miradas, interrumpiendo los pensamientos, intentando hablar de lo que aun no se
sabe, pero se presiente.
--Diana, me quede
pensando después del brindis, me siento bien a tu lado.
--Yo también
Antonio, encuentro en vos la tranquilidad que siempre busco, voy un poco más
lejos todavía, que lo que fuiste vos y te confieso, me gustas como hombre, como
compañero, te vi y me dije, puede ser la persona que quisiera tener a mi lado.
--Bueno, me ganaste
de mano, pienso igual, siento lo mismo, aunque me costaba decirlo.
--¿Porque?
--No se, quizás
debas saberlo soy tímido, tal vez tengo mucho miedo al ridículo, por otro lado,
me causa mucho daño, el rechazo de una mujer, no lo tolero.
--Sos complicado
macho, pretencioso de que todas te tengan que decir que si, ¿Solo porque vos lo
deseas?
--Podría ser, tal
ves estés en lo cierto, pero por suerte hoy en este momento, ese no ha sido el
caso, no me rechazaste por el contrario, me diste la sorpresa de decirme que te
encontrabas bien a mi lado, estoy contento.
--¿Feliz?
--Esa es la
palabra.
--Bonita y linda,
sus cinco letras nos dicen el nombre de lo mejor que nos puede pasar en esta
vida, la felicidad, esa cosa inaccesible que no sabemos en que momento llega,
pero si llega, es hermoso lo que nos pasa, empezamos a vivir como debiéramos,
blindados por la dicha, vemos todo realmente como es, libre de nuestros oscuros
pensamientos vamos por el mundo, asombrados de todo lo que vemos que imaginamos
es por primera vez. La felicidad Antonio, es un cristal, un cristal con
aumento, que potencia lo que somos y nos hace gozar, de la alegría de vivir.
--Lo lamentable que
no es para siempre, lo lamentable, que debemos cuidarla, como una plantita
débil, ya que es etérea, blonda, algo efímera, que no soporta los previsibles
avatares de la vida, por eso Diana, no hablemos de felicidad, gocémosla en
silencio, no pensemos en nada, solo tengamos presente que la felicidad en
definitiva es eso, pasar bien el día, vivirlo plenamente y al acostarnos,
pensar en el próximo día que vendrá, en algo diferente que puede sucedernos o
en una situación parecida a la de ahora, pero siempre, siempre es importante
algo, aquello que debemos darnos cuenta que el motor de toda felicidad posible,
es el de estar juntos, vos y yo, unidos por el afecto, la comprensión y el
tiempo.
--Deberías
agregarle, así sea, como un cántico litúrgico de la vida, pero tenes razón
Antonio, la felicidad se crea día a día, o se pierde en el momento que
fallamos, cuando nos mentimos, cuando engañamos, cuando ya no amamos más y
estamos sin estar, tratando de fingir que nos amamos.
--Espero no fingir,
deseo ser sincero, es lo mejor que nos puede ocurrir en este momento en que
presiento, que una relación entre nosotros, es algo previsible.
--Más que algo
previsible Antonio yo la deseo, estoy de acuerdo, me gustaría tener algo con
vos, no se si formar pareja, de momento me suena demasiado, pero si tratar de
vernos, salir, estar juntos, algo de eso haremos y después veremos, que nos
depara el futuro, cual es nuestro destino juntos, hasta donde llegaremos en
esta relación que hoy comenzamos.
--De acuerdo Diana,
no hagamos planes dejemos que las cosas vayan sucediendo, no nos apuremos y
estemos juntos, lo más que podamos, sin vivir en un mismo techo, igual nos
conoceremos para ver después más adelante, con el correr del tiempo, si llegado
el momento y nos amamos, podremos despacio y bien pensado formar una pareja
--Comprendido, stop
basta de charla, paga y salgamos, vamos a Palermo, a los bosques, quiero
caminar un poco, ver el cielo estrellado, el tibio aire de la noche que
acaricie mi cuerpo, ¿Te animas Antonio? Quiero hacerlo.
--Si, ningún
problema me gusta caminar al aire libre y entre árboles, con la noche quieta y
el cielo arriba con sus infinitos huecos, donde los problemas del mundo que se
escapan titilan en lo alto, cual fugaces estrellas. Cuando estemos allá en el
sendero del lago, entre el agua y la calle, junto a los cisnes que duermen
vigilantes, mientras las sombras ocultan de indiscretas miradas sus cuellos
altos, esbeltos, hermosamente blancos, entonces sabrás que es bello Palermo, camino
y cielo claro sobre la noche de enero, ojos que se miran -los nuestros- manos
que se tocan y en un imprevisto giro de los cuerpos, bocas que se besan, junto
con el beso que acaricia los labios, el silencio cubre como un manto diáfano,
la intimidad que el alma necesita para encontrar de golpe al amor buscado.
--¿Todo eso es
Palermo? Si es así, que estamos esperando, todo eso es hermoso, debemos
gozarlo.
