martes, 5 de marzo de 2013

SUCEDE ESTO




--¿Que sucede cuando uno decide escribir en un lugar que supone no es de su agrado para hacerlo y además sin ningún vestigio de inspiración para ello?
--No lo sé, para adelantar un juicio me gustaría saber donde estas.
--Ni en un avión en vuelo, ni en un tren atravesando la estepa de un país desconocido, solo estoy en la sala de espera de un hospital, esperando turno para ser atendido.
--¿Y que encontras en ella?
--Bancos de madera para cuatro personas colocados en fila uno detrás de otro, paredes viejas azulejadas de celeste y caños de distintos servicios, que atraviesan el ambiente como si fueran venas de una máquina desconocida, pero que es la causante sin duda de que el servicio funcione como tal.
--La espera ¿Demorara mucho la espera en ese lugar?
--Tal vez tres horas, tal vez cuatro, hay veinte personas adelante mío y todas para un mismo medico, aunque también hay otros profesionales y otros pacientes que los esperan de la misma manera que yo al mío. Somos muchos, son las nueve de la mañana y recién comienzan a llamar a los distintos consultorios.
--Ya hablaste del lugar ¿Qué podes decir de la inspiración que hoy justamente no tenes?
--Para construir un mueble, una cerámica, algún elemento textil, solo se necesita de una técnica y de una práctica que da la rutina de hacerlo siempre, por el contrario, escribir además de la rutina que da la práctica, al sentarse diariamente para hacerlo, necesitas de la inspiración necesaria que te permita llevar adelante el acto creativo y eso, en este momento no lo siento, no sé qué historia contar ni qué principio y mucho menos que final.
¿Entonces?
--Es extraño lo que me pasa, escucho hablar a mis espaldas de tratamientos que no dieron resultado, de remedios que fueron exitosos, de enfermos y de desesperados, de gente que se cura y de aquellos que no se dan siquiera cuenta de su enfermedad. Me encuentro en el centro del sufrimiento humano y no sabe mi inspiración dormida, como buscar en el relato aquello que describa todo esto.
--¿No escuchas voces de médicos que llaman, asistentes que hablan y el murmullo sordo e inteligible de los muchos que como vos esperan?
--Si lo oigo pero no me salva de la larga espera y la melodía de todo ello, se me vuelve tiempo que no pasa.
--Es difícil entonces ¿Qué harás?
--Lo ignoro, aquí un paciente que se encuentra cerca de mí, atiende a los gritos su celular, el al menos está comunicado con el mundo exterior y le narran y describe, una historia distinta de lo que se escucha aquí dentro, otro también cerca de mí, chupa un caramelo que están repartiendo para que la espera sea más dulce. Hagan la siguiente ecuación tres, cuatro horas = un caramelo y tal vez aquí en esta reflexión absurda y matemática de parte mía, este la raíz de un cuento, que quizás para contarlo me deba alejar de esta realidad hospitalaria aunque sí o si, deba seguir sumergido en ella.
--¿Qué se te ocurrió?
--Supongamos una chica sin escrúpulo alguno, que decide sacarse de encima a un tipo al cual conquistara, dada su importante posición económica y con el único fin de esquilmarlo.
--¿Puede ser un tema interesante?
--Puede ser, ¿Pero cómo llevarlo a cabo, si no se me ocurre el nombre de la chica ni tampoco tengo la inspiración para crear la trama necesaria? Pero a ver hagamos una cosa, partamos de los caramelos que repartieron hace un rato.
--Es un buen comienzo, es algo dulce y para muchos placentero.
--Exacto.
--¿Dado lo cual?
Arranco con eso con los caramelos, un kiosco y una cartera de mujer que se abre en busca de dinero.
--Quiero un paquete de caramelos de fruta.
--Acá tiene señorita.
--Gracias.
