domingo, 3 de julio de 2011

EL JUEGO Y SUS COMIENZOS

Dentro de una tienda en medio del desierto, los dos guerreros jefes dejaron de hablarse las palabras que ya no tenían sentido y por un momento, ambos se cerraron en sus propios pensamientos, fuera, los guerreros de ambos, separados entre si por la longitud del dialogo que ellos mantenían, esperaban una orden con impaciencia y furia, una orden que les indicara que hacer en esa lucha, que llevaba tanto tiempo perdido y donde nadie se sacaba ventaja. Dos mundos se enfrentaban, apenas separados por el indiferente telar de la vida hecho tela, en las tensadas paredes de la tienda, en el exterior de ella la pelea interrumpida, adentro, la meditación de los que entienden que la igualdad de fuerzas, lleva al camino de la paz, solo así en el equilibrio de la furia los guerreros, que no son racionales sino que tratan de serlo como medio para sobrevivir, si el enemigo iguala su poderío, solo así, cuando ya no pueden matar y temen morir, solo así entonces, llega el momento de hablar y reconciliarse, Abú-Gafiz el jefe guerrero de la ciudad de Mahenjo-Daro, levanto sus cejas en un gesto de que no sabía que más decir pero sin embargo hablo.

--Zairab, jefe guerrero de la ciudad de Harappa, primo de la guerra y hermano de la paz, hace que peleamos dos tiempos lunares y sus espacios de luz y sombra, nos han colmado de pesares y vieron imperturbables, que ninguno de los dos ganamos el uno al otro un palmo de terreno.
--Abú-Gafiz jefe guerrero de la ciudad de Mohenjo Daro, las batallas que no se ganan a través del tiempo, se deben terminar en la mesa del dialogo donde los jefes reunidos lleguen a un acuerdo.
--Eso es Zairab, lo que estamos tratando de llevar a buen fin bajo esta tienda, que nos preserva de la mirada de los dioses pero no de su presencia, debo decirte –aunque ya lo sabes- que las armas no nos han conducido a ningún lugar en donde nuestros conflictos puedan terminar, tampoco las palabras, persuasivas ellas, han podido arribar a un acuerdo entre nosotros, por todo esto Zairab he de mostrarte el juego mediante el cual, los esclavos de la ciudad de Mehrgarh a orillas del río Indo tan cerca de nosotros, como tan lejos se encuentra la fortuna de arreglarnos, dirimen sus disputas. Con este juego, ellos los esclavos terminan por acordar en sus asuntos y aquel que gane, ganará, o aquellos que no puedan destruirse entre si sus posiciones, compartirán la gloria mientras que el que pierda, perderá sus dominios, porque este juego como la vida, te brinda la oportunidad de ganar, perder o aceptar que el enemigo que has elegido, es tan poderoso como vos y deberás acordar vivir en armonía, porque así y no de otra forma lo indican los planes de los dioses, la barra del platillo se inclinara a un lado o a otro, o se mantendrá en su centro sin moverse. En consideración a todo lo que hable, es que te propongo este juego que quienes lo inventaron, lo llevaron a cabo para que con el se solucionen, todas las disputas de nosotros los que habitamos el valle bajo este cielo.
--Muéstrame de lo que me hablas Abú-Gafiz y veré, si estas en lo cierto o si a la suerte de un juego no debemos entregarnos.
--Aquí tienes Zairab y te lo muestro, este es un cuadrado grabado sobre la piedra blanda de los montes calcáreos del Tíbet, de donde el río Indo nace y desciende hacia nosotros, trayendo fertilidad a nuestro suelo y sacerdotes a nuestro ser tan confundido, en dicho cuadrado los que saben -aquellos que ignoramos- decidieron construir sesenta y cuatro cuadriculas iguales que le dan forma, una mitad de ellas esta signada por la luz clara del año lunar o el Sudi y la otra mitad, por el lado oscuro que nosotros conocemos como Badi. Luego vienen las piezas que se colocan en el cuadrado, el numero de ellas fue determinado por los sacerdotes, aquellos que hablan con los dioses -porque debes saber que este juego fue hecho en discusión con ellos- determinaron que su cantidad debía ser un múltiplo de cuatro, que contuviera exactamente a la cantidad de cuadriculas y eligieron cuatro, porque cuatro son los elementos del origen de todo lo que ves y existe en este valle, ellos son, -Agua-Tierra-Fuego-Aire- por lo tanto y como puedes darte cuenta, las piezas son dieciséis para cada contendiente, dieciséis que paso a detallarte. Un Rey de la Guerra, Un Monje que consuela las heridas del guerrero, Dos Torres, en representación de nuestros carros de fuego, Dos Caballos, en honor al noble animal que nos interna con bravura en medio del combate, Dos Elefantes, que son la fuerza necesaria para triunfar y Ocho Soldados, ya que sin ellos es imposible siquiera librar cualquier batalla, he aquí el juego ya completo, que nuestros esclavos de Mohenjo-Daro utilizan para dirimir sus diferencias, te lo ofrezco para dirimir las nuestras.
--¿Es posible Abú-Gafiz, que dos señores de la guerra como somos nosotros definan sus diferencias, con un juego usado por esclavos?
--Si yo te diría Zairab que en esta tienda, tanto vos como yo somos esclavos igual que ellos, con la diferencia que el hilo que nos ata es el destino ¿Jugarías el juego?
--Abú-Gafiz hacia el destino vamos y por el morimos, desde el comienzo del Indo en los montes del Tíbet hasta su muerte sobre el mar de Omán, solo somos una hoja en el agua sujeta a los caprichos de su curso y el curso ha llegado a ponernos frente a frente y tienes razón, el destino nos indica que estamos presos de una guerra, que no tiene fin y debemos llegar a el, incluso mediante el juego que propones y el cual acepto, como termino de la batalla, dame las dieciséis piezas que me corresponden y solo dime como se juega si lo has jugado alguna vez, ya que como dije tu no eres esclavo.
--Aquí las tienes Zairab jefe guerrero de la ciudad de Harappa, colócalas en dos filas de cuadriculas sobre el costado del cuadrado que esta a tu lado, yo colocaré las mías sobre el lado frente a vos, así posicionados empezaremos el juego que se me hace en este momento es un combate, que a través de los tiempos de los siglos muchos jugaran, presta atención, voy a decirte como.



No hay comentarios:

Publicar un comentario