Tal como pidió
Diana, pagaron y salieron del restaurante, la noche era propicia, para
disfrutarla en parques y jardines, en lugares donde se pudiera estar al aire
libre y gozar, de la suave caricia del aire y del resplandor de un cielo,
totalmente despejado, como dijeron, fueron hacia Palermo, a los lagos y no
tardaron mucho en llegar a ellos, detuvieron el coche sobre la avenida frente
al golf y se bajaron, a caminar, Antonio la tomo del hombro, Diana le paso su
brazo por la cintura y sin hablar, dado que a veces, el silencio dice muchas
mas cosas que un dialogo comenzaron a andar, simplemente adonde sus pasos los
llevaban, de pronto ambos sin haberlo pensado quizás sintiendo que lo debían
hacer, se pararon y acercaron sus bocas en un beso largo y prolongado, como el
vuelo rasante de las aves nocturnas que sin cerrar sus alas, al ras del agua recorren
el lago de punta apunta, para salir girando hacia lo alto, donde se pierden
entre las oscuras sombras.
--Antonio, ¿Que
estamos haciendo?
--Nos estamos
queriendo.
--Tan rápido amor,
apenas hace horas que nos conocemos.
--Hace horas es
cierto, que imagino la forma de tu cuerpo, no lo he visto desnudo todavía, hace
horas que vos sabes como soy, pero no me has llevado a ningún lecho, sin
embargo, no me parece que hace horas que te quiero, por el contrario amor,
siento que hace tiempo, mucho tiempo que soñé besar a una mujer, igual a la que
siento que sos. Que esperaba encontrar en el sendero de mi vida a una mujer,
como la que eres, por eso te beso, por lo mismo te amo y aquí arriba y debajo
de este cielo nocturno, de los sueños te digo, que quisiera seas mía, para
todos los momentos, para todos los instantes presentes y futuros de mi vida. Te
amo Diana, como conocedor de leyes, no se si este juicio a sido apresurado, si
debí dejar pasar el tiempo, esperar que nuestros corazones encuentren juntos el
latido de los sueños, pero no pude esperar, no supe hacerlo, solo quiero
decirte esto, estas dos palabras simples y gastadas, aunque para nosotros
suenen nuevas, te amo. No esperaba nunca que en mi el amor tan rápido
despertara, pero no puedo ocultarte lo que siento.
--Antonio no digas
nada, no a sido apresurado lo que dices y no a sido, porque yo también lo
siento, siento que te amo, pese al corto tiempo que hace estamos juntos, pese a
eso, siento que hace mucho que nos vimos, nos estuvimos buscando, en otros
amores olvidados que tuvimos y hoy estamos aquí en este lago, a la hora más
hermosa de la noche, para encontrarnos unidos en este abrazo, en este beso que
nos dimos, espero sea así este camino, un hermoso camino a recorrer sin
separarnos, en la vida de aquí en mas que tengamos.
Siguieron caminando
un trecho, besándose otro, andando el resto, hasta que el amanecer irrumpió de
golpe a través de los reflejos de la luz sobre el agua, sobre las aturdidas
hojas, sobre los cisnes inmóviles y con sus cuellos hundidos, la luz, el comienzo
del día, llenó de leves destellos sus acarameladas vidas, fue inútil todo y se
olvidaron de ellos, bañados en claridad buscaron el automóvil, la calle, el
transito liviano, la casa de ella, el lecho y sus cuerpos desnudos, gozaron en
la cama y sus bocas se unieron y sus manos recorrieron la carne de la carne,
los senos, el pecho, el sexo entre las piernas, el riesgo de perderse y volver
a encontrarse, en cada caricia que ambos se dieran, luego, luego vino el
orgasmo las luces alocadas, gemidos que se sienten, del fondo de las almas,
ansias de morir amando, besos fuertes profundos, gritos, pequeño gritos que
nacen y sucumben, porque el orgasmo lento, suave se termina y solo queda, en el
cuarto, el silencio, el complicado silencio de nuestras propias vidas. Se
quedaron dormidos y al atardecer, se despertaron y volvieron a buscarse y otra
vez se amaron, con el mismo fervor que antes lo hicieran, sus bocas y sus
sexos, sus manos y sus vientres, las piernas y los brazos, el alma y la
conciencia, todo estallo en un grito, en un amar de sexo, en donde las palabras
pierden su sentido, donde la voz es silencio, donde las ansias de gozar se
elevan y el amor sucumbe, dando paso al cuerpo. Todo termino, quedaron quietos,
caía el sol detrás del tiempo que pasaba y en el cuarto en penumbras, como un
altar pagano, resaltaba el lecho, resaltaban ellos abrazados, felices y
contentos, una hora dos, acaso tres, la tarde ya perdida dejo paso a la noche y
en el instante en que las sombras todo lo ocupaban, se escucho un suspiro, un
suspiro de amor, profundo, prolongado, como el ave feliz que cruza el cielo
siguiendo a su bandada. Diana prendió la luz y se incorporó en la cama, miró a
su alrededor, todo era un enjambre de ropas mezcladas, desparramadas por el
piso, como cosas que fueran olvidadas, dejadas de lado para solo amar y ser
amados, se levantó y fue a darse un baño sintió, imaginó, pensó, que acaso
Antonio la siguiera y no se equivoco, era cierto, así estaba sucediendo,
Antonio detrás de ella también siguió sus pasos y juntos entraron a la ducha,
como quería ella.
Más tarde los
encontramos sentados en el living tomando un te después del baño y hablando de
este modo.
--Antonio ha sido
todo muy hermoso, muy bello, desde el principio al fin, desde que nos sacamos
la ropa, hasta que fuimos a la ducha.
--Así lo viví también
yo Diana, con mucha pasión.
--¿Qué vamos a
hacer de aquí en más?
--Lo que dijimos,
seguir con nuestros trabajos y nuestras vidas, tratar de estar la mayor parte
del tiempo juntos y después, ver como nos va, en una palabra conocernos.
--Me parece bien
Antonio ¿Te quedas a cenar?
--No mira, mañana
tengo mucho trabajo en el estudio y prefiero ir a buscar el auto, para después
ya en casa, fundamentalmente dormir.
--Como quieras ¿Te
acompaño a buscarlo?
--No, para que te
vas a molestar amor, vos también estarás cansada, deja salgo a la calle y me
tomo un taxi.
--Tenes razón mejor
así lo mismo yo, mañana tengo un día bravo en el consultorio, veni bajemos que
te abro la puerta.
Diana lo acompaño
hasta la planta baja, le abrió la puerta del edificio y se despidieron con un
beso, subió a su departamento y se preparó algo para cenar, comió, acomodo la
cocina y se fue a dormir, mañana la esperaba un día de mucho trabajo, mejor levantarse
temprano y descansada, la noche le resultó apacible y el sueño profundo, la
acompaño todo el tiempo que durmió, sonó el despertador y se levanto, dispuesta
a salir lo más rápido posible, se dio un baño, busco la ropa para vestirse, se
tomó un te solo con dos galletitas y bajo al garaje, en busca de su auto, una
vez en el, arranco hacia su consultorio, eran las siete y cuarto de la mañana y
la primer consulta, la tenia a las ocho, fue hacia Palermo Viejo en donde
atendía en una casa antigua que había refaccionado, llegó y tuvo suerte había
estacionamiento en la misma cuadra, dejo el auto y se encamino hacia su lugar
de trabajo, entró en la casa y abrió un poco las ventanas, para que se ventile,
fue a la habitación que hacia las veces de consultorio y acomodo las carpetas,
de todos los pacientes que debía atender hoy, el primero como dijo, vendría a
las ocho, hacía unos días que le había pedido turno, era un paciente nuevo, de
apellido Andrada, lo esperó, toco el timbre a las siete cincuenta y cinco,
abrió la puerta y lo hizo pasar.
--Adelante por
favor pase, venga por aquí.
Se dirigieron al
consultorio una ves en el Diana le dijo.
--Siéntese por
favor, mi nombre es Diana.
--Mi nombre Luis,
la llame los otros días porque tengo un problema, que me preocupa y quisiera
ver como lo puedo resolver, su teléfono me lo dio Esther, una chica creo que a
sido paciente suya.
--Si efectivamente
¿Cuál es el problema que lo trae por aquí, Luis?
--Mire vengo a
pedirle consejo por lo siguiente.
--Si.
--Yo no soy
homosexual, pero me gusta tener relaciones con hombres homosexuales, hace
tiempo conocí a uno de ellos y empezamos a encontrarnos en su casa, al
principio todo bien, pero poco a poco, se manifestó muy posesivo, tanto que al
día de hoy, me es imposible dejarlo y ese es el motivo principal de mi consulta
a usted, vengo a que me explique de que manera, puedo desprenderme de un
hombre, que no quiere dejarme, que me intimida, que me cela y hace seguir por
gente de su entorno más intimo, doctora, como puedo hacer, para convencerlo que
lo nuestro no va más, que quiero dejarlo.
--¿Cuál es el
principal motivo, además de ser una persona muy posesiva, para que usted no
pueda dejarlo? Porque si solo el problema es la obsesión de él por mantenerlo a
su lado, veríamos como hacer para que lo deje.
--No,
lamentablemente no es que el solo sea un obsesivo, sino que también es un
hombre de cuidado, un matón, regentea lugares donde se ejerce la prostitución
femenina, esos tipos que le dije me siguen de su entorno, en realidad son sus
guardaespaldas, ese es el gran problema.
--La verdad Luis,
que mas que un caso de consulta para una sicóloga, esto lo debería tratar con
un abogado penalista, casualmente conozco uno muy bueno, creo que esto sería lo
mejor para usted, yo no puedo hacer nada, salvo una vez que consiga
desembarazarse de ese hombre, entonces si, ver si podemos corregir su inclinación
sexual por los hombres a favor de las mujeres, pero mientras tanto, nada puedo
hacer, mire, aquí encontré la tarjeta le doy el nombre y el celular, llámelo,
es una muy buena persona y competente, le arreglara el problema seguro, anote,
doctor Antonio Luis Daudet celular 4000012, llámelo creo que le solucionará
todos sus problemas.
--Doctora.
--¿Si?
--Es mi pareja, el
hombre que le digo que yo salgo.
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