viernes, 16 de marzo de 2012

EL TIPO QUE ESPERO



Lo estoy esperando, sentado en este bar, justo en la mesa que da sobre la vidriera, así de esa manera veo todo, la calle y el interior del boliche, la gente de afuera y la de adentro, se que vendrá, estoy seguro de eso, porque el tipo es un rutinario, siempre apegado a los mismos gustos, este boliche y los brazos de Amelia, aquí se pasa horas y sino se va y se a cuesta con ella, un vago, un tipo sin importancia, un cualquiera, alguien que vive como dicen por ahí, porque el aire es gratis y viene a este boliche, donde con un cortado, se queda la tarde entera, o sino, va a lo de esa loca, sola y fea como un cuco. En la casa de ella, allí podría vivir si quisiera, pero no, prefiere deambular de un lugar a otro, sin que ninguno sepa dónde va, al final cuando anochece, más que eso, cuando es muy tarde ya y nadie asoma la cara por la puerta él, vuelve a lo de Amelia, al otro día apenas brilla el sol, cuando el bullicio de la calle da sus primeros pasos, entonces, se levanta abre la puerta y sale, empieza a caminar por todo el barrio, aparece y desaparece, está aquí, de pronto allá, ni siquiera habla con la gente, solo camina y piensa, eso da la sensación que no existiera, que fuera un fantasma de la ciudad donde habita y aquí estoy yo, esperándolo ¿Para qué debo esperar yo a un tipo sin importancia alguna? Es la voz de mi jefe, la que me lo explica. ¡Lo tenes que matar! Porque de gil no tiene nada, sus paseos por el barrio, no son sin sentido ¡Loco! El muy gil, el aparentemente pelotudo total, vende falopa, droga y metió la pata, como todo boludo, se quiso pasar de vivo y aquellos, no toleran nada, le bajaron el pulgar, ¡Anda mátalo! Me dijo él, mi jefe, espéralo en el bar donde va siempre, un solo tiro y te la tomas, nadie te conoce ahí, laburo fácil y sin problemas y aquí estoy, esperando, deseando que llegue, ¿Porque la espera se me hizo larga y el boludo no viene? ¿Se abra avivado de que lo espero? ¿Le habrán dicho? No creo, no lo veo con las luces necesarias para eso, mejor llamo al jefe y veo lo que hago, ya no creo que venga, paso mucho tiempo, le habrán avisado. Hola jefe, no viene, estoy harto de esperarlo, ¿Qué hago? Anda a lo de Amelia, mata a los dos si es necesario. Me levante y pague al mozo, algunos parroquianos después dirán a la cana, se levanto como siempre, pero es una cuestión de tiempo verbal que no interesa, como digo, me levante y recorrí el camino que tantas veces hice, del boliche a la casa de Amelia llegue y ella, estaba preparando la cena, como todos los días, la miré, le tome la nuca y  cariñosamente le dije. Hable de nuevo con el jefe, él me estuvo dando órdenes toda la tarde, ella me miro con lo único que tenía lindo, sus ojos, ¡Otra vez con lo mismo José! ¿Ahora que te dijo? Que debía matarlo, ¡Pero José! ¡Terminala con eso! A los dos si fuera necesario, ¿Estas loco José? De pronto sonó un tiro y Amelia cayó muerta, él, solo en la habitación se le quedo mirando, de nuevo creyó oír  la vos que le decía ¡Debes matarlo! Al jefe hay que cumplirle sino se chiva, giro su revolver mecánicamente, lo apoyo en su cabeza y disparo un tiro, mientras caía muerto, imaginó que el tipo que espero había llegado.








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