Maguid
me tira un cambio, un nuevo secreto tal vez de un antiguo texto, perdido en el
pasado. Juancho mi lector, me lee apresurado, trata de interpretarme. Son las
cinco de la tarde, la hora del café, sentado en Átame Gabriela tratando de no
pelearme con el áspero cortado que me han servido, me encuentro ubicado en la ventana que hace ochava con el Parque
Virrey Loreto, observo las bellas
barrancas llenas de vegetación que hay en la plaza, la cantidad de perros que
en ella se encuentran, la gente que la atraviesa y los colectivos que transitan
a su alrededor, todo mezclado de mil maneras diferentes. En el interior del
boliche el mostrador dando toda la vuelta, cierra el lugar donde se despacha y
forma la barra, donde la gente habitué se reúne para contarse cosas y cambiar confianza con los dueños, al fondo,
los espejos, determinan el fin del local y unen al mostrador con la larga
vidriera que da sobre la calle Pampa,
mesas que pueblan el ambiente, donde se sientan parejas y solos, antiguos y
modernos con sus Notebook, seres humanos que sufren el pasado y velan el
futuro. Están los que hacen nada, quienes esperan, aquellos que huyen de un
lugar buscando lo mismo en otro, los que
rara vez se piensan amados y están los otros, los cancheros y felices aparentes
que siempre ríen y pareciera, viven dentro de un spot televisivo. Es un café,
cofre de juguetes varios, donde apilados por Laquesis, sufridos en silencio,
dichosos mientras gritan, divagan seres que ven pasar el tiempo. Bostezo, clavo
la mirada en el cielorraso, la bajo lentamente giro y quedo sumergido, en la
pantalla de la Notebook de una mesa vecina, brillante, me muestra la figura de
una mujer desnuda, sus ojos infinitos, las manos cruzadas sobre el pecho, su
delgado cuerpo, su oscuro y largo cabello acariciando una piel blanca. De
pronto me da miedo esa forma virtual, esa nada, que podría desaparecer con un
simple clic de maus, ya que tiene la virtud más que la virtud, la extraña
sugerencia de que absorbida por mi mente, pierde su condición de imagen virtual
y se convierte en una realidad, hecha
carne en mi pensamiento. Que es lo que me atrae? De esa figura plana y ausente
enmarcada en la pantalla fría, pienso, callo, observo. Maguid me dice: mira sus
ojos. Si, no cabe duda, esos ojos ausentes, sin mirada, parecen eternos en su silencio,
atraviesan mi vida hurgando mis palabras para desenterrar de ellas el pasado. Juancho,
mi lector apresurado, me dice que es una chica nada más. Yo la imagino como
Clotos, hilando el hilo de mi vida, diciéndome ya llegaste, ya falta poco, no
he arrollado todo todavía pero has usado mucho, cuida de ti el tiempo que te
queda. Quisiera levantarme, ir hacia la Notebook y clavar mis labios en los de
la imagen, para aspirar aquello que no existe. ¿Será Cronos nomás? Las formas
literarias que fueron construyendo mi destino? Estaremos los humanos, formados
por imágenes y palabras y hoy, el resplandor de ese destello, despierta
fantasmas ignorados? !No viejo estas equivocado! Me dice Juancho, mí texto es diferente,
yo soluciono esto con una relación sexual verdadera, por ahí va el relato. Es verdad,
a veces me equivoco pierdo la orientación de lo que escribo -le contesto- sale así,
sin rumbo cierto, mientras Maguid me lo dicta y Juancho lo lee, apresurado. Conseguir
la clave de Ariadna debería, para continuar en este laberinto, en donde las
palabras, son las sombras de las cosas, las imágenes, nuestro propio espejo que
nos mira. Pero no puedo apartarla, el relato se pierde entre sus dones, como
una Isis altiva en su poder y falta de amor en sus deseos, que buscara decirnos
nuevamente."Soy todo lo que existe, lo que es ahora y lo que será, ningún
mortal, a descorrido jamás, mi velo" Eso es, a lo que me hallo sometido,
sufro, por no entender cuál es el velo de la imagen de mujer de la Notebook, de
sus fríos ojos, de su quieta ausencia de los hechos, tal vez, de no tener la
inmanencia de ella y pertenecer, a lo eterno e inmutable. ¿Que estoy
contando? Espera dice Maguid, de lo
virtual salta a lo real, busca el bullicio del lugar, el sol, la risa, quizás
esto te oriente.
