viernes, 23 de marzo de 2012

LA RUEDA DE LA FORTUNA



Levanto la mano y apago el ruido del despertador, se desperezo arqueando el cuerpo sobre el tibio colchón, retiro las cobijas y se puso de pie, se cubrió con una bata y bajo a la cocina, ya en ella puso la pava a calentar y mientras esto ocurría, se encamino al baño a higienizarse un poco, volvió, se hizo un té y mientras lo tomaba, según su costumbre con cuatro galletitas nunca más, prendió la tele para ver que temperatura hacia y que pasaba en el país y en el mundo. Desde la pantalla obtuvo toda la información que quería, después de desayunar, lavo lo que había ensuciado y fue a ducharse, volvió arriba, se vistió, tomo sus cosas y salió rumbo a la oficina, era una mañana fresca, el pulóver y el saco no le habían venido mal, camino las dos cuadras que separaban a su casa del colectivo y lo espero, cuando este llego, como siempre no había asiento, por suerte el viaje no era muy largo, las oficinas estaban en Avenida Pueyrredon y Santa Fe, se concentro en mirar lo que había visto mil veces, el paisaje del recorrido hasta su lugar de trabajo, en eso estaba, cuando de pronto, una inmensa sombra se interpuso entre sus ojos y el paisaje y un ruido ensordecedor seguido de gritos y quejidos, cubrió todo el colectivo y fue entonces, cuando no vio ni escucho mas nada, porque había muerto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario