miércoles, 14 de marzo de 2012

LA VENTANA ABIERTA


Era un pacto secreto y nunca explicitado ni siquiera hablado, tan solo, tomado como producto de la casualidad, que se repetía siempre que una mujer llegara a esa casa, en busca del amor y del deseo, ceremonia esta, que se consumía en el cuarto del más joven, hijo del más viejo, padre del amante que casualmente esas noches, salía al pasillo que comunicaba con el ambiente en donde vivía su hijo, cuando escuchaba un ruido, cuando presentía algo, quizás, complotados ambos por una rara trasmisión genética y a través de una ventana abierta, que nunca se cerraba, veía el viejo salir del baño, desnudas y desprevenidas a las mujeres, que con su hijo hicieron el amor, entonces, consumado el acto que era un rito y lo colmaba de placer, el también se iba a dormir, habiendo recibido ya las migajas -recogidas del suelo de su impunidad- de ese deseo que jamás sería suyo, pero la imagen desnuda, hermosa joven y potente, por un instante en su vieja lívido, lo hacía realidad.

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