Puede
ser si fuera cierto, que muchos relatos ordenados están en el archivo de la
mente, pero no siempre es así, hoy se da lo contrario, hay una sola imagen
univoca en el texto, es la mujer desnuda, es su contacto visual y virtual al
mismo tiempo, hablar de ella sin nombrarla, penar, porque no existe, saber que
la miro en la Notebook de otra mesa. Juancho lector dijo.
--Estoy
en desacuerdo, según yo, me alejaría en procura de aventuras más reales, amores
juveniles, hay en este café chicas solas, con Notebook que no usan, deberíamos marcar
inicio y buscar sus tristezas, sus faltas, el porqué de sus vidas, un nuevo
sendero impondríamos al texto, necesitamos un argumento más real, soy joven
quiero joda.
Ante
estas divergencias, volvió Maguid, divino poder que revela lo que se debe
hacer, en cada caso.
--¿Porque
no te decides?
--Lo
que vos digas será Maguid.
--Cambia
el rumbo del relato, los distintos velos de mis textos, me dicen que en la mesa
de la Notebook y solo en ella, está el lugar de cambio por donde encontraras la
salida a este entuerto.
Mire
a Maguid, invocando al pasado, cuando el presente me resulta esquivo y fui tras
su consejo, en realidad el es yo en la escritura. Camine los pocos pasos que
nos separaban de la mesa, donde la imagen de la mujer desnuda lucia titilante
en la pantalla, mientras me acercaba,
interrogaba mi interior en procura de encontrar algo lógico, a lo ilógico de la
situación, quien estaba sentado a la mesa, leía un diario con atención, tratábase
de un joven alto y varonil.
--Perdón,
quisiera hablarte.-fue lo primero que se me ocurrió decirle- Levanto su frente sorprendido.
--¿Que
queres?
--Escúchame
por favor, solo necesito hablarte de algo que me intriga, una explicación para
la mujer desnuda que tenes en la pantalla de tu Notebook, me ha impresionado
desde que llegue al café, no puedo darme cuenta cual es su embrujo, pero lo
cierto que a partir del momento que pose mi mirada en ella, no puedo apartarla
de mis pensamientos Que es lo que me pasa? Solo vos me lo podes explicar, necesito entenderlo.
--
¡Ese es tu interés! ¿Si te digo no te
importa? ¿Armo un escándalo? ¿Llamo a la moza? ¡No te conozco!
--Un
momento, seguro que no me conoces, pero ambos tenemos algo en común, la mujer
desnuda, yo recién me he apasionado por ese misterio, como creo que vos lo
estas mucho antes que yo, por eso quiero la revelación del mismo, saber porque la imagen de esa mujer se apodero de mí y me
intriga tanto.
--Por
lo que veo te interesa demasiado, ¿Cuál
es tu nombre?
--Autor.
--Está
bien autor sentate a la mesa, quizás por la pasión que yo también poseo, te
entienda y acceda a develar el misterio de la imagen de mujer que ves en la
pantalla de mi Notebbok, me llamo Luis.
Retire
la silla frente a él y me senté, atento a todo lo que Luis dijera.
--Hace
tiempo más del que hubiera creído, soy pareja de la imagen, nos amamos, con un
profundo y loco amor, que nunca hubiera soñado tener por nadie, pero la imagen
es perfecta, salvo en un detalle, que es necesario saber, para aceptar el loco
amor que me atraviesa quizás porque no, sin que nunca llegues a comprenderlo.
--Precisamente
Luis me acerque a vos, para descubrir lo desconocido de la imagen, de eso se trata,
quiero conocer todas las causas y entender todos los hechos.
No
sé si el conocimiento te servirá de algo pero allá vos, para que sea más fácil
entender la atracción que la imagen nos produce ahí va el detalle, el punto
neural del asunto, la figura de la Notebook responde al nombre de Olga, es un travesti de
los bosques de Palermo, para verla y sentirla como hubiese querido sea,
mediante photoshop le saque los genitales,
¡Conforme!
--Si,
gracias.
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