Isabel mientras se dirigía a discutir el
divorcio con su esposo Alejandro repasaba los momentos vividos con aquél, desde
que se casaron hace ya veintisiete años. Tuvieron dos hijos hoy adolescentes y
siempre durante esa etapa de sus vidas se dijeron amar y prometieron estar
unidos luchando mano a mano, ante los problemas que se fueran presentando. Lo
conoció cuando cumplía diecinueve años y el treinta y tres, para ir a vivir
juntos tuvo él que separarse ya que era casado, ella soportó el rechazo de su
familia en desacuerdo con su juventud y los años de él más su condición de
divorciado. Pero todo pasó y al fin pudieron encauzar sus vidas en función del
amor que se tenían. Pero hace unos años las condiciones económicas del país
cambiaron, ella al igual que tantas
mujeres se vio obligada a buscar trabajo para ayudar en la casa, era una época
propicia para ello, ya que los chicos estaban grandes y se arreglaban solos.
Por otro lado su madre vivía con ellos y podía dar una mano. No sabía porque
empezaba a sentirse cansada, no de Alejandro, sino de la rutina de años
dedicados a él y a su hogar, tal situación le parecía que la apartaba del mundo
real, y solo lo veía a este a través de una mirada, la de su esposo, por lo
tanto esta merma en los ingresos de él le vino muy bien, ya que la obligaba a
trabajar fuera de su casa, apartarse de ese entorno que la condicionaba tanto y
comenzar a conocer.
¿Es que había vivido pensó? Dio toda su
juventud a esa casa por entero, y hoy de golpe como un mazazo del destino todo
se terminó, ¿Quizás lo buscó ella?, ¿Tal vez no supo perdonar él?, poco
importaba ya, en estos días se firmaría el divorcio y sería una mujer libre.
Por otro lado pensó, qué había pasado para llegar a esto y volvió, a un año
atrás para recordar todo lo sucedido.
Resulta que comenzó a trabajar en un Estudio
Jurídico, atendiendo al público, su jefe un abogado divorciado, algo más joven
que ella, y varios empleados de distintas categorías
qué cubrían todos los puestos necesarios,
formaban un grupo de gente sin responsabilidad familiar, solteros, divorciados,
y algún que otro recién casado, tal era la comparsa que se fue introduciendo en
su vida y cambiando mas sus sentimientos. Organizaban fiestas todos los viernes
por la noche y comenzó a ir a ellas, esto significaba –y se daba cuenta- volver
atrás, realizar hoy lo que debió ser hecho a los veinte años y por no serlo
quedó en el interior de su alma, como una deuda pendiente que tal vez el amor
de Alejandro tapara, pero sin impedir el deseo existente de que esto algún día
explote y salga a la superficie de su ser, y esto fue lo que pasó, se dio,
independiente de su familia, de todos, inclusive de sus hijos, se vio
arrastrada por el deseo de ser ella y de vivir la vida como hubiera querido y
no pudo, es que tal vez el temprano amor tapa pasiones que independientes de
él, explotaran más tarde de manera alocada, poco le importaba, lo cierto, que
se entregó por entero a las fiestas de los viernes, en casas de distintos
compañeros de trabajo y, esto poco a poco mello su relación con Alejandro,
tuvieron discusiones, desencuentros, él no quería que tal situación continuase,
ya que era imposible siendo ella una
mujer casada, que los viernes a la noche hiciera uso de una soltería que no le
correspondía y se fuera a bailar por ahí hasta las seis o siete de la mañana
del sábado, sin saber él en donde estaba e inclusive algo más terrible, que le
sea infiel con un compañero de trabajo y el, pasara a ser un cornudo más que
ignorase todo como corresponde a los cornudos, Isabel negaba, le decía que le
tuviese confianza, que era una etapa de su vida a la cual necesitaba recurrir,
para calmar los años que la mantuviera dentro suyo sin haber conseguido que se
manifestara, pero ahora brotaba de manera independiente ajena a su voluntad,
debía ser necesario que él comprendiera que lo consideraba el único amor, el
hombre de su vida y por lo tanto siempre le sería fiel.
Isabel en esto último mentía, ya que en
realidad estaba saliendo con un abogado recién recibido casado hacia poco
tiempo, y más joven que ella, ¿Por qué lo hacía? , no sabía, no era amor lo que
la impulsaba, tan solo curiosidad, el deseo de verse amada por otro hombre
joven, cuando ella lo fue y enterró todas esas experiencias en pos de Alejandro
y su seguridad matrimonial. Sí, salía con Alfredo en el mayor de los secretos,
sin que nadie lo sepa, ni en las fiestas de los viernes, ni en el trabajo ni en
ningún lado, salidas furtivas de besos en el coche, de charlas en el café,
entre ellos sentían que se instalaba la culpa de que ambos estaban casados y
que esta situación no la querían cambiar. Solo una aventura se lo manifestó
Alfredo una tarde en el café al encontrarse después del trabajo.
--Lo nuestro lo veo así Isabel, amo a mi
esposa, no me separaría de ella, pero con vos soy sincero, quisiera acostarme
en pos de un deseo, de una necesidad de cambiar, de conocer otro cuerpo
femenino, cada cuerpo de mujer que uno desnuda por vez primera, es único e
irrepetible, conocerlo de una vez y para siempre en su totalidad es hermoso.
--Estas demasiado poético, por mi parte yo
también quiero a mi esposo, no lo dejaría, sin embargo se me vuelan los deseos
de un cuerpo más joven que me penetre, tocar y acariciar la piel de una juventud
que nunca estuvo al lado mío haciendo el amor, ¿Entendes Alfredo? No es meterle
los cuernos a nadie ni amar menos o más, es una necesidad de vivir lo que no
vivo hace veintisiete años. Aunque fui amada, siento que el amor flaquea cuando
el volcán sexual no nos devora, en el momento que lo rutinario nos atrapa y la
ceremonia del acto, pasa a ser un tramite más de los muchos a llevar a cabo en
el hogar, algo deja de ser entre nosotros. ¿Te das cuenta? No es el no amor lo
que me impulsa a tus brazos, es la repetición del rito lo que me aplasta.
--Te comprendo, yo no lo vivo de esa manera, ya que me casé con una mujer
de mi edad, no hace un año y andamos de maravilla, por lo tanto te lo dejo
claro una aventura y nada más, por supuesto nadie debe enterarse en la oficina
porque si no se nos armaría un despelote terrible.
--Tal cual así quedamos, fíjate este viernes
lo podemos hacer, la fiesta se suspendió, yo digo en casa que salgo igual que
siempre y nos encontramos, podemos ir a cenar, tomar algo y después vamos al
telo, ¿Qué te parece?.
--Perfecto, el viernes nos vemos, pero de
nuevo te informo, sin compromisos por el solo hecho de estar en una cama.
--De acuerdo, pienso igual chau.
Las cosas sucedían de esa manera. Cuando el
destino se cruza es imposible abandonarlo, esa semana en su casa transcurrió
igual a tantas que habían pasado, tuvo que lidiar con la desconfianza de
Alejandro pero lo supo manejar como otras veces, y el viernes a eso de las
nueve de la noche estaba en Cuba y Ramallo lejos de su casa, esperando el coche
de Alfredo, que la pasaría a buscar y efectivamente ya llegaba, paro el auto y
la hizo subir.
--¿Adonde vamos? –se besaron-
--Busca Cabildo, girando a la izquierda a
pocas cuadras tenes un restaurante muy lindo donde podemos cenar.
Arrancó y tal lo indicado por Isabel doblo por
Cabildo y a no muchas cuadras se encontraron con el restaurante, tuvo suerte y
estacionó no muy lejos de la puerta, bajaron y entraron en él dispuestos a
cenar y hablar de sus cosas, mientras hacían tiempo para lo que en realidad los
convocara esa noche. Ya sentados, vino el mozo, eligieron el menú y esperaron
ser servidos, una vez que tal cosa ocurrió la conversación devino entre ellos.
--Isabel, quiero hacerte una pregunta.
--Si todas las que quieras.
--Yo recién soy casado y estoy loco por mi
señora, ¿Esto será siempre así? O tal vez me veré en tu situación, más adelante.
--Es difícil decirlo, yo cuando me casé pensé
que lo hacia para toda la vida, pero la vida aparentemente tiene una totalidad
que va cambiando con los años, lo que ayer nos parecía eterno y hermoso, de
pronto se nos vuelve un ahogo de libertad que no podemos comprender ni manejar.
