viernes, 16 de marzo de 2012

AUTODIDACTA


Su biografía dice, que Jakob Bohme nació en silesia, Alemania, por el año 1575, en el seno de una humilde familia campesina. Desde pequeño, se dedico a labrar la tierra y cosechar la huerta; más tarde, fue zapatero remendón ambulante, recorrió su provincia de punta a punta, vivió la miseria y padeció las injusticias de los hombres. Venia de una familia luterana, era un analfabeto iluminado por dios y como tal, tuvo una visión que le cambio la vida. Todo estaba en el, signado por el destino, era de Tauro, perteneció a la tierra, vivió de ella, autodidacta, afirmo que dios y la naturaleza formaban una unidad y en pos de esa unidad, se caso con la hija de un carnicero y siguió, con su trabajo, de zapatero remendón ambulante. En sus ratos libres, escribió su obra, sostuvo que fuera de la naturaleza, nada existe, que el mercurio, el azufre y la sal, son la consecuencia del árbol de la vida, de su vida y de la vida de todos, siempre y cuando, el árbol siga enquistado, dentro de la tierra negra a la que rodea eterno, el rojo desierto circundante. Nos hablo del tres veces grande, Hermes Trimegistro y sostuvo, mirando a su alrededor, que en todo anida la contradicción, incluso, en dios mismo se encuentra el bien y el mal. El pastor Gregorius Ritcher, primado eclesiástico de Gorlitz, le prohibió, volver a escribir so pena de destierro. Rodeado de la divina luz, Bohme respondió: todo lo que está abajo, es como lo que está arriba, mi pensamiento es el de dios, el primer punto de la tabla de esmeralda, realizara por mí y sobre mí, los milagros de las cosas. Además, dijo que dios no creo, sino todo fue creado de él, en esta dicotomía, Bohme vio la fuente del desarrollo del mundo,  encontró, en los senderos del árbol de la vida, una correspondencia, con las veintidós letras del alfabeto hebreo y con las veintidós cartas, mayores del tarot. Su símbolo era la tierra, quitando este elemento, que no aparece en los senderos del árbol de la vida, veremos, sobre el poniente de la noche y las sombras, el eterno retorno de lo creado, a través de la palabra que lo engendra. En hebreo, una letra es también un número,  los números son símbolos, de las ideas del mundo trascendente. De este mundo creo Bohme, todas sus obras,” Árbol matutino naciente”, “Sobre los tres principios de la esencia divina” y “Aurora, o crepúsculos matutinos”, esta última, según dijera el mismo, fue redactada, bajo el impulso de dios y posteriormente condenada, como herética, en el año 1612. Lo extraño de todo, o aquello inexplicable, que se confirma por la sin razón de los hechos sucedidos, es que las ideas de Bohme influyeron fuertemente, sobre el ulterior desarrollo de la filosofía alemana. Haman, Hegel, Schelling, fueron grandes admiradores de su obra, bebieron de su fuente, para crear ellos mismos. Fue un hombre autodidacta, que impuso sus intuiciones dialécticas, acerca de la naturaleza contradictoria, de los hechos del mundo y como tal, murió en Gorlitz en el año 1624.

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