martes, 17 de mayo de 2011

LA MIRADA



Solo en esa calle Juramento, en el bar, sentado afuera en una de las mesas, ubicadas en la vereda, mi personaje, piensa, sueña, recapacita el curso de su vida y atento a su deseo sufre, debido a que nunca pudo hacer, lo que quería. La vida cambia, los años pasan y los tiempos sociales no son iguales, lo que duele y asombra, que el deseo incumplido, sea siempre el mismo, si el hecho azaroso de haber vivido, lo pone a cubierto de la mala suerte, en esto de mantenerse, de este lado activo de la vida, lo que el quisiera a veces -me lo ha sugerido- poder por un ratito, aunque sea un instante fugaz y pasajero, dejar de ser él y solo, ser su deseo, para saber, para entender, para comprender como se vive, haciendo realidad lo que uno quiere, tal vez no sea así, ¿Cómo explicarlo? Vale preguntarse,  ¿Es feliz una vida no vivida, como el sujeto que la vive quiere? Siendo la respuesta no, ¿Es posible entonces, modificar la actitud, ante el deseo? o ¿Siempre viviremos dominados por este, sin poder hacerlo realidad? He aquí lo que pensaba él, mi personaje, o mejor dicho sufría, en esa mesa del café, ubicada en la vereda de Belgrano. De pronto tal vez pensó, que nunca llegaría a comprender  el porque de su karma, debido a que circunstancia ignorada de la vida, de improviso su deseo, trastocaba en miedo y un sudor frío recorría, su cuerpo, su esqueleto, lo profundo de si se convertía, en el misterio indescifrable de un simple amuleto, entonces, perdía el dominio de si mismo y el pánico llegaba, turbio e irracional, a ocupar su mente, ese era su deseo en ultima instancia, la tranquilidad perdida y jamás encontrada, en el rumbo incierto de su vida. Extraño personaje el que relato, como ustedes saben ahí sentado, con un café enfrente y un vaso de agua, esperando nada de la vida y deseando todo, de la suerte y porque deseaba todo, del azar, de la fortuna, del aire esquivo del conjuro, que arrojan al espacio de la nada, las tres diosas encargadas del destino, fue que sucedió de pronto, pasó, porque asi debió haber sido, un episodio que cambio su vida, una mujer,  le miro a los ojos y la alegría de vivir, tal ves por un momento, alentó su estima.


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