--A mi espero no me ocurra.
__Ojala tengas suerte no se, será la
personalidad de cada uno, de que forma se vivió la adolescencia y juventud, la
pareja que nos tocó en suerte, la verdad no lo entiendo y en este momento no me
interesa.
--A propósito ¿Cómo fue la pareja que te toco
en suerte?
--Alejandro es un hombre bueno, trabajador,
respetuoso, que tira para su hogar y cuida de sus hijos, los míos y los de su
matrimonio anterior, como ves un hombre bueno, ideal de cualquier mujer, pero
¿Seré yo cualquier mujer? Lo cierto que me siento cansada de tanta normalidad,
me tomó de tan joven, que a veces no se si es mi marido o mi padre, si mi
relación es una libre elección o un incesto, presiento que esta noche lo sabré.
--Que extraño yo con mi señora no vivo nada de
eso, la tomo como mi igual, una compañera que me complementa en el lado
femenino que no poseo, lo nuestro siguiendo tu razonamiento sería tal vez un
matrimonio andrógino.
--Puede ser, los hay, dos seres complementarios
que se encuentran y se transforman en uno solo e indestructible para el resto
de sus vidas, yo no, yo me casé con alguien en donde apoyarme y afrontar la
vida a partir de ese apoyo, ahí estuvo mi error, no entender -era muy joven-
que para ser feliz uno debe saber desenvolverse ante cualquier situación y yo,
por el contrario deje que Alejandro me resuelva todos los problemas, cosa
extraña hoy creo es el primer intento de ser yo misma independiente de todos.
--La verdad tenes razón, yo en ese sentido
siempre he sido muy independiente y veo la vida como una normalidad a la que
estoy adaptado.
__Suerte para vos entonces, mira ya es hora de
irnos, no quiero postre, tomamos el café y nos vamos en busca del hotel ¿no te
parece?
--Si, espera que llamo al mozo ¡Por favor! La
cuenta y dos cafés, ¡Gracias!
Tomaron el café, arreglaron la cuenta y
salieron rumbo al hotel para pasar el rato de amor que se habían propuesto, a
Alejandro le estuvieron hablando de uno solitario y tranquilo por la Provincia,
pronto llegaron ya que se encontraba cerca de donde cenaron, dejó el auto
frente a la habitación y fue a arreglar con el conserje, cuando volvió Isabel
estaba acostada en la cama, toda su ropa sobre una silla.
--Cámbiate y vine conmigo que tengo frío.
Alfredo apago la luz, se desnudo, y se metió
en el lecho junto a ella, pronto ambos cuerpos se tocaron y buscaron el lugar
de lo prohibido, los anhelantes y palpitantes sexos que aguardan ser recibidos
y aceptados en función del avasallante deseo, que se desarrolla entre las
caricias y los besos mordiendo la piel y el alma del ser amado. A veces sin
embargo el cuerpo, ese que se cree independiente, preso de la mente, de la maquina
infernal que obliga y manda en nuestros deseos, no consigue lo que quiere, quizás debido a que el mandato moral es no lo
hagas. Lo que sucedía para hablar más claramente es que a Alfredo no se le
paraba, pese a todas las artimañas y esfuerzos de Isabel, no se le paraba.
--Déjame no sigas no puedo hacerlo, me siento
como en otro lado distinto que aquí, es como si estuviera en casa pero no está
mi señora, no puedo hacerlo Isabel, perdóname pero tengo la libido por el
suelo, no se me para.
Isabel dejó de acariciar el dormido sexo, se
volteó sobre un costado y llegó a la conclusión que la situación no daba para
más.
--Anda al baño y vestite Alfredo, no salgas
hasta que yo te lo diga, pienso vestirme en la habitación.
--Bueno listo, Alfredo se incorporó prendió la
luz agarró su ropa y se dirigió a vestirse, cuando él desapareció, Isabel se
levantó fue a la silla donde dejara sus cosas, empezó por la tanga en primer
termino siguiendo en ese orden con todo lo demás, en el momento que terminó
llamó a Alfredo.
--¿Estas listo? Podes salir quiero entrar a
lavarme un poco y pintarme.
--Si, ya termino yo también.
Isabel frente al espejo, se lavó las manos, la
cara, se hizo buches de agua y luego acomodó su pelo, se pintó los labios y
maquillo para estar como si nada hubiera pasado, en realidad pensó, no paso
nada.