Ana tomó el paquete de caramelos que le daba el kiosquero y partió rauda calle abajo, quedó en encontrarse con Raúl a las cuatro y faltaba poco para la hora convenida, además, el dejaba su estudio de abogacía para verla y no era mucho del tiempo que disponía. Pensando en esas y otras cosas de pronto se encontró frente a la entrada del boliche donde se citaron, cruzó la puerta giratoria y en una de las mesas, vio sentado a Raúl que estaba leyendo el diario, se acerco a él silenciosamente y se sentó, sorprendido el recién entonces se dio cuenta que ella estaba allí.
--¿Llegaste?
--¿No me vez? Si llegue, no cabe duda estoy a tu lado.
--¿Estas sarcástica?
--No estoy cansada.
--Cansada de que. Tu vida no es para cansarse, porque vives bien comóda y no te falta nada.
--Te estás equivocando de diagnostico, no hablo de cansancio físico sino espiritual.
--¿O sea que tu espíritu llegó a esta reunión sin ganas de participar en ella?
--Tal cual, veo que te vas dando cuenta de lo que pasa.
--¿Qué es lo que pasa?
--Que me estoy cansando de nuestra relación, que quiero separarme, que no aguanto más que sigamos juntos.
--Corazón, esto no es que sigamos juntos en aras del amor, te he metido en varias sociedades comerciales y sabes mucho de mis negocios, mucho más de lo que me gustaría que sepas, para que ahora juegues el papel de la dulce niña, que cansada de amar decide retirarse, esto no es así de ninguna manera, si queres dejarme, antes tendrás que renunciar a todas las empresas en donde eres socia entre comillas y firmarme un poder general a favor mío. No estoy jodiendo, después veremos qué pasa.
--¿Y si no lo hago? Y si simplemente me voy y desde mañana me hago cargo de todas las sociedades en donde tengo vos y voto.
--Si haces eso no solo me dejaras a mí, también dejaras a todos los demás, incluida tu propia vida.
--¿Me estas amenazando Raúl?
--Te estoy haciendo ver que con nosotros no se jode.
--¿Y si fuera yo la que decidiera deshacerme de vos?
--Te sería imposible no tenes la estructura para ello.
--¿Y vos si?
--Por supuesto, toda mi vida me dedique a construirla y te garantizo que está muy aceitada.
--¿Resbalosa?
--No te equivoques, perfectamente hecha para sus fines específicos.
--Puede ser. Hoy por hoy, no me interesa ni vos ni tu estructura, vine aquí a hablar de negocios a arreglar nuestras cuentas y fundamentalmente de forma amigable, si puede ser posible.
--¡Estas loca! ¡Que decís! Sos un bicho solitario en medio de la jungla.
--¿Esa es tu idea de mi?
--¡Si!
--Mejor entonces. No me tenes en cuenta corro con ventaja.
--La única ventaja que podes sacar es que te avengas a lo que yo te digo. Renuncia a todas las sociedades.
--Quiero el cincuenta por ciento de todo en donde figuro como socia tuya.
--¡Imposible!
--¡Lo quiero!
--Lo pagaras con tu vida.
--Espero que no, porque es un precio demasiado alto y vos siempre te caracterizaste por ser tacaño, Hablando de tacaño, todavía no me pediste nada para tomar.
--¿Que queres?
--Café con leche con medialunas de grasa.
Mientras llegaba el pedido se quedaron en silencio y nadie habló, luego una vez que la moza se hubo ido el dijo.
--Pensando bien Ana, esta extorsión no va a llegar a ningún lado y la que saldrá perdiendo sos vos y mal.
Ella sonrió y sacó el paquete de caramelos de fruta, lo abrió lenta y ostentosamente y tomó el primero, mientras le separaba el envoltorio para comérselo, de reojo noto que él la estaba mirando con gula, con ganas de comer el también un caramelo -todo estaba saliendo bien- ya que eran sus preferidos, le ofreció uno.
--La paz le dijo.
--O la guerra respondió el agarrándolo.
Fue en ese momento que quedo marcado para siempre, un sicario entró y lo mato ella, grito todos los gritos necesarios para que su papel de víctima fuera contundente y tiempo después, el sicario cobró una suma de dinero por cada caramelo del paquete que no se uso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario