--¿Que sucede cuando uno decide escribir en un lugar que supone no es de
su agrado para hacerlo y además sin ningún vestigio de inspiración para ello?
--No lo sé, para adelantar un juicio me gustaría saber donde estas.
--Ni en un avión en vuelo, ni en un tren atravesando la estepa de un
país desconocido, solo estoy en la sala de espera de un hospital, esperando
turno para ser atendido.
--¿Y que encontras en ella?
--Bancos de madera para cuatro personas colocados en fila uno detrás de
otro, paredes viejas azulejadas de celeste y caños de distintos servicios, que
atraviesan el ambiente como si fueran venas de una máquina desconocida, pero
que es la causante sin duda de que el servicio funcione como tal.
--La espera ¿Demorara mucho la espera en ese lugar?
--Tal vez tres horas, tal vez cuatro, hay veinte personas adelante mío y
todas para un mismo medico, aunque también hay otros profesionales y otros
pacientes que los esperan de la misma manera que yo al mío. Somos muchos, son
las nueve de la mañana y recién comienzan a llamar a los distintos
consultorios.
--Ya hablaste del lugar ¿Qué podes decir de la inspiración que hoy
justamente no tenes?
--Para construir un mueble, una cerámica, algún elemento textil, solo se
necesita de una técnica y de una práctica que da la rutina de hacerlo siempre,
por el contrario, escribir además de la rutina que da la práctica, al sentarse diariamente
para hacerlo, necesitas de la inspiración necesaria que te permita llevar adelante
el acto creativo y eso, en este momento no lo siento, no sé qué historia contar
ni qué principio y mucho menos que final.
¿Entonces?
--Es extraño lo que me pasa, escucho hablar a mis espaldas de
tratamientos que no dieron resultado, de remedios que fueron exitosos, de
enfermos y de desesperados, de gente que se cura y de aquellos que no se dan
siquiera cuenta de su enfermedad. Me encuentro en el centro del sufrimiento
humano y no sabe mi inspiración dormida, como buscar en el relato aquello que
describa todo esto.
--¿No escuchas voces de médicos que llaman, asistentes que hablan y el
murmullo sordo e inteligible de los muchos que como vos esperan?
--Si lo oigo pero no me salva de la larga espera y la melodía de todo
ello, se me vuelve tiempo que no pasa.
--Es difícil entonces ¿Qué harás?
--Lo ignoro, aquí un paciente que se encuentra cerca de mí, atiende a
los gritos su celular, el al menos está comunicado con el mundo exterior y le
narran y describe, una historia distinta de lo que se escucha aquí dentro, otro
también cerca de mí, chupa un caramelo que están repartiendo para que la espera
sea más dulce. Hagan la siguiente ecuación tres, cuatro horas = un caramelo y
tal vez aquí en esta reflexión absurda y matemática de parte mía, este la raíz
de un cuento, que quizás para contarlo me deba alejar de esta realidad
hospitalaria aunque sí o si, deba seguir sumergido en ella.
--¿Qué se te ocurrió?
--Supongamos una chica sin escrúpulo alguno, que decide sacarse de
encima a un tipo al cual conquistara, dada su importante posición económica y
con el único fin de esquilmarlo.
--¿Puede ser un tema interesante?
--Puede ser, ¿Pero cómo llevarlo a cabo, si no se me ocurre el nombre de
la chica ni tampoco tengo la inspiración para crear la trama necesaria? Pero a
ver hagamos una cosa, partamos de los caramelos que repartieron hace un rato.
--Es un buen comienzo, es algo dulce y para muchos placentero.
--Exacto.
--¿Dado lo cual?
Arranco con eso con los caramelos, un kiosco y una cartera de mujer que
se abre en busca de dinero.
--Quiero un paquete de caramelos de fruta.
--Acá tiene señorita.
--Gracias.