--Vamos Alfredo, llévame hasta casa es tarde
para andar sola.
--Por supuesto quien pensas que soy, iremos
hasta tu casa.
En el camino hablaron poco, cada uno sumido en
sus propios pensamientos, ya llegando Alfredo dijo.
--Discúlpame Isabel creo que no pude serle
infiel a mi señora, nos queremos y de pronto comprendí que iba a hacer algo que
ella no se merecía.
--Te entiendo perfectamente y poniéndome en tu
lugar, pienso que fue mejor así, de ahora en más nada paso entre nosotros,
volveremos a ser compañeros de oficina y nada más ¿de acuerdo?
--Totalmente, ya estamos llegando a tu casa no
te voy a dejar frente a ella por cualquier cosa, paramos un poco antes, yo me
voy y vos te apareces caminando, así evitamos todo tipo de problemas.
Alfredo se detuvo Isabel descendió, cerro el
auto suavemente y este partió cuadras abajo en pos de la panamericana. Comenzó
a caminar rumbo a su hogar, ya el día estaba aclarando y la brisa suave que
corría era más bien cálida, aspiro un montón de aire en sus pulmones para
despejar la mente, esperando que todos duerman como siempre, puso la llave en
la cerradura del portón de entrada, levantó la cabeza y se dio cuenta que
estaba equivocada, en su dormitorio la luz se encontraba encendida y Alejandro
la veía llegar, inmediatamente comprendió que habría discusión entre ellos y
analizó que debía decir, de pronto una rara sensación la fue ganando, entendió que
estaba harta de toda esta situación, sería mejor dejarlo hablar a él, y esperar
a ver como termina todo. Entró a la casa, ya en el living la aguardaba
Alejandro visiblemente ofuscado, aparentemente todos dormían, le pareció mejor esta circunstancia así nadie
tomaría parte en la conversación, decidida fue a su encuentro no sabía lo que
sucedería, pero por primera vez se hallaba segura y tranquila de lo que fuera a
pasar.
--Que tal amor, ¿Despierto a estas horas? ¿Qué
te pasa? ¿No podes dormir?
--No te hagas la chistosa ¿Que queres que me
pase? Estoy repodrido de tus salidas de todos los viernes, de tus chats con tus
amigos y de la desatención que has puesto en el hogar últimamente. Además ¿De dónde
venís? ¿Como es que Alfredo te trae en auto hasta aquí? Si, no me digas nada,
no trates de mentirme porque vi su auto pasar recién por el frente de casa, te
dejó un poco lejos para que yo no vea nada y así cubrir la situación, esto solo
significa que saliste a joder con él, Alfredo de aquí –que buen amigo- Alfredo
de allá, y al final hoy terminaron cogiendo, estoy seguro, nada me lo saca de
la cabeza fueron a un telo, se burlaron de mi, esto es lo peor que me podes
haber hecho, o lo mejor que elegiste para separarnos, pero ya está, me separo,
a partir de este momento no vivís más bajo este techo, ándate a la casa de tu
amiga Marta y contale lo que pasó, yo te hecho, cuando los chicos se despierten
les explico todo y después veremos que hace cada uno, en cuanto a tu vieja que
ya mismo se vaya de tu hermana, y a vos ¡fuera! se acabo, anda con Marta no
quiero verte nunca más.
Isabel pudo haber dicho que todo lo que él
imaginaba, era una absurda mentira, negar como niegan las mujeres que engañan a
sus esposos, explicarle que igual que siempre venían de una fiesta y no de un
telo, decirle que ella le pidió a Alfredo que se detenga antes, así no despertaban
a nadie en la casa, mostrarle que esa casa le pertenecía tanto a ella lo mismo
que a él, enfrentarlo que si estaba loco, como evidentemente lo estaba, que se
las tome ya mismo de allí, y le haga todos los juicios que quiera, pero ella se
quedaría en su hogar, el techo de sus hijos y por supuesto la que debía estar
cuidándolos era ella. Pero, no sabemos que pasó por su mente, tal vez esa tenue
libertad que empezara a florecer muy tímidamente la hizo callar. Lo cierto que
subió a su habitación, lleno su valija con todo lo que creyó le fuera necesario
para vivir sola un largo tiempo, e hizo dos llamadas una a su amiga Marta
diciéndole que iba hacia su casa, otra a un remix, esperó en el dormitorio
hasta que este llegara, cuando escuchó el timbre, bajó y se fue sin despedirse de nadie
pretendiendo nada más estar sola y tranquila en la casa de Marta para ordenar sus
pensamientos. Esta vivía con una hija y estaba divorciada, se apreciaban mucho
y como la situación de ambas empezaba a parecerse, esperaba que podría estar un
tiempo allí, hasta alquilar algo para poder
nuevamente hallarse con sus
hijos, pronto se encontró frente a lo de Marta pues no vivía muy lejos de ella,
bajo pago el remix y tocó timbre, un
segundo después su amiga aparecía en la entrada, abriendo la puerta y
haciéndola pasar.
