miércoles, 28 de marzo de 2012

CHAT



Fueron días hermosos, se conocieron por internet y sus mensajes en el Chat, empezaron como simple amistad, intercambio de las pequeñas cosas comunes, pero poco a poco, para Vicky, estos mensajes se fueron transformando, en una diaria necesidad, en una compañía que la hacia feliz, el simple texto, le permitía terminar con su soledad, darse cuenta de que hay vida, mucho mas allá de nuestros miedos, que podemos romper con las trabas, de nuestra propia inseguridad.  ¡Sí! Marcelo y no otro, a través de la pantalla de la compu, la había cambiado, hoy era otra mujer, alegre, ansiosa, decidida a vivir, recobrando la estima que hacia tiempo perdiera.Volver atrás, recordar su pasado, ¿Para que? Siempre los desengaños y sus miedos, se abalanzaron sobre ella, destrozándole el corazón, pero ahora, una nueva realidad estaba presente. En esa semipenumbra de su cuarto, Marcelo, en la pantalla cruzada de renglones y brillantes luces, escribió, te amo. Lo que ayer comenzara, como un encuentro casual, en el infinito mundo de internet, se fue convirtiendo de simples textos de banalidades, en fervorosas palabras de amor, si, fue Marcelo y su texto breve y acotado, el que dijo, Vicky ¡Te amo! Nunca creyó que las palabras entre ambos, remotas y distantes, hubieran juntas explotado, en un sentimiento que los uniera, sin haberse visto, sin tocar sus cuerpos, pero imaginando como eran, mirando en ese cuadro de la mujer desnuda, todo el amor, la piedad y la locura que los envuelve, que los aproxima. Se le ocurría el teclado, un pequeño corazón, dividido en muchas celdas, cada letra es una, el conjunto de todas, un mundo de felicidad.
¡Si! Estaba feliz, Marcelo la amaba, un hombre requería de ella, un cuerpo, su cuerpo, seria mirado, deseado, besado. Que hermoso, el sol que entraba en su habitación parecía nuevo, diferente, su alegría no tenía nada que envidiarle, a esa explosión de luz y tibieza. Vio la pantalla, ahora neutra, opaca y fría, como un ser indiferente, ajena a todas las sensaciones que trasmite. Es increíble pensó, ese aparato sobre el mueble, esperando que le de vida, con un golpe de maus, ya que apagado la aleja de su amor, sin el prendido, Marcelo no existe, dentro de esa caja, de ese mundo ignoto y cerrado, están los dos. Es el lugar, donde sus palabras se buscan y retuercen, convertidas en texto de amor y de delirio. Se sentía algo excitada, porque no ansiosa, hoy, precisamente hoy, era el día en que iban a arreglar un encuentro, por fin se conocerían, dejarían de ser palabras, de ser sombras de las cosas, para convertirse en seres reales, de carne y hueso. La mesita de un bar, frente a frente, sus rodillas tocando las de el, sus manos entrelazadas, los ojos, esas puertas del alma, fijos en la ardiente pasión que los envolvía. Miro el reloj, el tiempo volaba, las siete de la tarde, llegaba el momento de conectarse, de ir a Marcelo en busca del amor. Nerviosa tomo el maus y prendió la compu, tildo el icono y entro en el Chat, busco a Marcelo, era en el momento oportuno, Marcelo respondió a su mensaje, también el la estaba buscando, en el universo interactivo.

--¿Marcelo?
--Sí Vicky
--Amor, ¿Cuando y donde nos vemos?  Ha llegado el gran momento para nosotros.
--Sí, amor, si, estuve pensando que antes de encontrarnos, Vicky, debía decirte algo, que creo, será muy importante para nuestro futuro.
--Sí, Marcelo amor, ¿Que tenes que decirme?  ¡Habla!
--Soy mujer.





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