Ana tomó el paquete de caramelos que le daba el kiosquero y partió rauda
calle abajo, quedó en encontrarse con Raúl a las cuatro y faltaba poco para la
hora convenida, además, el dejaba su estudio de abogacía para verla y no era
mucho del tiempo que disponía. Pensando en esas y otras cosas de pronto se
encontró frente a la entrada del boliche donde se citaron, cruzó la puerta giratoria
y en una de las mesas, vio sentado a Raúl que estaba leyendo el diario, se
acerco a él silenciosamente y se sentó, sorprendido el recién entonces se dio cuenta
que ella estaba allí.
--¿Llegaste?
--¿No me vez? Si llegue, no cabe duda estoy a tu lado.
--¿Estas sarcástica?
--No estoy cansada.
--Cansada de que. Tu vida no es para cansarse, porque vives bien comóda
y no te falta nada.
--Te estás equivocando de diagnostico, no hablo de cansancio físico sino
espiritual.
--¿O sea que tu espíritu llegó a esta reunión sin ganas de participar en
ella?
--Tal cual, veo que te vas dando cuenta de lo que pasa.
--¿Qué es lo que pasa?
--Que me estoy cansando de nuestra relación, que quiero separarme, que
no aguanto más que sigamos juntos.
--Corazón, esto no es que sigamos juntos en aras del amor, te he metido
en varias sociedades comerciales y sabes mucho de mis negocios, mucho más de lo
que me gustaría que sepas, para que ahora juegues el papel de la dulce niña,
que cansada de amar decide retirarse, esto no es así de ninguna manera, si
queres dejarme, antes tendrás que renunciar a todas las empresas en donde eres
socia entre comillas y firmarme un poder general a favor mío. No estoy
jodiendo, después veremos qué pasa.
--¿Y si no lo hago? Y si simplemente me voy y desde mañana me hago cargo
de todas las sociedades en donde tengo vos y voto.
--Si haces eso no solo me dejaras a mí, también dejaras a todos los demás,
incluida tu propia vida.
--¿Me estas amenazando Raúl?
--Te estoy haciendo ver que con nosotros no se jode.
--¿Y si fuera yo la que decidiera deshacerme de vos?
--Te sería imposible no tenes la estructura para ello.
--¿Y vos si?
--Por supuesto, toda mi vida me dedique a construirla y te garantizo que
está muy aceitada.
--¿Resbalosa?
--No te equivoques, perfectamente hecha para sus fines específicos.
--Puede ser. Hoy por hoy, no me interesa ni vos ni tu estructura, vine
aquí a hablar de negocios a arreglar nuestras cuentas y fundamentalmente de
forma amigable, si puede ser posible.
--¡Estas loca! ¡Que decís! Sos un bicho solitario en medio de la jungla.
--¿Esa es tu idea de mi?
--¡Si!
--Mejor entonces. No me tenes en cuenta corro con ventaja.
--La única ventaja que podes sacar es que te avengas a lo que yo te
digo. Renuncia a todas las sociedades.
--Quiero el cincuenta por ciento de todo en donde figuro como socia
tuya.
--¡Imposible!
--¡Lo quiero!
--Lo pagaras con tu vida.
--Espero que no, porque es un precio demasiado alto y vos siempre te
caracterizaste por ser tacaño, Hablando de tacaño, todavía no me pediste nada
para tomar.
--¿Que queres?
--Café con leche con medialunas de grasa.
Mientras llegaba el pedido se quedaron en silencio y nadie habló, luego
una vez que la moza se hubo ido el dijo.
--Pensando bien Ana, esta extorsión no va a llegar a ningún lado y la
que saldrá perdiendo sos vos y mal.
Ella sonrió y sacó el paquete de caramelos de fruta, lo abrió lenta y
ostentosamente y tomó el primero, mientras le separaba el envoltorio para comérselo,
de reojo noto que él la estaba mirando con gula, con ganas de comer el también
un caramelo -todo estaba saliendo bien- ya que eran sus preferidos, le ofreció
uno.
--La paz le dijo.
--O la guerra respondió el agarrándolo.
Fue en ese momento que quedo marcado para siempre, un sicario entró y lo
mato ella, grito todos los gritos necesarios para que su papel de víctima fuera
contundente y tiempo después, el sicario cobró una suma de dinero por cada
caramelo del paquete que no se uso.
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