--Isabel que sorpresa, ¿Qué esta sucediendo?
--Mira no se pienso que lo que tenía que
suceder, ya creo que no lo quiero más a Alejandro, estoy harta del tipo de vida
que llevo.
--Se pelearon, ¿Cómo fue eso?
--En pocas palabras, volvía con Alfredo que me
traía a casa, me dejo unos metros antes y arranco solo, el lo vio pasar,
después enseguida entre yo caminando, allí se enfureció, me hecho en cara la
posibilidad de que hubiéramos estado cogiendo juntos y que esto no podía ser y
me hecho de casa.
--¿Y vos que hiciste?
--Nada, en otra oportunidad, habría hablado,
defendido mi posición, pero en ese momento decidí aceptar y tirar veintisiete
años de felicidad y matrimonio por la borda a las frías aguas de la inseguridad,
mi inseguridad, pero siento que ya no lo quiero, es como si hubiera estado a
oscuras muchísimo tiempo y de pronto, la vida me descorre un velo y veo el sol,
no se lo que va a pasar conmigo por mi carácter, pero hoy estoy segura de una
sola cosa se me fue el amor, voló como un pájaro de entre las manos y me es
imposible recuperarlo.
--Por lo que me doy cuenta todo se me hace
irreconciliable entre ustedes, vení pasa, acomódate y dormí un poco, al
mediodía te llamó para comer y después vemos que podemos hacer.
--Gracias Marta, ahora solo quiero una cama
estoy molida este viernes fue para mi, mucho mas que un viernes, fue una semana
entera.
Se dirigió al cuarto donde Marta hacia dormir
a sus amigas cuando se quedaban en su casa y se durmió como un tronco, a eso de
las dos de la tarde la estaban llamando para almorzar.
--Veni Isabel sentate tenes la comida servida.
--Espera que voy al baño hago pipi, me lavo
los dientes y estoy con vos.
Un rato después en la mesa.
--¿Qué hiciste de comer? ¿Todo rico?
--No jodas, tiré unos bifes a la plancha, puse
a hervir zapallo y papas, un buen puré y listo, dale come ¿Pensaste lo que vas
a hacer?
--Por lo pronto el lunes voy al trabajo como
siempre, me vas ha tener que aguantar unos días pero espero que no sean muchos,
te decía, en el trabajo una compañera tiene un departamento sin alquilar por
Cabildo de dos ambientes, un segundo piso contrafrente, seguro me lo da, porque
le gusta cerrar operaciones con conocidos, eso hecho, la tengo un tiempo a la
vieja con mi hermana y veo que quieren hacer los chicos, quizás
Rosa se quede con el padre y José seguro va a
querer venir a vivir conmigo, en el departamento hay lugar, después lo
inevitable, comenzará el juicio de divorcio, espero que sea lo más rápido
posible, por mi parte estoy dispuesta a no poner objeción alguna para que sea
así, por supuesto siempre y cuando la repartija sea justa, pero en ese caso
estoy tranquila con Alejandro, el es un tipo derecho.
--¡Isabel no lo puedo creer! ¡Se querían tanto!
Vivieron el uno para el otro y de pronto todo se vino al suelo, por otro lado
son dos personas no proclives ha hacer macanas, no entiendo.
-- Yo sí, si algún día se presenta la ocasión
lo voy a hablar con él, será la última charla entre nosotros, pero por primera vez
me parece que va a escuchar lo que pienso y no lo que me convenía pensar. Ahora
si me permites, voy a hablar con mis hijos, a ver si nos encontramos en un bar
y arreglamos esto, ya son grandes y entenderán.
