viernes, 16 de marzo de 2012

ELLA


Recorrió el cuerpo de ella lentamente con su mano, tan lento como se lo permitió su ansiedad, luego sus bocas se juntaron y un beso prolongado, sello el comienzo del acto sexual, eyaculo rápido, era su particularidad, su característica, con él, rara vez las mujeres tenían un orgasmo, se separo de ella  y se puso de espaldas sobre la cama, miro al techo del cuarto como tantas veces y respiro hondo, satisfecho. Ella a su lado ni se movió, se quedo de costado como estaba, solo sus ojos fríos lo miraban, una vez más como tantas, como todas fue el, el único que había gozado, tuvo rabia, mucha rabia, pero se quedo callada, su particularidad era esa, nunca hablaba, nunca decía lo mal que la pasaba con ese amante ansioso, que solo en el pensaba y en satisfacer su deseo nada más. Mientras tanto, él busco el paquete de cigarrillos y prendió uno, era su debilidad después del acto sexual, echar humo boca arriba, mientras ella se encontraba, cuan larga era, pegada a su costado. Vio como el humo se hacia rama, follaje y después árbol en el espacio de la habitación cerrada ¡Que satisfecho estaba! La verdad, esto de tener mujeres, de acostarse con ellas, de coger con una mina, como dicen los muchachos de la oficina, era lo más sencillo para el, cuando lo quería, iba y la ponía, nunca ella se le negaba, siempre estaba dispuesta a su voluntad, amor -decía el- hoy tengo ganas, en este momento, justo ahora ¡ya! Y allí iba ella, presurosa a acostarse en la cama, ponerse a su lado y hacerlo terminar, en eso ella era sublime, única, no había otra igual, en la mitad del cigarrillo, lo apago contra el cenicero de la mesita de luz, era un hombre metódico y ordenado, su máxima siempre fue, un polvo y medio cigarrillo, de allí no pasaba, inclino la cabeza y la miro a ella, desnuda junto a él, por su cuerpo corrió el último espasmo de gozo, ideal pensó, como siempre, todo habia salido tal como el lo quiso, claro que como siempre, en todos los casos y circunstancias de pareja, habia un problema, un problema casi insignificante, entre ellos no habia dialogo, solo silencio, pero bueno pensó, la felicidad perfecta no existe, siempre hay que resignar algo a favor del otro, miro su reloj, ¡Caramba! Era hora de levantarse, se le había hecho tarde sin darse cuenta, debía pedirle a ella que se incorpore y también se vaya, suspiro hondo y se levanto de un salto, ya parado en el borde de la cama, coloco su mano en los pechos de ella y dulcemente, con cariño, la fue llevando hasta el remolino de amor, que se encuentra en el ombligo de toda mujer, una vez sobre el, retiro de golpe un tapón y ella, ella se desinflo como un globo pinchado, según las instrucciones del manual, Muñeca Inflable, la doblo pulcramente y la guardo en una caja fuerte, empotrada en la pared, según él, un sitio inviolable.



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