--Seguro, llama y si tenes que salir hacelo, te
voy a dar una llave de la entrada, tengo varias, tantas como amigas, quédate a
vivir conmigo hasta que arregles todo como corresponde.
--Muchas gracias Marta, no se como
agradecerte.
--No tenes nada que agradecer, para eso somos
amigas.
Isabel tomo su celular y llamo a su casa, le
parecía rarísimo hacerlo desde otro lugar a aquel, donde siempre estuvo a esa
hora años de su vida, por suerte atendió Rosa.
--Hola Rosa
--¡Mamá! ¿Qué pasó? ¿ Que despelote hubo entre
vos y papá?
--¿No te lo dijo?
--Me habló de que se separaron nada más
¿José también lo sabe?
--Si, nos reunió a los dos para que lo
sepamos, lo cierto es que no entiendo nada.
--Cálmate, tranquila, ¿Te acordas del bar ahí
en Maipú, donde íbamos siempre?
--Si ya se.
--Bueno vayan para allá y espérenme allí.
Calcula que tomo el colectivo y en tres cuarto de hora llego, sí.
--Quédate tranquila, nos vemos luego.
--Cuídense enseguida estoy con ustedes chau.
--Chau ma.
Apago el celular, saludo a Marta y se encamino a la parada del colectivo,
apenas llegó venia uno, lo tomó, se sentó mientras pensaba que decirles a sus
hijos, bueno ya vería, lo principal sería verlos y hablarles. El viaje duró lo
que cálculo y un rato mas tarde bajo en Maipú y entró en el bar donde ya se
encontraban Rosa y José.
--¡Mamá! Llegaste, ¿Estás bien?
--Si, si todo bien, un poco de calma, ¿Pidieron
algo?
--No te esperábamos a vos.
--¿Vos que tomas José?
--Una bebida sin alcohol.
--Lo mismo yo mamá.
--Muy bien para mí un café, ¡mozo! Dos bebidas
sin alcohol y un café por favor, gracias. A ver chicos escuchen bien lo que
pasó, las personas grandes, no siempre fueron grandes, un día llegamos a ser
tan jóvenes como ustedes, teníamos ilusiones, sueños, amor, eso nos pasó a papá
y a mí, nos casamos, nacieron ustedes, fuimos felices, pero los años pasan y al
pasar del tiempo va cambiando la mente de algunas personas, nosotros no somos
una excepción y caímos en esa regla de la evolución humana, de pronto nos dimos
cuenta que no éramos los mismos que ayer y que nuestro amor junto con nosotros,
se había perdido en el cambio de que les hablo, eso, simplemente eso, aunque
papá no se de cuenta la rutina nos mató, tiramos el cariño y quedamos vacíos de
afecto, eso es todo, en ese caso a que seguir, lo mejor que cada cual haga su
vida como quiera, ha partir de hoy eso pasará con nosotros al igual que tantos
otros, lo que ustedes tienen que hacer decidir con quien quieran quedarse y
esperar que el paso del tiempo, lleve normalidad a lo nuevo y diferente,
¿Estamos?
--Si mamá, nosotros hablamos ya del tema y
estamos de acuerdo con lo que decís, José decidió estar con vos, si no te
enojas voy un tiempo con papá después
vemos.
--¡Como me voy a enojar! Tanto papá o yo para
ustedes somos iguales en afecto y no interesa con quien estén, para nosotros
aunque separados son nuestros hijos y ambos les tenemos el mismo amor.
--Gracias, ma.
--Bueno pago y nos vamos, vuelvan a casa, en
la semana arreglo donde vivir y José se viene conmigo, lo demás lo iremos
solucionando de a poco.
Pagaron y se fueron, Isabel esperó que tomen
el colectivo para luego también ella alejarse del lugar, todo se le fue
presentando tal como lo pensó. El lunes volvió a trabajar y su compañera le
alquiló el departamento, fue a su antigua casa y se trajo lo necesario para
amueblarlo, compró una cama, una heladera y José y su mamá se fueron a vivir
con ella las fiestas de los viernes ya no le interesaban y solo quería concluir
el divorcio, para instalarse en su propia casa, seguir trabajando y empezar una
nueva vida, estaba tranquila, ya no se sentía enamorada.
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